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Domingo Ramos Araya |
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Biografía
Exposiciones:
Individuales
Colectivas
Premios
Obras
Comentario |
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Hoy amaneció frío,
pero el alma nos prodiga su calor.
Hoy amaneció oscuro, pero el corazón enciende las
velas del amor.
Hoy amaneció aperezado, pero los ideales agitan sus
alas y vuelan.
Hoy amaneció triste, pero amanecimos vivos y
esperanzados.
Hoy la mañana huele a cobija, a chocolate, a
chimenea y a fuego.
Hoy la mañana sabe a beso, a caricia, a ternura y
sobre todo,
a ti y a mi.
D. Ramos A.08/06/2013 |
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LA FE, EL AHORA Y LA
PALABRA
Domingo Ramos A.
02 de mayo, 2013
Hay circunstancias en la vida que nos dejan azorados
y sin fuerzas. Vivimos situaciones inesperadas que
casi siempre nos bajan el ánimo y nos adelgazan la
fe hasta los límites de la desesperación. Nos
sentimos impotentes y renegamos contra el destino y
contra el mundo entero, que no son culpables de
nuestro descontento o desgracia. Los problemas nos
arrebatan la alegría de vivir y nos dejamos invadir
de una tristeza insondable que nos deja el alma en
tinieblas. El corazón sufre y la luz del sol parece
no brillar para nosotros… Por lo general nos
sentimos decepcionados de una vida que hemos tratado
de resolver honesta y sabiamente. Nos ofuscamos y no
pocas veces le reclamamos al Padre Celestial nuestra
suerte, alegando que no merecemos sufrir lo que
consideramos injusto.
Cuando nos duele el corazón, la vida pareciera no
tener sentido e invadidos por la depresión, nos
echamos a morir dejándole a la adversidad todas la
puertas abiertas. El problema que nos aqueja toma
fuerza ante la debilidad y pocas cosas nos ayudan a
despertar o mirar la vida como algo hermoso, como un
regalo de Dios y no como un castigo. Nos hundimos en
el pesar y empezamos a caer en un pozo oscuro y
profundo. “Si yo he seguido tus mandatos –
reclamamos a Dios- por qué me mandas este castigo y,
a muchos que conozco, les deparas una vida serena y
de abundancia, no obstante sus muchos delitos y
pecados. Pero lo que pasa es que siempre las
queremos maduras y peladitas… Y, por otra parte, no
siempre estamos dispuestos a reconocer que mucho de
lo que nos pasa, es fruto de nuestros equívocos,
nuestra terquedad y manera de actuar... Siempre
creemos tener la razón y hacemos muy poco para
superarnos.
Todo llega y todo pasa, de acuerdo a los tiempos de
Dios y según sus parámetros de justicia y amor.
“Pero no hay noche, por más larga que esta sea, que
no encuentre al fin su día”- como decía Shakespeare.
No falta el amigo que te aconseje tener paciencia,
como si la paciencia, el estrés o la mala situación
económica, se pudieran evadir en un mundo donde las
diferencias sociales son cada día mayores y el
pobre, es siempre el que soporta los abusos de los
malos gobernantes que surgen bebiendo su sangre y
poniendo el pie sobre ellos. “Dios te está probando
y acuérdate que Dios no coloca sobre tu espalda,
madero que no puedas cargar” – replican otros.
“Ningún mal dura cien años ni hay cuerpo que lo
resista – comentarán algunos. Pero qué fácil resulta
decir lo siento, eso no es nada, todo va a salir
bien, usted es fuerte, cuando el que sangra es otro…
Hay cosas muy difíciles pero no imposibles. Primero
hay que tener la certeza de que nuestro Padre Dios
nos mandó a esta vida a ser felices. Pero esa
felicidad no siempre llega sin esfuerzo ni
perseverancia personal. La felicidad es caprichosa y
particular. Muchos no viven bien por tener demasiado
y otros sufren por tener muy poco y entonces la
balanza de la justicia parece cargarse del otro
lado. Y volvemos a reclamar a Dios el por qué si
todos somos sus hijos la adversidad parece caernos
desde el cielo. ¿Por qué a mí, Dios, por qué? Y Dios
parece no escuchar… Casi siempre nos falta el poder
de la aceptación y el discernimiento de que las
cosas feas no son mandadas por Dios para
castigarnos. La vida tiene altos y bajos. La
existencia es como un río, a veces se detiene en
algún recodo y a veces se desploma en los cortantes
riscos del acantilado. Pero tarde o temprano
encontrará su mar donde el todo se fusiona. El éxito
siempre es un ideal de cada uno, porque aunque nos
movemos entre hechos similares y en un mismo mundo,
todos traemos una misión y una tarea de acuerdo a
cada uno.
La adversidad enceguece y lastima. La mayoría de las
cosas se dan sin el ánimo de causarnos mal y menos
como castigo o premio a una vida que poco conocemos
y poco analizamos. Pero todo tiene un por qué y un
para qué… El por qué nos encamina por el sendero de
la no aceptación, a la desesperación y la locura. El
“para qué?’ nos plantea una búsqueda de la verdad,
la solución y la sanidad. Pero atolondrados por un
sentimiento trágico de la vida como diría Unamuno,
arrollamos las alas de la fe y la esperanza y caemos
en un pozo sin fondo, porque ignoramos que toda
situación, con esfuerzo personal y mucha FE, tiene
solución. Las soluciones no siempre llegan tan
rápido como deseamos, y no siempre se limitan a un
simple ejercicio para cambiar la suerte que parece
conspirar contra nosotros. Pero todo problema tiene
solución y a veces, no es borrar la causa, sino
crecer con ella. Porque evolucionar es lo único que
permite crecer y lograr el temple de revocar el
obstáculo, que muchas veces es fruto de nuestras
propias decisiones…
Cuando la fe se muere, el corazón llora y el alma
gime. La vanidad nos atormenta y los orgullos nos
ofrecen sus carruajes hacia el acantilado del
derrotismo. Pero entre muchas fallas que tiene
nuestra educación esta la de no enseñarnos a
reconocer nuestros propios errores, la de rechazar
los problemas en vez de enfrentarlos con
inteligencia y transformarlos en escalera para el
crecimiento espiritual. Muchas veces pensamos que
sólo los pobres tienen problemas y hasta envidiamos
a quienes tienen grandes fortunas económicas y de la
boca para afuera, parecieran tener todo resuelto.
Desde luego porque nos han “educado” para dejarnos
arrastrar hacia el consumismo carnicero. Pero hay
pobres de dinero que viven bien y luchan por mejorar
con lo poco que poseen porque saben que la vida no
es una tómbola donde adquirir las riquezas
terrenales son el cielo. Cielo que muy pocas
personas saben construir con esperanza y decisión…
Porque lo esencial nunca será un bien material.
Conozco personas que viven en el campo y cultivan lo
necesario para vivir de una manera frugal y sólo con
las aspiraciones de lo posible. Y siempre que llamo
y me pregunto cómo les va, me contestan con una
alegría genuina: “!demasiado bien! Y claro, intuyen
que el poder de la palabra es infinito y que cuando
hablamos vamos “decretando”, es decir, planteando y
construyendo con el poder de la palabra, nuestro
propio paraíso o nuestro laberinto. No olvidemos que
a excepción del hombre y la mujer, que fueron
modelados por Dios, el Universo y su ordenamiento se
hizo a través de la palabra:
“HÁGASE”. Olvidamos que la FE absoluta: del poder
Divino, está en nosotros, como hijos que somos del
Gran Padre”
Queremos ser felices a la fuerza y con la mayor
rapidez. Pretendemos que ante cada duda o problema,
Dios baje, nos abrace, nos cante una canción de cuna
y que al abrir los ojos, el mundo esté pintado según
nuestros deseos y colores. Pero no siempre los
tiempos de Dios son los de nosotros. Creemos saber
lo que deseamos, pero sólo Dios sabe lo que nos
conviene. Dios nos dotó de voluntad y poder de
discernimiento; nos dio un corazón como radar
mientras giramos rumbo a la luz. Nos regaló un
cuerpo como vehículo para ese espíritu: esa alma
inmortal que somos y nos distingue de otros seres
vivos. Pero debemos aprender a utilizar el poder de
la PALABRA y sobre todo de la FE y el “HACER”.
Debemos aprender a vivir cada día según sus propios
afanes, a poseer cada momento, con la paz y la magia
del “ahora”. A vivir un día a la vez.
Hay que ser positivo y tener fe de que todo se
arregla. Pero la fortuna a veces hay que salir a
buscarla… Recuerdo un día de los que viví en Italia
durante mis estudios de Historia del Arte en la
Universidad de Roma. Era un viernes de fin de mes y
no me había llegado la beca. Debería esperarme hasta
el lunes. Metí la mano en el bolsillo y encontré
setecientas liras, equivalentes a siete colones de
aquel tiempo. No me alcanzaba para una cena… Pero
decidí salir e irme a despejar. Me fui al Cine Tibur
que estaba a dos cuadras; si no podía llenar mi
estómago, llenaría mi espíritu. La película era del
oeste y al final, todo el dinero por el que habían
perdido la vida muchas personas en el film, se vio
volar por los aires cuando una bomba estalló el tren
donde pensaban escapar los bandidos. Miles y miles
de dólares volaron al viento, ¡qué pecado!. Era
temprano para ir a dormir sin plata y con hambre.
Entonces para hacer tiempo, decidí dar un rodeo,
pensando cómo podría sobrevivir hasta el lunes. Ah
-me dije- Dios sabrá!. De pronto en plena calle me
encontré un billete de cincuenta dólares (una cuarta
parte de mi beca). Corrí hasta la estación de trenes
donde me podrían cambiar… Esa noche me di un
banquete. Y reflexioné sobre el vivir un día a la
vez, el tener fe y armarse de una actitud positiva.
El tener la certeza de que Dios siempre nos tiende
una mano cuando conoce nuestras preocupaciones y le
invocamos con fe y convicción.
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FELICIDAD Y
EGOISMO
Domingo Ramos A.
Abril, 2013
Pareciera que Dios creó al hombre y la mujer para
que fueran eternamente felices en el Paraíso… Les
dotó de una vida y les regaló los sentidos a manera
de brújulas, para que se guiaran en aquel mundo
fantástico, donde muchas cosas no tenían dueño y
carecían de nombre. Les donó un par de piernas para
caminar, dos brazos fuertes para abrazar, dos ojos
para ver las maravillas edénicas, dos oídos para
escuchar el cantar de los pajarillos, la poesía del
viento y las flautas angelicales. Les prodigó una
boca para fabricar besos, comunicarse y comer las
delicias paradisíacas. Les regaló una nariz para
detectar los peligros y los aromas de las cosas y un
tacto para tocar y reconocer los objetos por su
textura… A todo eso le agregó muchas virtudes como
la sabiduría, el poder de asombro y la inteligencia
para discernir entre lo bueno y lo malo, lo correcto
y lo incorrecto. Como buen padre, les regaló un
jardín lleno de flores y frutos donde podían habitar
sin trabajar, (como hijos de papi). Pero como si
fuera poco, les dio plena libertad de ir y vivir en
aquel jardín bendito.
Quizá al Gran Padre Bueno se le fue la mano y les
dio demasiadas cosas para disfrutar una vida ociosa,
dedicada a la contemplación… Pero al poco rato de
estar gozando, Adán y Eva se dan cuenta de que no
podían seguir como diputados, comiendo y bebiendo a
costilla del pueblo, sin hacer nada. No faltó en
aquel Paraíso bendito una desgraciada serpiente que,
al igual que los políticos de aquí, los engañara con
su lengua bífida y su acostumbrada demagogia, cada
cuatro años. Adán y Eva intuían que la felicidad es
una miel que se debe alternar con otros sabores pues
a veces lo eterno resulta cansino y la cotidianidad
termina por aburrir. Sentían deseos de hacer algo
propio pues aquella vida ociosa no les sentaba del
todo bien; no eran ticos. Empezaron a caminar y
llegaron al árbol del bien y del mal…
El Gran Dios les había advertido que no podían comer
de aquel fruto, motivo por el cual se sintieron
llenos de curiosidad, sin saber que la curiosidad
casi siempre mata al gato… Adán se tiró al suelo y
se durmió, pero Eva, con el sexto sentido que suelen
tener las mujeres, se acercó al frondoso árbol
encantado… Le habría gustado subir, tomar una fruta
y pegarle una mordida… Pero posesionada de aquellos
frutos prohibidos, estaba una serpiente (nadie ha
revelado su género) que, ni lerda ni perezosa, sin
mucho esfuerzo, convenció a Eva para que mordiera
uno de los frutos que le alcanzó. Serán tan grandes
como el Gran Rey Celestial, argumentó…
La astuta culebra le decía a Eva que nada le iba a
pasar y que todo sería “transparente” (como la
“piñata” de cierta trocha) Nadie se enteraría ya que
Dios no estaba por ahí, ni se veían moros en la
costa. Lo que no sabían es que el gran Creador, les
miraba a través de sus cámaras ocultas, no para
multarlos por exceso de velocidad, ni financiar
ningún ministerio, sino para corroborar si eran
fieles, obedientes y sobre todo felices… Adán dormía
la siesta y Eva se comió el cuento y se dejó engañar
ingenuamente
Adán fue convencido por Eva, quien de pronto
apareció desnuda de toda gracia, diciéndole que nada
malo les sucedería si comían de “aquello”. Adán cayó
en la trampa… El resto de la historia es conocido.
Dios los juzgó, los encontró culpables y, en vez de
tenerlos en prisión preventiva que tan cara sale,
los expulsó del Paraíso por desobedientes y por no
demostrar ni “firmeza ni honestidad”. Dichosamente
no tenían Sala Cuarta para poner un recurso de
amparo contra Dios… Salieron del paraíso con el rabo
entre las piernas y tras ellos se fueron la mayoría
de animales, nadie sabe porqué, ya que ellos no
habían pecado… La serpiente fue condenada, por
mentirosa e intrigante, a pasar el resto de los
siglos arrastrándose, como hace tanta gente por
adquirir poder y riquezas materiales. A los
transgresores los condenó a marcharse de inmediato y
a ganarse el pan con el sudor de la frente y a parir
hijos con dolor…
Adán y Eva, procrearon las siguientes generaciones,
donde destacaron Caín y Abel. Ellos decidieron ser
“pastores” y, aunque no llegaron a ocupar una curul
en ninguna Asamblea Legislativa, como hacen en Costa
Rica algunos atorrantes, lo cierto es que no les fue
mal porque tenían casa propia, no necesitaban
gasolina, ni agua, ni luz, ni impuestos municipales.
Don Abel era generoso, inteligente y trabajador y
por ende bendecido. Sus rebaños crecieron y
crecieron, no así los de su hermano Caín, quien
lleno de envidia lo atisbó y lo masacró a quijadazos,
como todo el mundo sabe…
La vida siguió tanto para la descendencia de Abel
como para la de Caín, que tuvo que cargar un Karma
funesto por el resto de los siglos, pues la avaricia
los condenó a ser pobres en medio a las riquezas
materiales… Fue entonces cuando Caín comprendió que
el obtener cosas de un modo deshonesto, no ayuda
mucho a vivir más o mejor. Lo mismo le ocurrió a
Judas cuando se vendió por treinta monedas, cuando
las tuvo en la mano, se le nubló el alma y terminó
ahorcándose. Algo similar le ocurrió al loco de
Hitler pues nunca entendió que el mundo es
suficientemente grande como para albergar a todos
los seres vivos, humanos o animales, sin necesidad
de matar a nadie. Aprendió que la felicidad
verdadera nunca puede lograrse mediante el dolor
ajeno.
Desde arriba, el Buen Dios Padre, les miraba en
silencio, seguro de que igual que se metían en
problemas, podrían salir de ellos; para eso les
había dotado de inteligencia y les había dado libre
albedrío…Pero más allá de esa historia milenaria, el
ser humano ha venido evolucionando y transformando
el mundo y la vida. Sabe que vino para ser feliz,
pero no a costilla de los más débiles. Nunca la
felicidad puede ser basada en la traición, el engaño
o el homicidio. Nunca la paz espiritual podrá llegar
a ningún corazón si para ello hay que hacer sufrir a
un semejante. Nunca la armonía vivirá en el alma de
nadie, si para ello hay que atropellar, herir o
abusar de otras personas. Todos somos hijos de Dios
y por ende merecemos respeto. La humanidad se ha
deshumanizado y el egoísmo ha crecido, esparciéndose
por todo el mundo, pues hierba mala nunca muere. Sin
duda alguna hemos adoptado la costumbre marina donde
el pez grande se come al más pequeño. Es triste
sentir que la humanidad que debería ser paradigma de
amor y solidaridad, vive una vida de avaricia y
glotonería.
Pero en mucha gente el deseo de surgir a toda costa,
los hace mancillar los principios y valores con tal
de sentirse dueño del mundo... Son muchos envidiosos
y por cosas insignificantes, terminan quitándole la
vida al hermano, al vecino o al amigo. Los seres
humanos se han llenado de prepotencias y avaricias.
Cada día, lejos de ser solidarios con sus
semejantes, los más fuertes luchan por ser más ricos
y poderosos, como si lo que administran en la tierra
se lo fueran a llevar al más allá. Y vino Cristo al
mundo a liberar a hombres y mujeres, pero la
inconciencia los hizo crucificarlo. Hoy día la gente
vive de frivolidades y consumismo… Si el vecino
compró un carro, yo debo comprar uno más valioso.
Pero no siempre se imitan las costumbres buenas que,
a pesar de ser tan escasas, todavía quedan algunas…
La esperanza sigue viva… Este mal momento que vive
la sociedad moderna, tendrá que tocar fondo para que
hombres y mujeres comprendan que todos somos de la
muerte y que este viaje a la tierra es demasiado
corto, para ser infeliz por lo que no se tiene. Hay
que aprender a vivir sin egoísmos, envidias o
avaricias pues son pésimos consejeros.
El mundo está enfermo, lleno de venganzas y
altanerías. La intriga florece en el pétreo corazón
de quienes se sienten dueños del mundo. Los hijos de
Caín siguen aplastando, humillando y despojando a
los descendientes del pobre Abel. Los gobernantes
roban a sus pueblos y declaran la guerra a otras
naciones. Las leyes que se inventaron para mantener
la vida en orden y armonía, se han parcializado a
favor de los ricos… Por eso lectores y lectoras, la
cordura nos llama a hacer el bien, ser solidarios,
honestos y respetuosos de la vida. Porque sólo con
una actitud positiva, inteligente y solidaria, el
mundo y la vida podrán ser paraísos de amor y paz...
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DELGADITAS DE CINTURA
Domingo Ramos A.
16/oct/2012
Leí recientemente (28 de setiembre) en La Prensa
Libre, que para el 2030 el 50% de los hombres y el
60% de las mujeres de América Latina, serán obesos…
De inmediato recordé las matronas romanas, cuya
exhuberancia daba fe de una vida llena de
prosperidad, certificando la excelente condición
económica del jefe de hogar y la familia. Recordé
además aquel anuncio donde un gordito bien vestido
decía que él había vendido de contado, mientras uno
flaco y mal vestido, acechado por la pobreza y las
ratas, había vendido fiado… Y vinieron a mi las
palabras de las abuelas que recomendaban comer
bastante para verse “alentados”, ya que la flacura
hacía lucir enfermizas a las personas… En todo caso,
¿a cuál campesino no le gustaba tener en casa a una
mujer bien “arrepollada” y “galana” que lo calentase
en invierno y le diera sombra en verano, como decía
una canción?
Mientras leía con preocupación el artículo del
periódico donde se mencionan algunos de los muchos y
graves problemas que produce la obesidad como las
enfermedades cardiacas, la hipertensión arterial, la
diabetes y los posibles derrames cerebrales, empecé
a tararear aquella canción del compositor nacional
Mario Chacón (1911-2002) llamada “Ticas Lindas” la
que, con su alegre ritmo dice: “Qué lindas que son
las ticas, delgaditas de cintura, con mucho amor en
el alma, ellas quieren de verdad”… Me hacía gracia
porque hoy, en un alto porcentaje, están bastante
“rellenitas” aquellas cinturitas de avispa, a pesar
de que la condición de tener una “cintura delgadita”
no sólo les confiere una belleza especial, sino que
les asegura un lugar en el altar del corazón de los
hombres costarricenses, pues más adelante la canción
dice: “Por eso son tan queridas, por eso son
adoradas, por eso no las cambiamos venerándolas más
y más”… Desde luego que al terminar esta parte de la
canción, casi instintivamente sacudí la cabeza como
si de repente entendiera tantas cosas…
En otras oportunidades me he referido a los malos
hábitos que ha adoptado nuestra sociedad y que
contribuyen a una mala salud y una apariencia menos
estética. Las encuestas atribuyen como principal
causa de la obesidad la ingesta de bebidas gaseosas
tan propagadas en el mundo y nocivas para la salud,
como la venenosa coca cola. Bebidas que por lo
general acompañan la dieta “fast food” de una
población cada vez más numerosa, que perdió el
verdadero sentido humano de lo que significa una
vida de calidad. El fenómeno del “crecimiento
lateral” (la obesidad), es más popular de lo que la
gente podría imaginarse, al punto que, según
informes de la Organización para la Cooperación y el
Desarrollo Económico (OCDE) esta enfermedad la sufre
el 50% de la población de los países que la
integran.
Dicha tendencia sigue “ in crescendo” y hoy día la
obesidad se considera la mayor epidemia del S.XXI
para la salud, pese a las dietas y campañas sobre
los riesgos y el alto costo que representa para los
sistemas de salud de las diferentes naciones, así
como la urgente necesidad de volver a una dieta
balanceada, donde se disminuyan las harinas, los
azúcares y las grasas, al tiempo que se hace más
ejercicio físico y una hidratación natural adecuada,
se consuman más frutas, verduras, ensaladas y
productos ricos en proteína y fibra… La población
debe entender que, como se dice en Japón, ser
delgado no sólo incide en el aspecto estético de las
personas, sino en su salud física y mental. Entender
que por cada 15 kilos de sobrepeso que le carguemos
a nuestro cuerpo, el riesgo de morir a muy corta
edad se incrementa en un 30%.
El diario Extra publicó en el 2010 un informe donde
revela que de seguir esta tendencia, para el 2020
países como México, que ya encabeza la lista de
mayor obesidad mundial con un 69.5, estarán
acompañados por naciones latinoamericanas como
Venezuela, Guatemala, Uruguay, República Dominicana,
Chile y desde luego Costa Rica, país donde, hasta el
pobre “caballito nicoyano” sufrirá las consecuencias
en sus lomos… Google dice que después de México está
USA con un 68%, Nueva Zelanda con 62.6 % Australia
con 61.4 % y Reino Unido con un 61.4%. Vienen más
abajo Canadá con un 60 % y España con un 53 %.y el
segundo lugar de Europa, ¡olé!
Sobre la obesidad, que ha existido desde tiempos
inmemoriales, se han escrito novelas, ensayos y
libros, donde se alaba la sensualidad de las
gorditas, cuyos cuerpos rellenos las hace apacibles
en sus tareas pero ardientes en el lecho, donde
resultan esponjosas, suaves, acogedoras y
complacientes. No en vano el gran comediante
mexicano de todos los tiempos: Cantinflas, solía
referirse a esos “plus” femeninos, como algo
positivo pues según sus palabras: “al hombre le
gusta sentir lo que aprieta”. Había también un
chiste italiano donde la hija se negaba a comer
porque se sentía muy gorda y su madre le insistía: “
mangia figlia mia, che agli uomini piace star sul
morbido”. Y es que las fantasías eróticas de los
hombres, rara vez se forjan con una anoréxica.
Hay artistas famosos como el holandés Rubens
(1577-1640) que pintaba la piel de sus mujeres
llenas de celulitis, o el colombiano Botero con sus
pinturas y bronces regordetes… Naturalmente que los
tiempos han cambiado y los valores estéticos
también. Pero el grupo musical norteño mexicano, Los
Tigres del Norte, tienen una canción que dice: “Yo
tengo una novia que está siempre a dieta, porque a
toda costa quiere adelgazar, pues dice que toda la
ropa le aprieta, yo le digo que compre una talla
más”… Aquí entra en juego la moda a la que me referí
en el artículo: “Moda, canon y estética” (Semanario
UCR, 20-05-2004) donde digo que la moda del pantalón
tallado y de talle bajo, no sólo hace lucir a las
mujeres más “rechonchas” (según canon de Langer)
pues ópticamente les acorta las piernas, sino que,
al dejar libre la región abdominal, hacen posible
los estómagos atletas porque se brincan la faja y la
pretina con gran facilidad.
Pero mis amigos varones no se rían demasiado que la
obesidad no es exclusividad de las mujeres. ¡No
alucinen! La gordura está afectando también a los
varones, especialmente a los casados que, de acuerdo
al chiste popular engordan porque, cuando se van a
la cama, levantan la cobija y al ver a su mujer
dicen: “otra vez lo mismo” y se levantan, abren la
refrigeradora y se comen cuanto había en ella… ¡Ja,
ja!. Hay una gran dejación en los varones que se
quejan de ser muy alimentados por las esposas para
que no sean codiciados, pero en el fondo predomina
la errónea idea que a las mujeres les gustan cierta
bestialidad masculina. El caso es que se la pasan
como gatos angora, sobre el sofá. Y si no están
comiendo picaritas, chicharrones con coca o cerveza,
están fumando mientras ven el partido. Cero
ejercicio pues si tienen que ir al abastecedor de la
siguiente cuadra, van en su potente cuatro por
cuatro… Pero caminan como gorilas lomo plateado y un
gran porcentaje de los hombres, parece que vienen
del mercado en Semana Santa, cargando semejante
”chiverre”.
Y bueno, qué sucede con los “chacalines”. Niños
llegó su turno, porque de tales palos tales
astillas. Por lo general de padres obesos, hijos
obesos. ¿Por qué?
Porque comen como desfondados, no tienen los juegos
que tuvieron los abuelos: escondido, suiza,
caballito de palo, trompos, bolinchas, seguidos por
los árboles, fútbol, nadar en los ríos y quebradas…
¿Por qué? Porque en los cafetales, que eran libres y
sin riesgo de violación, habían guabas, nísperos,
naranjas, bananos, jocotes, guayabas, anonas y
jorcos y era cosa de apretar el diente… ¿Por qué?
Porque eran otros tiempos, sin Ipods, sin compus,
sin celulares, sin tele, sin gaseosas, sin tanta
golosina ni la basura de las comidas rápidas… Porque
los alimentos eran orgánicos y las carnes sin tanta
hormona…
La obesidad es un mal difícil de curar y no siempre
se da por comer en exceso. Ataca al mundo entero sin
distingos de razas, credos, género, edades o
preferencias sexuales. No deseo herir
susceptibilidades entre mis lectores y les ruego
aceptarlo seriamente pese al tono jocoso que suelo
dar a mis escritos. Mi llamado a los padres
costarricenses es para que tomen conciencia y cuiden
más a sus hijos que son los ciudadanos del mañana.
La obesidad puede ser una grave enfermedad, pero con
voluntad y mejores hábitos psicoculturales, puede
ser frenada, para que las futuras generaciones
vuelvan a cantar sin reparos: ¡Qué lindas que son
las ticas, delgaditas de cintura!. Pero sobre todo
para que sigan siendo tan “queridas”, tan “adoradas”
y, lo más importante, “por eso no las cambiemos
adorándolas más y más”. Pero hombres, pongamos las
barbas en remojo que lo mismo podrían decir ellas…
¡Muchas gracias! |
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DE LO HUMANO AL
MANIQUÍ
Domingo Ramos A.
(09/30/2012)
Definitivamente el mundo, desde el momento de su
creación, como todo ser vivo, ha venido
evolucionando con el pasar de los tiempos. Desde sus
inicios ha tenido sus bemoles: primero el caso
insólito de Adán y Eva, que estando en un paraíso
donde tenían su vida resuelta, procuran ser
expulsados, casi ingenuamente, para forjar su propio
destino. Luego la envidia de Caín contra su hermano
Abel que termina en homicidio, como es sabido,
mediante una arma improvisada y poco convencional.
Siempre esa lucha interna de los seres vivos.
Siempre la lucha por la sobrevivencia: la bestia
depredadora que se alimenta de la más débil, las
luchas territoriales y la ley natural del más fuerte
en los procesos reproductivos, la jerarquización del
poder en aire, tierra y mar…
La historia es un sendero lleno de contrastes y
fenómenos, algunos naturales pero otros provocados
por el hombre que, en sus procesos evolutivos, se
las ha ingeniado siempre para ganarle la partida al
hambre: su eterna compañera. El hambre es el gran
motor de la vida, porque todos los seres vivos
necesitan alimentarse para seguir las diferentes
etapas vitales a partir de su nacimiento: crecer,
reproducirse y morir; punto este último al que se
suele llegar a regañadientes. La historia es eso, el
deseo de ir más allá, de trascender lo terrenal y
alcanzar una eternidad hija de la fe. Pero la vida
es más un acto de heroísmo que de fe.
Esos han sido hasta nuestros días los parámetros que
han marcado la historia: esa memoria de procesos,
logros, alcances y temores. Por ellos se han
realizado prodigios maravillosos y sacrificios. Por
ellos la mente humana ha evolucionado hasta límites
insospechados, inventando desde las más toscas y
rudimentarias armas de la prehistoria, hasta los
objetos más sofisticados de destrucción masiva.
Porque el ser humano se mueve entre grandes
polaridades que van de lo extraordinario a lo común,
de lo heroico a lo ruin, de la paz a la guerra, del
odio al amor, de la bondad a la maldad y de la
sabiduría a la torpeza.
El Homo Sapiens, ha venido siendo el protagonista
principal en los cambios y descubrimientos que han
transformado la vida del planeta tierra. Y desde
siempre se ha proclamado como la figura llamada a
realizar las grandes proezas, que han transformado
la faz de la tierra, gracias a su agudo ingenio, su
palabra, su intelecto y su osadía de creerse hecho a
imagen y semejanza de Dios. Es posible que el
egoísmo lleve al ser humano a sentirse su propio
Dios más que una parte de esa energía divina y
vital. Es la especie contradictoria, la disconforme.
La que siempre añora lo que no tiene y, teniendo más
de lo que necesita, sigue buscando. La que renunció
al cobijo de un paraíso celestial, para surcar un
mundo incierto, descubriendo su propia verdad y
escribiendo su propio destino.
Siempre he creído que el mundo: esta nave cósmica
que nos lleva alrededor del sol en el viaje perenne
de la existencia, es lo suficientemente amplia,
acogedora y fértil, para albergar a todas las
especies. Porque el mundo es un granito de polen,
donde cada cosa es parte de un todo, piezas de un
mismo engranaje y un mismo destino. Pero el egoísmo
de la especie humana y esas dos feas palabras de
“tuyo” y “mío” nos han hecho perder la cordura y el
poder del discernimiento, y a combatirnos mutuamente
en cruentas guerras, de las que puede dar fe la
Historia. Grandes imperios se han aferrado al poder
y la dominación. Grandes culturas se han impuesto a
los tiempos y sobre pueblos más débiles. Enormes
reinos han mantenido bajo sus aleros a las
comunidades menos desarrolladas. Naciones poderosas
han revuelto y saqueado a nuevos mundos como la
América… Pero no han encontrado lo suficiente, ni
agotado su sed de poder.
El hombre ha dominado el mundo físico: tierra, aire
y mar. Ha construido instrumentos de labranza y de
destrucción. Máquinas voladoras que viajan al
espacio y exploran zonas impensables de ese infinito
que llamamos cosmos. Su deseo de conquista lo llevó
a contaminar la luna: ese objeto mágico que refleja
la luz solar y que no sólo ejerce su magia en los
destinos reproductivos de la tierra, sino en la
poética de los románticos. ¿Quién no recuerda una
serenata a la luz de la luna? ¿Cuál romántico no
recuerda un beso dado con pasión bajo las crines
plateadas de los caballos selénicos? ¿Cuál mortal no
ha visto de madrugada la luna hundirse en el mar con
sus sueños y esperanzas? ¡OH luna!, diosa protectora
de las razas primitivas que poblaron la tierra de
otrora y sufrían cuando ese ojo divino, se achicaba
menguando hasta morir…
Y ahora a Marte; el hombre quiere imponer su bandera
en otros planetas, conocer otras vidas a pesar de
que está lejos de conocer la suya propia. El ser
humano sigue desvelado por conquistar y
conquistarse. Busca transformar su entorno y
aprovecharlo todo. Ha inventado mitos y leyendas y
creado Olimpos y dioses que sustenten el misterio
insondable de la vida. Ha levantado murallas y
derribado torres. Ha construido pirámides y grabado
la historia con la espada o el pincel. Cubrió su
piel de colores para sus ritos mágicos en aquellos
tiempos sin tiempo, cuyas pinturas rupestres nos
asombran todavía… Busca una luz de esperanza en las
tinieblas de sus propias dudas interiores, cuando
siente en su carne el colmillo de Saturno que devora
su pulpa y sorbe sus energías, sabiendo que, pese a
todos los adelantos de la ciencia, el reloj no se
puede detener en esa marcha hacia la muerte.
Somos hijos del tiempo, gotas de ese eterno fluir
universal al que la mente no logra llegar. La
tecnología revela hoy avances insospechados. La era
del avión ya es historia y materia cotidiana. La era
cibernética no deja de sorprendernos y asombrarnos,
pues nos permite alcanzar espacios y lugares
remotos, con la rapidez de un “enter”. La tierra
está dominada aunque de vez en cuando se sacude. La
telefonía celular nos domina y esclaviza. Nos domina
la voluntad y pocas cosas tiene más importantes
nuestra sociedad, que el poder que le confiere un
celular: la más terrible por deshumanizante, de
todas las drogas. Ya no es importante el reloj de
oro ni el collar multimillonario. Ya los libros no
desvelan a muchos, ni la buena música conmueve a
tantos. Los valores éticos y morales, humanos e
intelectuales, no son prioridad.
