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CABALLEROS DEL SANTO SEPULCRO
150 AÑOS DE TRADICIÓN

   
MYNOR ESQUIVEL    
 

“La devoción mariana de la Dolorosa se remonta al año 1233, cuando la Virgen María se apareció a siete jóvenes reunidos en la capilla de los Laudantes de Florencia. Este mismo año el obispo de la ciudad les impuso un hábito de penitentes como signo de la vida caritativa y austera de esta orden, que sería aprobada por Inocencio IV; ellos tomaron el nombre de Siervos de la Bienaventurada Virgen María y difundieron la devoción a la Dolorosa desde Europa hasta América. (Santiago Sebastián, 1990). La cita bíblica hala de una espada que atravesará el corazón de María. Pero esta orden propuso siete dagas por su valor simbólico la cual es acogida por la liturgia católica, en el siglo XV en la celebración del Viernes de Pasión luego será Benedicto III en 1727 quién fijó la festividad de los Siete Dolores de Marías. Lo corriente es que aparezca María de rodillas al pie de la Cruz, pero es interpretada como lo hizo Pedro de Mena con la Profesa, y Cristóbal de Villalpanda la interpretó con la espada en el pecho y los siete arcángeles a su alrededor.La Iglesia Católica por siempre ha venerado, con singular cariño, los siete dolores de la virgen que a continuación se detalla:
 

 La profecía de Simeón en la presentación del Niño Jesús

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Oh Mater : por el dolor que sentiste cuando Simeón te anunció que una espada de dolor atravesaría tu alma, por los

sufrimientos de Jesús, y que ya en cierto modo te manifestó que tu participación en nuestra redención como corredentora sería a base de dolor; te acompañamos en este dolor. Y, por los méritos del mismo, haz que seamos dignos hijos tuyos y sepamos imitar tus virtudes. “ Este niño será causa de división: De salvación para unos y de perdición para otros, y por causa de El una espada de dolor atravesará tu corazón oh María” (San Lucas 2, 34). Desde entonces Nuestra Madre supo que su hijo sería perseguido y que a ella le esperaban grandes penas a causa de su hijo. Porque, como dice San Pablo “Todo el que quiere vivir como lo manda Dios, sufrirá persecuciones”.
Dios te salve, María,

La huida a Egipto con Jesús y José.

 

Por el dolor que sentiste cuando tuviste que huir precipitadamente tan lejos, pasando grandes penalidades, sobre todo al ser tu Hijo tan pequeño; al poco de nacer, ya era perseguido de muerte el que precisamente había venido a traernos vida eterna; te acompañamos en este dolor . . . Y, por los méritos del mismo, haz que sepamos huir siempre de las tentaciones del demonio. Dios te salve, María,…

 

 


La pérdida de Jesús en el Templo.

 

Por las lágrimas que derramaste y el dolor que sentiste al perder a tu Hijo; tres días buscándolo angustiada; pensarías qué le habría podido ocurrir en una edad en que todavía dependía de tu cuidado y de San José; te acompañamos en este dolor . . . Y, por los méritos del mismo, haz que los jóvenes no se pierdan por malos caminos. Dios te salve, María,…


El encuentro de Jesús con la cruz a cuestas

 

Por las lágrimas que derramaste y el dolor que sentiste al ver a tu Hijo cargado con la cruz, como cargado con nuestras culpas, llevando el instrumento de su propio suplicio de muerte; Él, que era creador de la vida, aceptó por nosotros sufrir este desprecio tangrande de ser condenado a muerte y precisamente muerte de cruz, después de haber sido azotado como si fuera un malhechor y, siendo verdadero Rey de reyes, coronado de espinas; ni la mejor corona del mundo hubiera sido suficiente para honrarle y ceñírsela en su frente; en cambio, le dieron lo peor del mundo clavándole las espinas en la frente y, aunque le ocasionarían un gran dolor físico, aún mayor sería el dolor espiritual por ser una burla y una humillación tan grande; sufrió y se humilló hasta lo indecible, para levantarnos a nosotros del pecado; te acompañamos en este dolor . . . Y, por los méritos del mismo, haz que seamos dignos vasallos de tan gran Rey y sepamos ser humildes como Él lo fue. Dios te salve, María,…
 

La crucifixión y agonía de Jesús

 

Por las lágrimas que derramaste y el dolor que sentiste al ver la crueldad de clavar los clavos en las manos y pies de tu amadísimo Hijo, y luego al verle agonizando en la cruz; para darnos vida a nosotros, llevó su pasión hasta la muerte, y éste era el momento cumbre de su pasión; Tú misma también te sentirías morir de dolor en aquel momento; te acompañamos en este dolor. Y, por los méritos del mismo, no permitas que jamás muramos por el pecado y haz que podamos recibir los frutos de la redención. Dios te salve, María ...


La lanzada y el recibir en brazos a Jesús ya muerto.


Virgen María por las lágrimas que derramaste y el dolor que sentiste al ver la lanzada que dieron en el corazón de tu Hijo; sentirías como si la hubieran dado en tu propio corazón; el Corazón Divino, símbolo del gran amor que Jesús tuvo ya no solamente a Ti como Madre, sino también a nosotros por quienes dio la vida; y Tú, que habías tenido en tus brazos a tu Hijo sonriente y lleno de bondad, ahora te lo devolvían muerto, víctima de la maldad de algunos hombres y también víctima de nuestros pecados; te acompañamos en este dolor . . . Y, por los méritos del mismo, haz que sepamos amar a Jesús como El nos amó. Dios te salve, María,…
 

El entierro de Jesús y la soledad de María.

 

Régina Mártyrum: por las lágrimas que derramaste y el dolor que sentiste al enterrar a tu Hijo; El, que era creador, dueño y señor de todo el universo, era enterrado en tierra; llevó su humillación hasta el último momento; y aunque Tú supieras que al tercer día resucitaría, el trance de la muerte era real; te quitaron a Jesús por la muerte más injusta que se haya podido dar en todo el mundo en todos los siglos; siendo la suprema inocencia y la bondad infinita, fue torturado y muerto con la muerte más ignominiosa; tan caro pagó nuestro rescate por nuestros pecados; y Tú, Madre nuestra adoptiva y corredentora, le acompañaste en todos sus sufrimientos: y ahora te quedaste sola, llena de aflicción; te acompañamos en este dolor . . . Y, por los méritos del mismo, concédenos a cada uno de nosotros la gracia particular que te pedimos…Dios te salve, Maria,…Gloria al Padre . (Textos cortesía Francesco Di Palma Hernández)
Es una obra de alta belleza estética. Su altura es de 165 centímetros. Talla de Manuel María Zúñiga.
Tiene un bello rostro tratado con esmero, muestra el dolor en su mirada – tiene ojos de vidrio- enclavada en lo alto. Es una obra de alto valor. Es policromada y de vestir.
Su traje es confeccionado por Luis Gerardo Ruiz, mientras que su resplandor es obra de Joyería del Valle, Cartago.
La misma fue adquirida en el periodo comprendido entre 1966-1970, lapso en que la Hermandad de Jesús Nazareno empezó a adquirir su propia imaginería.

         
 

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Revisado el: 13 de octubre de 2014 20:50:01 -0600.

 
 

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