A través de la presentación que hace Flora Lujan de sus obras en Jas
salas del Museo Nacional, va a ser posible observar el desarro-JJs~
artístico de esta pintora. Es probable que debido al importante número
de cuadros colocados, Flora Lujan nos muestre allí y con sinceridad, el
fondo de su concepto pictórico, la base do sus posibi-bilidades técnicas
y hasta cierto punto, el camino que piensa se-guir.-
No creemos1, como se afirma en el texta qtie acompaña su catálogo, que
se pueda hacer arte sin otra preocupación que de producir aríe. Tampoco
acordamos tarjeta blanca a un artista frente a la crítica, sobre todo si
éste se Incluye, por su manera de expresarse, por lejos que sea, en una
es-
cuela ya definida y estudiada. El artista es un mensajero y tiene la
obligación de hacer un aporte, de cualquier magnitud y alcance, al
círculo que lo rodea. Tiene que abrir los ojos frente a la crítica,
pues, si como en el caso de Flora Lujan, no está experimentando en un
campo nuevo y entonces padeciendo normas, no puede ignorar, sin
perjudicarse a sí mismo, recomendaciones o advertencias basat-das en
hechos obvios comprobados a lo largo de lo que llamaremos para más
facilidad, post-impre-sionismo.-
Hay peligros evidentes en la for nía de pintar de Flora Lujan, como
puede haber igualmente su gestiones fructuosas. Le agradecemos la
oportunidad que nos da, por medio de la variedad de su ex posición, de
poder distinguir con acierto, lo interesante de lo que no lo es, y lo
bueno de lo malo.-Lo apreciamos porque nos permite juzgar su obra con
más facilidad, pero no le aconsejamos, en el porvenir, resistir a lo que
unos llaman vanidad y nosotros conciencia, y proceder con la máxima y
verdadera sinceridad, a una selección severa de sus obras. De lo
contrario, las obras deíicientes —y las hay siempre hasta conseguir (y
allí está e,Í verdadero problema) la plena caridad de su a-ventura—
podrían inducir a la creencia de que los defectos sobrepasan el valor de
los progresos, i
Por el momento, el público está en la posibilidad de ver a los primeros
y de imaginar qué serán los segundos. También puede con cier ta
tranquilidad, confiar en las o-bras presentes, relativamente numerosas,
que demuestran calidad e hicieran la prueba del buen gus ta de sus
adquirentes,
La mejor fuente' de inspiración de Flora Lujan es, sin duda, e] mar.
Realizó allí sus mejores cua dros. Que sean el "Mar Azul', el "Mar
Gris", los "Zopilotes" o - -"Puntarenas", todos estos cuadros concilian,
en ellos y entre ellos, un saludable equilibrio de la com del colorido
con una
Pasado el peligro de un verde un poco duro, quedan los azules, los
grises, los negros y siena amarillentos en una muy fuerte escala de
valores. Las pinceladas "es pontáneas" (se usó tanto esta pa-. labra
acerca de Flora Lujan, que no se puede escribir sin algo de sonrisa y a
pesar de la verdadera aplicación que le damos aquí) q' destacan ciertos
detalles, como por ejemplo la línea del horizonte del mar o la silueta
de una construc-ción^oB de un evidente valor artístico y dan este
pequeño choque en que insistimos y que nos ayu-, ¡ da a reconocer
sinceramente, don-, de "está" lo bueno. Sería muy lar go entrar en
detalles en el presente texto. Se podrá hacer poco a poco en el curso de
futuras críticas donde concentraremos núes tra atención sobre obras más
defi- ¡
nidas. Sin embargo, se pueda igualmente felicitar a Flora Lujan, en
cuanto a otras series de sus cuadro o sean, de sus acuarelas relativas a
vistas de montañas y pueblos. Entre ellas: "Montañas", "Tegucigalpa" y
"San Rafael da Tres Ríos" son las más acertadas.
Con excepción de unas "Caberas de Muchachos", seguimos pea sando que en
la representación da figuras y cuerpos, Flora Lujan no tiene bastante
dominio de su dibujo y que, aunque sobresalgan sus intenciones de
caracterizar ciertas expresiones, el resultada es falta de fuerza y de
vida y desenmascara inmediatamente una pintura muy femenina sin que
logremos definir si está bien o mal, esta propiedad.
Evidentemente estamos pasando por alto otras obras dignas de men» ción
pero queremos ahora llamar la atención sobre algunos núrna ros que
sorprenden por su mediocridad y, a veces, cosa más grave, sobre unos
cuadros de indiscutibla tipo cromo. Son los Nos. 35 "Por* ton", 32, 24,
25 y 6, todos de co-, loridos crudos, mal contrastados. No llegamos a
entender cómo y por qué Flora Lujan quiso exponerlos y rebajar así la
calidad da su manifestación. No hay nada que decir acerca de ellos sino
que esperamos que coincidan con un período de principios o de ensayos de
la artista que hace ya tiempo que olvidó cómo pintar de esta modo. Ya
dijimos que para nosotros el hecho no demuestra valor ninguno y
esperamos en su próxima exposición ver a Flora Lujan dar la prueba de su
constancia en el trabajo y de sus esfuerzos hacia un mejor conocimiento
del dibujo, pues en el camino qua la vemos, hay que servirle. Acon-sejarémosle
más sencillez en sul temas, menos detalles en los acce-t sorios cuidar
muchísimo los verdes, e irse a Puntarenas cuando vuelva el sol, a pintar
y más pintar, como ella nos dijo que deseaba hacerlo. Buena suerte...
No sabemos si realmente hay que ver en la exposición del Musco Nacional
la primera manifestación de la Asociación de Pintores y Escultores como
lo deja entender el catálogo, pues no hemos vuelto a saber de ninguna
reunión pública de sus miembros ni de sus de* seos de desarrollarse en
una forma más amplia. De todos modos, estamos en Costa Rica, hay más
tiempo que vida y la presentación de Flora Lujan fue hecha con habilidad
y buena organización, ma reciendo unas justificadas felicita ciones.
Creemos que algo de polémica caliente obliga a los eventos a definirse
con más acierto y concretamente estamos contentos de haber asistido por
fin, a un acto intelectual a lo cual cooperaron personalidades
generalmente demasiado alejadas una de otra y di gámoslo as!, un poco
perezosas.
J. M.
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