Nos hemos convertido en maniquíes de las modas y las
frivolidades, juguetes de quienes mueven los
cordeles de las economías mundiales que crecen
conforme crece la ignorancia y se enraiza el
consumismo despiadado. Tenemos más medios de
comunicación pero cada día estamos más aislados y
con menos cosas que comunicar. La gente va
alambrada, ensimismada, en su mundo ficción. Ya no
hay aquel saludo cordial al encontrarse, ni aquel
adiós cuando se cruzan. No nos mueve ni conmueve el
problema ajeno, compartimos un mundo hermoso pero
frío, sin solidaridad ni calor humano. Un mundo que
extraña las señales de humo con que se comunicaban
los aborígenes, o el caracol que bramaba sus
mensajes de cerro en cerro, del mismo modo que los
juglares medievales, llevando con sus voces la
noticia entre reinos y poblados. Paradójicamente,
nada nos ha empobrecido tanto como la abundancia.
Seguimos tan perdidos y disconformes como Adán y
Eva, tratando de alcanzar un paraíso personal, de
hacer de nuestra vida una torre de Babel, donde no
nos alcance el dolor ni la tristeza. Pero dolores y
alegrías vienen adheridas a las paredes del alma
como la piel a la carne y la muerte a la vida…
Permitimos que nos convirtieran en objetos, en
número, en siluetas de un tiempo sin valores ni
arraigo a la fe en ese espíritu universal que es luz
y energía regeneradora. Dejamos que intereses
comerciales nos convirtieran en agentes
publicitarios, gratuitos, esclavos de las marcas de
moda, desde el carro que acoraza al baboso y lo
convierte en caracol, hasta el perfume, el zapato,
el celular o los implantes de senos, sin los cuales
no hay paraíso. Una sociedad sin mayores sueños ni
proyectos de crecimiento espiritual. Una sociedad de
maniquíes y robots que deambulan sin ningún norte,
en su noche sin estrellas ni lunas llenas, esperando
tropezar con la puerta de los diamantes… Y es aquí,
ante tan triste realidad, que cobra sentido la frase
profética atribuida a Albert Einstein: “Temo el día
en que la tecnología sobrepase nuestra humanidad”.
¡Muchas gracias! |
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DEL COSTARRICENSE
INGENIOSO AL INCA
Domingo Ramos A.
09/07/2012
Conforme empeora nuestro país merced a los ineptos
que nos “gobiernan” desde hace décadas, con
corrupciones descaradas, desaguisados vergonzosos
(Isla Calero), ineficiencia absoluta (la platina),
remendar un hueco, planificar una trocha, o acabar
la pobreza, inseguridad, narcotráfico, prostitución,
deudores de la Caja, me pregunto ¿qué pasó con
aquellos costarricenses preclaros, honestos,
responsables, honrados e ingeniosos de otrora?
¿Dónde, cómo y por qué se nos desarmó la carreta y
se nos desarticuló el país? La vida cambió, la
población aumentó y la “modernización” que, como
canonizar un santo, comprar un Nóbel o canjear la
soberanía por un estadio, nos sale muy cara, nos
pasó factura. Fallan muchas cosas: la educación;
falta de patriotismo, valores cívicos, éticos,
intelectuales, morales y humanos. Fallan muchos
políticos que, de servidores, se convirtieron en
estafadores y ladrones nacionales con inmunidad y
pasaporte diplomático, hábiles saqueando al estado y
vendiendo nuestra soberanía y democracia (tratados
injustos: TLC con USA. y China: esclavista y sin
derechos humanos). Falla el pueblo agachado…
Se nos derritió el país cuando los hijos de algunos
caudillos, convirtieron el estado en piñata. Cuando
Liberación Nacional y la Unidad Social Cristiana,
olvidan su filosofía y despellejan al pueblo:
estoico, pusilánime y acobardado. Cuando los
ciudadanos desilusionados se abstienen de votar,
cambian su voto (inconcientes) por un almuerzo o por
un puesto: diputado, embajador, cónsul, ministro,
gerente, asesor, magistrado, contralor, fiscal,
maestro, misceláneo, sopla pelotas o “notable”…
La chancha torció el rabo cuando muchos votantes
empezaron a poner indignamente la mano (o partes
íntimas) por una dádiva, como suelen hacer nuestros
gobiernos que siempre salen a “pordiosear” como
mendigos... La vaca se paseó en la olla de leche
cuando creímos que el tico nació para los “negocitos”,
la oficina, “llevarla del cuello” y rascarse
“aquello” sin sudarse. ¡Ah! pero la sarna que
infectó al perro provino de la costumbre
“chacalesca” de revolcarse en la carroña, reciclando
los mismos políticos deficientes desde hace treinta
años: “burros” y serviles acomodaticios… ¿Qué luz
podría tener esta noche interminable, si los
compadrazgos convierten al ratero en héroe, mientras
buena parte del pueblo se masturba todo el día,
robotizada, con un celular (o redes sociales, en
horas laborales) vive del opio futbolero o del
“libertinaje sexual”?
¿Por qué aquellos próceres valientes y
costarricenses ingeniosos, se arralaron hasta el
borde de la extinción, degenerando en un tico
mojigato, domesticado, hipócrita e inepto, que baja
las orejas y pretende “arreglarlo todo” con el
chiste sarcástico y el choteo artero?... Y buscando
el adjetivo que mejor califique a esta sociedad
decadente (pueblo, empleados estatales y políticos),
recuerdo una anécdota:
Sucedió en Cuzco (Perú, 2001): majestuosa ciudad con
diseño de Puma, testimonio del imperio mágico de los
Incas. Estando en el templo del Sol y la Luna:
ejemplo de la arquitectura antisísmica inca, a cuyo
lado los españoles levantaron la iglesia a Santo
Domingo, la guía señalaba que las piedras labradas
por el brazo indígena se ajustan perfectamente y,
sin ninguna argamasa, mantenían su posición original
pese al tiempo y los temblores... “Pero observen
–añadió señalando un descompuesto muro, construido
por los españoles- las piedras utilizadas son las
mismas y, aunque fueron unidas con argamasa, no han
resistido... ¡Por eso decimos- concluyó orgullosa-
que el templo al Sol fue construido por los Incas y
este católico, por los inca-paces!”
¡Inca-paces! Como: autopistas del sol, la Asamblea,
Tribunales de Justicia, o quienes (hace unos años)
cercenaron las alas del ángel marmóreo que lució
nuestro Teatro Nacional, para bajarlo y protegerlo
de la lluvia ácida. “¿Pero si hace cien años (1897)
nuestros cafetaleros la subieron ahí sin las
sofisticadas grúas de hoy?” –repliqué en vano… Sí,
somos inca-paces: de gobernar, solucionar una
platina, planear un camino, dialogar, legislar,
construir, velar por lo patrimonial, pensar,
replantearnos el futuro, respetar y aplicar la ley,
educar, ser honestos o romper las cadenas del
conformismo, la frustración y el determinismo.
Pero, la medalla de oro a la incapacidad es para
esta administración. A falta de ingenieros y
ministros responsables y creativos, no sólo
olvidaron soltar un burro que instintivamente
señalara por donde debía ir una trocha (y una
Patria) sino que cambiaron el asno por una mula… que
sólo sabe recular.
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DOS GENERACIONES
CONVERGENTES
Domingo Ramos A
Bajo el auspicio cultural de la Universidad de Costa
Rica, los amantes del arte podrán apreciar en el
vestíbulo del edificio Administrativo B, de la sede
central Rodrigo Facio, una excelente exposición
plástica verdaderamente “sui géneris” donde madre e
hija, creadoras por excelencia, nos muestran a
través de sus obras la sabia madurez de los dibujos
y pinturas de doña Sonia Romero Carmona y la madura
juventud de la escultura de Lorna Benavides Romero
La exposición ha sido concebida y curada por el
infatigable maestro de la acuarela y el grabado don
Luis Paulino Delgado Jiménez y, constituye, un logro
más en la política cultural visionaria y formadora
de nuestra querida Alma Máter que, con esta muestra,
le coloca a la cultura costarricense, no una rosa,
sino dos, cuya poética, supera las barreras del
tiempo, para converger en el caudal más hermoso del
espíritu humano: el Arte.
LA OBRA ESCULTÓRICA DE LORNA
De raíces muy costarricenses, esta escultora que
reside en España y ha recibido una formación
académica en el Viejo Continente, ha decidido crear
su poesía escultórica con el material preferido de
los grandes maestros de las artes tridimensionales
de todos los tiempos: el mármol y la piedra. Ejecuta
sus obras con un exquisito lirismo, decantando su
propio estilo, en la simplicidad de las formas que,
no obstante su mediano y pequeño formato, encarnan
la grandeza de lo monumental, trascendiendo la mera
retórica, para alcanzar la sublimidad de la obra de
arte.
Lorna, utiliza la difícil pero gozosa técnica del
esculpido directo y como los escultores inmortales
de la Grecia Clásica, busca la verdad de su
creatividad en el corazón de la materia, que se deja
persuadir por el ímpetu de sus manos formadoras. Ama
la piedra, de cuya rudeza extrae depuradas obras que
se acercan por su estilo y concepto al rumano
Brancusi o la inglesa Herpworth, remontándose hasta
la estilización esencial del arte primitivo.
Esta artista, quien ha probado con éxito técnicas
como el dibujo y la pintura, por vocación propia y
herencia de nuestras razas y culturas prehispánicas,
se aferra a la escultura, plasmando en piedras
españolas (alabastros del Ebro, piedra de Calatorao,
mármol blanco Macael, verde, negro Marquina,
travertino y hasta rosa del Portugal), sus formas en
las que predomina el espíritu de la femineidad, lo
musical y armónico de la madre Gea… Torsos que
reposan adormecidos con la serenidad románica de sus
grandes catedrales. Figuras abstractas que se
desperezan e inician su ascenso hacia la luz y la
libertad.
Sus obras, de acabados casi perfectos, pulidas
ondulaciones y aristas definidas, reflejan un diseño
concebido para resaltar la belleza intrínseca de sus
materiales, cuyos jaspes revelan orígenes telúricos
milenarios. Sus formas orgánicas bien balanceadas y
definidas; sugieren mundos recónditos en donde el
tiempo se ha detenido para gozar su propia paz...
Hay un diálogo intenso pero respetuoso entre la
artista y la materia, al margen de esa gran
interrogante humana del “SER O NO SER”; la materia
cede su esencia y el soplo vital lo aporta la
creadora; y a eso se le llama Arte.
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LA OBRA DE SONIA ROMERO
Domingo Ramos A
08/22/2012
Esta infatigable artista lleva en su sangre el
espíritu del campo costarricense, de donde su pincel
aferra la luz de sus soles y el carboncillo de sus
dibujos, el alma serena y apacible de sus
atardeceres sublimes.
Pertenece doña Sonia Romero, a una generación de
grandes y genuinos artistas, que decidieron, en un
momento de sus vidas, arar los rústicos campos del
arte costarricense y enseñar, a las nuevas
generaciones, los fundamentos de la estética y el
goce de la creación artística. Quienes fuimos
alumnos de la Facultad de Bellas Artes de la
Universidad de Costa Rica, a partir de 1960, tuvimos
el privilegio de contar con un destacado elenco de
artistas como Juan Portugués Fucigna, Carlos Salazar
Herrera, Francisco Amighetti Ruiz, Guillermo
Jiménez, (de muy grata memoria los cuatro) así como
Cecilia Fonseca y Sonia Romero, entre otros, quienes
a parte de las técnicas, nos fortalecieron con su
ejemplo, los valores éticos tan valiosos como
escasos en la vida y el quehacer artístico de
nuestros días.
Sonia Romero siempre ha estado haciendo lo que sabe
hacer: disfrutar la vida, dedicada al dibujo, la
pintura y la escultura. Siente una absoluta liturgia
por la creación artística. Es una de las artistas
que se han afiliado al difícil pero necesario género
del dibujo, considerado desde siempre por los
clásicos, como la arquitectura física de la obra de
arte… Sus dibujos al carboncillo o al lápiz, muchos
de ellos retratos de modelos, amigos y familiares,
más que al personaje, retratan su alma serena, que
avisoran el albor de tiempos suspendidos en una
eternidad contemplativa y bucólica.
Su mano ha realizado desnudos que por su atento
modelado a “tutto tondo” , nos transporta al mundo
de la tridimensionalidad tan propia de la escultura…
Y es que del dibujo lineal o el refinado claroscuro
de sus figuras en escorzo, sus temas han trascendido
la bidimensión del papel o la tela, para afirmarse
con propiedad, en el mundo de la escultura. Porque
sus figuras son un reclamo abierto hacia lo tangible
y material de las formas sólidas. Su escultura, como
su pintura y su dibujo, denota fuerza y carácter.
Son formas que sueñan como el alba y son dueñas de
su propio destino, luciendo con gallardía sus
fértiles voluptuosidades, como promesa de esperanza.
Pero su siempre inquieto espíritu creativo, saltó
del papel al lienzo donde gracias al pastel, la
acuarela y el óleo, creó obras de una gran sobriedad
plástica y austeridad colorística, en donde despunta
un afán que va más allá del detalle anecdótico del
vestido o la piel misma, para atrapar lo fugaz y
esencial del alma pura de sus personajes, que
transpiran una paz propia de aquella vida campesina,
digna, justa y honesta, del terruño genuino que un
día lució nuestra patria.
La obra de esta gran artista, partiendo de la
humilde figura del campesino o del modelo sencillo,
de quien se afana en trabajar el detalle de las
manos y los pies, alcanza una notable heroicidad
formal que se asoma, por instantes y a pesar de ser
realista, al mundo onírico. Es una obra fértil,
sugestiva, feliz de ser y trascender. Es el reflejo
de una alma conciente de su poesía y pasión, de su
amor por la vida y el arte.
Domingo Ramos A.
Escultor
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LAS CUATRO FASES DEL DÍA
Domingo Ramos A.
08/22/2012
En esta ocasión deseo referirme a un conjunto de
obras marmóreas, esculpidas en el Renacimiento por
uno de los más grandes escultores de todos los
tiempos: el italiano Miguel Ángel Buonarroti (6 de
marzo de 1475- 18 de febrero de 1564). Un genio de
las artes, ya que se destacó como arquitecto, pintor
y escultor, donde su privilegiado poder creativo lo
llevó a esculpir, a muy corta edad, la mayoría de
las obras que lo hicieron inmortal en la Historia
del Arte.
MIGUEL ÁNGEL pertenece a un período conocido como
Renacimiento, (1430) porque después de varios siglos
de barbarie que preceden la caída del Imperio Romano
y el llamado “oscurantismo” del período Medieval, se
produce en la sociedad un renacer espiritual, donde
la fe se eleva a Dios y las catedrales góticas se
levantan como brazos deseosos de alcanzar la misma
Eternidad. La humanidad ansía enmendar el pasado y
volver a la raíz fresca del pasado, donde el hombre
y la mujer encuentran una verdad perdida en los
senderos del tiempo: el cuerpo humano vuelve a ser
el vaso donde el arte recoge lo mejor del
sentimiento, de la Vida y la Naturaleza.
Para alcanzar la Naturaleza los italianos idearon
dos medios: la búsqueda de la ESENCIA que, para el
escultor Lorenzo Ghiberti se logra mediante el
clasicismo y la EXISTENCIA, defendida por el
escultor Donatello como un acercamiento al
naturalismo. Miguel Ángel seguirá una vía paralela y
trazada entre ambas tendencias. Por un lado vuelve a
la verdad del Arte Clásico y por ende, al
naturalismo del cuerpo humano. Los griegos, que se
destacaron por sus esculpidos marmóreos de gran
realismo y esteticismo, intuían que la belleza, la
verdad y aún la felicidad, están latentes dentro del
mismo ser humano. Por ello esculpieron el bloque
desde todos los ángulos simultáneamente, porque la
figura está dentro, esperando ser liberada. Miguel
Ángel sigue esa tendencia y varios siglos más tarde,
bajo los principios filosóficos y estéticos griegos,
afirmaría que él solo desviste las figuras,
despojando la materia de lo superfluo.
El arte medieval fue mecánico, frío, falto de
sentimiento y belleza. Por ello el Renacimiento se
esmera en darle al arte y al artista su verdadero
lugar en la sociedad. Desean que los artistas sean
reconocidos y apreciados tanto como los retóricos y
estudiosos de la geometría, la ciencia y las letras.
Creían que los artistas deberían tener una base
científica, que garantizara la realidad y verdad de
la obra de arte. Todo quehacer práctico debería ser
fruto de una bien fundada teoría, principio que hizo
grandes genios a artistas como Leonardo da Vince,
Rafael Sancio y Miguel Ángel, quienes abarcaron con
éxito muchos campos como la pintura, la escultura,
la arquitectura, la investigación, la filosofía, las
letras y las ciencias, logrando alcanzar una
reconocida erudición universal.
Cuando se menciona el nombre de Miguel Ángel, la
mayoría de la gente lo recuerda por las famosas
pinturas de la Capilla Sixtina, en el Vaticano de
Roma (1512). O, por la tantas veces elogiada obra
escultórica: La Piedad (1499) situada en el
Vaticano, que representa a una María muy joven, con
su hijo muerto sobre su regazo, por cierto, la única
obra firmada por el maestro. No faltará quien hable
del Moisés (1515) que se encuentra en San Pedro en
cadenas, en la Cittá Eterna, de quien se dice fue
golpeada por el autor con su mazo al tiempo que le
decía: “vamos habla”, tal era su expresivo
realismo…Y desde luego otros recordarán el
gigantesco David de 4.39 mts. (1501-1504) de la
Galería de la Academia en Florencia, que capta el
momento crucial en el que el joven, toma la firme
decisión de luchar y sobre todo de vencer. Otros más
conocedores mencionarán los esclavos y los
prisioneros, en un principio creados para el
Mausoleo de Julio II de la Rovere, que después de 40
años de trabajo, no llegó a realizar…
Pero no siempre el público recuerda cuatro obras que
traigo a colación por su contenido humano y
filosófico, más que por la belleza y tamaño. También
se las conoce como Las cuatro horas del día: figuras
vigorosas, alargadas y de concepción bastante
“manierista”. Me refiero al conjunto escultórico
conocido como: Las cuatro fases el día, en
Florencia. (1519-1520) Cuatro figuras que
personifican La aurora y el Crepúsculo, El Día y La
Noche. Dos figuras son femeninas y dos masculinas y
adornan dos de las tumbas de los Médicis. La Aurora
y el Crepúsculo la de Lorenzo y, haciéndole eco, el
Día y la Noche, en la de Giuliano. Son cuatro
momentos importantes y opuestos en la vida, el nacer
y el morir, la vida y la muerte.
Miguel Ángel, conocedor de las angustias del ser
humano juega y filosofa con los sentimientos. Las
tumbas de los Médicis en la capilla del mismo
nombre, en Florencia, se encuentran la una frente a
la otra, por lo cual las miradas de las figuras se
cruzan. El viejo Día, cansado y rendido, clava sus
ojos en la ansiada Aurora: una joven jugosa a medio
despertar, llena de inocencia y de vida… Y el
resignado atardecer o Crepúsculo, ve delante de sí a
la mujer sabia y madura, rendida a su suerte: La
Noche.
Pero no es sólo un juego formal, que alterna mujer -
hombre, mujer - hombre, sino cuatro estados del alma
y la vida. El inicio y el fin. La juventud y la
vejez. La mujer joven y bella y el hombre viejo y
cansado. El Día y La Noche, la plenitud y la
ausencia, la luz y la sombra. Hay entre estas cuatro
figuras una contraposición de movimientos y gestos:
si una levanta la cabeza: la Aurora, la opuesta la
baja: La Noche y si la una extiende sus brazos hacia
delante, la otra los recoge hacia atrás. Hay entre
ellas un “leitmotiv” formal: son figuras humanas
medio reclinadas. Esas figuras son también la
Infancia. la Juventud, la Madurez y la Vejez… Y
todas parecen respirar un aire de tristeza y
melancolía…
La noche es una mujer que ya fue madre, de cuerpo
flácido, pechos llenos y caídos, de grandes aureolas
y pezones salientes, donde brotó la leche, vientre
rugoso y flojo donde albergó la vida. Pero luce
entre las piernas la lechuza del misterio y la
sabiduría, sonríe con la satisfacción del deber
cumplido con esfuerzo y trabajo. Pero la noche no
siempre tiene una connotación negativa, es un fin,
pero regenerador de vida, pues a ella sigue la
aurora del nuevo día, en la sucesión del tiempo. Esa
noche es la muerte que es fin y es inicio y renacer
a una vida espiritual para los cristianos.
La noche es oscuridad y mujer. El día es luz y
hombre. Ambos son representados en plenitud. La
Noche es sueño, reposo, rendición. El Día es
vigilia, movimiento y vigor… de igual modo la tarde
o Crepúsculo es oscuridad, paz, incertidumbre,
hombre y vejez, adormecimiento, cansancio y
resignación. La Aurora es luz nueva, mujer en
desarrollo, juventud, despertar, inicio de todo
movimiento y esplendor.
Mediante estas cuatro horas del día, el Maestro de
todos los tiempos: Miguel Ángel, nos habla de la
angustia del ser humano, que se debate entre la fe
de una doctrina que promete otro amanecer después de
la noche, y la desesperanza de una realidad donde el
dolor merodea y el tiempo devora a sus hijos,
irremediablemente. Por ello juega con estas
angustias del ser, porque aunque fue un genio, no
todo fue fácil para este escultor que mejor que
nadie, supo entender la vida. Forjador de grandes
ideales, recibió también grandes fracasos, como
sucedió con su máximo sueño escultórico: el Mausoleo
de Julio II, donde invirtió 40 años de su vida y
esfuerzo, y no lo pudo ver realizado… Sin creer
tanto en Dios, trabajó sobre todo para una iglesia.
Sin soportar las órdenes, le tocó recibirlas de los
papas. Sin querer ser pintor le tocó pintar la
Capilla Sixtina. Queriendo vivir una vida sencilla y
libre, le tocó una vida ajetreada y contradictoria…
Ojalá esta reflexión sobre una obra renacentista nos
haga meditar y valorar cada una de las horas de
nuestro día: del ciclo de nuestra vida, para tratar
de vivir cada una a plenitud y con la sabiduría
necesaria para alcanzar la meta de ser felices. Ver
en la Aurora la infancia abierta hacia el futuro.
Ver en el Día o Juventud, la luz que da energía para
desarrollarnos a plenitud. En el Crepúsculo o
Madurez, la aceptación y valor para desprendernos de
todo lo mundano y en la Noche, o Vejez, encontrar la
belleza del reposo después del deber cumplido… Una
noche para suspirar en paz y mirar las estrellas
sobre el manto infinito de la Eternidad. |
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INDISOLUBILIDAD DEL TIEMPO Y LA ESENCIA HUMANA
Domingo Ramos A.
08/20/2012
Siempre me ha parecido cuestionable la aseveración
de que “todo tiempo pasado fue mejor”, porque soy
más partidario del presente que del pretérito, ya
que el primero proyecta hacia el futuro, hacia la
vida, mientras el segundo ancla en lo imposible, en
el ayer, en lo absoluto... Y es que la vida es
proyección: sucesión de “posibles”, lo variante, lo
que “está siendo”… El pasado: es inacción, lo
invariable, lo superado, lo que “ya fue” (aunque
sigue siendo).
El tiempo: aquello que nos permite ser, es
ebullición, cambio, proyección, fugacidad y grito.
El pasado: aquello que ya fue o fuimos, es historia,
quietud, pozo, espejo y eco. Sin embargo estos dos
estadios del tiempo: Hoy y Ayer (presente – pasado)
permiten decantar el uno en el otro y el primero que
es acción, activa la “misión” del segundo: la
reflexión que emerge de la comparación, sujeta
naturalmente “al color del cristal con que se mire”
– para parafrasear a Campoamor. El Hoy es la verdad:
la palabra, lo abstracto de lo real, follaje que
proyecta la flor del devenir. El Ayer es escritura,
escalera, base, fondo, fruto y raíz.
Aquí convergen y se trenzan estos dos “haces” de
tiempo, estrechándose hasta el crujido en una acción
solidificante. Porque si el presente: la palabra, es
abstracta, finita y fugaz, el pasado, la escritura:
la materializa, la hace tangible y la inmortaliza.
Todo presente se apoya y es una prolongación del
pasado. Si se acepta que el presente es follaje y
proyección de la flor y del futuro, que es lo
cambiante, lo cierto es que el pasado, es su punto
de apoyo, su raíz, su fruto y su testimonio. De esta
circunstancia lógica se deduce que presente y
pasado: dos distintos tiempos de un tiempo, son
indisolubles y se sustentan mutuamente pues, el
pasado está implícito en el presente y el presente
está latente en el pasado.
Sobreviene entonces la paradoja de la
indivisibilidad de los tiempos: el “está siendo” (el
presente) y el “fue” (el pasado), que de esta suerte
“sigue siendo”. Entonces el “Ayer” no es absoluto –
entendido como invariable y concreto- puesto que lo
abstracto del “Hoy”, en su perenne fugacidad y
finitud, lo activa, lo actualiza y lo enriquece. No
tiene sentido entonces hablar de pasado y de
presente como cosas aisladas, distantes e
independientes.
De igual manera el ser humano, que es “una fracción
finita de un tiempo infinito” delimitada por el
instante en el que se produce la unión del
espermatozoide con el óvulo, en la “vía láctea”
uterina y el no menos interesante punto donde el
beso de la muerte despierta la libélula dorada del
alma, que echa a volar hacia los abismos cósmicos,
es entonces un compendio de tiempos tan aislados y
unidos a su vez, como lo son las gotas de agua que
conforman una lluvia torrencial o aguacero. Resulta
ilógico, lo cual es lógico, pensar que somos
“presente”; cabalgamos sobre el filo del horizonte
entre lo que fue y lo que está siendo. Somos un
compendio de tiempos “finitos”, dentro del gran
reloj del infinito.
En el árbol viejo persiste el árbol joven que, desde
adentro, empuja las paredes del duramen provocando
la dilatación de los anillos concéntricos, hinchando
el fusto que así se expande. Igual sucede con el
proceso evolutivo de la humanidad. Se habla de las
culturas y civilizaciones pasadas como algo extinto,
cerrado y superado. De ellas se recuerdan sus gestas
y legados a la sociedad y la vida. La historia está
fraccionada por sucesos importantes; no
necesariamente buenos o malos pues todo “triunfo”
camufla una “derrota”. Pero los que hoy formamos la
punta de lanza de ese proceso evolutivo, encarnamos
la esencia –la luz y la sombra- de las
civilizaciones pasadas, que ha fluido hasta
nosotros, heredándonos su bagaje genético, sus
lenguas y cultura.
Resumiendo: tuvieron que existir Adán y Eva, Caín y
Abel, griegos y egipcios, romanos y renacentistas,
para que seamos la sociedad que somos, con todos sus
errores, excesos y virtudes. El reloj del tiempo ha
venido goteando segundos y minutos, horas y días,
meses y años y siglos y milenios, enhebrados por el
hilo invisible de lo perenne. “Pasado y presente” se
demarcan sólo por la suma de los hechos históricos
que se imbrican como los anillos del árbol y las
razas humanas. La sociedad moderna está fuertemente
ligada con las indómitas civilizaciones del ayer,
cuyas voces resuenan por el cañón del tiempo, con
sus mismas angustias y alegrías, sus aciertos y
desaciertos… quizá por ello el tiempo pareciera
retroceder y entre los humanos de hoy aparecen
Adanes y Evas, Abeles y Caínes, que dan muestras de
tanta grandeza, pero también de tanto barbarismo
aterrador.
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EL TIEMPO
Domingo Ramos A.
07/05/2012
Todo el tiempo hablamos del tiempo y de los tiempos,
en plural. Y llevamos amarrada al brazo una cajita
que nos marca las horas, con lo cual nos programamos
y nos sentimos más seguros. Tenemos miedo de perder
el tiempo y tratamos de aprovechar esos lapsos
temporales de una manera más razonable, porque el
tiempo perdido hasta los santos lo lloran- decían
los abuelos. Hablamos todo el tiempo del tiempo como
hablamos del agua, del sol o la muerte, pero no
siempre nos detenemos a reflexionar qué cosa es
realmente el tiempo, de qué está compuesto, desde
cuándo existe y para qué sirve?
La palabra tiempo viene del latín “tempus”. Según la
Mitología, los griegos lo llamaron Kronos y los
romanos Saturno: un dios despiadado que devora a los
seres vivos, como lo realizó, magistralmente
aterrador, el pintor español Francisco Goya
(1746-1828) en su obra: Saturno devorando a uno de
sus hijos. Cuenta la mitología que todo nace del
Kaos (caos) De ahí vino Gaia, conocida como Gea o
Tierra. Pero simultáneamente aparece Urano: Cielo,
quien desde el inicio se posa sobre su hermana Gea a
quien posee. De esta unión Cielo - Tierra, nacen dos
titanes: kronos (el malvado y ambicioso tiempo que
devoraba a sus hijos varones temeroso que uno lo
destronara) y la hermosa Rhea. Posteriormente nacen
otros titanes como los Hecatónquiros: monstruos de
cien brazos. Urano no desea que estos hijos feos
nazcan y los retiene en el vientre de Gea cuyas
contracciones hacen nacer las colinas y las altas
montañas. Molesta con tanta tiranía Gea ordena a
Kronos hacer una hoz de hierro y castrar a Urano su
padre. Pero kronos no lo castra sino que le corta el
falo y lo lanza lejos al mar. De las gotas de sangre
que se esparcen por la tierra nacen las diosas de la
venganza (Erinias). De las gotas de semen que se
derraman en el mar nace Afrodita, diosa del amor (la
Venus romana) De Kronos y Rhea nacen Hestia, diosa
del fuego, Demeter, fertilidad, Hera, matrimonio,
Hades, infierno. Poseidón y Zeus, padre de los
dioses.
Pero más allá de estas hermosas historias
mitológicas, al parecer el tiempo ha existido desde
siempre y no tiene principio ni fin. Ni padre ni
madre. Existe desde tiempos inmemoriales y es mudo
testigo del acontecer de los fenómenos y misterios
de la vida. Y si consultamos el diccionario de la
lengua española, nos da una cantidad de acepciones:
“duración de las cosas sujetas a mudanza. Tiempo
sidéreo, el que se mide por el movimiento aparente
de las estrellas; tiempo solar, astronomía, el que
se mide por movimiento aparente del sol. Época
durante la cual vive una persona o sucede una cosa.
Estación del año. Edad. Oportunidad, coyuntura de
hacer algo. Porción de tiempo libre para hacer algo.
Cada una de las partes en que se divide la acción de
una cosa”.
Pero existen tiempos de tiempos según el
diccionario, estado atmosférico por ejemplo, que
puede ser ventoso, oscuro, sereno, lluvioso, seco,
húmedo... Tiempo gramatical: cada una de las varias
divisiones de la conjugación correspondientes a la
época relativa en que se ejecuta o sucede la acción
del verbo. En Física y Matemática; suerte variable
que interviene de modo general en los problemas con
los correspondientes a las tres coordenadas del
espacio... Marítimamente: temporal o tempestad
duradera en el mar. En mecánica: cada impulsión de
un motor de explosión dentro de un ciclo.
Musicalmente: cada una de las partes de igual
duración en que se divide el compás. En Liturgia el
tiempo pascual: el que principia en las vísperas del
Sábado Santo y acaba con la nona antes del domingo
de la Santísima Trinidad. Pero se habla de tiempo
astronómico, tiempo heroico o de los héroes
mitológicos, tiempo completo, tiempo parcial, tiempo
de florecer, el de morir, tu tiempo, mi tiempo, el
tiempo de ellos y el tiempo nuestro...
En el mito Judeo Cristiano se habla de como al
inicio de los tiempos Dios creó el mundo y las
cosas, muchas de las cuales nacen del verbo, de la
palabra. Pero pareciera que la sustancia tiempo ya
existía como elemento. Estamos sumergidos en él.
Somos trozos de tiempo. Nuestra existencia es una
porción de tiempo... Tiempo que se inicia con el
acto marcado por el encuentro de un microscópico
espermatozoide con ese pequeño planeta llamado
óvulo, allá en la vía láctea uterina, donde
pareciera existir una eterna aurora boreal. Allí se
inicia el tiempo particular que es como la cuerda
que se le da a un juguete, para que actúe y se anime
durante un lapso preestablecido, que concluye con
ese otro extremo, opuesto al nacimiento, que es la
muerte. Todo lo que nace muere. Todo lo que inicia
tiene un final... Todo lo que muere reinicia.Todo es
tiempo.
Las cosas en la vida suceden de acuerdo al tiempo y
de tiempo en tiempo. La luna muere y renace y regula
o influye sobre las mareas y los ciclos de la vida
sobre la tierra. Es una especie de reloj natural.
Los campesinos, bueno, los de un tiempo atrás, los
de verdad, miraban las fases de la luna para
cultivar. Los productos de los que se esperaban
cosechas cuantificables, como los frutos, los granos
y las semillas, se sembraban en menguante. Igual se
podaban las plantas en ese período y se talaban los
árboles maderables cuyas maderas se mantenían
durante siglos. Para sembrar las plantas
ornamentales se escogía el tiempo de creciente. Y
las abuelas se cortaban las uñas y el cabello para
que crecieran fuertes y frondosos. Los abuelos
arreglaban las crines de sus caballos para esos
días.
Lo mismo sucedía cuando se echaban camadas de
polluelos y es probable que la misma naturaleza sepa
qué período es propicio para que nazca cada cosa. En
mayo, por ejemplo, las hierbas se regocijan con los
incomparables riegos de la lluvia, cuyo llanto,
siempre virgen, pareciera contener elementos
especiales y fertilizadores. Para entonces entran en
celo muchos animales que se alimentan de la flora.
Son frecuentes los cantos de los yigüirros que,
desde tempranas horas de la madrugada, se cuadran en
alguna rama y desgranan su canto “pidiendo agua” -
decían los abuelos- aunque todo sea un poema de amor
a sus parejas. Vienen las nidadas y en un lapso de
tiempo determinado, empiezan los pichoncillos a
luchar por ver la luz y sin que nadie se los haya
dicho, martillan con su pico el universo que los
alberga y los aprisiona. Y es ese acto el inicio de
una nueva vida. Algo que los seres vivos debemos
hacer en ese instante crucial: romper el huevo,
quitar la lápida que, como cristos humanos, a veces
nos bloquea el futuro y las esperanzas.
