6/ANCORA, DOMINGO 20 DE MARZO DE 2001

LA NACION

Arte                   DIEGO JIMÉNEZ FONSECA [email protected] 06:42 A.M. 19/03/2011

VALIENTES TRANSPARENCIAS
Como el vidrio mismo, el mensaje de Maricel Alvarado Orozco (1954) posee la cualidad de la transparencia. Basta detenerse brevemente frente a cada obra, para apreciar el recado urgente que sale de esos colores vivos que la luz traspasa.


de la serie Árbol de la vida.
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Tras esa agradable coincidencia, surge también una contradicción que solo el arte permite: sobre la fragilidad del vidrio, Maricel Alvarado ha estampado la ardua lucha que las mujeres emprenden a diario. “En estas obras deseo reflejar a la mujer callada y hablar por ellas: por las que sufren, las marginadas, las agredidas”, explica Alvarado.

En la Galería Nacional (Museo de los Niños), la artista exhibe Entre verdades y delirios, 19 obras de vidrio, elaboradas mediante diversas técnicas, que podrán observarse hasta el martes 29 de marzo.

Cada obra se gestó a partir de una historia. “Espero que estas piezas transmitan un mensaje muy claro al espectador. Me ha sucedido que algunas personas me dicen lo que sienten al ver estas obras, y lo que me confiesan es lo que yo quiero expresar”, revela Maricel.

Siempre el arte. La labor artística de Maricel Alvarado se inició a los once años, aunque el interés la inquietaba desde muy pequeña. A los cinco años, su mayor afición era ir a la casa de su tío, Francisco Alvarado Abella, y verlo pintar. Con él, la artista recibió las primeras clases de dibujo y pintura.

Años después, Alvarado cursó talleres libres de pintura con artistas nacionales y extranjeros, como Mayra Sancho, Aldo Canale, Caterina Fuscaldo y Tomás Málek.

La artista emplea el vidrio desde hace seis años, atraída por las transparencias y los efectos cromáticos. “Al principio me daba miedo trabajarlo, pero luego de conocerlo me enamoré de este material. Aún pinto y dibujo, pero el setenta y cinco por ciento de mi labor está dedicada al vidrio”, comenta.

El taller donde trabaja ese material se ubica en su casa: un espacio grande, con una mesa para cortar, otra para pintar con polvo de vidrio, y hornos y maquinaria para pulir.

Cada una de las 19 obras de esta exposición lleva tras de sí un trabajo prolongado y cuidadoso.

Como ejemplo, ilustremos el proceso de elaboración de A partir de mí. Esta pieza se hizo con 28 kilos de vidrio y requirió 12 horneadas de 24 horas cada una. La obra consta de un autorretrato rodeado de frases. “A partir de mí significa que el cambio que me propongo debe partir de mí misma”, indica Maricel.

El grosor de la pieza es de 5,5 centímetros y representa el peso de la vida. Sin embargo, esta monumentalidad cede ante la abertura circular hecha en medio de la obra, que simboliza precisamente la posibilidad que siempre hay de encontrar un lugar de escape.

Maricel Alvarado primero creó el autorretrato y luego las palabras que figuran. Luego colocó poco a poco vidrios diminutos, que conforman líneas como pequeñas cicatrices. El aspecto final de la pieza evoca un bloque de hielo.

Niña y mujer. Desde hace varios años, Maricel se orienta al tema de la mujer. “Comencé a trabajarlo desde que logré dedicarme de forma profesional al arte. He trabajado este tema con acrílicos, pastel, óleo y escultura, y ahora con vidrio”, recuerda Alvarado.

En la serie de obras Árbol de la vida, la artista conjuga la figura femenina con el árbol, símbolo de fortaleza y porvenir.

En Niña, el árbol ofrece un follaje rojo, que representa la pasión y el esfuerzo ejecutado por la pequeña para alcanzar sus metas.

A diferencia de Niña, en Ceibo aparece una mujer madura conformada por tonos grises. La obra lleva inclusiones de metal y polvos de vidrio. Maricel empleó el ceibo como motivo debido a su imagen de fortaleza.

Una de las técnicas más empleadas en las obras es la de pintar con polvos de vidrio. La creadora precisa el uso de este método: “Esparzo el polvo –los hay de distintos colores– encima de una capa de vidrio, dándole el tono y la forma deseada. Luego, a manera de emparedado, coloco encima otra capa de vidrio”.

Cada capa debe ser horneada a 815 grados Celsius durante 24 horas. La labor es muy cuidadosa pues se debe medir muy bien la cantidad de polvo: ni mucho que quite la transparencia, ni poco que no se note el color.

Maricel acaba de aprender otra técnica y la ha puesto en práctica en estas obras. Muy empleada en Venecia, consiste en adherir una lámina de oro al vidrio, sobre la cual se pueden crear grabados.

En Como si fuera un espejo, Alvarado utiliza esa técnica. La pieza representa a las mujeres que no quieren ver su realidad, pero que, a pesar de ello son mujeres fuertes; por esto, en la composición, de nuevo figura la imagen del árbol.

Estas 19 obras tienen algo en común: por uno de sus lados ingresa, decidido, un rayo de luz, que luego se marcha apaciguado.

De la misma forma, el espectador atiende el llamado de estas figuras de vivos colores y abandona la galería con ánimo reflexivo, como también reflexiona –se refleja– la luz.


http://www.nacion.com/2011-03-20/Ancora/NotasDestacadas/Ancora2714344.aspx

 Transparencia, textura y color►