Somos tiempo. Tiempo y palabra. Verbo y oración, que
se escribe con la huella de nuestros actos, en ese
libro abierto que es el tiempo. Tiempo de ser,
crecer y florecer, de proyección, de poesía, de voz,
de canto, de armonía y discordia, de amar y poseer,
de sembrar estrellas y admirar la vida en su
insondable misterio. Pasaremos serenos como ríos
rumbo al mar. Nos despeñaremos de risco en risco,
entre los cuchillos del acantilado para oxigenarnos
por las heridas del alma. Cruzaremos los tiempos
sobre las alas del eterno sueño de la vida y pasando
pasando, remontaremos los montes y descenderemos en
ese valle de la muerte, donde quizá no exista el
tiempo, ni el dolor, ni la alegría, ni el hoy, ni el
mañana. Donde no florece la memoria de lo relativo y
la inercia se hace llama de absoluta eternidad.
Estimadas lectores y lectoras, el tiempo, la vida,
la muerte y Dios son misterios; sabemos que existen
y debemos aceptarlos o rechazarlos aunque no los
entendamos, ni conozcamos su esencia. Pero mientras
tengamos tiempo: vida, dediquémonos a vivir sabia y
solidariamente, pues nuestro gran mundo, nuestra
bendita y maltratada Gea: nuestra incomparable
Tierra, es solamente un granito de polen que agitan
los vientos cósmicos entre los astros y las
estrellas. Hay más tiempo que vida, porque nuestra
vida es efímera y finita pero, si bien no podemos
luchar contra Kronos: el Tiempo, sí podemos sembrar
a nuestro paso, algo tan fuerte, poderoso,
indestructible e inmortal, como el Tiempo: el AMOR.
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Vendedores de
butacas III
Domingo Ramos A.
06/01/2012
Después del esbozo histórico sobre las estructuras
socio-políticas y circunstancias que rodean la gran
revolución del cristianismo, proseguiremos con un
hecho importante que, para nuestro propósito,
resulta relevante, pues se produce una “alianza”
entre dos poderes bien distintos y discordantes: el
político y el de la fe.
El Papa Adriano, pactó con un conquistador franco
llamado Carlo Magno. El Imperio Romano de Bizancio
había decaído. Los siglos, VII y VIIII, fueron de
una gran depresión política, económica y cultural…
Carlo Magno podía invadir Italia, pero astuto, sabía
que el mundo tenía dos grandes poderes: el de la
espada y el de la fe: el Emperador y el Papa. Vino a
Italia como un humilde romero; sin la arrogancia del
conquistador. Pidió ser considerado ”Patricius
Romanorum”. Entró a Roma la navidad del año 800 dC.
desarmado y vestido de blanco, a pie. Los romanos lo
recibieron con palmas y olivos y él subió la
Escalera Santa de rodillas, besando cada escalón. El
papa Adriano lo recibió y ambos se arrodillaron ante
la tumba del apóstol Pedro. De ese modo, un rey
bárbaro conquistó Roma e instaura el “Sacro Imperium
Romanorum Christianorum”.
Carlo Magno no se quedó en Italia; creó su propia
capilla palatina en Aquisgrana, situada al oeste de
Alemania, limítrofe con los países bajos, para no
interferir con el papa. Cultivó el intelecto; tenía
su academia ambulante con poetas, historiadores,
teólogos, literatos y eruditos, de la cual formaba
parte haciéndose llamar David. No sabía escribir,
pero dominaba temas de leyes, política, astrología,
religión y arte. Hablaba alemán, latín y griego.
Hizo de la iglesia una aliada; así dominarían a
laicos y civiles. Logró que muchos ricos donaran su
tierras a la iglesia, lo cual marcó el progreso de
la sociedad medieval. La educación y guía espiritual
eran tarea de la iglesia.
La pirámide del imperio tenía un vértice espiritual
y político, pues Carlo Magno sabía (como Casas y
Sánchez aquí), que el miedo era una arma eficaz para
someter al pueblo; pidió que la iglesia hablara de
la muerte, del juicio final y de un cielo, para los
obedientes y dóciles. Era un poder jerárquico de lo
alto hacia abajo: emperador, reyes, marqueses,
condes… La obediencia era de abajo hacia arriba.
Pero Carlo Magno muere y viene el desorden: todos
desean quedarse con lo suyo y tomar lo ajeno. Carlo
sabía que su imperio era demasiado perfecto para un
mundo imperfecto. En un sueño, un ángel le dio una
espada con cuatro palabras escritas del puño a la
punta: Raht = abundancia en el reino que empuñaba,
Rodoleiva = pobreza y escasez en el reino de sus
hijos, Nasg = agravamiento de impuestos en el reino
de sus nietos y Enti = fin del reino, punta de la
espada… Todo fue saliendo; el poder se invierte, ya
no es el emperador quien elije a los grandes sino
ellos quienes nombran al emperador… Los puestos
allá, como los cargos políticos en nuestro país, se
hicieron hereditarios. El que tenía más poder le
arrebataba al más débil y muchos llegaron a perderlo
todo: los “praecari, del latín “rogar”, (los
“precaristas” de nuestra sociedad moderna).
En medio de ese desorden e inseguridad, que produjo
la caída definitiva del Imperio, la iglesia se
fortaleció pues ofrecía trabajo, abrigo, casa,
enseñanza, paz y algo que todos deseaban y deseamos:
seguridad. Destacan las abadías y monasterios con
lemas tan motivadores como: “ora et lavora”, reza
trabajando. Y desde entonces una forma de vivir
tranquilamente era donando las tierras a la iglesia;
respetada por los políticos, aunque no creyeran.
Donar a la iglesia, equivalía a “abonar” para algún
pedazo de cielo o butaca en él. Y con tanta mano de
obra disponible, los padres se dedican al intelecto,
como guías artísticos y espirituales. Sobresale el
empastado de libros sagrados y litúrgicos. Cada obra
era una oración y llevaba las iniciales con el color
que alejaba al demonio, el rojo “rubrum” de donde al
parecer nace la costumbre de llamar "rúbrica” a la
firma… Cada palabra de Dios en esos libros, era
ilustrada y pintada con “rojo minio”, de donde se
derivan las “miniaturas”, no tanto por el tamaño
pequeño, cuanto por el pigmento utilizado.
Nacen luego las grandes basílicas románicas y surgen
los grandes canteros de la piedra, de donde a veces
yo siento tener reminiscencias. Ahí iniciaba una
época de oro para el cristianismo que, como comenté
en una reflexión anterior sobre la catedrales, creó
verdaderas joyas arquitectónicas que difícilmente
podrán ser superadas por la arquitectura moderna,
que podrá ser más ostentosa, pero jamás tan
funcionalmente concebida, con el fervor de las
catedrales góticas, cuyo misticismo y
espiritualidad, encarnan quizá el mayor acercamiento
del ser humano, consigo mismo y con Dios. Son obras
enciclopédicas, fruto de muchas generaciones y
centurias orgullosas, que lograron plasmar, si no su
fe, su deseo de trascender…
Hoy día la iglesia parece haber perdido la fe en si
misma y quizá hasta en Dios. Ya casi nadie teme a
Dios ni al diablo. Matar y violar los mandamientos
es cosa normal. Más jóvenes se suicidan. La iglesia
perdió sus funciones como educadora y guía
espiritual. Ha perdido el respeto ante los políticos
que la coartan de opinar en asuntos del pueblo y de
política, como sucedió con el TLC, donde los únicos
padres que tuvieron voz y voto, fueron aquellos que,
como el padre Solano, pisotearon su misión
evangelizadora y de guía de su pueblo, para servir,
indignamente, al poder político, que vendió nuestra
soberanía y mancilló nuestra democracia. Una iglesia
arrimada, incapaz de protestar cuando el más
engreído y prepotente de los nefastos gobiernos que
hemos tenido, le prohibió la entrada al país al
Dalai Lama, para unirse a China: esclavizante y
violadora de derechos humanos, que mantiene
prisionero a un Premio Nóbel de la Paz…
¿Qué está realmente sucediendo con el cristianismo?
¿Se ha perdido la fe porque sus fundamentos resultan
obsoletos y desgastados después de dos mil años, o
es que la sociedad requiere otras promesas y
valores? ¿Habrá evolucionado el cristianismo o habrá
caído en una especie de círculo vicioso? ¿Habrá
cedido el cristianismo ante otras iglesias? ¿Habrá
el materialismo corroído los verdaderos cimientos de
la fe y se estará lucrando en un mero comercio de
esperanzas?
Muchas son las preguntas que podríamos hacernos y
múltiples serían las respuestas. Hemos dado un giro
de 2000 años de historia y hemos podido ver el
proceso evolutivo de la sociedad… Creo que el ser
humano está ansioso de creer; no en una iglesia o
credo, sino en un ser supremo, que reavive su
religiosidad venida a menos. Un Dios menos
indolente, cuya justicia sea pronta y en vida. Un
Dios con molinos “motorizados” que trituren al
político que abusa y despelleja a su pueblo… Quizá a
corto plazo deberá venir otro Cristo o el mismo,
pero con otra filosofía. Pero es posible que los
jefes de las iglesias, deban renovar esfuerzos y
agudizar su ingenio para actualizar las enseñanzas
del evangelio…Porque no todos quieren creer en
iglesias que venden la idea de un más allá, al que
se entra austeramente, pero se desvelan por la
ostentación material en esta vida; acumulan dinero,
alquilan, prestan… Jesucristo vino a enseñar la
humildad, la verdad y la vida que trasciende, pero
“predicadores” viven en palacios multi millonarios.
Algo debe quedar claro, la iglesia cristiana deberá
retomar un rol más preponderante en la nueva
sociedad; sacudirse a los politiqueros…Humanizarse
más, evangelizar para SER no para TENER. Olvidar el
rol de poderosa transnacional camuflada de los
últimos tiempos; desmetalizarse… Predicar con el
ejemplo, buscar mayor justicia social y solidaridad,
dejar su pasiva indiferencia ante el crimen, el
dolor, la corrupción y el consumismo desbastador.
Hace falta una fe nueva, no una fe calculadora y a
medias, porque, ¿si realmente creemos en ese cielo
donde todo es amor y paz, por qué nadie quiere
morirse y salir de esta vida tan llena de penas?
¡Gracias!
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El deber de
jubilarse
Domingo Ramos A.
06/01/2012
La vida es una sucesión de etapas: sueños, anhelos,
experiencias, adquisiciones y renuncias. El árbol
pierde una hoja en la rama vieja, para que renazca
otra en su copa… El río cambia sus aguas, el ave sus
plumas y el reloj las horas… Muchas lunas
transcurren desde la escuela a la graduación y de
ahí a la jubilación: esperada por unos, temida por
otros.
Cuando veo los graduandos universitarios sonreír con
el corazón en la boca por el ansiado laurel: premio
al esfuerzo de muchos años, recuerdo cuando con mis
padres, recibí el merecido cartón…Era la llave del
porvenir, el final de un período hermoso y el inicio
de un vuelo por los cielos de la oportunidad… Aunque
yo sabía que con aquel título de ESCULTOR, nadie
tocaría a mi puerta para ordenarme un encargo…Pero
mi padre decía: “Sólo haciendo lo que uno desea, se
es feliz”… Claro, aquella era otra Costa Rica: había
trabajo, el sueldo era poco pero compraba, los
gobiernos eran responsables y casi honestos, no
había consumismo y los ciudadanos eran humildes pero
dignos.
Hoy, al ver a tantos jóvenes graduarse esperanzados
en una vida mejor, me apena mucho saber que ya un
“cartón” no significa “bingo”, pues esa llave ya no
abre las puertas del empleo anhelado; los tiempos
cambiaron los llavines cuando los políticos nos
secuestraron la Patria… ¡Caramba!, que duro es saber
que de cada mil tortuguitas que nacen, sólo una
llegará a ser adulta y que de cada cien graduados,
quizá una tercera parte logrará desempeñarse en su
campo… Muchas áreas se han saturado y los
estipendios para quienes logran llevarse el anillo
premiado en las carreras de cintas por un empleo,
son insuficientes.
Sé que el ideal de un país de primer nivel
intelectual es la educación, que aún los
recolectores municipales de basura, los conductores,
los carniceros, los vendedores de lotería y hasta
los políticos, fueran siempre graduados de alguna
universidad. Duro es saber que un joven dedica
dieciséis o más años a prepararse para mejorar su
status e integrarse a la sociedad y le rebotan su
título en las narices porque, ni aún con los
millones de nuevos empleos que iba a generar el TLC,
según los vendedores de patria que lo impusieron,
encuentran uno.
He ahí la angustiosa verdad, muchos deberán
jugársela en otros menesteres; una tienda o negocio,
un taxi pirata, revendiendo entradas en los
“clásicos” o en el estadio chino o pegando banderas
para algún partido político…Porque la sociedad exige
demasiado, es dura y cruel: andar a la moda, tener
un chuzo de carro, comer en restaurantes finos,
tirarse unos “envalentonadores” de marca, tener el
mejor celular, para sentirse “real” en un mundo
“virtual”.
¡Ah, y la tercera parte que logra emplearse en su
especialidad, recibe un salario de hambre, para
vestirse, comer y pagarse un apartamentito, donde
soñar con una casa propia… Pero se va al banco
sonriente y sale con cara de recién castrado; con lo
que gana él y su pareja, lo que le prestan no alcaza
ni para un lote… ¡Qué paradoja! con ese mismo
salario, los mismos bancos sí le financian un carro
multimillonario…Porque en toda sociedad consumista,
el despilfarro recibe honores…
Por ello creo que debería existir una ley que
obligue a quienes cumplen su tiempo de jubilación, a
que se acojan a ese merecido derecho. Primero porque
es injusto que personas que han hecho su vida y
sacado adelante sus familias; tienen casa, carro y
pensión, ante tanto desempleo, sigan ocupando una
plaza que serviría a un nuevo profesional para
adquirir experiencia y proyectarse plenamente.
Es triste ver profesionales cansados y sin ideales,
sosteniendo un matrimonio laboral de cuarenta años;
esperando que la muerte los separe. Cumplido su
ciclo, la dignidad y la solidaridad aconsejan dejar
su puesto a los nuevos relevos (amén que exista
inopia en su campo). Es injusto y hasta inmoral, ver
cómo los políticos se perpetúan en las ubres
gubernamentales y van rotando de teta en teta. de
por vida… O “gargantudos” que, no bastándole el
“pinolillo” de una jubilación, tienen otro empleo
remunerado… ¡Ah!, que están “pochotones” y con mucha
experiencia para retirarse, ¡sean generosos!,
trabajen ad honorem, lean, escriban o hagan
voluntariados… El profesional nuevo es más rentable
por que su salario base es inferior y muchas veces
son gestores de cambios y desafíos importantes.
Desde luego, todo jubilado deberá tener un plan B,
como los ríos que llegan serenos a la mar…Plan B con
be y no con “uve”, para no arruinar su vida: ¡ve que
sucia está la casa!, ¡ve que arrugada la camisa!,
¡ve que tarde para el almuerzo!, ¡ve que no veas
telenovelas!…Hasta que la esposa dice su ve… ¡Ve-te
al ca-ra-jo!
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EXTRAÑ0 SUEÑO
Domingo Ramos A.
05/07/2012
Mi abuela decía que los sueños eran revelaciones
angelicales. Mamá, que eran por tener la panza
vacía… Hace unos días, quizá por acostarme tan vacío
de noticias positivas y ansioso de que termine esta
corrupción y se recuperen los valores humanistas tan
deshumanizados, tuve un sueño extraño… Soñé que era
un dictador en Costa Rica. (Como si fuera fácil
burlar una democracia centenaria) Tenía un ejército
a mi servicio y todos los poderes.
Con 35 cañonazos que ahuyentaron perros del parque
central y palomas del Teatro Nacional, inicié:
Compatriotas y compatriotos: Por el amor a mi
Patria: piñata de corruptos politiqueros vulgares,
siendo pacifista, escultor y poeta, respetuoso de la
Ley, la Constitución, la Democracia, la Soberanía y
la Vida, hoy enriendo este país, con mano firme y
honesta. Cercenaré los tumores que nos carcomen.
Guerra abierta a delincuentes, vándalos, evasores de
impuestos, pederastas, narcos, proxenetas,
corruptos, violadores, asesinos, Arias, Lauras,
dedocracias, diputaciones hereditarias, femicidas,
traidores y ratas de cuello blanco y oscura
conciencia. Impondré orden, paz y Pena de Muerte,
sobre este “vergel bello de aromas y flores”.
Seremos iguales ante la ley y la muerte... No
aplaudan que esto no es chiste; ni lloren que nadie
ha muerto…
Nuestra Patria está “ingobernable”; el poder lo
tienen unos pocos desalmados, en detrimento de los
muchos que, teniendo alma, preferirían no tenerla.
Todo anda patas arriba y voy, con los ciudadanos
honestos, que espero existan, a voltear el mundo,
aunque los niños del futuro nazcan mirando para
arriba... Restauraré los tres poderes de la
Constitución; Adiós Sala Cuarta, que ya nos ha
metido cuarteada y media… Adiós al poder mediático y
plenipotenciario, que igual idolatra futboleros, que
sinvergüenzas que olvidan todo, pero vuelven por
otro “tamalito”… Controlaré la prensa; no más
Naciones, Julios, Santos o Pilares, mintiendo y
engañando, ni periodicuchos como La Teja,
transformando nuestro culto pueblo, en una sociedad
“culicéfala”.
Las cárceles serán cárceles; no moteles
subvencionados por el pueblo; nada de visitas
conyugales ni comodidades. Aprenderán respeto a las
leyes y al prójimo. No más caras tapadas ni “casa
por cárcel”, así sean “ángeles’. Cada recluido
pagará colchón, ropa y comida. Taparán huecos en las
calles; reforestarán, recolectarán basura,
construirán aceras, limpiarán ríos, chapearán y
cultivarán. Volveremos a la tierra como dijo Monge y
no habrá terreno inculto mientras hayan vagos -dijo
Braulio. Ayudaré al trabajador a cultivar, estudiar
gratuitamente, tener casa propia sin pagar
impuestos; que algunos municipios malgastan hasta en
barrios chinos. No más bonos familiares gratis, ni
becas para estudiantes que se embarazan por negocio.
Todo hombrecito para engendrar, deberá serlo para
encargarse del retoño; nada de comerse la piña de la
niña y que al estado le duela la panza.
Y no se paren de uñas los monseñores y los
comerciantes de la fe; toda iglesia (hasta los
“justos”) pagarán impuestos y no serán
transnacionales camufladas; educarán, enseñarán
principios y valores y pescarán más almas para
salvar, que dinero para prestar. No podrán ser
diputados. Al servidor público lo elije el pueblo y
si no da la talla será destetado. Los políticos no
elegirán “compadres hablados”: defensores,
contralores ni magistrados. Los ministros andarán
rapados para evitar piojos y cabezas instruidas pero
enmohecidas. No más tratados injustos. No cambiaré
soberanía por estadios ni puentes. No más
concesiones, ni asesorías millonarias porque este
pueblo ya parece vaca de pobre: mal comido y bien
ordeñado. ¡Ah y ministro incapaz de poner una
platina, se removerá a platinazos! Y cuídense los
conductores temerarios y ebrios y aquellos
inspectores que pidan mordidas a quien tenga dientes
o carezca de ellos. No más licenciados licenciosos,
médicos sangrones, políticos cerdos, ni vagos
maestros. Una ley será, jubilarse a tiempo, cediendo
su puesto al talento nuevo, que espero no venga de
universidades de garaje. Quien desee trabajar más,
lo hará ad honorem.
Re-nacionalizaré todo; la sangre tica es de los
ticos. Adiós cositas “made in China”, coca colas,
gaseosas y comiditas rápidas que acabaron con
aquellas gentes “delgaditas de cintura” que hoy,
aunque entalladas, carecen de talle… Gallito pinto,
aguadulce, cafecito y limonada, que ya ni en el
“chan” se puede confiar… Bien portaditos, honestos,
obedientes y trabajadores; nada de tumultos, armas,
ni sindicatos palanganeadores. En 15 años seremos la
nación respetada, libre y soberana, humana y
solidaria, que todos soñamos… ¡He dicho!
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COSAS VEREDES...
Domingo Ramos A.
04/05/2012
Empiezo este comentario con la frase: “Cosas veredes
que farán fablar las piedras” (atribuida al Quijote,
aunque pertenezca al Mío Cid) porque sería grandioso
que, ante el silencio de los ciudadanos, las piedras
se revelaran contra tanta corrupción y porque siento
que es necesario resucitar Quijotes y Cides
campeadores, que deshagan entuertos y restablezcan
la hidalguía y el honor, tan agraviados en nuestros
tiempos...
En esta Tierra Bendita, amante de las leyes, el
orden, la Democracia, la Soberanía, la Educación y
la Justicia, junto a valiosas gestas que nos
distinguen, hay cosas que nos hacen sacudir la
cabeza como si quisiéramos borrar un mal pensamiento
o despertar de una pesadilla recurrente...
Recordemos la platina en la que se ha invertido
tanta plata, las camaritas de tránsito (despilfarro)
que no llevaron a ningún lado, el regalito del
estadio, el robo de armas y la carreterita a
Caldera, con más hormigas que hueso de cafetal...
Objetable es la actitud del TSE pues, luego de
autorizar una consulta popular en Pérez Zeledón,
donde el 82% de los ciudadanos dijo no al alcalde,
tardó demasiado en honrar la voluntad del pueblo...
Igual objeción amerita el cuestionado legislador
Angulo, quien por dignidad propia y respeto al
pueblo debió haberse ido del plenario, pero sigue
aplanado en la curul, orondo y campante, con la
venia de sus partidarios... ¿Será que entre bomberos
no se majan la manguera?
¿Cómo entender (aunque esté clarísimo), que el
Alcalde josefino, petrificado en ese puesto desde el
siglo pasado, pretenda construir un barrio chino
sobre el histórico Paseo de los Estudiantes, sin
consultar al pueblo, ni explicar la “trascendencia”
de tal exotiquez? Y si otras naciones (comunistas o
no) solicitaran un barriecito ¿qué?... ¡ah! y el
Ministro de Educación, que desea erradicar la comida
chatarra (¡enhorabuena!) ¿por qué elimina temas
cívicos importantes de los programas y no promueve
un decreto que prohíba la “ortografía chatarra” que
asesina nuestro bello idioma?
¿Cómo no cuestionarse, si es prohibido lavar
dólares, qué la misma Asamblea (Legis-la tibia)
intente enjuagar “turbias imágenes”, mediante
montajes teatrales? La comparecencia ante la
Asamblea, de una persona más escurridiza que
comadreja bajo el piso, resulta indignante y
vergonzosa, pues casi lo reciben con honores y
cañones; solo faltó pedirle fotos y autógrafos, a
uno cuya gestión presidencial fue opaca; manoseó el
Escudo Nacional, las pensiones de los maestros y
eliminó el ferrocarril. Ahora vuelve dizque a
limpiar su enmohecida imagen, llorando como niño con
mantilla sucia; mártir ansioso de ubres
gubernamentales… ¿Por qué si el fiscal anterior
-como la zorra del cuento- no encontró mal olor en
su zorrito, se esfumó hasta que los años
prescribieran cualquier posible culpa?
¿Por qué la Asamblea (de ropajes grises), derrocha
recursos de los costarricenses jugando a los
detectives, si las asesorías políticas nacen
embarradas y las benditas “comisiones legislativas”
solo han servido para enterrar trapos sucios? Si las
asesorías suelen ser cátedra de cómo hacer “bien”
las cosas “malas”, donde las “manos peludas” cogen y
reparten sin dejar pelos, ¿para qué gastan pólvora
en zopilotes? ¿Por qué si lo importante era saber si
las “asesorías” (que le pagaron como si fuera el rey
Salomón), eran limpias, no cuestionaron inteligente
y responsablemente al indagado? Solo faltó que el
susodicho, emulando a su padre, dijera: “esa
platilla, me la comí en confites”.
Difícil es creer en lágrimas de cocodrilo, renqueras
de perro o políticos que se dicen “firmes y
honestos”, porque: “dime de qué te jactas y te diré
de qué adoleces”... ¡Esta “masa” huele mal! Aunque
los acólitos, (pues nunca faltan borrachos) aseguran
haber dejado la imagen limpia y rechinante: sin nada
de grasa por aquí, ni aquí; no basta con encalar...
Claro, nacidos en tiempos de la tortirrica,
desconocen que para blanquear a un político hay que
hacer como las abuelas con el maíz: hervirlo con
ceniza y cal, para quitarle el grueso pellejo y
poder aspirar a un tamal blanquito y decente...
El reciente papelón de la Asamblea, al igual que el
actuar de los otros poderes del estado y del concejo
de gobierno en general, despiertan curiosidad:
¿Hasta cuándo se estructurará un documento legal que
estipule requisitos de aptitud y formación, éticos,
morales, académicos y profesionales para los
aspirantes a los diferentes poderes y ministerios de
la república, para ver si algún día llega gente más
inteligente, honesta y trabajadora, a dignificar
esos puestos y los destinos de la patria?....
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VENDEDORES DE BUTACAS (I parte)
Domingo Ramos A.
Leí una vez que el ser humano es el único animal que
se preocupa de enterrar a sus muertos, posiblemente
como una forma de rendirle homenaje póstumo a los
seres queridos. Es quizá un afán de mantener vivo el
recuerdo de quienes nos anteceden en la barquilla de
la muerte y la esperanza de un posible re-encuentro
en otra vida. La mayoría de las culturas a través de
la historia, se preocuparon por la vida en el más
allá, la vida después de la vida... Pero, ¿existirá
realmente algo más, un dios y otra vida después de
este mundo, o todo es fruto del temor a la soledad y
la nada? Creo que siempre estaremos cavilando sin
resolver ese misterio que solo se puede sustentar en
la fe. Una fe que parpadea como una vela al viento y
que nos mueve de la zozobra a la esperanza y de la
luz a la tiniebla.
No es mi intención la de filosofar sobre un tema tan
complejo y más apropiado para los teólogos como es
la posible existencia de Dios y de otra vida.
Simplemente y, sin ánimo de herir susceptibilidades,
deseo referirme a uno de los aspectos que ha surgido
a raíz de la urgente necesidad humana de creer en
algo, de mantener la esperanza en que esta vida es
un paso hacia otra más llena de luz. Me refiero a la
comercialización de la fe, pues cada día más
estafadores lucran con la venta de bienes raíces e
inmuebles en el cielo, sin dar recibo ni escritura,
ni de los terrenos ni de las butacas que están
vendiendo desde esta tierra, donde reciben el pago
en dinero constante y sonante…
Cada cultura ha tenido su propia idea de la muerte y
sus dioses. Los egipcios concebían la muerte como un
paso a otro estadio, donde se continuaba la
existencia y, al igual que los etruscos, uno de los
pueblos más antiguos de Europa, enterraban a sus
muertos con sus pertenencias. Y leí una vez que ese
deseo tan humano no era tan grave cuando moría una
persona de poco rango jerárquico, (con los pobres
nunca pasa nada) como cuando moría un faraón, pues
para procurarle una continuidad en la nueva vida,
sin grandes cambios respecto a ésta, no sólo
pensaban en decorar su tumba con temas pictóricos
alusivos a sus tareas terrenales, sino que en
algunos casos se pensó en que lo acompañara su misma
servidumbre...
De ese modo la creencia en una vida después de la
terrenal, llegó a convertirse en un verdadero
problema pues la muerte de un soberano, amenazaba
con llevarse a la tumba toda la familia real. Dicho
problema fue superado gracias a la colaboración de
los artistas escultores, quienes tuvieron en sus
manos el poder de crear estatuas mágicas que
representaban a los diferentes miembros de palacio,
los que cumplían sus tareas en la nueva vida. Pero
también se esculpieron y tallaron sus dioses, los
cuales vigilaban y acompañaban a vivos y muertos,
guiándolos a través de sus respectivos mundos... No
faltó, sin embargo, el incrédulo poeta cuya voz
trasgresora proclamara vivir y disfrutar esta vida
mientras la “libélula dorada” (el alma), no se
saliese por la nariz y se perdiera en las alturas,
porque nadie había vuelto para contar ni dar
testimonio de las maravillas del más allá...
Los dioses griegos no participaban tanto de la vida
de los humanos, ni eran tan santos; algunos se daban
a los placeres, las intrigas y los vicios.
Recuérdese que Zeus: padre de aquellos dioses,
sucumbió al deseo de poseer a la hermosa mortal
Leda, cosa que logró transformándose en cisne. Pero
los dioses griegos no promulgaron la creencia de una
vida más allá de esta y no pasaron de su propio
Olimpo. Los romanos por su parte, adoptaron los
dioses griegos e inventaron otros de acuerdo a sus
necesidades: el de la abundancia ante la escasez, el
de la sanación ante la enfermedad y así, tuvieron
tantos dioses que decía un historiador que a veces
era más fácil tropezar en Roma con un dios, que con
un romano...
Muy al contrario, el mito Judeo Cristiano, por más
de dos milenios ha promovido la creencia en una vida
más allá de ésta, la cual no es humanamente “finita”
sino “divinamente eterna”. (estaría por verse que
tan “divinas” son las cosas eternas). La doctrina
cristiana propone a un Dios todopoderoso,
omnisciente y omnipotente, creador del cielo y la
tierra y todo cuanto en ellos existe, desde los
astros y las estrellas, hasta las plantas y los
animales... Animales para quienes el rey terrenal es
el mismo ser humano, que osadamente se cree hecho a
imagen y semejanza de Dios…
“Yo soy el camino, la verdad y la vida- proclamó el
propio Jesucristo hijo de Dios: el misericordioso y
justo, el humilde y conciliador- y nadie viene al
padre sino es a través mío” (Juan,14-6) De modo que
Dios Padre envió a su hijo bienamado, no solo a
prometerle al privilegiado ser humano, un reino
celestial más allá de este valle de lágrimas, sino a
redimirlo de sus pecados y ofrecerse como única vía
de salvación. Como pecado entiéndase la
“Transgresión voluntaria de la ley de Dios o de
algún precepto de la iglesia”. (diccionario Vox de
la Lengua Española).
Cristo predicó sobre las virtudes del Gran Reino;
que no es de este mundo a donde todos los que sigan
y respeten sus leyes van a tener un lugar cerca del
Padre. Derecho que hay que ganarse pues no basta con
decir: Señor, Señor”, para entrar al reino de su
Padre. Se habla de un Juicio Final donde el gran
Dios Pantocrator, (juez) premia con la vida eterna o
castiga con la muerte eterna. Es una decisión
definitiva e inapelable pues contra la Justicia
Divina no hay Sala Cuarta que “interprete”, cierre o
abra portones.
Cristo encargó a los apóstoles que compartieron su
vida y milagros, para que fueran por el mundo
llevando la Buena Nueva, evangelizando y sembrando
la fe en el corazón de los seres humanos, para que
salven su esencia: el alma. Como es sabido, el
Cristo de Nazareth, hijo de María, terminó su vida
terrena crucificado y ascendió a los cielos al
tercer día... Pero después de eso, han aparecido
miles de “apóstoles” que pregonan su credo, no
porque les importe la salvación del ser humano, sino
para gozar del cielo en esta vida, a costilla de los
cándidos creyentes.
La Doctrina Cristiana ha funcionado, con enormes
altibajos, por más de dos mil años, pero ¿por cuánto
tiempo más logrará tener vigencia? Muchos de los
principios, se han tergiversado y manipulado por los
nuevos “apóstoles” que han venido lucrando con la fe
de los pueblos que, sedientos de esperanza, los
escuchan. Son “falsos profetas” que promueven la
salvación eterna y un cielo celestial, mientras
venden butacas al lado del Todopoderoso… Su actitud
resulta sospechosa, pues más que promover los
principios de justicia y misericordia que mandó
Jesús, parecen escuchar más al poeta egipcio que
pregonaba el disfrute del cielo en esta vida. Los
mueve más la codicia por la riqueza material, que la
idea de ganar un asiento en el Reino Divino.
Muchos manipuladores de la Doctrina Cristiana están
haciendo lo que el político hace de la política: una
mina para el enriquecimiento personal y hoy, la
iglesia católica y otras, fungen como grandes y
poderosas transnacionales... Han acaparado tanto
dinero que se han constituido en casas prestamistas,
aunque como decía un monseñor costarricense, son
“inversiones”. Pero sobre estos aspectos seguiré
hablando en la segunda parte de esta reflexión.
!Muchas gracias! |
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VENDEDORES DE BUTACAS-II
Domingo Ramos A.
En la primera parte de esta reflexión traté de
esbozar el sentir de los pueblos respecto a una vida
más allá de esta vida. Algunos creemos que es una
cuestión de fe, pero mucha gente como Weiss y
R.Moody, han escrito libros interesantes, con
experiencias reveladoras. En algunos casos hablan de
una reencarnación donde una persona muerta, ha
vuelto, ha reconocido el lugar donde vivió y ha
reencontrado parientes muy cercanos...
Pero el tema de las reencarnaciones o si existe otra
vida en el “al di la” no son por ahora la meta de
esta reflexión, encaminada a destacar el aspecto
lucrativo que existe en torno a esa esperanza humana
de trascender a otra vida. Porque muchos bribones
hoy día manipulan los escritos bíblicos y lucran
vendiendo espacios en un cielo, de los que no dan ni
número de butaca ni plano catastrado, por lo cual me
temo que ese paraíso debe estar sobrevendido...
Comento en torno al mito Judeo Cristiano, aunque
honestamente tengo, como nuestras calles, muchísimos
baches. Los invito a devolvernos un poco en la
historia del cristianismo: primera gran revolución
de la humanidad, donde la palabra fue el arma
principal, no para transformar el mundo imperial de
los romanos, sino el corazón de aquellos. Cristo
nació en una provincia del gran Imperio Romano (que
dominaba Europa y Medio Oriente) y vino a ofrecer
luz, perdón y un reino más allá de este mundo.
Cristo era el Redentor anunciado por los profetas.
Nació, hombre, de una mujer. Propuso un imperio de
esperanza para aquellas gentes humildes que
subsistían a la sombra del poder romano cuya ley era
la espada. Cristo reunía gentes y seguidores; había
que sacarlo de escena. Imperaba Claudio y Herodes
Agrippa I, era rey de Judea y Samaria y en el año 33
logra que el mismo pueblo que un Domingo de Ramos lo
aclamó victorioso, lo crucificara cinco días
después.
La muerte de Cristo reavivó la fe. Los primeros años
del cristianismo fueron muy duros, de martirio y
persecusiones por los emperadores que sucedieron a
Claudio, Calígula, Tiberio y Nerón (conocidos como
los cuatro bestias). Los nuevos creyentes se reunían
en las “domus”: casas particulares de patricias
romanas, que para enterrar a sus creyentes idearon
las catacumbas: galerías subterráneas con nichos,
dispuestas a lo largo de las principales vías
romanas.(Roma conserva más de 100 kms. lineales de
catacumbas). En ellas nace la nueva escultórica
ligada a los sarcófagos, y declina el arte clásico:
tema de otra posible reflexión.
Pero algo extraño sucedía en el mundo romano;
mientras la idea del reino de Dios crecía en las
personas al punto de morir felices siendo
martirizadas, el reino de la espada romana
languidecía. Para el año 372 dC, Aureliano recintaba
Roma con pesadas murallas: indicio claro de que el
ocaso del imperio no estaba lejos; cayó en el año
476 dC. bajo la dominación de los bárbaros
La llegada de Constantino al imperio trajo libertad
de culto para los cristianos. Ahora la fe podría
salir de las catacumbas y florecer a plena luz. La
reunión de fieles, asamblea, o comunidad de
creyentes se llamó iglesia (nombre griego y no
hebraico). Estaría gobernada por los elegidos: los
apóstoles y subsistiría con los aportes voluntarios
de la misma sociedad urbana, porque la comunidad
rural siguió siendo pagana; creía en el sol, la
lluvia y la tierra.
El cristianismo utilizó una arquitectura
paleocristiana hasta el siglo V dC., pero como
iglesia floreciente reclamó la basílica: edificio
rectangular a tres naves (no pagano) donde los
romanos impartían justicia y ahora se hablaría de
una nueva justicia: la Divina. Las basílicas se
orientaron desde entonces de Este a Oeste, según el
nacimiento del sol, símbolo de la nueva vida.
Jerusalén fue la primera, Antioquia la segunda
floreciente iglesia cristiana y Roma la tercera,
donde la arquitectura empezó a proponer grandes
basílicas como San Pedro en el Vaticano, San Juan de
Letrán, San Pablo, San Lorenzo y Santa María la
Mayor que, Junto a Santa Sofía en Costantinopla, son
las dos primeras basílicas cristianas dedicadas a
divinidades femeninas. Por vez primera la iglesia
reconocía los méritos al género femenino al que, dos
mil años después, el machismo no termina de
aceptar...
Constantino trasladó la capital del imperio a
Costantinopla (Estambul, Turquía). Muchos de los
dogmas cristianos se redactaron en Oriente donde se
prohibía la idolatría, lo cual llevó al cristianismo
a destruir centenares de obras de arte consideradas
paganas, como pasó en nuestra América colonizada. La
iglesia no pagaba (desde entonces) tributos al
estado, por lo que muchos civiles terminaban
donándole a esta sus tierras para evadir el fisco y
seguir pasándola bien (nada nuevo). Pero eso sí, la
iglesia tendría la potestad de instruir y proteger
al pueblo, no el estado, por lo que surgen grandes
escuelas, hospicios y hospitales... La iglesia era
adulta y responsable; al cristo imberbe de los
romanos se lo representó barbado, como rey universal
omnipotente: pantocrator... ¡Carajo! –pensaron los
obispos- si Él es pantocrator, nosotros debemos ser
“autocrator”: dueños de un poder concedido
directamente de Dios... Pero si listos eran ya los
representantes de Dios en la tierra, avispados
serían, más tarde, los monarcas que para ser
respetados como soberanos, necesitaban la unción
pontificia... Amigos lectores y lectoras, ?no les
suena conocida la costumbre politiquera de nuestros
gobiernos, que en la toma de poderes se hacen
bendecir del obispo de turno, que a veces hasta les
da feria y los designa hijos de la Virgen de Los
Ángeles?
Hubo varios concilios importantes para el
cristianismo. En el año 325 dC. Se convocó el
concilio de Nicea, con una papa caliente más dificil
que la de la reforma tributaria de nuestra Asamblea
Legis-la-tibia. Había que definir, de una vez por
todas, si Cristo era “semejante a Dios” o era “igual
a Dios”. Como detalle curioso cuenta la historia que
a dicha votación acudieron 312 arzobispos de Oriente
y solo 6 de Occidente... (Cada quien saque sus
propias conclusiones sobre el abstencionismo de
nuestros pueblos). Pero bien, se acordó que Cristo
es igual a Dios, como se da por sentado desde
entonces.
Pero lo que esos arzobispos no imaginaron (como
nunca hacen nuestros políticos), fueron las
concecuencias de dicha decisión. Pasado un tiempo
alguien se cuestionó, “ ¿diay, y qué hay de María?
¡Puta, si es cierto! -exclamaron otros y, sin
pensarlo mucho, convocaron al concilio de Efeso, año
431 dC. Hubo dos mociones en este debate dogmático:
Nestorio de Constantinopla decía: María es
“Christotokos”, Madre de Cristo. Cirillo de
Alejandría oponía su lógico razonamiento: Si Cristo
es Dios, entonces María es “Theotokos”, Madre de
Dios. Y así se aprobó.
Entre tanto, el mundo romano vivía un periodo de
saqueos e invasiones barbáricas y la seguridad
social valía tanto como la de nuestra actual
tiquicia, acorralada por las drogas, la violencia y
los barbáricos tratados comerciales. Pero el
cristianismo debía afianzarse y sabedores de que
“Santo que no se muestra, no es venerado” (Recuerden
los posters: “Gracias Costa Rica”), decidieron
convocar a otro concilio para definir si se podría
representar a Cristo sin caer en la idolatría e
iconoclástia. Dicho concilio se realizó en Nicea,
año 787 dC. Y se expuso que, si Cristo se encarnó de
María como hombre, justo era que, como hombre se lo
representara. ¡Amén! -fue la respuesta...
Amigos, nos queda tinta para este tema y
cordialmente los invito a leer la tercera parte de
esta reflexión después de Semana Santa. |
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Cuando los hijos
vuelan
Domingo Ramos A.
12/26/2011
Pocas cosas eran tan gratas en nuestra niñez, como
encontrar un nido. Uno subía hasta el paredón o la
rama del árbol, arriesgando caerse y romperse los
huesos, con tal de alcanzar a ver los huevecillos
llenos de pecas, donde se desenvolvía el
sorprendente milagro de la vida. Ese hallazgo
cambiaba todo, porque aquel nido pasaba a ser parte
de uno; lo sentíamos como si fuera propio, del mismo
modo que el principito sentía suya a su amiga la
zorra... Y allá íbamos todos los días pese a las
airadas protestas de sus padres que algunas veces
amenazaban con sacarnos los ojos con sus afilados
picos... ¡Ah, si todos los padres defendiéramos y
quisiéramos los hijos con el esmero y dedicación que
lo hacen los pájaros!
De igual manera uno se sentía responsable de ver la
nidada llegar a buen destino: nacer, crecer,
emplumar y volar. Por ello uno la emprendía contra
el gato atisbador que, al pie del árbol, se sentaba
a lamerse los bigotes, como ricachón de turno
saboreando el fruto de sus avaricias... Uno a uno
nacían los polluelos y uno a uno se iban... ¡Qué
triste era encontrar un día el nido vacío! Pero ¡qué
doloroso era encontrar las plumitas de alguno de los
pichones y saber que había sido devorado por algún
animal o ave depredadora de las que nunca faltan en
la vida! ¡Qué duro era encontrar alguno muerto a la
vera del camino, sabiendo que jamás surcaría el
cielo con sus cerradas alas!
Como a los pajarillos, a los padres nos toca
alimentar a los hijos y apoyarlos en todo, para que
un día abandonen su nido en pos de la felicidad del
corazón. Hace poco tuve esa experiencia; se me casó
la primera de las tres “poesías” que por hijas me
brindó Dios- como dijo el novio de una. Y entendí,
después de tantos años, por qué cuando los hijos se
casan, según está escrito, para irse con otra
persona que no era nada suyo, los padres no pueden
evitar alguna lagrimilla que brota desde el alma. En
el trayecto de la puerta de la iglesia al altar, se
vienen a la memoria tantos recuerdos y vivencias,
desde el embarazo hasta que se tuvieron entre los
brazos por vez primera. Desde que se escuchó su
corazón aún en el vientre, hasta cuando empezó a
pronunciar sus primeras palabras, cuando dio sus
primeros pasos y le salió el primer diente... Cosas
que parecían haberse olvidado regresan
atropelladamente por el recuerdo que fluye como
cabeza de agua... Cuando fueron al kinder, cuando
pasaron a la escuela y después entraron a la
universidad para salir graduados y convertidos en
profesionales.
Los hijos se casan como lo hicimos sus padres, para
unirse a otro ser que no era nada de uno y de pronto
lo es todo: cielo, aire, canto, poesía... Formar
otro núcleo y continuar el proceso evolutivo de la
vida y de crecimiento personal. Hacen lo que
aquellos pajarillos del nido: volar, surcar nuevos
cielos y que dicha que lo hacen en alas del amor: el
más arrollador, hermoso y puro de los
sentimientos...
Pero aunque todos saludan y felicitan, en esos
momentos el corazón y el alma se confunden como
quebrada después de un aguacero. Es un sentimiento
extraño, de alegría y tristeza, de nostalgia y
desarraigo. De pronto aquel ser que se llevó de la
mano, que compartió con uno, que se sentó a la mesa
a departir los alimentos, se hace grande y abre sus
alas al amor y a la vida. Un vuelo en el que hay que
dejarlos libres como lo hicimos un día nosotros...
Las obras de arte, los hijos y la poesía no son
nuestros, pues como dice Kalil Gibrán, los padres
somos el arco por los que se disparan los hijos como
flechas vivientes, hacia la vida . “ Vuestros hijos
no son hijos vuestros. Son los hijos y las hijas de
la vida, deseosa de sí misma. Vienen a través
vuestro, pero no vienen de vosotros. Y, aunque están
con vosotros, no os pertenecen. Podéis darles
vuestro amor, pero no vuestros pensamientos. Podéis
albergar sus cuerpos, pero no sus almas. Porque sus
almas habitan en la casa del mañana que vosotros no
podéis visitar, ni siquiera en sueños” (16- 17, El
Profeta)
Para eso se preparan los hijos y se les dan valores
y principios, para que tomen su antorcha y corran
hacia su propio pebetero, en busca del laurel de su
verdad. Para eso se les mostró el cielo y se les
señaló el sol, para que busquen su luz y la de Dios.
Porque en los hijos seguirá viva nuestra sangre y
nuestras verdades, pues el espíritu renace en ellos.
Los padres no debemos preocuparnos tanto por
dejarles herencias materiales, sino lazos
espirituales para que se desarrollen sanamente en la
sociedad. Los buenos padres no son aquellos que
sacian todos los apetitos de sus hijos, sino los que
los hacen razonar y los enseñan a discernir. Son
aquellos que se pulen en educar y guiar a sus
pequeños para que sean felices y honestos,
solidarios y humanos. Porque es deber heredarle
hijos nobles a la vida, para que atraviesen por ella
sin amarguras ni rencores, de modo que sus flores
sean puras y vivas como los azahares del monte.
Cuando los hijos se casan -dice Gibrán- nacen juntos
para siempre y juntos van a estar cuando la muerte
esparza sus días. “Sí, estaréis juntos aun en la
memoria silenciosa de Dios. Pero dejad que haya
espacios en vuestra cercanía. Dejad que los vientos
del cielo dancen entre vosotros. Amaos el uno al
otro, pero no hagáis el amor una atadura. Llenaos
uno al otro vuestras copas, pero no bebáis de una
sola copa. Daos el uno al otro vuestro pan, pero no
comáis del mismo trozo- Gibrán, el Profeta, pag,
15-6).
Así es que aunque el nido se sienta vacío, aunque
nos sobre un puesto a la mesa y siempre el oído
espere las buenas noches antes de dormirse, quienes
hemos tenido la suerte de casar hijos con personas
honestas, debemos sentirnos dichosos y felices. No
pocos nidos se deshacen cuando hay drogas en el
hogar, cuando los hijos se han prostituido, cuando
hay infidelidades y separaciones. Cuando se cae en
desgracia, bajo una enfermedad o en la jaula de una
prisión. El buen hijo que se casa, busca casa, pero
permanece unido a su nido paterno. Crear hijos sanos
física y espiritualmente hoy día, cuando todo parece
no tener secretos, ni fronteras, ni tabúes, es tarea
seria. El buen padre encomienda sus hijos a Dios,
pero no cierra nunca las puertas de su corazón.
Mucho ayuda la fe en Dios y la oración sincera, pero
sobre todo, el predicar con el ejemplo. Nada detiene
a dos enamorados y cuando ellos vuelan, hay que
verlos partir con la esperanza de una vida mejor
para ellos, pues en su corazón harán nido las abejas
del amor... |
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Los mariscales de
Johnny
Domingo Ramos A. *
12/06/2012
Gran curiosidad ha despertado en el público
costarricense, la nominación de los mariscales del
tradicional festival de la luz 2011, ya que han sido
escogidos siete artistas de los más destacados del
campo de la pintura y la escultura costarricense,
cuando se esperaba alguna vedette de esas que tiran
besitos, como los políticos en campaña y que, cuanto
menos hablan, más bonitas son.
Es relevante el hecho de que se haya seleccionado a
prestigiosos creadores de las artes plásticas, que
con talento han labrado una trayectoria digna,
luchando contra los olvidos gubernamentales que
siempre han tenido las artes en completo menosprecio
y abandono… Esos premiados no sólo deben sentirse
complacidos- como lo han dicho con orgullo- sino
sorprendidos, pues pareciera que se les reconoce su
labor creativa en pro de la cultura costarricense;
muchos han sido docentes y varios son premio Magón.
La lista de mariscales desde 1999 al 2010, revela
que el dedo seleccionador ha escogido cantantes y
deportistas: gente con luz propia. No cabe duda que
en esto, don Johnny sabe hacer las cosas (en
entrevista televisada manifestó ser él quien
selecciona, aunque “escucha” opiniones) Bueno, hay
que reconocérselo con el mismo ahínco con que otras
veces le hemos criticado sus vaquitas pintadas color
campaña, sus descuidos con una ciudad capitalina que
debería lucir sin basura ni contaminación, segura,
sin tanto indigente tirado en las aceras, sin tanta
droga y prostitución, sin tanto delincuente, sin
tanto hueco en las calles, sin tanto tramo
innecesario obstaculizando el paso a los peatones en
las estrechas y peligrosas aceras…
Sin duda los “mariscales” son escogidos
estratégicamente, no tanto por ser de una agrupación
política en particular, sino porque todos
“alumbran”, de donde puede deducirse sin mayor
visión semiótica, que más que “iluminar” a los
escogidos, se busca aprovechar su “voltaje
energético”… . No hay amor sin interés ni político
que saque pelo sin sangre. Tras un aparente
“premio”, una mente avispada, podría lucrar a
expensas de una imagen limpia y la aureola de una
trayectoria honesta, a cambio de una estrellita y un
paseo en carroza… Sorprende entonces, la candidez
con que personas experimentadas, engullen un anzuelo
tan burdo, creyendo que, finalmente, ¡un político!,
da muestras de sensibilidad artística.
¿Por qué estos festivales “del pueblo”, no destacan
a algún costarricense olvidado, de los que día tras
día, apechugan estoicamente, los desafueros
económicos de los politiquillos de turno? ¿Porqué no
honrar a un maestro honesto y abnegado, en un país
que se jacta de tener más escuelas que cuarteles?
¿Por qué no mostrar con orgullo a una pareja de
campesinos que han sacado adelante a una familia, a
punta de sudor y trabajo honesto, sin ayudas
estatales y que son ejemplo de apego a los valores
humanos que han hecho grande a este país?… ¡Qué
apegado a las Sagradas Escrituras estaría el hecho
de dar un reconocimiento a quien no puede devolver
tal favor! ¿No sería hermoso ver sobre esas carrozas
de fin de año, a un “labriego sencillo” sin más
títulos que su honradez y lealtad a los valores?
¡Qué noble sería que en lugar de imponer monigotes
de la estirpe politiquera, se hiciesen esculturas y
monumentos a la clase obrera y que no se los
abandone vergonzosamente como han hecho con el
monumento al trabajador de Paco Zúñiga, frente al
aeropuerto, clara muestra de lo que realmente
sienten los políticos por nuestra cultura!
Sería triste para quienes creemos en la ética, la
justicia y la labor de los artistas, si se
descubriese que tras estos reconocimientos hay un
“chorizo” como el realizado por quien vilmente se
paseó en la imagen soberana, libre, democrática y
amante de la paz, de una Costa Rica estratégica
política y geográficamente, canjeada a la mayor
potencia comunista y violadora de los derechos
humanos, por un aparatoso inmueble dedicado a la
farándula y los espectáculos particulares, que sin
sonrojo llaman: “nuestro orgullo” el Estadio
Nacional…
Son frecuentes, macabras y detestables las tomaduras
de pelo para los artistas, llámense monumentos,
vaquitas, palomas, botellas de coca cola o
mariscales. ¿Cómo creer que alguien es sincero y
solidario, si con una mano palmetea a los artistas
nacionales y con la otra abofetea la cultura
costarricense, pretendiendo colocar una estatua de
otro cantante extranjero más, dizque para adornar
nuestra capital? Y además, ¿quién le dijo al señor
alcalde que el arte público es para “adornar”,
“embellecer” o “decorar”? El arte público es para
educar a los pueblos…¡Viva el patriotismo!... ¡Ah, y
aclaro que estoy dolido, pero no enchilado!
*Escultor |
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GREGUERÍAS:
MUERTE, SOLEDAD Y TIEMPO
Domingo Ramos A.
10/20/2011
Jacques Sagot
publicó: Greguerías contra la muerte
(Nación-15-09-11) que posteriormente el escritor
Róger Churnside secunda con sus greguerías contra la
soledad.(Nación-1-10-11) Ambos pensamientos me
parecen interesantes; concuerdo en algunos puntos;
disiento en otros y deseo expresar mi sentir al
respecto.
Sagot dice: “La muerte es una hija de p.” Y luego la
etiqueta de “promiscua” por meterse a la cama con
todo el mundo… Yo siento que la muerte, igual que la
vida, son caras de una misma moneda (vida = escudo,
muerte = cara) La muerte actúa como una madre
bondadosa; su abrazo alivia al enfermo, su beso
concede paz eterna. Es el más noble de los ángeles;
ha podido llevarme en cada milésima de segundo desde
que un espermatozoide fecundó el óvulo que originó
mi ser y heme aquí, me ha permitido vivir hasta los
linderos de la edad de oro.
Ha sido mi compañera -junto a la vida: peregrina
también- esencia inseparable en este viaje por el
tiempo. He hablado mucho con ella desde muy niño.
Hemos compartido dolores y cantos, poesías y
desventuras. Hemos soñado juntos, hemos discutido
asuntos importantes, nos hemos peleado a muerte y
hasta hemos muerto juntos muchas veces. Confieso que
he invocado su abrazo algunas ocasiones, pero la
muerte me ha ordenado andar y hacer camino, andanza
que, a largo andar, podría acercarme a la
inmortalidad, pues el mérito es hijo de la
adversidad. Pero cuanto sus labios han cerrado, lo
ha vuelto a renacer la vida
Dice además Sagot que “la muerte debería ser
incluida en los programas de enseñanza primaria…” Yo
siento que la muerte no es una materia que se pueda
enseñar; pues es esencia y se vive. Muchos podrán
escribir sobre sus efectos, más no sobre su esencia,
que es impensable e inaferrable como Dios, el tiempo
o la vida. Óptimo sería saber más sobre la muerte,
para amarla más y apreciarla como la buena amiga que
es. Pero esa cátedra sólo la imparte la Universidad
de la Vida, como postgrado, para aquellos a quienes
la madurez ya les permite hablar con la muerte y no
sobre ella… ¿Y la vida? La vida quizá no sea “un as
de luz” -como dice Sagot- sino una fracción de
tiempo, con todos los colores, una interrogación
entre el “to be” y el “not to be”. Un paso entre el
temor y la esperanza. Un puente entre nuestra verdad
y la otredad.
Quien no entiende la vida, no entiende la muerte y
quien mal vive, mal muere. La muerte libera y
renace, pero no mata; mata el olvido. Ante la muerte
todos somos iguales, sin distingos de alcurnia,
credos, dogmas o color… La vida es más interesada,
todo cuanto da lo retoma, aunque igual sucumbe ante
la muerte.
El pensador y catedrático universitario Róger
Churnside, confiesa: “Menos temo a la muerte que a
la soledad”. No describe la soledad ni sus efectos,
pero presiento que iguala “soledad”, vacío y
ausencia. Sostiene que la presencia de otros seres
coadyuvan para una existencia más plena. Pero la
sola compañía no ahuyenta la soledad, como la luz no
anula la sombra. Por el contrario, puede
contrastarla más. La compañía no es garante de
seguridad y plenitud. No existe soledad más precaria
que aquella que proviene de las multitudes. Además,
todo vacío tiene su corporeidad y toda ausencia sus
moradores. La soledad sólo lastima a quien no sabe
descifrar sus voces y secretos. La razón es un
estado de la conciencia: hija de las soledades.
Quien no escucha las voces de la soledad es devorado
por las ansias y los temores que corroen la paz
interior. La peor de las soledades radica en la
falta de amor.(Madre Teresa)
Toda vida es única e irrepetible; emana de un tiempo
particular. La muerte también es única y particular.
“Todo es relativo en la vida y absoluto en la
muerte” -dice Antonio Canova- mayor escultor del
neoclásico. La vida tiene tantos matices como la
muerte, pero no siempre hay conciencia de ello, por
eso, tantos “vivos” deambulan insepultos y tantos
“muertos” siguen de pie…
“La muerte es un matiz de la existencia” –poetizó el
ramonense Lisímaco Chavarría. La soledad también
–agrego yo. El Tiempo: “kronos”, es la esencia
suprema después de Dios, (el caldo de cultivo) que
hace posible que las cosas sean: humanos, astros,
estrellas, universo, cielo, vida y muerte. Las cosas
acaban cuando acaba su tiempo particular. El tiempo
y Dios no mueren, existirán más allá de los dogmas y
los relojes. Toda reflexión meditativa es encuentro
con las grandes esencias: Dios, vida, muerte o
tiempo. ¡Quién podría decirlo, pero quizá el entero
Universo sea hijo de una profunda reflexión del
Eterno, en la soledad de los tiempos!… |
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¿A DÓNDE VAS TAN
DE PRISA?
Domingo Ramos A.
11/20/2011
Cuando era niño me detenía a contemplar las aguas de
los ríos que siempre se iban, se iban y se iban sin
detenerse. Desconocía el posible destino de aquel
líquido incoloro que entonces era considerado
“inagotable”… Ignoraba hacia donde iban aquellas
aguas espumosamente cantarinas, ni de dónde venían,
ni cuál era su misión en la vida. Pero me entretenía
lanzándole trocillos de madera, ramillas y hojas
secas, para verlas navegar con la misma facilidad
con que lo hacían las golondrinas en el viento… ¡Ah,
aquellos vientos Alisios que caracterizaban los
diciembres de entonces, que también se fueron!
Camino de la escuela la curiosidad me detenía junto
a los trillos de las hormigas arrieras, siempre
ordenaditas, caminando desnudas, descalzas y de
prisa, cargadas las unas con trozos de hoja mucho
más grandes que sus enjutos cuerpos, sedientas las
otras de hacer lo mismo que aquellas cargadoras
valientes que vivían para el trabajo… Otras veces
topaba entre los montes, bandadas de mariposas
verdes que atravesaban los senderos de prisa, sin
mirar atrás, sin detenerse, como si escaparan de una
tormenta o anhelaran llegar a algún sitio
encantado…También hubo sus días en que cruzaban los
gavilanes y las tijeretas: papalotes que se
recortaban contra la eternidad del firmamento. Y
desde mi laja favorita donde me acostaba a escuchar
las voces que me hablaban desde la piedra, solía
contemplar con atención y asombro, el paso peregrino
de las nubes… A veces eran blancas, otras oscuras,
como rebaños de ovejas y cabras… A veces componían,
camino del ocaso, un roto peñón de color, como las
pinturas románticas de Delacroix…Y por las noches,
la luna me maravillaba, montando sus caballos
selénicos, a todo galope… ¡Sí, también ella tenía
prisa!
Todo se iba, se iba y se iba… Y hoy, cuando las
canas van nevando lo que un día fueron cabellos
azabache y las aguas de mi juventud casi se han ido,
tampoco me canso de contemplar las gentes que van en
todas direcciones, siempre de prisa, siempre
perseguidos por un maligno demonio, o llamados por
el canto de alguna sirena imperceptible… ¿A dónde
irán tan de prisa? ¿Qué cielo van buscando como a la
mar las aguas? ¿Qué hueco oculto en las malezas de
la sociedad los arrastra y consume como a las
hormigas con su pan de hoja? ¿Hacia qué paraje
remoto y oculto van estas mariposas humanas sin el
verde de la esperanza en las alas de su cansancio?.
¿Qué mundo los expulsa y los proyecta hacia la
aventura, como gavilanes oteando los remotos
horizontes de la existencia? ¿Hacia qué mares vuelan
esas tijeretas flotando sobre los vientos de su
soledad? ¿A dónde van esos rebaños de ovejas y de
cabras, sumisas éstas, revoltosas aquellas? ¿Hacia
dónde cabalgan las lunas interiores de estas gentes
que cruzan sin mirar y se van y se van y se van?
¿A dónde irá esa gente que desciende del barco y se
hace pueblo fugaz? ¿Por qué con tanta prisa se bajan
del avión o atraviesan los campos en el tren de la
vida, sobre los rieles del tiempo? ¿Qué demonio
ancestral los acosa y los obliga a andar de prisa,
si tantas veces carecen de una meta y un norte? ¿Qué
prisa los obliga a pasarse los semáforos en rojo, a
fruncir el seño y arriesgar la vida en las calles y
olvidar toda cortesía?
¿Será que el ser humano sigue escapando de la espada
de fuego del ángel del paraíso, o continua corriendo
tras el becerro de oro? O ¿buscará talvez la puerta
de alguna esperanza?… No lo sé, pero creo que toda
esta tragedia empezó en los albores de los tiempos,
cuando no existía norte ni sur, ni arriba ni abajo,
ni verdad ni mentira, ni vida ni muerte, ni Satán ni
Dios… Cuando el primer estallido cósmico diseminó su
esperma de estrellas en las grutas de la eternidad y
entonces fuimos… Cuando nacimos a la vida de los
tiempos, para buscarnos en las noches eternas de
nuestras propias sombras. Nacimos para escalar los
picachos escarpados de nuestras propias penas y
soledades. Para forjarnos a nosotros mismos a punta
de yunque y mazo, bajo el fuego fundente de la
fragua de la duda y el carbón de la esperanza…
Bueno, aquellas aguas del río sabían del mar que las
esperaba…Las hormigas enjutas conocían su deber y
hacían camino al andar. Pero ¿sabemos los seres
humanos hacia dónde vamos o de dónde venimos?
¿Tenemos por lo menos la inquietud del por qué
somos, qué somos y para qué somos?
El tiempo nos arrastra como los tronquillos que yo
tiraba al río, pero a nosotros, quién nos tiró a
este río de la existencia? Yo miro a tantos seres
humanos por la mañanas, ansiosos en sus corazas
motorizadas, afeitándose o tratando de anudar una
corbata bajo el semáforo… Yo las miro a ellas,
otrora remansos de paz, tratando de pintarse la
sonrisa o “esbajerar” los arcos de sus cejas, para
luego perderse entre la marea vehicular… Miro a
grandes y chicos caminar con la oreja pegada a un
celular y la mirada perdida… Autómatas, poseídos por
un demonio que les roba la paz mientras se van, se
van y se van…
Siento que el ser humano se esclavizó a sí mismo. Es
esclavo de sus ansias y sus pasiones de tener y
poseer. Esclavo de sus avaricias y temores… Esclavo
del deseo de trascender y alcanzar la inmortalidad
en la tierra, donde todo es relativo y efímero…
Esclavo de sus propias invenciones que, con la
Revolución Industrial, le cambiaron el ritmo a la
vida y a las cosas…La máquina le imprimió velocidad
a la existencia. El avión desafió la gravedad y
acortó los mundos. Pero se dedicó la vida a los
inventos y murió la paz y el ser humano. Luego vino
la tecnología con el teléfono, la televisión, la
computadora y el celular… Y hubo más comunicación
pero menos que comunicar. Y la gente empezó a correr
del alba a la noche, sin tiempo para un desayuno
decente ni una cena dialogada. Sin tiempo para
concharse según las exigencias, ni para desvestirse
con poesía. Sin tiempo para la flor de un beso, ni
el eslabón de un abrazo. Sin vida para una bendición
ni un gesto solidario, porque aprendimos a ganarnos
la vida, pero olvidamos cómo vivirla…
Homo Sapiens, ¿quo vadis? ¿Para qué corres tanto en
una vida tan corta?¿Para qué tratas de acortar el
tiempo si ese espacio no te acerca más al hijo que
esperó ansioso todo el día? ¿Para qué corres, si esa
carrera no te conduce al beso del ser querido, al
hijo, al padre? ¿Para qué ir por la vida sin
detenerse a mirar las mariposas que cruzan los
senderos, la hormiga que carga su torta de hoja o el
río que fluye hacia la mar, como áridos retazos del
tiempo? ¿Par qué tanta prisa si no hay espacio para
leer un libro, escribir una poesía, sembrar un
árbol, disfrutar un fruto maduro, escuchar una
canción o simplemente preguntarse, qué hago en este
mundo? ¿Para qué una existencia vacía, dedicada al
tener para ostentar, si nada dura para siempre y de
este mundo no te llevas nada?¿Para qué más tiempo si
no se tañe una guitarra y no colocas una mano sobre
algún corazón?
Estimados amigos y amigas, con estas reflexiones les
invito a meditar sobre la vida, sobre vuestra vida,
sobre lo pasajera que es la existencia, sobre el
valor de la paz interior, sobre los valores y las
virtudes. Los insto a meditar sobre el rumbo de
vuestras vidas y sobre vuestra misión… ¿Sois de los
que corren sin descanso, como la hormiga, del
trabajo a la casa? ¿Cuánto tiempo dedicáis a
vosotros mismos y a vuestros seres queridos que cada
día se van y se van y se van? No sea que cuando
cierren las redes de sus brazos, los pececillos ya
se hayan ido…
Os invito a reconquistar los espacios interiores, a
abrir de nuevo los ventanales del alma y a extender
los brazos para amar. A vivir cada día con la
alegría con que se abre un regalo. A abrir su
corazón al amor y su alma a la esperanza… A mirar
las metas, sin olvidar el sendero. A esperar el
futuro sin cerrar los ojos al presente, ni olvidar
el pasado. A correr menos y vivir más plenamente. A
acaparar menos riquezas materiales y gozar más de
las virtudes del espíritu. En fin, a prodigar más
tiempo y amor a los seres queridos y al mundo que os
rodea, donde todo se va, se va y se va... A eliminar
del corazón las estrellas negras y a dejar que el
quetzal del amor, trace en el alma con su vuelo, el
arco iris de la esperanza y la paz espiritual…
Muchas gracias! |
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MULTAS, CÁMARAS
Y... ESTAFA.
Domingo Ramos A.
10/20/2011
Hace unos días se empezó a rodar en nuestro país un
largometraje que económicamente supera grandes
“capolavori” de Hollywood y la historia
cinematográfica (1985) como: Titanic -1997- que
produjo ($1.835.400.000), El retorno del rey -2003-
($1.129.027.325). o Parque Jurásico -1993-
($892.213.703) entre otros éxitos taquilleros.
Se trata de una serie de sanciones irreflexivas del
MOPT, tituladas: “La Gran Estafa”, dirigidas a un
público mayor de edad, conductor, a quien se le
arrebatará el salario completo, si conduce a más de
60 km/h, en “autopistas”, donde 80 km/h. es normal
en todo el mundo. Con la mentalidad de las
“tijeretas” que roban al alcatraz su pescado y huyen
hacia los manglares del descaro y lo irracional, el
MOPT (so pretexto de salvar vidas) con unas cámaras
bien colocadas y un discreto reparto de uniformados
bigotones de oscuras gafas, en 15 días produjo:
4.620.000 colones (1.100.880.000 al año) record
impensable sin una ceca, o una buena entrega… ¡Viva
el ingenio tico para hacer clavos de oro!
Hasta hoy, el costarricense se había inclinado por
el arte de las tablas: el teatro, con el género
político, de argumentos trillados pero efectivos
para llegar a Zapote o Cuesta de Moras… Pero en el
campo de la negligencia gubernamental, hay que
reseñar “La Platina”, producida y dirigida por el
MOPT, en cartelera por varios años, donde ningún
bochinche dura tres días…(¡Ay, con malicia indígena
habría salido más barato cambiar el cauce del río!).
Otra obra teatral es: “Espejismo”, empeño absurdo
por seguir viendo a una águila imperial, en un rey
de zopilote: ave planeadora que sube fácilmente por
las corrientes térmicas como el neoliberalismo,
carroñera de estupendo olfato, a quien difícilmente
le arrebatan sus fétidos banquetes.
Pero entramos a la era del cine y, en plena crisis,
el genio del MOPT “deslumbra” con regulaciones que
en Suiza, Canadá o USA no redujeron los accidentes
viales, ni produjeron tan aceleradas riquezas como
aquí, que tienen a más de uno como cocodrilo de
humedal: con las fauces abiertas, mientras otros
tantos ya se sueñan Marcopolos.
¿Por qué esta ley, como la nueva ley de tránsito,
resultan una Gran Estafa?
Primero, porque su
fin es hacer dinero inescrupulosamente, pues los
montos de las multas superan el estipendio de muchos
costarricenses y, si el salario es inembargable,
anticonstitucional resulta una ley que condene a un
trabajador a quedarse sin salario, por cubrir una
sanción que debería ser escalonada según la
velocidad.
Segundo, porque si
desearan evitar accidentes deberían ser menos
deficientes: iniciar por educar al conductor,
construir puentes peatonales, tapar el rosario de
huecos que conforman nuestras calles, mantener
buenos puentes, colocar alcantarillas, demarcar las
calles, poner bardas, semáforos y señalización
adecuada… Y tercero, porque las camaritas están
colocadas en “autopistas”: vías de un solo sentido,
destinadas a un tránsito rápido… ¡Diay, mejor
volvamos a las carretas!
Lo peor es que ya el MOPT está repartiendo
“aceitunas” sin sembrar el olivo; quiere parecer
“eficaz”, pero toda ley conlleva su trampa; vendrán
apelaciones, detectores de cámaras y mucho
sancionado terminará en la cárcel por no poder pagar
y, ¡mal negocio! mantener reos no dejará agua para
tanto molino quebrado. El MOPT debe ser congruente y
no exigir lo que no da. Costa Rica no puede seguir
protagonizando la triste historia del Titanic: nos
hundimos cada día más, económica y anímicamente,
pero seguimos creyendo que todo anda “Pura Vida”. No
podemos permitir el retorno de otro “rey JP”, así lo
interprete el bestiario de Sala Cuarta, TSE o
Asamblea Legis-la-tibia, protagonistas de: “Infierno
de cobardes”.
No debemos aceptar gato por liebre y que en vez de
“El Gran Poseidón”, nos receten “La Gran Cogida”, o
que “Por un puñado de dólares” termine como: “Sí a
China, por un Estadio Nuevo”. Y “Lo que el viento se
llevó” acabe como “Lo que el Político se Robó”, (Zummer,
Zumbado, Gallardo, Hnos. Arias, Rodríguez, Calderón
y Figuerillos: “El Forajido”). Que no nos vengan de
nuevo con “El Zorro” (Rodrigo y los laberintos del
BCIE). Ni sigamos con “La Historia sin fin”
(corrupción, descaro, narco, saqueo al estado:
comisiones, asesorías, compadrazgos). Ni permitir la
“firmación” de “Drácula”, del director y ministro
Herrero (donde no hay cuchillo de palo, sino
colmillo de jabalí). Ni seguir “Danzando con lobos”,
ni soportando más “Padrinos” (toco madera: pac. pac
pac). “La Gran Estafa” debe humanizarse y mesurar
las multas. ¡Ah! y al tico deben proyectarle
“Independence day”. |
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APUNTES PARA
RETRATO “IDEAL” DE UN ARTISTA “REAL”
Domingo Ramos A.
09/2011- Periódico de
Occidente
Recientemente escuché en el Auditorio Nacional de
México, un concierto de la Orquesta Sinfónica del
Instituto Politécnico Nacional de la capital azteca.
Definitivamente: “La música es el corazón de la
vida”: (Franz Liszt, 1811-1886) Y escuchando aquella
música celeste, pensaba en los contrastes; tanta
gloria ahí adentro y afuera, un gran país como
México, sacudido por el narcotráfico y la
corrupción, merced a la ambición de algunos
desalmados. Pensaba en mi Costa Rica, al filo del
caos también, bodega de los cárteles de la droga
internacional, vilipendiada por la mayoría de los
políticos ineptos e inescrupulosos de los últimos 30
años…¡Pobre mundo! ¡Pobre juventud! ¡Pobre Patria!.
Aquella música me reconfortaba pues mientras existan
seres sensibles, seguirán existiendo artistas y en
tanto sean sinceros y solidarios, existirá el arte,
quien siempre ha superado las adversidades y
devuelto la fe y la esperanza. ¡No todo está
perdido!. Y pensando en el enorme compromiso del
artista traté de abocetar un posible retrato “ideal”
de lo que (a mi juicio), debe ser un artista “real”
hoy día, respetando el libre albedrío del creador,
sin el cual el Arte no sería esencia, ni idioma de
Paz y Libertad.
El arte es la expresión más digna del quehacer
humano; convierte los efluvios del espíritu en
riachuelos de bondad y esperanza. El artista: peón
alfarero, con esa agua de vida, amasa y moldea el
barro de la creatividad, dando forma a los anhelos
de la sociedad, cuya energía lo impulsa hacia la
luz. Profeta de altas verdades que arranca en la
llanura de la cotidianidad, el artista es un
comunicador que sintetiza verdades universales que
extrae de lo obvio, donde la pupila común: mariposa
migratoria, pasa sin detenerse. Gracias al arte:
memoria del ayer, los artistas han inmortalizado los
procesos evolutivos de las sociedades y culturas
antiguas. El arte es inherente al espíritu humano y
antes que palabra escrita, el arte es lengua y signo
tangible, viva y vigente. Tirado sobre los tiempos,
el arte es un puente ineludible para el artista:
Prometeo que aporta luz permitiendo al ser humano
alcanzar la otredad. de la que habla Octavio Paz.
El artista generalmente actúa por instinto, por
disfrute libre y personal. Acepta su aptitud como un
“don especial”, pero no siempre agrega el elemento
esencial: la actitud positiva, pues detrás de cada
talento hay una misión particular, imprescindible e
impostergable. El artista, como el Dédalo del mito
griego sobre el Minotauro, le cose alas a la
libertad con el hilo de la fantasía. Escapa del
laberinto de la desolación por el agujero de la fe
y, tanto el músico como el escritor, el poeta, el
pintor o el escultor, mantienen viva la llama de la
esperanza en la humanidad. El arte es fruto de la
sociedad y a ella se debe. El artista es un enviado,
tocado por las manos de Dios, cuya misión es
taladrar la mediocridad y llevar luz al corazón del
ser humano, para que el pueda sublimizarse
también...
El artista debe ser un espíritu solidario, sensible
ante el dolor de la humanidad, pues “poder” que no
se comparte y “saber” que no se reparte, son tesoros
que no florecen. El arte debe ser herramienta que
labre una cultura superior, basada en principios y
valores. Es un pan espiritual, pero el artista debe
también hornear los anhelos de una mejor calidad de
vida para todos. Deber ser íntegro, digno y humilde,
para alcanzar la grandeza del “líder” que está
llamado a ser. Sembrador de ideas e ideales, que
debe cultivar, proteger y desyerbar, para que
fructifiquen sabiamente. El artista debe ser firme y
no atender las hambres del poder que corroen la
virtud y el respeto por su semejante. El artista
verdadero, sin importar el credo que predique, no
puede aliarse con quienes amenazan los derechos
humanos. Su arte debe ser martillo y no yunque,
contra la maldad, la codicia y la avaricia. El
artista se debe al pueblo y debe ser libre. ¿Para
qué hacer “maravillas”, si no defendemos las que
Dios nos dio?
Un retrato “ideal” de un artista “real” podría tener
rasgos de diferentes personajes de la vida. Podría
ser un chamán que sana y aleja las malas energías de
su vida y la de sus semejantes, abriéndoles las
chacras para que puedan discernir sobre el bien y el
mal. O un médico que cura los dolores físicos y
devuelve la paz al corazón. O un sabio que ayuda a
los semejantes a encontrar la senda entre las
tinieblas y a escuchar en el viento la voz de Dios.
Un sacerdote que ayuda al pueblo a encontrar los
senderos de la verdad y la esperanza, hasta
convertirse en seres justos y dignos. Un filósofo
que les ayude a encontrar las razones de SER,
rastreando los rincones más recónditos del espíritu,
para extraer los secretos de la existencia. Un
panadero que los enseñe a hornear el pan de la
virtud. Un agricultor que les enseñe a sembrar amor,
ética y estética, para recoger paz y felicidad. Un
forjador, que con el mazo de la fe, el yunque de la
sabiduría y el fuego de la perseverancia, los enseñe
a forjar la espada de la razón, con la que defiendan
sus derechos. Quizá un pintor que les ayude a pintar
arco iris en el cielo y colorear la vida.
Podría ser un escultor que, fiel a sus principios,
enseñe a esculpir un destino libre e inmortal,
enalteciendo la cultura de su tiempo... Un
arqueólogo que excava los vestigios del pasado y del
alma, para esclarecer el presente y proyectarse
hacia el porvenir. Un explorador que desdeña los
caminos tradicionales en pos de la experiencia nueva
y la visión personal de su cosmos interior. Un poeta
que cante el gran poema de la existencia y florezca
las vidas tristes y agobiadas. Un músico que le
devuelva el corazón a la vida y le regale sonidos al
silencio en el que moran tantas almas. O quizá
podría ser un halcón, para partir con sus alas la
tempestad de los vientos adversos y atrapar en las
dehesas de su alma, las palomas de sus propias
verdades y convicciones. Podría ser un quijote
aventurero, deshacedor de entuertos, consolador de
viudas, protector de menesterosos y acometedor de
ideales… aunque termine vapuleado por la
inconciencia colectiva y choque contra los molinos
de viento de los políticos corruptos y deshonestos.
Tantos rostros podrían aportar rasgos para el
retrato “ideal” de un artista “real”… Un personaje
honesto con sus ideales, un guerrero conquistador de
metas dignas, un juglar de las propias soledades, un
hacedor de sueños y el poeta de su propia intimidad…
Extirpador de falsedades, corrupciones, derrotismos
y conformismos. Arquitecto de mejores destinos... Un
ser pujante, buscador de tesoros espirituales,
sabedor que el reino de los artistas no siempre es
de este mundo. En fin, UN GRAN SER HUMANO conciente
de su finitud, pensante y solidario: un simple ser
que canta, llora y ríe, pero no deja de soñar y
amar… Y ustedes amigos lectores, ¿verdad que también
podrían practicar algunos de esos ideales, en pro de
un mundo mejor? |
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DE GUAROS, LEYES Y
REALIDADES
Domingo Ramos A.
08/21/2011
Ante la asombrosa cantidad de accidentes de tránsito
y de personas que mueren violentamente en las calles
(muchas inocentes), una vez más se intenta regular
el consumo de licor en los conductores de vehículos
motorizados, sin que se llegue a un consenso... Pero
cualquier ley o resolución será infructuosa mientras
el costarricense no aprenda a conducirse correcta y
sensatamente en la sociedad, no cambie su liturgia
del guaro ni su abominable prepotencia al volante.
El consumo de bebidas alcohólicas ha existido
siempre en los diferentes pueblos de la tierra, pero
decía “Rafela” que los costarricenses todo lo
resuelven con guaro: toman cuando les va mal o les
va bien, cuando gana, pierde o empata, cuando tiene
que hablar o callar. Cuando entra el verano o inicia
el invierno. Toma si su mujer se embaraza o le pone
los cuernos. Cuando tiene que “llegarle” a una
muchacha o sacarla a bailar. Cuando hay turnos o
velorios. Cuando la cosecha es buena o la arruina
una plaga. Cuando lo abandonan, le sale un “lance” o
pare la chancha. Toda ocasión es óptima para “doblar
el codo”, meterse unos “mechazos” y “montarse en la
carreta”… Todo con boca de “ahí voy, ¿qué se puede
hacer?”
La mayoría de pueblos consumen bebidas
“espiritosas”. Los griegos y romanos tenían sus
dioses del vino. Cristo convirtió el agua en vino en
las bodas de Canaán. Los carnavales siempre han sido
un éxtasis para los beodos. Los aborígenes
americanos tenían sus rituales y producían sus
propias bebidas alcohólicas y, en Costa Rica, donde
todo hay que celebrarlo y aparentar ser los
“machitos” o las mujeres más felices del planeta,
los abuelos decían que el guaro no era para lavar el
“maiz”. Tenemos hasta un himno: ”El guaro blanco es
un alimento, yo sólo jumo quisiera estar, cuando me
pasa por la garganta como me encanta saber tomar.
Oiga mi amigo zámpese un trago de sangre bruja que
es lo mejor, no sienten suegra ni sienten pena, que
andando jumo ya no hay dolor”… ¿Quién podría
entonces resistirse a semejante remedio?
Desdichadamente el licor es parte del costarricense
como el gallo pinto o la maña de pedir fiado. Pero
antes, meterse unos “tapis” era cosa de hombres, hoy
las mujeres los están emulando.
Nuestro país tiene su fábrica nacional de licores y
no pocos diputados se meten sus “cuerazos“ de
“cuando en siempre”, por lo que a menudo se los ha
visto “jinetear un trancazo” o dormir una ”cruda”
desde sus curules. Y muchos “padres de la patria”
han causado serios accidentes de tránsito, aunque no
hayan ido a la cárcel. Algunos ministros han sido
detenidos conduciendo en total embriaguez, como una
“ranita” gubernamental que sigue en el charco
politiquero saltando de ministerio en ministerio… La
triste alianza de nuestro país con China comunista
(esclavista) se celebró con cerveza por los
respectivos jefes de estado y, de cerveza, fue
nuestra primera exportación a China… En su campaña
política doña Laura cabalgó en los “relajos
patronales de Palmares” con una “águila” en su mano
(y no practica la cetrería). La reciente renuncia de
una ministra se fraguó con unas copitas de vino
–confesó curándose en salud… Y ¿cuál diplomático no
aprovecha sus viajecitos para meter al país la
botellita de sus amores? Bueno, hasta hubo un
presidente que arrancaba su carro así: ¡”ron ron,
guaro, guaro, guaro!
Entonces no seamos ingenuos ni fariseos; la realidad
es que no hay voluntad ni para crear una ley fuerte
y definitiva contra la ingesta de licor, ni para
hacer que los ricos y el mismo estado paguen sus
impuestos, ni las cuotas obrero patronales, ni para
frenar la violencia y la corrupción o mejorar la
educación. Y todo porque una gran mayoría de
costarricenses de las altas esferas sociales,
incluyendo altos funcionarios gubernamentales,
evaden impuestos, adeudan a la CCSS, burlan las
leyes y son más adictos a las copas que a los
libros. Una ley de cero tolerancia alcohólica en los
conductores podría dar con más de un “copetudo” a la
sombra.
Una decisión drástica requiere de “güevos” y
conciencia moral, pero muchos legisladores tienen
techo de vidrio para tirar piedras e imponer medidas
impopulares que comprometan su futuro político...
Las multas pueden prestarse para “chorizos” y
solventar COSEVI, pero no educan ni funcionan cuando
las cúpulas no predican con el ejemplo. ¿Para qué
leyes si no se aplican parejo al ciudadano común, al
de cuello blanco o los “hijos de papi”? Amigos
lectores, tristemente, con licencia vencida o al
día, el dolor seguirá enlutando nuestras calles,
hasta que dejemos la prepotencia, aprendamos la
cortesía y respetemos la vida como un bien sagrado. |
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Dioses de barro.
Domingo Ramos A.
07/2011
Con demasiada frecuencia los seres humanos, como si
fuéramos náufragos, nos aferramos a falsos dioses,
idolatrando y convirtiendo a simples mortales en
luminarias ante las que nos arrodillamos, para
besarle los pies o lavárselos con lágrimas de
veneración...Con demasiada frecuencia en nuestras
pequeñeces y soledades, olvidamos que grande grande
grande, sólo existe un Dios, a cuyas plantas debemos
postrarnos con humildad y respeto. Olvidamos que
todos somos estrellas con luz propia, navegando en
los espacios siderales y que un día, como cualquier
sol del Universo, también nos apagaremos...
Recuerdo que muy joven, cuando estudiaba en la
Universidad de Costa Rica, conocí a Paco Zúñiga
(1912-1998), gran escultor costarricense que
desarrolló su obra en México. Había venido después
de muchos años de dolorosa ausencia, a esta tierra
donde unos pocos lo estrujaron con su cerrada visión
y estrechez de mollera tercermundista, hasta que se
fue al extranjero. Después de una interesante charla
que dio en Bellas Artes sobre el noble quehacer
escultórico, muchos profesores y personas del
público, se le tiraron encima para pedirle un
autógrafo y tomarse fotos: _ “¡Yo se los doy con
gusto, pero me apenan estas debilidades humanas!”
-exclamó el maestro con cara de compasión... Pero la
gente, humana al fin, hizo caso omiso de aquella
sentencia que yo, desde entonces, siempre he tenido
presente.
A finales de la década de los setentas, durante mis
años de estudio en Italia, estando en Querceta,
Forte dei Marmi, donde me encontraba esculpiendo esa
piedra maravillosa que es el mármol, conocí al
escultor inglés Henri Moore (1898-1986): sin lugar a
dudas el mayor escultor del S.XX, cuya obra
maravillosa, nunca he dejado de admirar. El célebre
creador había venido a dar su visto bueno a su obra
El gran arco, de ocho metros de altura, realizado
para él en travertino romano, por los operarios de
aquella empresa que me acogía... Los operarios me
preguntaron si me gustaría sacarme una foto con
aquel Maestro o pedirle un autógrafo... Pero yo les
respondí que no, renunciando así, a la oportunidad
de vanagloriarme el resto de mi vida.
Lo mismo me pasó en 1995, cuando regresaba de Mar
del Plata, donde había ganado el primer premio en la
Primera Trienal Panamericana de Escultura en Piedra.
Resultó que en el mismo vuelo hacia Buenos Aires,
venía la reconocida figura del fútbol mundial:
Maradona, el gran dios de los argentinos. Recuerdo
que cuando dicha estrella entró a los pasillos de la
clase económica, la gente se puso de pie y lo
aplaudió y corrió hacia adelante a pedirle
autógrafos y tomarse una foto bajo su aureola... Él
fue generoso, quizá para desempolvar un poco su
imagen, venida a menos por las revelaciones de la
prensa que lo ligaban con las fatídicas drogas... Yo
permanecí sentado y una señora que venía con una
sonrisa de felicidad indescriptible, besando la
firma del astro, me dijo: “Y vos, ¿no vas a ir a
tomarte una foto con él?... Mirá que está de buenas
hoy, si querés yo te presento pues es mi amigo” –No,
gracias- le respondí sin vacilar, mientras miraba
por la ventanilla del avión aquellas tierras planas,
como tantas mentes. Reflexionaba sobre el hecho de
que todos veníamos en aquel vuelo, todos diferentes,
de diferentes puntos de la tierra, cada cual con sus
sueños a cuestas, pero reunidos por el destino en
aquel vuelo de Aerolíneas Argentinas, sabría Dios
para qué… Pensaba que si caía aquella nave,
seguramente la muerte no haría diferencias, ni
tendría en cuenta títulos, famas o virtudes, edad o
nacionalidades… Pero llegamos sanos y salvos a
nuestro destino.
El 26 de marzo en Costa Rica se inauguró, sobre el
recuerdo del antiguo, el nuevo estadio nacional:
elegante construcción (dizque regalito de China)
cuya confección, por suerte, corrió por cuenta de
ellos, porque de lo contrario estaríamos en la fase
de los permisos y los planos. No faltó un ex
presidente que entre palmas y chiflidos, se arrogó
el mérito de la construcción de lo que llamó “mi
gran sueño”. ¡Ay Señor, en estas debilidades
humanas, qué fácil es saludar con sombrero ajeno!
Para su inauguración, la más sonada, esperada y
aplaudida que recuerden mis años, que no son pocos,
se trajeron los equipos de fútbol de China y en
teoría la selección de Argentina, donde juega Lionel
Messi, considerado el mejor jugador actual del
mundo. Se montó un despilfarro propagandístico sobre
la figura de este pequeño gran hombre, como nunca
antes se vio... Ante tal bombardeo mediático, el
estadio se llenó de admiradores del astro y
politiqueros oportunistas. Los “botellones” de
siempre entraron gratis, pero los pobres plebeyos
pagaron sumas exorbitantes por ver al nuevo dios del
fútbol y tomarle alguna foto para los nietos...
Pero el nuevo dios, como todos los dioses de barro,
defraudó, porque no sólo no lo dejaron jugar, sino
que no se dignó levantar una mano para saludar a la
masa de fanáticos que, con lagrimita y todo, lo
aplaudieron en vano… Don Lionel Messi (la pulga)
“sacó el cobre” -como dirían en Colombia. Se
comportó indiferente, petulante e irreverente con
los fans costarricenses. Tristemente la propia
Federación Costarricense de Fútbol, se prestó al
engaño al utilizar la imagen de un jugador que
sabían que no iba a jugar, para atraer aficionados a
pagar caprichos a los revendedores usureros. Eso es
un fraude, pero los estafados, lejos de reclamar,
bajaron la cabeza apenados…
Pero este chasco que motiva hoy esta reflexión,
aunque duela, ayuda a abrir los ojos para no creer
todo lo que dicen los medios, a los que sólo les
interesa el negocio.(por algo son sólo “medios”).
Podría enseñarnos que no todo lo que brilla es oro…
Que la vida está llena de falsos profetas. Que no
hay que persignarse en cualquier altar. Que la
mayoría de los afamados ídolos, son tan pedantes
como cualquier político. Podría indicarnos que no
hay que creer en dioses que van al baño…
A Messi no hay que reprocharle no haber jugado pues
“quien es mandado no es culpado”, (aunque se bailó a
todo el pueblo costarricense). Lo reprochable es su
carencia de valores como ser humano, porque lo
cortés no quita lo valiente. Demostró que la fama
ciega el corazón y encarcela el espíritu. Que en
esas “jaulas de oro” de los famosos, se viven
grandes soledades y sobre todo, se carece del tesoro
de la gente común: la libertad. Dejó claro que no ha
entendido que la historia es un sendero sembrado de
cadáveres famosos, de quienes la memoria guarda sólo
sus hechos más nobles, aquellos que testimonian la
parte humana. Olvida que es un mortal como tantos e
invita a regalarle una calavera para que recuerde su
finitud… Porque es el canto y no la pluma, quien
hace al pájaro y no bastan un par de alas para ser
ángel. Olvida que la vida de los deportistas es muy
corta y frágil. Ignora que los ídolos no pueden
entrar a un escenario donde se lo recibe con
aplausos, a brazos cruzados, en una actitud
intransigente y desdeñosa, aunque en muchos
argentinos esa sea la norma.
Estimados lectores, estas lecciones deben ayudarnos
a reflexionar, para no seguir ingenuamente abrazados
a los pies de estos humanos endiosados, cuya
soberbia les impide a veces, cumplir hasta con las
mínimas reglas de cortesía y respeto que merece el
público. Nos enseña que no se deben adorar dioses de
barro, pues la mayoría de las veces son víctimas de
su fama y, teniendo aparentemente todo, no logran
tener paz, ni libertad, ni ser felices… Todo hombre
por humilde que sea, si tiene dignidad, es digno de
respeto, pero de poco vale ser un gran artista, un
gran jugador o personaje, si como ser humano se
carece de verdaderas virtudes para ser querido,
seguido y respetado. ¡Mil gracias! |
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REFLEXIONES SOBRE
“DESTAPARTE”
Domingo Ramos A.
06/2011
Con motivo de los 125
años de distribuir “veneno” embotellado, con patente
autorizada en todo el mundo, la Coca Cola tuvo la
“genial” idea de plantear un “show” publicitario en
el que, no se sabe cómo, ni cómo no, involucró de
lleno a un puñado de artistas ticos y al Museo de
Arte Costarricense.
La multinacional invitó a 52 artistas plásticos para
que decoraran 52 botellas de Coca, de gran altura,
labor por la cual les ofreció una suma menos
despreciable que su falso amor por la cultura, de
$1500, que en épocas de escasez le llenan la barriga
a más de uno y le devuelven el alma al cuerpo.
No se sabe si el Museo de “Arte Costarricense”,
máximo exponente de nuestra cultura, recibió alguna
porción del queque, para que le abriera las puertas
a las inmensas botellas decoradas por algunas manos
ticas, siempre dispuestas a pescar una mosca al
vuelo. Pero no es importante el dato; lo que es
cuestionable, en todo caso, es el sentido de una
alianza con una empresa comercial que, de haber
querido incentivar la creatividad artística y
aportar algo a la cultura nacional, habría podido
realizar otra suerte de evento. ¿Por qué la
dirección del museo no negoció algo más creativo y
original?
La directora del museo: doña Florencia Urbina,
defiende sus puntos de vista en el artículo: Un
museo que sí vive (Nación 20 mayo, 2011) Pero
incurre en el error, muy común, de desvirtuar las
críticas (como hacen los políticos) ignorando que en
el disentir se fortalece toda democracia verdadera.
Por otro lado funda su defensa en el hecho de que ya
se han realizado experiencias similares en otros
museos del mundo. Dicho argumento, sin embargo,
lejos de validar, empobrece pues admite que no hay
originalidad en el evento, sino más bien imitación
llana y silvestre. Dice además doña Florencia que
“…las iniciativas novedosas no son bien vistas…” a
lo cual replico que, personalmente, siempre he
respetado sus obras y su estilo, pero me he opuesto
a eventos insulsos y de poco seso, como la
pamplonada que pensaban hacer en mi querido San
Ramón, o al Caw parade del alcalde josefino, que
ahora propone las palomas de la paz de la batalla
política de Arias, dizque para evitar la violencia y
la inseguridad… Me opondré siempre a la imitación de
hechos y ocurrencias que no dignifiquen el verdadero
quehacer artístico y menoscaben al artista, pese a
su libertad de dejarse enjaular… Además, entiendo la
urgencia de doña Florencia, de atraer visitas al
museo, pero recuerdo que, simultáneamente al caw
parade, los museos del Banco Central rompieron el
record de asistencia con una exposición de
Rembrandt, lo que indica que el pueblo
costarricense, aprecia y valora más el buen arte que
la ocurrencia descabellada.
Pero volviendo al meollo del asunto, tampoco se
trata de una cacería de brujas. Algunos artistas han
justificado su participación diciendo que $1500 no
son para despreciarlos en aras del ideal del arte
puro. Aducen además que cada uno es libre de
participar y que en dejarse “destapar” no hay ningún
ilícito… Otros alegan que fue un reto y que la
curiosidad los emocionó… Que hay que romper esquemas
y ser audaces y que se deben respetar sus
sentimientos y decisiones. Que son oportunidades de
trascender, darse a conocer y ser tomados en cuenta…
Naturalmente hay que ser tolerante y respetuoso y no
me toca juzgar si hicieron bien o mal, pues para eso
está la almohada; si después de que uno hace algo,
duerme igual o mejor que antes ¡enhorabuena!. Sin
embargo, en esas justificaciones hay ambigüedad. Si
aceptaron por plata, reconocen que la necesidad
forzó la verdadera libertad, pues si no hubiese
existido la paga no se habrían “embotellado”, como
tampoco, sin plata de por medio, Judas habría
vendido a Cristo traicionando las enseñanzas y
principios del Maestro. En ambos casos las cosas se
pueden hacer, pero hay que distinguir que, entre el
acto de amor puro y el mero servicio sexual, la
diferencia siempre la establece la paga.
Por otra parte, no hay que confundir libertad, que
implica soltura y pureza, con libertinaje, que
convoca todo lo contrario. No hay que olvidar que en
la vida, no siempre lo que es “lícito”, es moral o
ético. Conviene recordar que no siempre la
curiosidad y la emoción son los mejores compañeros
de la honestidad. Primero porque casi siempre la
curiosidad “mata al gato” y segundo porque la
emoción suele interferir con el más justo
razonamiento. El artista debe ser, a mi juicio, un
ser “integro” y de formación integral pues parte de
su misión es descubrir senderos nuevos y vitales,
que guíen a los que vienen atrás y un día puedan
tomar nuestra antorcha y correr hacia el pebetero de
la cultura del futuro. Un ser vivo con capacidad de
discernir lo que más conviene, en aras de su
desarrollo profesional propio y de la cultura del
país.
El arte está llamado, en momentos tristes para la
cultura y los valores, a ser llama de esperanza y
para lograrlo, no puede ser hijo del oportunismo, la
simple audacia, la desnuda emoción o la copia
deslavada de la ocurrencia ajena y añeja. El arte
debe ambicionar ideales propios, frescos, genuinos,
pero no puede someterse al colonialismo imperialista
y deshumanizado, de quienes llevan su corazón
colgado del gancho que simboliza el dólar y que, no
en vano, se asemeja al gancho que utilizaban
nuestras antiguas carnicerías.
La cultura costarricense debe aspirar a ser más que
la cultura de la Coca Cola, pero para eso, los
creadores y los entes que nos representan, deben
sumergirse, responsablemente, en las raíces de
nuestra propia verdad. Meditar sobre su misión y
trazarse su propio ideario… No es tanto la aptitud,
cuanto la actitud, la que hace de un pintor a un
artista digno. Los artistas deben tener metas
propias y saber que tienen el don de la creatividad
para trascender por méritos propios. Nadie
trasciende por pintar vacas o botellas de Coca Cola
y eso de ser “tomados en cuenta” es muy
cuestionable, pues lo mismo les hacen creer a los
“burros” del narcotráfico que no pocas veces ocupan
las primeras páginas de los diarios, camino a un
cementerio o a una cárcel, que para el caso es lo
mismo.
Con este “Destaparte”, poca trascendencia tendrán
los artistas y el museo que albergará esos objetos…
La gran ganadora será la transnacional, sacralizada
por el pincel de los artistas y legitimada por el
máximo organismo de la cultura costarricense. El
museo se ha prestado para la foto, con la misma
falta de malicia criolla de esas pobres mujeres que,
esperanzadas en trascender, desnudan su intimidad
para los periódicos baratos.
Dicen algunos historiadores que la conquista de
América resultó más fácil de lo esperado, porque
nuestros aborígenes esperaban la venida de un Díos
blanco. Pero no es posible que en este siglo, nos
dejemos conquistar por el dios Coca Cola, cuyo credo
comercial deshumanizado, lejos de destapar opciones
para un crecimiento espiritual, embotellan la
cultura y a los artistas de un pueblo, por una
triste dádiva.
Finalmente, me refiero a las últimas palabras del
artículo de la directora del Museo de Arte
Costarricense: “Las palabras no aportan por sí solas
al arte ni al desarrollo cultural del país”... Quizá
no aporten tanto como debieran si se les prestase
oído; en todo caso, por menos que aporten, seguro
que aportan más que el silencio cómplice de tanto
crimen, de tanto desvarío y tanta insensatez que
enluta al mundo. La palabra aporta elementos de
juicio, conciencia, denuncia y algo invaluable:
LIBERTAD. ¡ Muchas gracias!. |
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UN
BUEN QUIROPRÁCTICO
Domingo Ramos A.
Me dolía la espalda, el cuello y la cintura. No
podía voltear la cabeza ni mover los brazos...
Experimentaba mareos y pérdida del equilibrio;
caminaba en lo llano, como si el suelo fuera
irregular. Las piernas, aunque robustas, se
debilitaban. Las rodillas dolían y las pantorrillas
sufrían desconsuelo igual que los pies. Inyecciones
para la “quiebra hueso”, reposo, masajitos, paños
tibios, sobadas por si “una pega” y nada… Hasta el
invento humano que más adoro: la cama, empezaba a
fastidiarme...
A mis 61 años no fumo; moderadamente bebo vino tinto
por los antioxidantes y limpieza arterial, no
trasnocho y mis desvelos provienen de las chinches
politiqueras que se beben al país. Entonces,
¿estaría entrando en la edad de los “nunca”?... Me
recomendaron un quiropráctico bueno, porque los
malos abundan y son funestos. Corrí el riesgo; fui
donde uno que, en cuanto me miró, empezó un
soliloquio: “brazo derecho caído, pierna izquierda
más corta, cabeza dislocada, vértebras cervicales
recargadas, dorsales comprimidas, lumbares
desgastadas, columna desalineada, espalda
sobrecargada, pelvis desnivelada, ministros, digo,
meniscos inflamados, pantorrillas mal oxigenadas,
talón de Aquiles abultado, pies cansados”...
“¡Necesita unos ajustes!”
El masaje fue doloroso, la alineación columnar
preocupante, el tramado espantoso, posesionar la
cabeza fue impactante; la quebró hacia la derecha,
hacia la izquierda y después al centro… A los
meniscos les dio su sacudida y a la pierna corta su
buen tirón… Me puso de pie, me ordenó colocar mis
manos sobre la nuca y me suspendió por las axilas un
par de veces dejándome caer sin tocar el suelo… “No
se asuste -dijo- ya tiene los hombros y la cabeza
donde deben estar y agregó: “camine erguido, no
cargue pesos innecesarios ni adopte posiciones
incorrectas. No descuide sus meniscos, camine
descalzo sobre hierba; eso estimula la irrigación
sanguínea. Ponga los pies en el suelo; permite al
organismo entrar en contacto con las energías
primarias de la Tierra (Naturaleza) que absorbe las
malas vibras y refuerza las buenas”.
Solemos descuidar la salud. Durante meses cargué
dolencias innecesarias. Soporté lo insoportable,
pospuse decisiones urgentes que afectaban mi vida.
Anduve cabizbajo entre la resignación y la desidia.
Me moví como el cangrejo. Dormí mal y tuve muchas
horas amargas como los “mayos negros” de mi patria,
pero ahora me sentía mejor.
Reflexionaba sobre mi pobre patria: joven y llena de
energías desperdiciadas, urgida de
alguien que la alinee y le coloque la cabeza entre
los hombros, le enderece el cuello y la ponga de
cara al futuro. Una patria maravillosa pero sin
norte, en manos de una Laura que pierde su “aura”,
ante una tarea para la que, obviamente, no está
preparada. Después de un año ya no ríe tanto, pero
sigue en el “canasto” de los titiriteros de
intestinas campañas proselitistas, sin saber qué
hacer. Respira por sus narices y claro, si ellos
tienen gripe, a ella también se le chorrean los
mocos.
Nuestro país está quebrantado por la negligencia
gubernamental. La espalda sobrecargada de impuestos
y carestías. La columna vertebral legislativa está
dislocada por la inoperancia oficialista que cedió
tontamente el directorio a la oposición. Las
vértebras lumbares acusan desgaste y dolorosas
hernias entre los diferentes discos del poder. Las
extremidades están paralizadas por la corrupción. El
país, apestado de ácaros politiqueros, no camina;
titubea como ciego a plena luz. Se tambalea en lo
llano y, donde debería lucir aplomo y gallardía,
camina como cangrejo; la seguridad social y
ciudadana al garete, la educación alienante, la
justicia legalista y atrofiada, apadrinando ladrones
de cuello blanco (penas ridículas y casa por
cárcel). ¿Jueces? Liberando narcos (“presuntos”,
identidad protegida). ¿Y el Fiscal General? Como
cebolla… para llorar.
El país sigue en la edad del “siempre lo mismo”, con
artritis y reumas de pies a cabeza. Los meniscos,
digo, los ministros sufren apoplejía; no articulan
paso ni enhebran idea solidaria… Tenemos demasiados
talones de Aquiles y somos indolentes ante las
angustias sociales. Deberíamos poner los pies en el
suelo; retomar los principios y los valores de la
Costa Rica honesta y solidaria de otrora. Al
campesino y al trabajador hay que oxigenarlos pues
los malos tratados los están asfixiando. La
Soberanía está fracturada. Los ideales solidarios y
democráticos son fábula desteñida. Costarricenses,
¿Queremos seguir, como ratoncitos, en manos de los
mismos gatos negros o blancos, o buscamos un
quiropráctico antes que las lesiones requieran
complicadas cirugías? |
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El gran estadio
ti-co-chino
Domingo Ramos A.
Desde el Medioevo sintieron como una necesidad
la diversión de la sociedad y crearon el carnaval
como un derecho del pueblo. Una vez al año, durante
varios días, los campesinos suspendían sus labores
agrícolas y se juntaban en las plazas públicas para
escenificar una hermosa comedia, donde el rey
descendía del trono y el plebeyo se sentaba en él.
Todo era permitido: la crítica, la diversión, “las
sacadas de clavo” y las “atornilladas” porque los
goces de “la carne que tienta con sus frescos
racimos”, como dice Darío, eran de ley.
Pero muchos siglos antes, los griegos y los
etruscos, crearon juegos de pelota, toros,
gladiadores, teatro y circo. En el año 80 d.C. el
emperador Vespasiano (39-81 d.C) construyó para los
romanos el gran anfiteatro (50.000 personas) símbolo
de la Roma pagana, donde la diversión degeneró en
crueldad mortal.
Muchas de esas costumbres volaron hasta la América
recién pisada, nueva como Macondo, donde las
virtudes y los vicios habrían de crecer juntos. De
Inglaterra llegó después el opio futbolero de las
civilizaciones modernas y globalizadas. Nació así el
futbolista: persona bien pagada que, junto a los
políticos y reinas de belleza, tienen licencia para
ejercer sin ningún estudio… Y si grandes catedrales
construyó el cristianismo para gloria del Infinito
Dios y lucro de sus corredores de bienes en la
tierra, enormes maravillas se han construido y se
siguen construyendo para “La Divina Madre: la Bola
de fútbol”. Recordemos solamente: el Azteca en
México, el Maracaná en Brasil y el Centenario en
Uruguay, porque hablar de los hermosos escenarios
europeos, orientales, árabes, o los multimillonarios
que se construyeron en Sudáfrica para el pasado
mundial, sería cosa de nunca acabar, ¡joder!
Pues en esta tierra tica donde siempre es carnaval y
la gente es la más feliz del planeta, no podía
faltar un enorme y lujoso estadio del primer mundo,
que ha deslumbrado a tirios y troyanos: “lo más
importante de nuestro país” -afirman- (¿y nuestro
Teatro Nacional?) Un estadio “nacional” (sin los
espacios para apreciarlo) grande y bonito -según
dicen- pero “chuleado” a China, con emblemas chinos
y entradillas “populares” de 80 y 250 mil colones.
El sueño y canonización de nuestros “gobiernos
visionarios”, doctos en limosnear, pero incapaces de
colocar una platina, supervisar una carretera,
defender isla Calero, crear empleos, ofrecer
seguridad social o demarcar una cancha… Un “confite”
caro para un pueblo paradójico y empobrecido
espiritualmente, que sufre hambre y ve cerrar sus
hospitales ante la indiferencia gubernamental, pero
paga un cuarto de millón por disfrutar un partido
contra Argentina, o echarse un “taco de ojo”
shakireño. ¡Qué vaina!
Inauguración multimillonaria. Todos los medios se
llenaron la boca y los bolsillos ponderando lo que
llaman: “nuestro granito de oro”, “nuestro orgullo”,
“nuestro sueño”. Pero ¿y la pena por nuestra
democracia centenaria, aliada con una nación
comunista que mantiene preso a un Nóbel de la Paz y
ahora nos exige romper toda relación con el Dalai
Lama? ¿Y nuestro lloro por estos sobornos chinos, en
pos del “Becerro de Oro”, que avergüenzan la memoria
de sus sabios antepasados? ¿Y nuestra angustia por
las toneladas de excremento y bazofia, que desde esa
“torre de Babel” se depositarán en nuestros ríos y
mares? ¿Y nuestra preocupación por la enorme
cantidad de agua que demandará ese “elefantito
chino”? ¿Y nuestro malestar por las presas y
embotellamientos que vendrán cuando pase la “luna de
miel” y todo vuelva a la espesa modorra de la
cotidianidad tica? ¿Y las “35 mil ovejitas”, ojos
llorosos, emocionadas por los seductores glúteos de
la Afrodita colombiana y la gloriosa venida del Che
Messi que ni jugó?… ¡Qué estafa y agarrada de
chancho!
He ahí el tinglado de una nueva farsa, la cortinita
de humo, el circo y la burla de los pobres políticos
criollos, que de ese modo mancillan los ideales de
libertad y soberanía costarricenses, poniendo en
entredicho nuestro amor por la paz y el respeto por
los derechos humanos… Doble moral: otra jugada
oscura de los Arias, que anotan otro gol de
“chilena” como el TLC. ¡Qué pena! Wikileaks ha
revelado sus felonías, sabemos que las águilas
siguen “cuiteándose” en el país. ¡Con razón algo
apesta! Pero bien, en Costa Rica, donde “lo mediocre
es mejor que nada”, valga ese millonario estadio
(regalito que todos tendremos que pagar, pues nada
es gratis) para un pueblo que no siempre encuentra
donde patear una pelota, pero sí quien le patee las
suyas a diario.
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LA PURA VERDAD
Domingo Ramos A.
26/03/2011
Las “chanchadas” de
la banda de pillos llamados políticos, me desaniman
demasiado; pero más me preocupa la falta de coraje
del costarricense, la candidez de una gente poco
solidaria, donde nada perturba la paz que permite
dormir, (pierna suelta), a los pendejos y cobardes…
Se seca la voluntad de hacer algo por un pueblo
cerrado, indolente, inconciente, sin voluntad,
apático, negligente, castrado, sin ningún compromiso
social ni patriótico, que babea la bota que lo
aplasta y como lora repite: “pura vida”, aunque se
lo lleve la “puñeta”.
La pura verdad:
frustran los chorizos legislativos y los desafueros
de algunos magistrados. Dan ganas de llorar y hasta
de renegar de ser costarricense. Pero amo mi patria,
la libertad, los principios y los valores éticos,
cívicos y morales que aprendí a defender desde niño.
Y aunque a muchos les caiga como puntapié en los
ijares, pues odiamos nos digan la verdad, se perdió
la vergüenza, el orgullo y la dignidad. Si hoy
hiciéramos un referendo para castrar al tico
(físicamente) el 50% se abstendría de votar, el 45%
diría SÍ y sólo un 5% se negaría a ser buey…
Atravesamos, en todos
los aspectos, una noche negra que no acaba. Algunos
tiranos han sometido al pueblo que se dice libre y
democrático, pero lame la coyunda y acepta albarda.
Venimos gobernados por ineptos e inescrupulosos que
mancillan la democracia, la soberanía y al pueblo,
pero agachamos las orejas. Las leyes se parcializan:
dan 20 años por robar un celular, pero los grandes
desfalcos: Comisión de emergencias, fondos para
vivienda, caso BCIE, Rodrigón Arias, el fiscal y
Tijerino asesorías y concesiones sucias, son
archivados, evadiendo una justicia que pregona
igualdad ante la ley. La mayoría de altos
funcionarios gubernamentales sirven al cartel
“tiranía en democracia”… Los sindicatos (¿dónde y de
qué lado están?) callan ante la corrupción e
injusticias sociales: mala atención médica, pésima
educación y carreteras, inseguridad y aumentos
tributarios. La inoperancia estatal es anonadante;
pasan años y no pueden colocar una platina en un
puente. La Sala IV legitima burlas constitucionales.
El TSE, insensatamente, aplaude votaciones de sólo
un 28%. Los “padres de la patria” encubren a sus
compinches, mediante comisiones legislativas que
nacen muertas. ¿Y mi buen pueblo? Tomando atolillo
con el dedo porque ¿qué se puede hacer?
Ortega invade Costa
Rica y, negligentemente, le damos quejas a “Papá
Mundo”, en vez de actuar como ciudadanos de sangre
en las venas. (igual al TLC) ¡Ay pueblo, así no se
defiende la soberanía!... Duele decirlo, pero tras
la pasividad y “neutralidad” ticas, lo que hay es
una gran desidia y cobardía. ¿Y la presidente? Ahí
va, sonriente, como cuando en campaña electoral
apareció en los medios, hecha toda una amazona,
cerveza en mano, en las fiestas de Palmares.
Pareciera inconciente de su investidura, incapaz de
romper relaciones con el gobierno agresor.
(desmiente la firmeza y valentía femeninas en la
política y compromete el salero y elegancia de la
belleza tica inducida al desaliño). Gastamos
millones forjando la imagen del pobrecillo,
para que otros resuelvan nuestros problemas. Somos
maestros (menos en fútbol) del arte de pasar la
pelota y zafar el lomo… Atletas natos (y notos) del
aquí corrió. Campeones olímpicos del choteo y el
chiste mordaz. Poco serios; las manifestaciones de
protesta son un puro vacilón y jolgorio; se baila,
se come y se cacarea. Nos reventamos con los toros a
la tica y nos refocilamos con las telenovelas. Y
cuando podemos dar ejemplo de valentía a los niños,
los utilizamos como estandarte, uniformados,
banderita y al frente; que su inocencia supla
nuestra falta de…
Tenemos virtudes,
pero la pura verdad, somos un desastre: charlatanes,
mentirosos, atenidos, holgazanes, burlescos,
cavilosos, angurrientos, cínicos, tomadores, sucios,
chismosos, taimados, pésimos lectores, confiteros,
picaflores, aduladores, atorrantes, desaliñados,
palomillas, jetones, morbosos, pedigüeños, falsos
cristianos, prepotentes, doble moral, metiches,
cándidos, engreídos, fanfarrones, delicados con lo
propio, nos gusta llevarla suave, vivir de lo
prestado, copular y zafar… Nos encanta peinar la
mona y matar la culebra, tirar la piedra y esconder
la mano, jugar de vivos, hacernos los chanchos y
roncar como ellos. Palanganearla y hacer la masa
aguada… Pero así todo, tengo fe que esta patria
hermosa producirá generaciones, (aunque no llegue a
verlas) más honestas y viriles, que la saquen del
fango y la enaltezcan, para orgullo de los
costarricenses y reivindicación de la humanidad.
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Las Alas Rotas de
Jalil Gibrán
Domingo Ramos A.
23/02/2011
“Tenía dieciocho años, cuando los destellos del amor
asombraron mis ojos con su luz mágica y desde aquel
día los misterios de esa divinidad inquietante
fueron dedos de fuego prendidos a mi alma”… Y yo
tenía apenas trece años, cuando en la esquina
noreste del mercado de San Ramón, me incliné para
recoger del suelo, los restos de un pequeño libro
desarmado, como ave sin vida a quien le hubieran
roto sus alas, donde mis ojos ávidos leyeron esas
palabras que me conmovieron el corazón y se grabaron
desde entonces en mi alma.
Corría el año 1963, yo empezaba a beber las frescas
aguas de los conocimientos que me prodigaba el
colegio y con ello, a sembrar la triste distancia
entre los campos y yo, que se quedaban atrás con
retazos arañados de mi alma, del mismo modo que las
zarzamoras retienen trozos de los vestidos del
transeúnte… Me encantaba leer. Leía siempre los
periódicos con que empapelábamos la casa, para
esconder las rústicas tablas de madera, que se
imbricaban a punta de clavo y martillo para
ofrecernos el cobijo de un hogar… “¿Cuál hombre
puede olvidar la primera mujer que trocó el sueño de
su juventud en amargo despertar?”- había leído en
aquellas páginas amarillas que temblaron entre mis
dedos y guardé entre mis cosas más queridas por
tantos años.
Los días fueron pasando bajo el arco iris…Otras
lecturas fueron pasto de mis sedientas pupilas de
adolescente. La golondrina batió sus alas hacia la
capital, terminada la hermosa etapa del colegio,
buscando los más altos aleros del conocimiento
universitario. Desde ahí volaría sobre los mares
buscando las cosas nuevas del Viejo Mundo y un día,
leyendo un libro adquirido en uno de los bancos de
la estación “Términe” en Roma, reencontré aquellas
palabras que recogiera trece años antes en las
calles de mi pueblo… ¡No era posible! Finalmente me
enteraba que aquellas páginas, habían sido escritas
por un notabilísimo escritor, filósofo, pensador,
poeta y pintor libanés, considerado uno de los más
preclaros exponentes de la literatura arábiga
contemporánea, nacido en 1883 y muerto el 10 de
abril de 1931.(18 años antes de mi nacimiento). Supe
entonces de Gibrán Jalil Gibrán y que aquellas
palabras encontradas en mi tierra, pertenecían a su
primera novela intitulada Alas Rotas. Y años
después, me enteré que dicha obra había sido
traducida en Costa Rica, del árabe al español, por
otro libanés radicado en San Ramón: Wajib Zaglul;
ayudado por Reinaldo Soto E. allá por 1942.
Leí sus obras y conocí la vida del gran artista… Lo
que jamás hubiera imaginado es que en 1997, 24 años
más tarde del hallazgo de aquellas páginas, el arte
me llevaría hasta la tumba de aquel gran ser humano,
filósofo y maestro de la palabra. Había sido
invitado por los escultores Basbous (pupila) para el
IV Simposio Internacional de Escultura en Piedra, en
la ciudad de Rachana (El Señor), donde trabajé una
obra de gran formato que intitulé El Espíritu de
Rachana, la cual forma parte de un importante museo
de escultura al aire libre de Líbano… Recuerdo que
mis pupilas se empañaron de nuevo al contemplar el
valle de Bcherri cuya topografía me había sido
sugerida desde Alas Rotas. Ahora estaba en el
monasterio Mar Sarkis, abierto en una imponente
roca, donde se custodian los restos de Gibrán, sus
manuscritos, parte de sus pertenencias y de su gran
legado pictórico a la humanidad, donde los temas
literarios y filosóficos adquieren forma,
plasticidad y color… “Je voudrais que chaque image
sois le commencement d’une image invisible”- había
escrito Gibrán, quien falleció a los 49 años, de
tuberculosis y cirrosis hepática, en Nueva York,
cuando su genio alcanzaba el mayor esplendor y
madurez…
Hoy, 14 años después de esa visita inolvidable al
Líbano de los cedros milenarios, recuerdo con
nostalgia los días y las noches que pasé en aquella
tierra sacudida por las guerras, donde Jesucristo
realizó uno de sus primeros milagros en las bodas de
Canaan, convirtiendo el agua en vino y hasta donde
huyera el profeta Elías cuando era perseguido en
Israel (Coelho, La quinta montaña) Jamás podré
olvidar aquellas ciudades de la antigua y majestuosa
Fenicia: puerta entre Oriente y Occidente, desde
cuyas ciudades portuarias de Biblos, Tiro y Sidón,
partían las naves comerciantes que dominaron el
Mediterráneo y sus principales ciudades: Alejandría,
Atenas y Roma… Desde la terraza del hotel que nos
hospedaba al grupo de artistas que participábamos en
el simposio escultórico, a la luz de una radiante
luna de setiembre, volvían a mi recuerdo las
palabras de la niña Elina Rivas, cuando nos
explicaba en el Instituto Superior de San Ramón, las
gestas de aquel pueblo indómito… Aquella noche,
después de haber degustado los más de treinta ricos
platillos de un menú libanés, mis ojos habían
presenciado la exquisita belleza de la aceitunada
mujer libanesa, que había expresado con extremo
salero, todo el encanto de la danza del vientre,
mientras su esbelto cuerpo se movía con el ritmo de
una espiga al viento…
Hoy día la obra de Gibrán es muy leída en nuestro
país y en todo el mundo. Cada uno de sus libros está
lleno de sabiduría y pasión, porque al igual que
Miguel Ángel: genio escultórico universal, que
plasmó en sus mármoles la indomable fuerza de la
existencia, Gibrán supo tallar con la palabra, los
secretos del alma humana. Figuran entre sus muchos
escritos: Ensayo sobre la música, Lágrima y sonrisa,
Las vírgenes de las praderas, Las almas rebeldes,
Alas rotas, Las tempestades, Los cortejos, Las
perlas selectas, Munállat Aruáh, El loco, El
precursor, El profeta, Espumas y arenas, Jesús el
hijo del hombre, El vagabundo, Los dioses de la
tierra y su obra póstuma: El jardín del profeta. En
todos ellos el lector encontrará verdades escritas
con arte y filosofía: “Cuando améis no debéis decir:
“Dios está en mi corazón”, sino más bien: “Yo estoy
en el corazón de Dios”- sentencia en El profeta, y
agrega: “Cuando el amor os llame, seguidlo, aunque
su camino sea angustioso y arduo. Entregaos a sus
alas que os envuelven, aunque la espada oculta en
ellas os hiera. Y creed en él cuando os hable,
aunque su voz os doblegue y marchite vuestros
sueños, como el viento del norte marchita los
jardines. Porque así como el amor os llena de
gloria, así os crucifica.” (p. 13)
En el museo dedicado a Jalil Gibrán, al parecer
diseñado por una arquitecta pariente de don Wagib
Zaglul, quien vino a San Ramón, desde la ciudad de
Hasroun, cabe reseñar algunas obras pictóricas: El
pensador, El hombre y la sinfonía de la Naturaleza,
La auto-crucifixión, El espíritu manifiesto a los
siete, La plegaria, La maternidad trascendental,
Armonía sobre la cima, El centauro, la naturaleza y
el hombre, Las dos identidades: la pequeña y la
grande, La purificación espiritual y el templo
cósmico. Jesús crucificado sobre la pirámide de la
humanidad y las religiones, El mundo divino y dos
obras simbólicas que me atrajeron mucho: El arco y
las flechas (acuarela), donde propone que el hombre
y la mujer conforman el arco desde donde se disparan
los hijos a la vida, pero: “Vuestros hijos no son
vuestros hijos. Vienen a través vuestro, pero no
vienen de vosotros, no os pertenecen, podéis darles
vuestro amor, pero no vuestros pensamientos. Podéis
albergar sus cuerpos, pero no sus almas.” (p.17) y
la obra El dolor y la alegría: un hombre y una mujer
con las manos atadas, donde plantea ambos estados
como caras de una misma moneda: “Cuando estéis
contentos, mirad en el fondo de vuestro corazón y
encontraréis que es solamente lo que os produjo
dolor, lo que os da alegría”. “Cuando estéis
tristes, mirad de nuevo vuestro corazón y veréis que
estáis llorando, en verdad por lo que fue vuestro
deleite” (p.25 El profeta).
En abril se cumplirá el ochenta aniversario de la
muerte de este pensador y poeta, que a tantos
conmueve. Por eso dedico esta reflexión a los
libaneses que habitan en nuestro país y en especial
a la familia de Wagib Zaglul, quien tuvo para
entonces la tienda San Antonio, al este del mercado
de San Ramón y de quien cuentan sus hijos, Jorge
(propietario de la tienda) y José (rector de la
Earth), que tuvo siete hijos, que su esposa doña
Carmen Slon aún vive y que el traductor de estas
Alas Rotas, que tan alto han volado, escribió muchos
poemas y prosas inéditas, las cuales valdría la pena
rescatar y a las que espero referirme en el futuro,
pues este señor y su familia, son parte del la
historia de San Ramón.
¡Muchas gracias!
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LOS REGALOS DE NAVIDAD
Domingo Ramos A.
12/24/2010
Andando, andando, como quijotes aventureros, nos
volvemos a encontrar con otra navidad. El aire
fresco de diciembre nos recuerda de pronto que hemos
cerrado un año más, completando otra órbita
alrededor del sol. Nuestra nave azul: diminuto grano
de polen de estrellas de sólo cuarenta mil
kilómetros de circunferencia, ha viajado sin tregua
a una velocidad de 30 kilómetros, (18 millas y
media) por segundo. Hemos navegado en el universo
junto a los astros y las estrellas, ignorando el
tiempo, la velocidad y el esplendor de los abismos
cósmicos… Sin darnos cuenta, muchas veces, ni de
nosotros mismos.
Es diciembre. Es navidad. Y como si nos faltara un
poco de magia, encendemos luces y adornamos los
hogares donde hemos transcurrido trescientos sesenta
y cinco días de nuestra agitada y presurosa
existencia. Nos ha tocado quizá la bendición de
amar, la experiencia de sufrir, reír o llorar. Y de
pronto sentimos que detrás de todos nuestros
desvelos y sueños, hay un fin y una verdad.
Reflexionamos y pensamos en Dios como el autor
supremo del Universo que nos alberga. Y nos invade
una emoción inenarrable y le construimos, en un
rinconcito, un portal al Dios niño. Experimentamos
una inmensa alegría que nos invade el alma y nos
invita a compartir con los seres que nos palpitan
cerca del corazón. Olvidamos las fatigas de la
cotidianidad y corremos a comprar regalos para
patentizar nuestro afecto… De pronto refrenamos el
paso y sentimos latir la vida en los abismos del
pecho… ¡Ahí está la navidad!
Pero, ¿por qué debimos esperar un año para
reencontrarnos con Dios, con nosotros mismos y con
esa fe interior? ¿Por qué no nos dimos cuenta que
pudimos haber convertido cada día del año en una
navidad? ¿Por qué encendemos luces artificiales para
irradiar el alma, si durante todo el año ignoramos
que Dios nos regaló un infinito lleno de estrellas
para que nos iluminaran en nuestro vuelo fugaz? ¿Por
qué nos preocupamos de pequeñas luces pirotécnicas,
si durante un año entero viajamos a oscuras en medio
de tanta luz de las constelaciones y las galaxias?
¿Por qué esperamos tanto tiempo para encender las
luces del corazón, del amor y de la solidaridad?
Construimos un portal con figuritas, en casa, pero
no apreciamos durante todo el año el gran portal de
la existencia, donde nosotros éramos sus
protagonistas. Y de pronto pensamos en los seres
queridos que durante todo el año no supimos ver.
Corremos a comprar regalos caros y hasta inútiles
para disfrazar nuestros olvidos, cuando pudimos
haberles regalado un minuto de atención, una
ternura, un silencio, una palabra comprensiva, un
sencillo te quiero, una caricia, o el invaluable
abrigo de una bendición. Olvidamos que las luces que
debimos mantener encendidas son las del alma, para
no conducirnos entre tinieblas. Que el pesebre se
debió llevar siempre en el corazón, para ese niño
que llevamos dentro, opacado por los deberes y las
ansias de la vida moderna. Porque la verdadera
navidad no llega, sino que brota del corazón.
Por ello, antes de pensar en un regalo de última
hora para los seres queridos y los amigos que, por
los compromisos y trabajos, olvidamos durante el
año, pensemos en nosotros y regalémonos un tiempo de
paz… Dediquémonos primero a nosotros mismos, un
espacio de reflexión donde pongamos sobre la mesa
todas las cartas. Hagamos un balance de las cosas
que hicimos, cuáles alcanzaron su meta, cuáles hay
que reforzar, cuáles ya no tienen importancia,
cuáles hay que soltar para que se vayan. Iniciemos
ese listado de propósitos para el nuevo año, en
donde algunos de ellos pueden ser: llevar una vida
más digna y serena. Vivir siempre de acuerdo a
nuestros principios solidarios y humanos y
procurarnos una vida de calidad. De mirar más a
menudo las estrellas y encender diariamente las
luces de nuestra esperanza. De mirar a nuestro
alrededor y tenderle una mano a la maltratada
naturaleza y a quienes necesitan apoyo. De sentarnos
más a menudo con los seres queridos y preguntarles
cómo transcurre su existencia y qué planes tienen
para su vida. En tratar de ser más hermanables y
regalar al mundo una sonrisa fresca.
Procuremos no caer más en la tentación de cubrir las
apariencias y salir a la calle a comprar regalos
para dar, sin preguntarnos si le serán de utilidad a
esas personas. Procuremos regalar cosas de corazón,
que por humildes que sean, tienen un valor especial.
Procuremos no malgastar el dinero ni llenarnos de
deudas que nos roben la paz del nuevo año. Pensemos
que todos los días del año son buenos para dar amor
y demostrar afecto. Volvamos a tocar a la puerta del
vecino para sencillamente saludarlo. Volvamos a
llamar a ese pariente o conocido que vive lejos y
que el trajín de la cotidianidad no nos permite
visitar. A veces una simple llamada se convierte en
un buen regalo.
Ordenemos esos gastos excesivos y comamos y bebamos
con moderación; ni la comida ni la vida ni los
licores, se acaban en diciembre. Dediquemos un poco
del escaso tiempo a nuestra familia. Volvamos a la
biblioteca y retomemos alguno de esos buenos libros
que nunca pudimos terminar. Reforcemos los hábitos
de la buena lectura tan venidos a menos. Escuchemos
de vez en cuando una buena música y sobre todo,
escuchemos la voz de la sensatez y el corazón.
Regalémonos un poco de paz y reflexión sabia. No le
sigamos el juego a los comerciantes que desde agosto
lanzan su aplanadora propagandística para que nos
embarquemos en navidad. No escuchemos las voces de
la falsas sirenas comerciales que promueven
descuentos y regalías. Escapemos de aquellas
agrupaciones financieras que nos regalan tarjetas de
crédito que resultan mecate para el propio cuello.
No caigamos en las redes de las cadenas comerciales
que nos llaman diciendo que nos hemos ganado dineros
fáciles y solicitando el acceso a nuestros
ahorritos. No crean en esas trasnacionales que
afirman darnos una semana gratis de hotel… No
pequemos ni de confiados ni de ingenuos; no hay
almuerzo gratis. No nos prestemos al engaño y las
estafas de una navidad comercializada y
deshumanizada; cualquier día del año es bueno para
regalarle un presente al ser querido, de acuerdo a
nuestras posibilidades económicas; dejar a Dios por
Dios no es amar a Dios.
Para esta navidad y las que vengan, regalémonos paz
y calidad de vida. Terminemos el año sin correr por
tapar las apariencias y calmar el que dirán.
Aprendamos a ser genuinos, a vivir de acuerdo al
corazón y cultivar la paz interior. ¡Muchas gracias
y Feliz Navidad! |
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JUGANDO DE CASITA
Domingo Ramos A.
01/12/2010
Sorprenden los maquiavelismos de los políticos, pues
rebasan la cordura y los valores humanos. El tan
ventilado “conflicto” entre Nicaragua y Costa Rica,
es una escaramuza fabulesca y ladina: mandar la
perra (Pastora) a tratar de agredir la gallinita
(isla Calero), del patrón que un día le dio cobijo y
sustento (Costa Rica) es una bellaquería. Pareciera
un simple juego, pero ¿qué hay detrás?
Los políticos nos robaron la fe y perdieron
credibilidad. Duele sentir que en el aparente
“atentado” contra unas torres, exista una
planificada y macabra demolición. Que tras un
“accidente” minero pueda estar un “reality show”.
Que detrás de cada concesión estatal, palpite una
estafa. Que tras cada nombramiento político aflore
la corrupción y que, tras un conflicto fronterizo,
se esconda un negocio tipo “brasso”: abrillantador
de imágenes…
Ortega sabe que un rebaño disperso se reagrupa
tocando con la flauta del patriotismo, la melodía
del orgullo nacionalista, que hermana a tirios y
troyanos, bajo el grito de Patria, Soberanía,
Democracia y Libertad… Pero ¿por qué los ticos,
dizque tan avispados, caemos en la misma ratonera y
armamos tanta alharaca? ¿Por qué somos la torta de
la fiesta si no tenemos ejército? ¿O sí? ¿Por qué
Ortega y Pastora, que dicen desconocer el “mieeeeeedo”,
no le gruñen a Honduras donde otro gallo podría
cantarles?… ¿Qué “canal” buscan Venezuela e Irán en
este asunto?
Este barullo suena a “negocio pactado” -dicen
algunos- entre nenes “lindos”. A Ortega le funciona
y, le vino como anillo al dedo a nuestra presidente
“color de niebla” -como diría Brenes Mesén- con
demasiados problemas y cuestionamientos y pocas
soluciones y respuestas... Y como la oportunidad la
pintan calva, saca del armario la Patriótica
(utilizada en su campaña política), desempolva la
proclama de la Soberanía y neutralidad (¿cuál?),
acude a las instancias internacionales y le da
vuelta al “cromo”: el mundo se olvida que somos un
paraíso fiscal, que tenemos comunidades inundadas,
que hacemos concesiones fraudulentas, que nuestros
puentes se desploman, que la carretera
multimillonaria a Caldera colapsó con todo y la
plaquita del patrón, que proclamamos “paz con la
naturaleza” y decretamos la mina a cielo abierto:
Crucitas, de conveniencia nacional. Nadie habla de
asesinatos, prostitución e inseguridad, ni que el
país que abolió el ejército, hospeda uno artillado
(¿para vigilar el narcotráfico?)… ¡AY, viva esa
Patria de ensueño donde siempre es carnaval!
Los “azuzadores piromaniacos” (los zafalomo) atizan
la hoguera xenofóbica (ambos países) sabedores que
el “asado del turno” siempre es el pueblo…
Irreflexivamente, la gente saca la Bandera Nacional
que amarra al guardafango del carro y se lanza a las
calles a hacer tormentas en jarros de agua. ¡Calma
pueblo! No crucen el puente antes de llegar al río.
Los políticos conocen nuestros olvidos, indolencias
y debilidades (nos agarran de chancho). Señores
Diputados, no se finjan “patriotas intocables” que
cuando pudieron probarlo, entregaron nuestra
soberanía. ¿Para qué discursos huecos y epítetos
airados, si aquí también cocemos habas? Váyanse de
vacaciones tranquilos; los sindicatos duermen (como
siempre) y el pueblo sigue detrás del palo.
Olvidemos a esos soldaditos con armas
convencionales; las guerras de hoy son otras, ya no
se sitian las ciudades como la Troya homérica;
bastan los tratados comerciales (y hay plaga) Al
enemigo no se le arrasan sus cultivos como hacía
Carlo Magno; basta venderles más barato y hacerlos
dependientes… El soborno superó la espada; bastan
unas regalías (un estadio) Las guerras de hoy no
truenan armas de fuego; infunden miedo y amedrentan
con memorandos y falsas epidemias.
¡Despertemos! al diablo la doble moral… Nos enfada
que nos llamen comunistas, pero nos unimos a China,
donde los derechos humanos se los pasan por donde un
ex presidente tico se pasó la Constitución. Nos
decimos libres y democráticos, pero le negamos un
reconocimiento al Nóbel de Paz preso en China, país
por el cual rechazamos al Dalai Lama y mordimos la
mano a Taiwán…No permitimos intromisiones, pero lo
hizo USA en el referéndum y lo hace Industrias
Infinito, reabriendo la herida del SÍ y el No en pro
del oficialismo…Nos “emputa” que digan que a
nuestros políticos los financia el narcotráfico,
pero sucede desde Vesco. (somos bodeguita de los
cárteles internacionales)… Costarricenses, rehusemos
este juego insulso (como la OEA), actuemos con
precaución, sabiduría y cordura. El futuro está en
la solidaridad y la fraternidad. |
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LA HUERTA DE MI
ESCUELA
Domingo Ramos A.
27/11/2010
Por aquellos días el cielo se oscurecía y después de
un relámpago fugaz, como vuelo de colibrí, se
escuchaba el sordo ronquido del trueno que infundía
miedo y recordaba que se acercaba mayo: mes de la
Virgen, las flores y las lluvias. “Va a hacer mucha
tormenta”- decía papá, mientras preparaba las eras
donde las primeras aguas del año, habrían de
despertar las milpas, milagrosamente contenidas en
aquellos granos blancos, que reían en silencio desde
las mazorcas que colgaban en la troja… Mi madre
preparaba los terrenos aledaños a la casa en donde
el llanto bendito de las nubes, haría florecer el
más hermoso jardín..
Después de atravesar la quebrada, saltando a pie
descalzo entre las piedras, empezábamos a caminar
por los potreros resecos, cuyos senderos rojizos
eran interrumpidos por las carreteritas de hormigas
que se empeñaban en llevarse los últimos verdores
que sobrevivían al verano… Más arriba, el árbol de
guácimo…luego otra cerca de alambre limitando las
mezquindades humanas y al fin la calle… Aquella
calle de tierra, polvorienta en verano, fangosa en
invierno, por cuyo lomo acudíamos a la escuela todas
las mañanas. Más allá de un recodo boscoso, la
ermita y, casi al frente, la Escuela La Palma de
Piedades Sur de San Ramón… ¡Oh Dios, cuántos sueños
buscaron desde el alma, los aleros de aquella
escuela sencilla, donde también las golondrinas
encontraron sitio para sus nidos!
Antes de las siete de la mañana, amazona sobre su
noble caballo blanco, llegaba la maestra. “¡Buenos
dííías niña!”- recitábamos a coro los pocos alumnos,
mientras alguno se llevaba su cabalgadura hasta los
terrenos de atrás, donde sobresalía el excusado de
hueco. María Isabel Durán Zamora empezaba su clase
puntualmente…De la chuspita de trapo sacábamos,
sobre el humilde pupitre de madera, el cuadernito de
borrador, el lápiz y el Cuaderno de Vida de
doscientas hojas, forradito con el papel del pan,
donde con una plumilla que habíamos aferrado a un
trozo de verolís de caña de azúcar, tratábamos de
grabar, sin manchones, aquellos primeros tragos del
saber…
Tanto rayo desgarraba los abismos celestes, que las
negras nubes, desde sus heridas recién abiertas,
sangraban los primeros aguaceros de mayo que, cual
promesa divina, hacían realidad el sueño de los
campesinos, en cuyas pupilas se reflejaba el verdor
de la esperanza… Era tiempo también para la huerta
de la escuela y la niña nos pedía llevar cuchillos,
machetes y palas… Yo siempre llevé aquel machete
que, después de varios años de pedírselo al niño,
para un diciembre me lo dejó debajo de la cama,
envuelto en un periódico… ¡Qué alegría y orgullo,
nos daba hundir las manos en la tierra y demostrar
que sabíamos trabajar! Los varones hacíamos las eras
y las mujeres afinaban sus lomos extrayendo
piedrecillas e impurezas, para luego sembrar. Algún
lomillo se plantaba de rábano, otro de lechuga,
alguno de maíz y de frijol. Por allá una mata de
chayote y, arrimada a la cerca de poró, alguna de
tacaco que le disputaría el espacio a las
campanillas azules…No faltaba aquel bejuco, bajo
cuyas hojas anchas y salpicadas de blanco, crecían
los ayotes.
Después del recreo grande, apaciguábamos las hambres
que no habíamos aniquilado con jocotes, guayabas o
manzanitas rosa, con una sopa, cuyas verduras
habíamos aportado desde nuestras casas. ¡Qué
delicia! Y luego, un vaso fosforescente de lata,
rojo, amarillo, azul o verde, con aquella leche en
polvo que generalmente se ahumada al prepararla, al
cual seguía el premio de una tajadita de queso
amarillo de cabra que en mordiditas de hormiga,
tratábamos de rendir.
Eran otros tiempos. Era otra Costa Rica y éramos
otros niños… De la escuela regresábamos cargando
leña que recogíamos por el camino para el fogón y
después de comer lo que hubiera, íbamos a traer agua
a la quebrada o arrancábamos alguna yuca o camote
para el café de la tarde. Nos tocaba machetear o
palear la tierra para arrancarle la mudadita
dominguera y los cuadernos y libros del año
siguiente. Siempre había que hacer: picar leña a
punta de hacha, desgranar maíz, arreglar el jardín o
traer terneros. Las mujeres ayudaban en las tareas
de la casa, donde la madre las preparaba para que
fueran muchachas dignas. Eran tiempos donde, desde
niños, se nos enseñaba a ser hombres y mujeres con
derechos y deberes, con fundamento, hábitos de
trabajo, valores cívicos y morales. Por la tarde,
cada cual preparaba su canfinera para hacer la tarea
y espantar las sombras de la noche que atracaban
desde temprano… Pero cuando se apagaban aquellas
luces, por la ventana entraban las estrellas desde
el infinito, o la hostia bendita de una luna llena.
Cada invierno recuerdo con nostalgia aquellos días
en los que, sin darme cuenta y sin arrepentirme,
empezaba a renunciar al campo y a lo que hoy se
denomina como el “ingrato trabajo de la tierra”,
como dice el poeta y ensayista Isaac Felipe Azofeifa
(1909-1997) Empezaba a distanciarme de aquella vida
rural, para hacer lo que don Quijote- para
parafrasear al ensayista Mario Sancho (1889-1948),
vender la hacienda para comprar libros e irse tras
la aventura por el mundo. Y para mí, la aventura era
la educación, el estudio y la promesa de un futuro
mejor… Intuía que la sabiduría es una preciosa
virtud y que, “Quienes no piensan por cuenta propia
concluyen por ser hombres color de niebla” -como
dice en su ensayo La Cultura integral del hombre,
Roberto Brenes Mesén (1874-1947) quien agrega que:
“Los dioses ya tienen pronta la joya de nuestro
destino”.
Me traje el campo en el alma y en ella la huertecita
de la escuela… Ahí aprendí a modelar la tierra con
las manos que hoy esculpen y tallan obras
tridimensionales… En aquella escuelita aprendí a
leer y escribir: dos hechos importantes que atesora
mi vida. No había televisión, ni luz eléctrica. Nada
de computadoras ni teléfono y menos celular de los
que ahora lucen hasta los gatos y los ratones… Había
que buscar la luz aunque hubiera que renunciar a
aquella paz, por la que no pocas veces he suspirado…
Sentía, como Platón (427-347 aC), que la educación
predispone mejor al ser humano para descubrir lo
esencial de la existencia, pero a la vez, adivinaba
que “El suelo es la única propiedad plena del hombre
y tesoro común que a todos iguala”- según dijo José
Martí (1853-1895).
Aprendí a ser más hortelano del alma que de la
tierra. Supe, subiendo hacia el mediodía, que con
esfuerzo y honestidad, la maceta trasciende el
corredor. Tuve que decidir y lo hice, aunque algunos
amores no se olvidan… Me apena que la juventud de
hoy no tenga oportunidad ni interés por la tierra
generadora de vida. Que no sepan de dónde provienen
los productos que comen…Que jamás hayan empuñado una
pala, un machete o una hacha, porque es la relación
con la tierra y la naturaleza, la que sensibiliza el
espíritu. Duele que la educación les induzca a
olvidar sus valores y los políticos se empeñen en
extirparles sus raíces, su identidad y su Patria.
Que los maestros de hoy no inculquen los valores y
el amor por un conocimiento que los humanice y
promueva un verdadero crecimiento espiritual, como
lo hicieron nuestros maestros. Que la educación se
limite a transmitir conocimientos, descuidando, como
lo ha hecho la iglesia, la formación, los valores y
la verdadera culturización.
Me apena saber que cada día se ensancha más la
brecha con la tradición sana del pasado, la
honestidad y la solidaridad. Que cada día el ser
costarricense sea más indolente, más individual y
menos conciente. Que la gente se mueva sin otras
metas que aquellas materiales, cuya posesión les
envalentona como “caines” contra sus propios
hermanos. Que no mediten en las palabras de Joaquín
García Monge (1881-1958) cuando dice que el
Monumento Nacional se hizo “para enseñarnos como se
defiende con fiereza el suelo nativo, que da el
sustento y la libertad”. Para decirnos: “cómo es
bueno morir y saber morir sin cobardías por causas
dignas”. Para no permitir que los “analfabetas
culturales” que menciona Brenes Mesén, que leen y
escriben, pero han olvidado el arte de pensar”, nos
jueguen sucio desde los puestos gubernamentales.
Seguramente muchos de ustedes, lectores y lectoras,
cultivaron una huerta en la vida y estudiaron cuando
la escuela era gratuita y obligatoria, según el
sueño del gran promotor de nuestra enseñanza: don
Mauro Fernández (1843-1905) Y es probable que
muchos, igual que yo, sin dejar de reconocer las
virtudes tecnológicas de estos tiempos, recuerden
con nostalgia los ideales de aquella Costa Rica de
otrora. Y ante la ruptura entre presente y pasado,
reflexionen sobre las palabras de don Rafael Cardona
(1893-…) que dicen: “Los únicos ideales que llegan a
ejercer algún dominio visible en el hombre y el
mundo, son aquellos que han venido rodando de
generación en generación…Como las antorchas que los
griegos pasaron de mano a mano”… |
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¡Para verdades…la
lluvia!
Domingo Ramos A.
16/11/2010
Este invierno ha hecho desastres: arruinado
carreteras, desmontado puentes, deslavado cerros,
arrastrado casas y desnudado a algunos políticos…
Pero sobre todo, ha demostrado el descuido e
ineficiencia de las últimas gestiones
gubernamentales, evidenciando los engaños de que es
víctima el pueblo costarricense. El sistema vial, en
el que se invierten tantos millones, ha colapsado de
frontera a frontera y hasta el más ciego sabe que
esos dineros se fueron por alguna alcantarilla (o
caja fuerte, porque las alcantarillas no existen).
El asombroso despilfarro (uno entre tantos) de la
carretera a Caldera (radiografía de Costa Rica)
verdadera “caldera”, ha despellejado orgullo y obra
del gobierno anterior. “Este es un monumento para
los del NO” –decía Óscar Arias con su habitual
sarcasmo, cuando inauguró sin estar concluida dicha
carretera, que él y sus acólitos llamaron:
“Autopista de primer mundo”, para su regocijo y
lucro de una empresa española que nos engaña y
saquea como en tiempos de la conquista… Y entre el
jolgorio de la “trocha”, desfiles y discursos,
afirmaban que todo era parte de aquel TLC, que
impusieron a base de terror, miedo, soborno y compra
de conciencias... Era el progreso del neoliberalismo
que salvaría al mundo… Por ello había que votar por
el continuismo, acotaban los incondicionales aristas
babeando loas. Mientras, el gobierno plantó la placa
conmemorativa más rápido que cruz en sepultura…
“Para verdades… la lluvia” (nuevo proverbio). Al
viejo mono se le cayó el zapote y a Arias “le salió
la venada careta” pues sus escasos logros no
convencen. ¡Zas, qué lección para quienes dudaban
que en Costa Rica se hiciera teatro verosímil!...
Colapsó la “joya vial” de don Óscar, por obra de una
naturaleza a la que no pudo torcer el brazo (la
lluvia). ¡Y aquí no cabe sala cuartazo! Bastaron
unos aguaceros y, del mismo modo que al ganadero
tramposo, se le despintaron sus vacas, pues a parte
de la maltrecha carretera, la apresurada
inauguración del Museo de Arte Costarricense resultó
otro “scherzo” en busca de la fama; no estaba
concluida la remodelación y han tenido que cerrarlo
porque se le mete el agua… ¡Ah, y falta el estadio
de la esclavitud! Bueno, “no por mucho que madrugue
le amanece más temprano”; mal actúa quien por
hambre, no deja cocer su cena o sazonar la cosecha.
Pero ¿qué esperar de un gobierno cuyos ministerios
(in) competentes, no pudieron colocar ni una simple
platina en un puente?
¡Vivid y aprenderéis!, ya ven, las aguas que calman
la sed, lavan penas y revelan tesoros, también
desentierran cadáveres, “chorizos”, ropas sucias y
caras de barro... Pero duele ver cómo se tira la
plata de los costarricenses en concesiones
millonarias mal planificadas y peor supervisadas, en
carreteras, puentes, aeropuertos y todo, pues la
incapacidad gubernamental es desastrosa. ¡Qué
fraudulentos y paupérrimos han sido los últimos
gobiernos, que no tapan un hueco si no es período
electoral, para convencer ingenuos! ¡Lástima
campañas publicitarias cortando cintas inaugurales
de fláccidos logros!... ¡Ay madres, deberían dejar
que los niños recortaran más con tijeras en su
infancia, para que de adultos no arrastren
frustraciones malsanas!
La lluvia desnuda al país y los culpables no dan la
cara. No explican por qué los campesinos no reciben
los Mercedes o BMW. Ni qué pasó con los empleos del
TLC, si más bien se pierden los que hay. O por qué
aumentó la pobreza, la corrupción, la explotación
laboral y la inseguridad social. O por qué la
presidente (firme obediente) no puede frenar la
atrocidad de Crucitas, le hace el juego a “ladrones
del sol” y permite un ejército artillado en nuestro
territorio, para “vigilar” el narcotráfico. Pero el
tropezón a Caldera, la alianza con China comunista,
el TLC con una potencia desmirriada, la corrupción,
la inseguridad, las concesiones irresponsables, la
deserción escolar y muchas desgracias más, serán
parte del Karma de los Arias y compañía… Porque los
dineros compran y disfrazan muchas cosas, pero no lo
esencial de la vida: la calidad humana, la honradez
y los principios…
¡Adiós mis flores! Pero, si dinero, “autopista” y
gloria se fueron a la porra con los aguaceros de un
simple invierno, ¿qué no pasará cuando las lluvias
de la Historia, que lo mismo desentierran a un
“héroe” que sepultan al farsante (como se ha visto),
desdibujen estas gestiones gubernamentales y
desnuden las falsas bondades del afamado
neoliberalismo? En tanto, sigamos cruzados de brazos
esperando a Dios…
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A GOLPE DE CINCEL
ESCULTURA FIGURATIVA
Domingo Ramos A.
16/10/2010
Un ramonense me preguntó durante uno de los
encuentros escultóricos realizados por el grupo
Proyección Escultórica Ramonense (PER), en el parque
de la ciudad, que cuál era la escultura figurativa,
pues para él todo tenía “figura”, aunque a veces
eran formas tan raras que no se le parecían a nada y
que si las figuras de animal entraban en ese grupo.
Me pareció importante que un campesino de por ahí de
donde yo también vengo, me preguntara algo más que
el clásico: ¿qué está haciendo? Le expliqué “grosso
modo”, las diferencias y los diferentes estilos que
existen… Al final, me agradeció y se fue cabizbajo;
creo iba más confundido que cuando llegó... Hoy, con
mucho respeto y sin ánimo de sentar cátedra pues
para aprender estoy, deseo referirme a ese tema,
tanto por ese señor, como por muchos otros, que me
temo no lo tienen muy claro...
A menudo las bases de los concursos y simposios de
escultura estipulan como requisito de participación,
el que la obra a realizar sea “figurativa”. La
mayoría de personas entendemos por escultura
figurativa, la obra que “representa” al ser humano,
sin importar edad, sexo ni postura, como la mayoría
de esculturas clásicas griegas. El requisito de que
una obra sea “figurativa” pretende eludir el llamado
arte abstracto que, sin embargo, por muy abstracto
que sea, al ser tridimensional, posee una
corporeidad formal, que la convierte en “figura”
definida y tangible (es decir, la escultura
“abstracta” no es tan abstracta). Pero no hilemos
tan fino. ¡Caray!, lo importante es aclarar que, si
bien el término “arte figurativo”, condiciona una
obra a las formas humanas, el resultado es variable,
porque la forma humana se puede abordar de muy
diferentes estilos y aspectos.
Curiosamente en nuestro país, cuando se habla de
arte, (o de política o de fútbol), todo el mundo se
da por entendido. Pero, por escultura “figurativa”,
se espera una obra de corte “realista academicista”:
el que se hace con modelo (inventado o de memoria),
que capta los “rasgos principales” del personaje, ya
sea en una estatua conmemorativa o en un busto
retrato, como los que hicieron Juan Portugués
Fucigna y Juan Rafael Chacón: dos grandes. En estos
casos, la obra es mejor cuanto más se parezca al
modelo. Además de los rasgos físicos, es importante
la proporción natural del personaje. Pero,
“L’exactitude n’est pas la vérité” -decía el pintor
francés Henri Matisse (1869-1954). El buen realismo
capta además la parte atmosférica y psicológica del
personaje. Dicho sea de paso, los escultores
nacionales no trabajan el figurativo realista ni se
esmeran en averiguar mucho detalle físico o
psicológico de sus personajes. En una oportunidad le
preguntaron a un campesino que miraba una estatua de
un reconocido político costarricense, que qué le
parecía... “¡Diay, no sé! -respondió- dicen que es
“perencejo”, pero no se me parece”...
La escultura figurativa se puede hacer de bulto o
relieve, desde muy realista hasta muy abstracta,
simplificada o caricaturesca, que es cuando el
escultor recoge y exagera los rasgos principales del
modelo. El resultado es una obra muy diferente:
desproporcionada y deformada hasta los límites de la
“comicidad”, aunque el personaje es reconocible
cuando el caricaturista capta el aspecto
psicológico. Formidables resultan las esculturillas
del francés Honore Daumier (1808-1879) pues además
plasman los rasgos de las gentes según sus
profesiones. Hay que mencionar la escultura
religiosa, comúnmente llamada “imaginería”, como la
que hizo el ramonense Lico Rodríguez (1833-1907). En
estos casos el escultor utiliza información
literaria sobre los mártires o santos. No se pueden
olvidar estupendos crucifijos tallados y esculpidos,
ni obras como La Pietá, en el Vaticano, Roma,
esculpida en mármol por el mayor genio del
Renacimiento: Michelangelo Buonarroti (1475-1564).
En el arte figurativo existe el “verismo”, que
captar aspectos superficiales del modelo: arrugas,
cicatrices y tesitura de la piel, estilo muy
apreciado por los romanos pues así comunicaban la
historia de cada personaje. Están además, el
figurativo “naturalista”, que enfatiza la condición
social y forma de ser del modelo y el figurativo
“costumbrista” que enfoca al ser humano en su medio
ambiente: sus costumbres, manera de vestir y
conducirse, lo que frecuentemente lleva al
esteriotipo. Se hace el figurativo “estilizado”, que
se logra disminuyendo o aumentado las formas
naturales y evitando detalles, como las figuras
gordas del colombiano Fernando Botero o las
simplificadas del rumano Constantin Brancusi
(1876-1957) a quien le interesaba la intensión del
movimiento y la pureza formal. El español Pablo
Picasso (1881-1973) llevó la figura humana al plano
cubista. El italiano Lorenzo Bernini (1598-1680)
planteó un figurativo barroco, en obras como el
Éxtasis de Santa Teresa, mientras su coterráneo
Umberto Boccioni (1882-1916) con Formas Únicas de
Continuidad en el Espacio, introdujo la figuración
al futurismo. Salvador Dalí, español (1904-1089),
introduce el arte figurativo en el mundo surrealista
y el griego Giorgio De Chirico (1888-1978) en el
onírico… Los alemanes hicieron un figurativo
expresionista, de mensaje fuerte, mientras que el
Impresionismo francés se centró en la vibración
lumínica sobre los elementos de la obra.
Existe el figurativo idealizado, según los cánones
estéticos griegos, buscando perpetuar la juventud y
la belleza. Brillante realismo presentan las obras
broncíneas griegas conocidas como los Guerreros de
Riace, conservadas en el museo de Reggio Calabria,
Italia. Y está el figurativo que persigue la imagen
según el rango político o cultural del personaje.
Por ejemplo, Napoleón Bonaparte (1769-1821) reprobó
los retratos que le hizo el mayor neoclásico
italiano Antonio Canova (1757-1822) porque lo
presentó como era físicamente y no como él deseaba
que lo vieran desde su envestidura...
Así todo, conviene tener en cuenta que la obra
artística nunca igualará las virtudes de un modelo
vivo, aunque su mensaje perdure y trascienda y en
muchos casos parezca más expresiva que el modelo.
Cuando miramos una escultura figurativa, conviene
tener presente que por más real que parezca, jamás
será igual al modelo que la inspiró. “Los artistas
engañan -decía el padre de la escultura moderna:
Auguste Rodin (1840-1917) -pero el escultor engaña
con más propiedad”. Michelangelo Buonarroti (uno de
los más grandes escultores de todos los tiempos)
golpeó con el cabo de su mazo la rodilla de su
excepcional obra el Moisés y le pidió que hablara
(“¡Dai, parla!”). La obra no articuló palabra,
aunque expresa y comunica tanto.
Desde la prehistoria Costa Rica ha sido un país
privilegiado en la escultura, en donde encontramos
excelentes obras indígenas antropomorfas (cuando se
le atribuyen características humanas a las deidades
o cosas) o modernas, estilizadas y muy académicas.
Nuestro país posee un altísimo porcentaje de
escultores (aunque se conozca más a los oficialistas
que siempre caen bien parados con los políticos) y
puedo afirmar que la mayoría trabajamos la figura
humana. Algunos se formaron en la “escuela de la
vida”, y se la “juegan” a base de práctica y
observación. Pero muchos otros aprendimos a modelar,
tallar y esculpir el cuerpo humano en la Academia de
Bellas Artes (fundada en 1897), hoy Escuela de Artes
Plásticas de la UCR, que nos dotó de los
conocimientos necesarios para realizar obras
escultóricas de gran realismo y sentido estético,
aunque por decisión personal practiquemos la
escultura abstracta o estilizada… La figura humana
es armoniosa por naturaleza y se la puede
representar con ropa o sin ella, pero cuando no hay
conocimiento ni talento (algo frecuente), más que un
“desnudo” resulta una “pelada”…
El estudioso de la escultura costarricense Luis
Ferrero A. (qdDg) en su libro La Escultura en Costa
Rica (Edit. CR.1991), menciona como precursores de
la escultura moderna a Fadrique Gutiérrez
(1841-1897) y Juan Mora González (1860…) quienes
realizaron obras profanas, mitológicas y sacras,
casi siempre policromadas. Vienen algunos
consagrados como Juan Ramón Bonilla (1882-1944),
alumno de Rodin, con obras marmóreas como Los Héroes
de la Miseria, en el Teatro Nacional y Juan Rafael
Chacón (1894-1982) con tallas como Gravidez. Siguen
otros como Max Jiménez (1900-1947), Juan Manuel
Sánchez (1907-1990) y Francisco Zúñiga (1912-1999)
cuya obra principal la desarrolló en México donde
estudió a fondo las mujeres Juchitecas (tantas veces
imitadas; jamás igualadas ni superadas). Viene luego
una lista interminable de nombres, entre ellos:
Hernán Gonzáles, Néstor Zeledón G., Carlo Magno
Venegas, Alejo Dobles, Crisanto Badilla, Mario
Parra, Jorge Benavides, José Sancho, Aquiles
Jiménez, Manuel Vargas, Leda Astorga, Herberth
Zamora, y este servidor, entre muchos otros que no
es posible mencionar.
¡Ah! y cuando se trabaja con modelos animales se
llama “animalística”, aunque cuando esas
representaciones son fruto de la imaginación y
ensamblan cualidades de diferentes animales, se
habla de quimera. Costa Rica tiene buenos escultores
animalistas como Néstor Zeledón Varela, con obras
como La Leona María y Oso Hormiguero.
Y hablando siempre sobre la figura, estimados
lectores y lectoras, a modo de chiste les cuento que
a más de uno (o una) le agrada ser “figura” y por no
hacer “mala figura” procuran ser “genio y figura,
hasta la sepultura” pero acaban haciendo el
“figurón”… ¡Muchas gracias!
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LOS MILAGROS DE
FERNANDO SÁNCHEZ
Domingo Ramos A. 22/092010
Salió el libro: Nace un hijo espiritual del Padre
Pío de Pietrelcina, (testimonio milagroso) fruto de
la ya conocida pluma del ex diputado verdiblanco
(entiéndase “arista”) y embajador costarricense ante
el Vaticano: Fernando Sánchez C. quien el 29 de
Julio del 2007, sorprendió a tirios y troyanos, con
el “memorando del miedo” que envió a su carnal Óscar
Arias, entonces presidente...
¡Caray! No cabe duda que el Padre Pío es milagroso y
que la Justicia Divina cumple el precepto de: “haz
bien y no mires a quien”. Gracias a la oración del
padre Corrales (La Aurora de Heredia) y una prenda
del Padre Pío, los problemas renales de la esposa de
Sánchez y el “padecimiento en el corazón” de su
hijo, desaparecieron. ¡Gloria a Dios! Y desde aquel
23 de septiembre, este Padre de la Patria se
desveló, largas y frías madrugadas, escribiendo su
calvario; ¡vaya contraste!, en la misma computadora
con que le tocó escribir, también de madrugada, su
memorando de terror y vergüenza... ¡Pobre Fernando,
y la gente creyendo que a algunos diputados no les
dolía nada por carecer de sentimientos!
Grande es Dios que redime pecadores. Lástima que don
Fernando no se sinceró con el pueblo, pues más de un
pobre (herencia de su TLC) habría rezado por su
causa, en vez de leer en su trasnochada cara de
asambleísta, un inconfeso cargo de conciencia por su
“memorando autorretrato”: cruel e inhumano atentado
contra nuestra democracia y soberanía y miles de
niños y niñas costarricenses, cuya esperanza en un
futuro más libre y digno, se fue al canasto con su
macabro aporte. Y mientras él sufría por su hijo,
miles de costarricenses “morbosos”, creían que su
conciencia le carcomía como rata sanguinaria, por el
daño causado al pueblo. ¡Pobrecito!, ¿qué claridad
para legislar dignamente o tiempo de arrepentirse y
renunciar a su curul, podría tener una criatura tan
acongojada? De verdad que “caras vemos” y que “las
procesiones van por dentro”. Fíjese, señor Sánchez,
lo injustos que son a veces los pueblos; todos
pensaron que su designación como embajador ante el
Vaticano era otra treta maquiavélica de su
calculador primo Óscar, para lavarle su cara y ya
ve, es parte del milagro del Padre Pío…
¡Ay, don Fernando!, pero usted ya está “encaminado”,
se le ve en la cara. Claro ¿quién no va dormir mejor
después de un milagro, rodeado de santos y lejos de
la presión que como diputado le impusieron sus
parientes ególatras y tiranos? Dios le concedió
milagros en el campo de la salud, donde las
medicinas (como la canasta básica) son inalcanzables
para tantos ticos, ¿por qué no aprovecha para
pedirle otros milagritos? Por ejemplo, que les quite
la avaricia a sus insaciables primos y dejen que
otros gobiernen y se echen unos cinquillos a la
bolsa también, pues ni dineros ni famas se llevan a
la tumba... Que a los diputados se les hinche el
cerebro como un grano de café y legislen
honestamente. Que la Sala Cuarta, “siempre tan
juiciosa”, ordene a La Volpe (el zorro) hacernos
campeones para que justifique su sueldillo. Que a
Johnny le salga otra “chamba” y no se termine de
petrificar en la muni. Que a Educación le salgan más
ideas que pelos. Que la presidente comprenda que ser
“firme y honesta” en función del pueblo, podría ser
realidad con un milagro pedido de corazón.
Y bueno, ya que está en la “onda”, no sea tontito,
pida algo para usted, que lo que se pide no se hurta
y nadie va a juzgarlo mal después de su libro.
¡Pedid y se os dará! -dice la Biblia; sobre todo si
lo que pide no es avaricia sino sabiduría y
humildad. Por ejemplo, que le brinde el don del
arrepentimiento y la vergüenza y tenga el valor de
renunciar a ese cargo, que no puede merecer uno que
recomendó arremeter contra los ciudadanos honestos
que se oponían al TLC, a los cuales usted recomendó
perseguir y enlodar y vilipendiar desde las
alcaldías municipales, empresas, Asamblea y el
gobierno... Piénselo, Cristo perdonó ladrones y
criminales, perdonará a quien viola la Constitución
y denigra a su pueblo, sobre todo si trabaja en el
Vaticano.
“Nadie cree ni una sola palabra del gobierno” –decía
usted en el memo. Pues señor Sánchez, hágase su
propio milagro, renuncie y devuélvale la fe a los
costarricenses, cambie y herédele a su inocente hijo
(tocado por el milagro) un apellido limpio y digno.
Además, la vida da vueltas y nunca se sabe, podría
llegar a ser el San Fernando que anhela este pueblo
falto de fe, de héroes, valores y políticos
honrados...
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Las manos ocultas de la vida.
Domingo Ramos A. 09/set/2010
Cuando era niño solía buscar la soledad de los
campos, entre jarales y tucuicos, en los repastos de
calinguero de menudas florcillas moradas que peinaba
el viento, donde me asaltaban temores por aquella
mano misteriosa que se llevaba a los seres para
siempre y que llamaban Muerte. Nadie la vio jamás
pero siempre se sintieron sus efectos y cuando
actuaba, ya no valían llantos ni plegarias. Su
presencia traía tristeza a los hogares y su mano
oscura sembraba luto a su paso… Nadie sabía decir
qué era la Muerte, ni de dónde venía, ni por qué
llegaba sin aviso para cegar alguna vida. ¿Cómo se
podría entonces combatir a aquel monstruo, asesino
invisible, que lo mismo llegaba al amanecer, como
los tejones, que descendía por la tarde como los
gavilanes, o atacaba por la noche como los
vampiros?.
Me sentía en desventaja para luchar contra una mano
tan radical y poderosa, pero invisible. Mis padres
me aconsejaban no pensar en ello y “aceptar la
voluntad de Dios porque la Muerte es lo único que
tenemos seguro en la vida”- Pero mi espíritu salvaje
se revelaba aún más; también me parecía injusta la
mano todopoderosa e invisible, de un Dios que no
había visto nunca. No era ético ni honesto que dos
desconocidos “grandulones” llegaran a mi vida e
hicieran y deshicieran mis sueños y esperanzas,
amenazándome con apartarme para siempre de mis seres
queridos: abuelos, padres, hermanos…¡Ah sí, porque
del más allá nadie volvía para contar el cuento!
Conocí poco a poco las mil maneras de actuar de
aquel par de manos que cazaban juntas: la Muerte y
Dios que, cuando no ahogaban a un muchachillo en la
poza del río, arrostizaban con un rayo en el
potrero, a un pobre viejo que volvía de su jornal,
con yegua y todo… ¡Qué poco hombres eran aquel par
de matones hijos de nadie, que exterminaban por
placer al indefenso ser humano! Yo era muy pequeño,
pero los desafiaba juntos con todas las fuerzas de
mi alma. Los reté a pelear de frente, mientras
blandía un cuchillo que rebanaba el viento o
mientras apuntaba hacia las nubes con aquella
carabina de dieciocho tiros…Habría disparado contra
cualquier rostro barbado que asomase de entre las
nubes, pero jamás vi nada… Morían los días y cuando
el pincel, de alguna otra mano desconocida, pintaba
sus paisajes sobre el horizonte, al igual que los
pajarillos que escapaban de la noche, regresaba a
casa lleno de angustias. ¿Dónde has estado todo el
día?- me decía mi madre- “en lugar de picar leña o
hacer algo, te las pasas tranquilamente en los
charrales”. ¿Tranquilamente?
Ni la maestra, que todo lo enseñaba y lo sabía, se
había puesto a pensar en ello. “Hay demasiados
misterios en la vida”- decía- cada sol traerá afanes
nuevos y el viento seguirá revelando sus secretos”.
“Ay Niña -neceaba yo- ¿cómo vencer a enemigos que no
se ven?” “Estudiando”- aconsejó. “Pero es injusto-
repliqué- que los hechos más importantes de la vida
sean realizados por manos invisibles y poderosas”.
“La vida es un misterio- contestaba- una flor en
cuyos pétalos, al igual que las páginas de un libro,
están todas las respuestas”.
Mientras, aquel par de bribones alteraban el curso
del pequeño riachuelo de mi existencia. La Muerte
nunca vino por mí y tuve que seguir el
trillo…Aprendí que nuestro mundo “real”, estaba
manejado por fuerzas “irreales” e “invisibles”. Que
había que hacer como la hoja, dejarse llevar del
viento o arrastrar por las corrientes de las aguas.
Siempre los seres “misteriosos” manejaban los
destinos; traían la vida o se la llevaban para
siempre. ¿Qué iba a hacer cuando aquella mano fatal
me arrebatara a papá y mamá? Y pensaba que era mejor
morir primero que ellos para no sentir el dolor
inconsolable de su ausencia…Habría deseado hablar de
aquellas cosas con mis padres, pero ellos creían que
había que dejar que Dios hiciera su Santa Voluntad…
Pasaron los tiempos y me entristecía pensar que un
día desperté en un mundo lleno de verdes y flores,
ríos y cielo, aves y cantos, para que “los grandes
desconocidos” hicieran su “voluntad” y sin decirme
“agua va”, me cortaran el aire y me sacaran del
encanto para siempre. Sin otra alternativa, fui
creciendo conforme las gotas se gotearon de la
clepsidra de los tiempos… Los atardeceres me traían
nostalgia, porque la noche, de traje negro, tenía
sus misterios. El sueño siempre fue interrumpido por
aquella pregunta ¿cuándo irá a venir?¿Porqué había
que bajar la cabeza ante aquella famosa Muerte, en
vez de enfrentarla y ponerla en su sitio de una sola
vez? ¿Por qué los seres humanos se dejaban derrotar
sin levantar la voz y los brazos para defendernos?
El tiempo me arrastró hacia el medio día. Me enrolé
en las mismas cosas que hacen todos los hombres y,
bien cebadas las trampas como suele ponerlas la
vida, dichosamente me dejé seducir por el Amor: otro
desconocido poderoso que irrumpe en la vida y nos
cambia los colores, los sabores y el menú, y lo
mismo nos deja saborear las ambrosías celestiales
que morder el polvo de las desilusiones… ¡Diablos!-
me decía- otro desconocido mandando en mi vida como
el puta diablo que desde el árbol de la sabiduría,
engañaba con los frutos de la perdición, al igual
que los políticos desde sus tinglados, con sus
promesas. No era justo que otra mano desconocida
amenazara con arruinar la vida en un lugar de
tormentos llamado infierno… ¡Faltaría más!
Pero la flor de la vida se fue abriendo y revelando
sus secretos y encantos. Vi las flores nacer, crecer
y desplegar sus maravillosos colores para someterse
a la Muerte que las deshacía irremediablemente…
Aprendí a decir adiós a todo, a entender que todo es
efímero y prestado, que la existencia es un sueño
donde las cosas llegan para irse, porque en esa
inestabilidad se sustenta el equilibrio y, en esa
efimeridad, se afianza la Eternidad. Escuché los
poetas que, como yo, buscaron esas manos ocultas y
lanzaron su grito largo… Todos se desvelaron
buscando y abrazando dolores y pasiones para apretar
soledades… Todos tratando de hilvanar el sendero a
la verdad, en busca de la “Felicidad”: otra voluntad
omnipotente que sacude el alma humana como cualquier
petate. “Caminante, no hay camino, se hace camino al
andar”- respondía Machado…
Hoy, a mis años, no todas las dudas de mi niñez se
han disipado, ni satisfecho mi deseo de justicia y
libertad. Muchos goces me ha dado la vida, muchas
satisfacciones y dolores: cal y arena con la que he
ido construyendo la Existencia: otra gran
desconocida. Y vinieron las hijas tiernas y bellas,
tres poesías por escribirse, -como dijo un amigo-
cada una con un destino delineado e impredecible… La
Muerte y Dios me han dado y quitado. Se llevaron
primero a papá, sin adioses ni hasta luegos… Lo
siguió mi hermana mayor y también el ser
incomparable de mi madre. Pero ya no peleo con la
Muerte ni con Dios, a quienes agradezco haberme
permitido enterrar a los ángeles que tuve por
padres.
Todo lo que llega se va, todo cuanto nace muere y
toda posesión es efímera. La Muerte y la vida son
caras de una misma moneda y sin la una, no tiene
sentido la otra. Sé que “morir es florecer en otro
mundo” y que “la muerte es un matiz de la
existencia” -como dice Lisímaco Chavarría. He
aprendido a ver a Dios en las cosas, a sentirlo en
la poesía del viento, del mar o el ave. Sé que la
paz emana del perdón y que sólo muriendo se nace a
la vida verdadera. Que la Felicidad existe y se
alcanza con la constancia. Qué el diablo siempre
intentará engañar al hombre, bajo la figura del
reptil o del miserable politiquero. Pero siempre
existirá el amor que permite la redención. Sé que
existen muchas muertes en la vida y que la mayoría
de los males y dolores son causados por las manos
visibles del ser humano. Comprendo que todas esas
manos ocultas y secretas de la Vida son las manos de
Dios que nos moldean y afinan para la Eternidad…
¡Muchas gracias!
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Fútbol y realidad
Domingo Ramos A.* aug/10/2010
Dado que la XIX edición de la copa mundial de
fútbol, (junio – julio 2010) en Sudáfrica, me dejó
un sentimiento de pobreza futbolística, de
componenda politiquera y de mero “business”, tuve
curiosidad de ver parte del afamado clásico de
invierno del fútbol costarricense, entre los dos
supuestos mejores equipos del país: Liga Deportiva
Alajuelense (el León: nobleza y grandeza) y el
Deportivo Saprissa (el Monstruo: terror y fantasía)
No sigo a ningún equipo costarricense (de bola),
aunque fui saprissista cuando ese equipo tenía su
propio semillero, su pundonor y orgullo y sobre
todo, cuando jugaba por amor a la camiseta y, aunque
era un deporte para el pie, le ponían ceso:
inteligencia y mucho corazón… Así todo, quería ver
qué aprendieron del mundial, al que por negligencia
de jugadores, entrenadores y mala organización, no
se pudo ir... Me dispuse a pata ancha en el sillón;
¡ah! mamá fue liguista y aunque está en el cielo, la
acompañaría a ver parte del partido.
Curiosamente el clásico había sido pospuesto hasta
el 4 de agosto porque nuestros policías, (los que
paga el pueblo), tuvieron que vigilar la
peregrinación de nuestra virgencita de los Ángeles,
como si el fútbol no fuera un negocio privado que
debería pagar la propia seguridad, al igual que los
muchos espectáculos que despellejan al pueblo.
Además ¿cómo era eso, el partido era en Heredia por
perros amarrados en el estadio del equipo que se
dice: “poder y orgullo”?... Pero bueno, empezaba el
segundo tiempo y había que ver cómo pintaba el
futuro. ¡Ay Dios mío! ¿Qué era aquello? En la
gradería policías y aficionados se daban de golpes y
macanazos y los jugadores (que cobran como
profesionales) repartían “bizcocho” como en un rezo
de pobre… ¿Cuál fútbol? Aquello era un rosario de
patadas y “limazos”. Vino la expulsión del capitán
morado que tiró su gafete al suelo… Poco después
expulsaban también dizque al “alma” del Saprissa y a
su timonel: el cerebro… La mesa parecía puesta para
la Liga, pero su entrenador parecía estar viendo al
diablo por un hueco o llevar una chispa en aquello
que los abuelos llamaban “mancuerna”. Los
entusiastas jugadores parecían gallinas detrás de
una cucaracha: mucho aleteo pero nada de gol (¡carajos,
no aprenden de los políticos!). Un puñetazo del
entrenador manudo y un acrílico roto, cosa que no
pasó con el cero a cero. ¡Ay madre mía!
¡Qué partido para llorar! ¡Qué desilusión! ¡Qué
nausea! ¡Qué bostezo! No cabía duda, era el
campeonato “de invierno” porque semejante balde de
agua fría, no era para menos… Que manera burda de
desprestigiar un deporte hermoso y milenario,
organizado en Inglaterra el 1863 (Football
Association), pero practicado desde la China de Fu-Hi,
(S. IV AC) y en Egipto un siglo después. Un deporte
del que ya Homero hacía mención en la Grecia Clásica
y del que se sabe, fue practicado por culturas
prehispánicas como la Maya y Azteca… El deporte rey,
¡claro! ese era, pero ni el León tuvo grandeza ni el
Monstruo fantasía, sólo terror.
Me acosté con mucha pena; moriría sin ser campeón
mundial y ese medio partido era la radiografía del
pueblo tico: un desorden… El pueblo en la gradería
confundido, peleándose con quien no debe: los
encargados de seguridad, en lugar de disfrutar y
relajarse sin relajo… Un pueblo sin voluntad de
exigir respeto de sus autoridades, donde la
corrupción vive su época de oro y los políticos
escriben sus páginas más oscuras. Un pueblo que cada
cuatro años es engañado, que carece de paz,
progreso, seguridad, trabajo, libertad, justicia y
democracia, pero recibe humillaciones y bofetadas…
Un pueblo que aguanta que los políticos lo goleen:
que el mágico TLC, que la primera mujer presidente,
firme y honesta, que el maná bendito de la minería a
cielo abierto, que autopistas de primer nivel, que
un estadio (“muy glande”) regalado por los chinitos,
como si a parte del de doña Clara, hubiesen
almuerzos gratis…
¡Qué pulpo ni qué los Arias! Nuestro fútbol es otro
engaño como los mundiales… ¿Para qué tanto
despilfarro en África con mega estructuras
futbolísticas que los verdaderos africanos no
pudieron ver ni podrán seguramente disfrutar? ¿Por
qué no presentaron los rostros tristes (o alegres)
de aquel pueblo noble y ultrajado, a quien un poco
de escuelas y de pan les habría ido mejor? ¿Para qué
tanta fanfarria con una copita de “chocolate” que
había que dar a un pueblo europeo que nunca había
sentido su dulzor, donde se pierden los empleos y el
nivel de vida, por muy joviales que se muestren sus
reyes? No hay que engañarse, el fútbol no es sólo un
deporte, es una fábrica de dólares y una valiosa
herramienta política; el tinglado de una nueva
farsa.
*Escultor
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Luto en el mar
Domingo Ramos A. aug/05/2010
El mar llora en silencio y la tierra se desangra. El
globo terráqueo agoniza y la vida marina del
Atlántico entra en coma profundo. Aves, peces,
corales, ballenas y delfines, cantan su canto triste
y postrero…Una de las peores catástrofes petroleras
se ha desatado, la muerte enluta el océano y no hay
eco; la humanidad está sorda y ciega para otro grito
que no sea “goool”, muda para corear algo diferente
al “olé” por la España de los arcaicos san fermines,
la reina ”jabulani” o el dios Fútbol…
Dos grandes sucesos han ocurrido este año: La XIX
Edición del Mundial de Fútbol, realizada por vez
primera en África, (11 de junio al 11 de julio) en
donde 32 países (de 204 que compitieron) tuvieron
oportunidad de estar en Sudáfrica y estrenar
estadios multimillonarios construidos para dicho
convite, que ganó España; cosa harto sabida por los
ciudadanos del planeta Fútbol… Y, la explosión de la
plataforma petrolera Deepwater Horizon, operada por
la British Petroleum (BP) en el Golfo de México, el
20 de abril, que colapsó el 22, cobrando 11 vidas
humanas. Desde entonces emergen 24.000 barriles de
crudo al día, (20 millones de litros), uno de los
mayores ecocidios de la historia; cosa harto
ignorada por los ciudadanos del planeta Tierra…
¡Vaya contraste!, una tragedia petrolera que podría
ser apocalíptica y un campeonato de fútbol: dos
acontecimientos simultáneos, pero divididos por una
eternidad: desidia, dinero, menosprecio y desamor
por la vida… Es como si se tratase de dos planetas
diferentes; mientras el mar se envenena con el oro
negro que a todos nos tocará pagar, el mundo se
dedica al mundial: sus goles, pifias y yerros
arbitrales, los fracasos y goces del planeta Fútbol,
(escuela para ¿quién quiere ser millonario?), nadie
sopla vuvuzelas de alerta por el desastre marino del
planeta Tierra (que la BP procurará pagar, ¿a quién
y para qué? con $75 millones). Nos desangramos bajo
un escalofriante silencio mediático… ¿Por qué? Todos
admiraron los pronósticos del pulpo Paúl, pero nadie
escucha a los miles de animales que desde el
Atlántico, pronostican una derrota nefasta para la
vida, merced a la insaciable ambición humana.
¡Qué triste!, los ojos abiertos para el mundial
están cerrados ante el velo negro que cubre 200 mil
kms. 2 del Atlántico, cuyas mortales consecuencias
son insospechadas e impredecibles. Quienes
aplaudieron a Forlán, hoy no tienen manos, ni voz ni
voluntad, para protestar por la catástrofe que
arrasa la Vida, para el enriquecimiento sospechoso
de quienes manejan las estrategias financieras del
mundo. (¿Qué habrá en ese subsuelo oscuro, frío y
resquebrajado?). Billones de dólares que habrían
sacado a África y Latinoamérica de su prehistoria,
se dedicaron al opio futbolero; para la herida de la
Madre Tierra no hay plata, ni oídos para su llanto.
Ya terminó el carnaval de Sudáfrica. Las estrellas
no brillaron y las potencias se estrellaron… El
desastre petrolero sigue, pero al mundo le falta
amor y “magia”; no se vio en África, ni se ve en
Costa Rica con el TLC, ni en USA con las manos
salvadoras de un Obama maniatado con un Nóbel. El
pulpo Paúl habló sobre fútbol y fue aplaudido por
reyes, presidentes y grandes personalidades. Sobre
el desastre pocos hablan, ni el zopilote criollo, ni
sus acólitos, han graznado. Crucitas sigue lista
para el holocausto. La armada de USA mancilla
nuestra soberanía. El futuro parece no importar… Y
yo pregunto al “Homo Sapiens” de hoy, lo que hace
mucho Pedro preguntó a Cristo en la via Appia Antica
de Roma: -“¿Dominus quo vadis?”... In illo tempore
el Maestro respondió: -“Voy a Roma a morir en tu
lugar”, y Pedro se arrepintió. Pero, ¿quién pagará
al mundo del futuro la vida que hoy le arrebatamos
irreversiblemente? |
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El Boulevard Ramonense
Domingo Ramos A *.
Me enteré por el periódico El Occidente,(#134, marzo
2010, pág.15) que el ansiado Boulevard escultórico
ramonense, finalmente será una realidad, según
acuerdo municipal, sesión ordinaria del martes 11 de
marzo 2010, –dice el periódico. ¡Qué maravilla y qué
regalo tan merecido y hermoso para un pueblo amante
del arte, la cultura y la democracia! Ese es mi
pueblo -grité- un pueblo diferente, aferrado a los
valores, las tradiciones y los principios de
honestidad y justicia que a tantos nos enorgullece!
Y sin terminar de leer, repasé mis esperanzas de
convertir a este pueblo en la cuna del arte.
¡Bendito Dios, “persevera y vencerás!”.
¡Grandioso! -pensé- uno de mis mayores sueños sería
realidad. Y suspiré triste pensando que mi MADRE
había partido el día 12, un día después del acuerdo,
sin ver algo con lo que ella también soñó… Bueno,
Dios me quitaba algo de lo más querido en la vida,
pero compensaba mi enorme dolor con una alegría
inesperada… Sin embargo, toda mi euforia desapareció
cuando terminé de leer y una desilusión
indescifrable, me taladró el corazón… ¡No es
posible! –me dije-. Pero sí, ya el arroz venía
cocinado y condimentado, en la olla de la injusticia
y la leña de la ingratitud… Un arquitecto
“ramonense”: Jorge Castro VILLEGAS, había diseñado
un monumento millonario y el Municipio había
contratado -A DEDO- cuatro esculturas a Olger
VILLEGAS… ¡Qué ironía!. A mí y al grupo de
escultores ramonenses nos ignoraron totalmente…
Me quedé sin aire y ya no supe si me dolía más la
muerte de mi madre, o la cachetada que me
propiciaban los miembros de la Comisión de Educación
y Cultura: doña Ana Virginia Valenciano y doña Ana
Cecilia VILLLEGAS, ambas regidoras municipales, don
Paúl Brenes, don José Alberto Cambronero, y don
Felix A. Montero, quienes habían presentado el
“paquete” al Concejo Municipal... Ellos son testigos
de mis esfuerzos por ese boulevard y mis luchas por
DEMOCRATIZAR y DESPOLITIZAR el quehacer artístico,
para que no se cometa la injusticia y corruptela de
favorecer a dedo a los amigos, en vez de sacar a
licitación y dar posibilidad a todos los hacedores
de cultura en igualdad de condiciones... También el
alcalde, don Raúl Gómez y este mismo Concejo
Municipal, que me recibieron el año pasado en
compañía del grupo PER, para exponerles la
importancia de construir ese espacio para nuestra
comunidad y son concientes de eso…
Bueno –me digo- durante seis años consecutivos, con
la ayuda de muchísimos ramonenses solidarios y mucho
sacrificio personal, nuestro grupo Proyección
Escultórica Ramonense, (PER), realizó seis
importantes simposios escultóricos, aportando una
valiosa nota cultural a nuestra comunidad. El pueblo
es testigo de ese esfuerzo desinteresado y
altruista. Si ahora unos pocos que tienen el poder
nos ignoran, que le expliquen al pueblo las razones
para tal deslealtad y felonía. He sido honesto y
sincero con este pueblo donde orgullosamente nací y
así lo he dicho. ¿Por qué ahora me cierran las
puertas y no me invitan ni al acto de poner la
primera piedra?… Lastimosamente –intuyo- el quehacer
artístico también en mi pueblo ha sido alcanzado,
como en el resto del país, por los nefastos
tentáculos de los recalcitrantes politiqueros…
Sospecho (ojalá me equivocara), que quienes pagan la
música -aunque con dinero del pueblo costarricense-
están mandando en el baile y, de esa forma poco
ética y varonil, me van a cobrar mis artículos y mi
libro Para no Olvidar, encapuchados en la capa del
poder político.
De acuerdo a lo que dice el artículo de El
Occidente, que nadie ha desmentido según sé,
concluyo que el mensaje de la Municipalidad
Ramonense y su Comisión de Educación y Cultura es
muy claro: al excluirme del proyecto me excluyen de
mi propio pueblo y, aunque confieso que nunca esperé
que un acto tan mezquino, pudiera salir nunca del
corazón de algún ramonense, lo acepto con humildad e
hidalguía; pues Dios sabe para qué suceden estas
cosas.
Entiendo lo que ha de sentir una planta, cuando las
hormigas le cercenan las hojas de la esperanza… Pero
siempre hay oportunidad de renacer. Las razones que
puedan tener para esta ingrata actitud, ya no
interesan; las acciones que se arropan en las
sombras las suele desvestir el día; el tiempo las
dirá. He aprendido que la vida es una sucesión de
tenencias y renuncias… Siento que durante tres
décadas prediqué en el desierto y que ahora Dios me
quiere en tierras más fértiles. La vida –como dice
Coelho- nos va dando señales y con estos tristes
acontecimientos en mi vida: la muerte de mi Madre y
la exclusión del proyecto, muchas cosas dejan de
tener razón de ser. Los encuentros escultóricos por
ejemplo, realizados gracias al apoyo del pueblo, ya
no tienen sentido ni importancia cuando la misma
Comisión de Educación y Cultura, de quien
esperábamos respaldo, ignorando nuestros esfuerzos y
nuestro logros, nos da la espalda....
La labor que he realizado junto al grupo PER, me
llena de orgullo. El recuerdo del apoyo del público
por lo que hicimos, a todos nos debe llenar de
satisfacción y gozo. Promovimos el boulevard (aunque
la idea ya existía desde antes) Dichosamente esta
Municipalidad abrió los ojos y, aunque nos toque
correr la suerte de la Marianela de Pérez Galdós, y
vuelvan la cara para otro lado, la tarea se cumplió;
el objetivo se logró y todos tendremos, espero que
en un futuro cercano, la posibilidad de pasearnos
por el ansiado espacio peatonal, con la frente en
alto y una sonrisa de satisfacción en el alma, que
es donde se gozan las cosas esenciales… No hay que
perder la paz interior ni permitir que la amargura
nos toque el corazón por el amor incondicional que
pusimos en este empeño; los olivos siempre se
siembran para los que han de venir y más que recoger
los frutos, es hermoso sembrar esperanzas con la
semilla del perdón.
Con mi querido San Ramón me queda el lazo de la
amistad de muchas personas sinceras y solidarias. Me
queda aún el nexo con mi columna A Golpe de Cincel,
que voy a tratar de mantener algún tiempo, para
corresponder al cariño de los lectores de El
Occidente que me honran con su estima y valioso
apoyo, por los cuales vale la pena vivir y seguir
soñando. Hay mucho que hacer por este pueblo noble y
querido que merece un futuro digno y solidario,
apegado a la cultura y el arte: idioma de paz y
libertad.
Sólo deseo manifestarles a quienes estén detrás de
esta actuación, que no comparto, que aunque me dejen
fuera de un sueño largamente soñado, no lograrán que
deje de ser el hijo orgulloso del San Ramón que Dios
me dio, cuyo cariño sólo la muerte podrá robarme.
¡Muchas gracias! *Escultor ramonense
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La escultura del
carretillo
Domingo Ramos A.
08/03/2010
Dice Séneca que por lo general los seres humanos
consideramos felices a aquellos que atraviesan por
la vida sin ningún problema ni grandes
contratiempos, gentes que nacen en cuna de oro, para
quienes la mayoría de obstáculos parecieran
apartarse a su paso... Pero el triste suspiro de
frustración que se nos escapa al intuir cierta
injusticia del destino, pues no nos dio
aparentemente oportunidad de escoger ni el tiempo ni
la cuna donde nacer, se transforma en flor, cuando
nuestro filósofo agrega que, paradójicamente, esos
son los seres más desdichados, en cuanto la vida no
los consideró dignos de plantearles problema alguno,
sabedora que no podrían solucionarlo.
¡Qué dicha entonces, haber nacido pobre y hermano de
las adversidades que -como también decía don
Quijote- suelen perseguir al buen ingenio! Pero
también qué injusto para ellos, pues tampoco
eligieron nacer con esas plumas de plata que les
negará la oportunidad de levantar libremente el
vuelo… Pero bueno, sea que nos resulte claro o no
-como dice la Desiderata- el universo marcha como
debiera… La cuna no se puede elegir, ni el apellido,
ni los hermanos, ni el color de la piel, ni la
estatura… A mi me tocó nacer en un hogar sin plata,
pegadito al suelo como los árboles y de esas cosas
nunca me he lamentado, pues de mi infancia y de mi
juventud guardo los mejores recuerdos. Donde nací
tuve amor, ríos limpios, montañas, aire fresco,
azahares, lluvias, nubes, aves y cantos, potrero
donde galopar, un cielo donde volar y muchas piedras
donde escuché las voces del tiempo, que me hablaban
de esos misterios telúricos que aún hoy me comunican
cuando las esculpo, para librar sus secretos
interiores… No teníamos pan, el agua dulce o el café
se tomaba con un trozo de yuca sancochada, un pedazo
de tiquizque, algún ñampí con sal, un chayote, una
tajada de ayote, o alguna tortilla casera recién
doradita en las brasas: grata como una caricia,
ardiente como el beso del amor.
Pero aquella aparente escasez, si se la mira con los
ojos del consumismo y la abundancia actual que tanto
empobrece a tantos, constituiría, con el pasar del
tiempo, mi mayor riqueza: banco personal de mis
anhelos, granero de ilusiones y esperanzas, mina
secreta donde me refugio cuando los vendavales de la
vida me azotan contra la indiferencia de nuestros
desdichados tiempos, donde el dolor ajeno, ajeno
queda y donde los valores se dejan podrir junto a la
falta de solidaridad… Allá en aquellas soledades no
todos los días brillaba el sol, pero al igual que
las súrtubas, había que abrirse un espacio entre las
neblinas. Las noches eran largas y oscuras, el sueño
se turbaba con el crujir de las ramas que, aunque
hermanas, se laceraban por atrapar el sol con la
misma fuerza destructora de las envidias humanas…
Pero en aquellas horas de desvelo, aprendí a
escuchar la voz del corazón, que nunca engaña…
No cabe duda que ahí se fraguaron mis habilidades
para el arte: licencia para pilotear mis mejores
sueños, entre los cuales, tuve el de viajar un día a
Italia… Y aunque mis posibilidades económicas eran
escasas, nunca lo vi como un imposible. Por el
contrario, aquella aparente adversidad, me espoleó
el alma hasta los linderos de la obsesión…
Desconocía las palabras de Coelho que aseguran que
cuando algo se desea con vehemencia, se cumple,
porque los astros conspiran para que el sueño
florezca… Pero por Dios o por ellos, el mío se
cumplió y mucho mejor de lo que pensaba, pues yo
creía que lo haría lavando platos en algún barco y,
ante todos los pronósticos, lo pude hacer mediante
una beca del gobierno italiano… Recordaba después
don Mario Cambronero, (que Dios tenga en su gloria)
que una vez, lleno de euforia yo le contaba de mi
beca y alguien preguntó por el monto… “¡Doscientos
dólares!”, le respondí al interlocutor que, sin
poderlo evitar sentenció: “¡Ay muchacho, pero te vas
a morir de hambre; eso no te alcanza ni para comer!”
Pero lo que a don Mario le había quedado grabado en
su mente fue la candidez de mi automática respuesta:
“¡Es que yo voy a estudiar, no a comer!”
Y con aquella poca plata sobreviví, sin lujos, pero
feliz de verme en Roma, aquella Cittá Eterna, donde
se fraguaría, en gran parte, la visión universal del
mundo que como artista escultor trato de plasmar en
mis obras… Cinco años en Roma me permitieron lograr
las metas en los estudios y desplazarme desde allí a
los diferentes puntos de toda Europa, donde visité
museos y galerías de arte… Tenía presente las
palabras de mi abuela que decía que el tiempo
perdido hasta los santos lo lloran, por lo cual
traté de aprovecharlo al máximo en tantas cosas: a
parte de la especialidad en Historia del Arte
Medieval y Moderna de la Universidad de Roma, obtuve
una Laurea (licenciatura) en la Academia de Bellas
Artes de Roma, un curso de especialidad en
restauración de monumentos y otro sobre los procesos
escultóricos del mármol: piedra que trabajé en Forte
dei Marmi, pequeña ciudad entre Pietrasanta y
Carrara…
Recuerdo una anécdota graciosa que me sucedió (entre
muchas), en mi condición de estudiante pobre,
durante mis estudios en Roma, entre 1975 y 1980 y
que, a pesar de los años, de vez en cuando aflora
desde el fondo del río de los recuerdos donde el
paso del tiempo, suele pulir sus arenas
multicolores, cuya nostalgia las transforma en
pepitas de oro... Resulta que una vez me invitó un
grupo de artistas latinoamericanos a exponer en la
lujosa Galería de Arte San Marco, situada en Via del
Babuino: céntrica arteria entre Piazza del Popolo y
Piazza di Spagna… Yo tenía una figura en mármol,
fruto del sacrilegio de haber esculpido un trozo de
columna romana que me habían regalado en la Academia
de Bellas Artes, que distará unos seiscientos metros
del lugar que acogería nuestra exposición… No tenía
plata para un taxi, por lo que con la mayor
naturalidad la cubrí con una bolsa plástica para
basura y con la ayuda del misceláneo la coloqué en
un carretillo y me fui… Al llegar encontré a los
artistas descargando sus obras bien embaladas y en
lujosos carros…Todos me miraban con triste sorpresa
y sus miradas se encontraban entre ellas como
avispas rabiosas… Nadie se prestó para ayudarme a
bajarla y entendiendo lo que había hecho, habría
deseado desaparecer como por magia… Pero ya estaba
ahí; la llevé adentro y cuando el carretillo
chirreaba en busca de la primera bocacalle donde
ansiaba desaparecer, una voz se compadeció de mí y
me gritó: “¡Oye hermano, la próxima vez pídele ayuda
a alguno con carro, eso es feo!”
Aquel día se me salían las lágrimas de vergüenza y
no me presenté a la inauguración, pero al terminar
la muestra, Domingo Ramos fue el único artista que
vendió su obra… ¡Muchas gracias!
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MAL TICO
Domingo Ramos A.
08/03/2010
Soy costarricense por nacimiento y gracia de Dios,
mi único partido y equipo es Costa Rica, pero soy un
mal tico… Amo la puntualidad y detesto la “hora tica”:
mampara de tanto irresponsable. No empleo el vocablo
“vos” y rara vez el “pura vida” tan cuestionable. No
me gusta jugar de vivo, que me adulen, ni hacerme el
“mae”.
Amo los animales por sus virtudes y noblezas; quiero
los perros como compañeros, pero no como “mejores
amigos” porque son dependientes y carecen de
dignidad; después de un puntapié, regresan a lamer
la bota que los golpeó y amigo no es aquel que
perdona y excusa todo, sino el que enfrenta, corrige
y cuestiona, ayudando a crecer
espiritualmente…Tampoco acepto las palomas como las
“emisarias de la paz”; se la pasan fornicando en las
cornisas, ensucian los monumentos y se cagan en los
próceres de la patria. Me apena la actitud del ave
nacional: el yigüirrito carmelo, cuya vida es tan
desteñida como la de algunos politiqueros; cantan en
los hogares campesinos sólo cuando es época de
apareamiento (o periodo electoral); y buscan la
comodidad de una maceta para anidar, o el voto para
un puesto estatal... Sostengo que los burros no son
más tontos que los seres humanos, pues no tropiezan
dos veces en la misma piedra y aquellos, caen con
los mismos demagogos cada cuatro años.
La misma desinencia “tico” me da mala espina; nos
hace sentir chirrisquiticos, mansiticos,
enjaranaditicos, postraditicos, vagabunditicos,
engreiditicos globalizaditicos y ateniditicos; ¡Ah!
esa terminación está terminando con los principios y
valores de un pueblo noble, respetable y de honor,
cuyo himno manda utilizar la herramienta para
defender la soberanía y aquí se la mancha y nada
pasa... Tengo sólo una tarjeta de crédito y la
utilizo muy poco, no reniego de mi origen humilde y
a pie o en carro soy el mismo. Mi celular es para
emergencias y no pongo mensajes de texto. Aprecio la
amistad y las personas por lo que son y no por lo
que poseen. Evito los “peloteros” que tardan en
abrir un camino o decir miércoles, cuando meten la
cuchara y corren a fisgonear… Rechazo a quienes
meten el carro a la playa y ponen el radio a todo
volumen, a quienes tiran latas por las ventanas de
los vehículos y dejan su sucia estampa en las bolsas
de basura en la playa. Evito los tumultos, no compro
en PriceSmart ni como chatarra gringa. No comulgo
con las telenovelas, las modas, ni los faranduleros
que, como los gitanos de Macondo, vienen a cambiar
espejitos por oro y llevarse millonadas de colones.
Me niego a sentirme oveja aún como católico, pues
prefiero creer que llevo una llamita divina
adentro…Cancelo la palabra imposible; creo y doy
seguimiento a los sueños que se realizan con trabajo
honesto y esfuerzo. Protesto por los malos gobiernos
y los tratados injustos. Me niego a justificar los
fracasos de la Sele y la miopía de los directivos de
fútbol. Me apena la domesticación del ciudadano y
que se lo ordeñe como vaca. Me resisto a la minería
a cielo abierto, a los “tontos a la tica”, a los
estúpidos concursos de belleza, al chinamo, a los
millonarios atracos de Latin American Idol. Reniego
por la inseguridad y mala educación. Me opongo a la
corrupción, los fraudes mediáticos y las mentiras de
los medios al servicio de los gobiernos, a la
actitud desleal del TSE y a cierta “interpretación”
que, sobre la constitución, hizo la Sala Cuarta… Me
gusta honrar las deudas. Desapruebo la utilización
de símbolos patrios para politiquear, repudio a
quienes se burlan del pueblo y mancillan la
soberanía y la democracia. Renuncio a los
malagradecidos y a los “firmes y honestos” bajo la
bota de un tirano… Además, siento que ya no basta la
palabra… ¿Verdad que soy un mal tico?
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¿PARA QUÉ VIOLINES?
Domingo Ramos A.
18/03/2010
A inicios de esta administración, solicité una cita
con la Ministra de Cultura María Elena Carballo,
para dos puntos importantes: La democratización del
arte y la mutilación del Monumento al Agricultor, de
Francisco Zúñiga: máximo escultor costarricense de
todos los tiempos… Indicados los motivos, la
secretaría quedó de avisarme sobre la cita que, a
dos meses de terminar este gobierno, sigo esperando…
Primer punto: democratizar el arte: romper con la
práctica injusta y antidemocrática, de asignar los
monumentos y obras artísticas públicas a dedo,
favoreciendo a los artistas estatales de turno. Don
Johnny Araya, asignó, de ese modo, el “monumento” a
Juan Pablo II, al escultor estatal oficial radicado
en Italia: Jiménez Deredia y ante mi queja, el Museo
de Arte Costarricense respondió que las
municipalidades están exentas de observar la Ley de
Contratación Administrativa. Apelé entonces al
derecho de igualdad de oportunidades y justicia para
los escultores costarricenses, ante el señor
alcalde, a quien dirigí una carta con 500 firmas
adjuntas y copia al Concejo Capitalino, pidiéndole
sacar a concurso público, como había hecho México,
la escultura al mencionado papa… Pero, de los buenos
modales, educación y responsabilidad del alcalde y
del concejo, fue testigo el silencio, pues aunque
estaban obligados a contestarme como funcionario y
entidad pública, jamás me respondieron…
Y sobre la mutilación de la mano izquierda de la
valiosa escultura de Zúñiga, (1976) frente al
aeropuerto Juan Santamaría, me preocupaba la falta
de interés estatal sobre la obra patrimonial y
quería advertir al ente que, por su nombre, me
parecía el más indicado para velar por el arte: El
Ministerio de Cultura… Nunca me dieron la cita y
todos perdimos, pues recientemente corroboré, que ya
le cortaron el brazo desde arriba a la figura
femenina del grupo broncíneo. ¡Daño irreparable!…
Además, el lugar da asco, de abandono absoluto, la
obra está rayada, resquebrajada, pintada, llena de
basura, cartones, restos de colchones viejos, agua y
excremento… ¡Qué triste que mostremos así al turista
que recién llega al aeropuerto, el grado de cultura
y educación de la Suiza Centroamericana!
Pregunto, ¿de qué le sirve a tener un Ministerio de
Cultura si no existe un verdadero compromiso con la
espiritualidad patrimonial de el pueblo? ¿Para qué
un Ministerio rector, si las municipalidades pueden
llenar los lugares públicos de monigotes, sin que
sean sometidos a una supervisión estética
calificada? Ahora dicen – La Nación, 21-01-10- que
el cuido del monumento de Zúñiga se le asignó al
Club de Leones de Alajuela. ¡Por Dios señores, por
qué emular los descuidos del MOPT con las jugosas
“concesiones” de obra pública, donde al parecer
nadie supervisa si dichas obras cumplen con lo
pactado!… Lo mismo pasó con el Monumento al Desarme,
(Parque de la Paz), del escultor Mario Parra; se le
asignó al Ministerio de Seguridad y cuando se dieron
cuenta le faltaban elementos y hubo que retirarlo…
¿De quién es la cultura y quién debe custodiarla?
¿Qué pasó con la ley que decía que el 1% del monto
de las construcciones, se destinaría al arte? ¿Cómo
esperar que el arte costarricense trascienda, si el
olvido y abandono se imponen y la cultura sigue
siendo la cenicienta? Las obras públicas lucen
rayadas o cercenadas: la del Parque Nicaragua, las
de José Sancho en pleno centro, el monumento al
Boyero en San Antonio de Escazú descontinuado, los
relieves del Salón Diplomático del aeropuerto y de
la Imprenta Nacional (de Parra), desparecidos. Al
Monumento Nacional le faltan piezas según dicen pues
las obras de arte parecieran volar… Esperemos que
los ángeles originales del Teatro Nacional no echen
alas ni patitas…
Don José Figueres preguntó una vez:- “ ¿Para qué
tractores sin violines?” Hoy cabe preguntar: ¿Para
qué violines sin educación y ministerios sin
mística?
*Escultor
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Gallo pinto y
pensamiento...
Domingo Ramos A.
Dicen que las personas y los pueblos piensan de
acuerdo a lo que comen…¿Qué hay entonces detrás de
un pueblo amante del gallo pinto: platillo compuesto
básicamente por arroz y frijoles? ¿Por qué los ticos
de antaño plantaron en su mesa un elemento que,
además de quitarles el hambre, aludía a un animalito
(de plumaje blanco y negro) todo hombría,
madrugador, enamorado, alegre y copulador, defensor
de su territorio y sus hembras, que cantaba sus
verdades sin tapujos?.
Tanto el exotérico platillo como el listo animalito
aludido, son fruto de dos opuestos: el negro y el
blanco, ausencia y presencia de la luz… (Yin - yan).
Pero además el platillo conjuga lo autóctono con lo
exótico; el frijol es una leguminosa americana
(aborigen) y el arroz es una gramínea asiática.
(colonizador) En todo caso, el gallo pinto reinó en
la mesa de aquellos costarricenses sencillos,
amables, honestos, leales, valientes, trabajadores,
amantes del campo y los hogares con familias
numerosas, que se reunían alrededor de un fogón y
hablaban de campo, pala, machete, vaquilla, bueyes,
caballo, guitarra, retahíla, poesía, cuento,
leyenda, prudencia, honestidad, respeto,
solidaridad, educación, libertad, paz, democracia,
derechos, principios, seguridad, patria y progreso…
Es admirable que el gallo pinto produjera un pueblo
paradigmático por sus logros sociales y políticos;
abolió el ejército, implementó las garantías
sociales, dignificó al ciudadano, priorizó
principios y valores e hizo del bienestar social
meta de los ideales humanos… Costa Rica fue
respetada y reconocida internacionalmente por su
nivel de vida, su educación, su amor a la
naturaleza, su red vial, su alto sentido de
libertad, independencia, democracia y soberanía… Los
gobernantes paseaban en las calles sin más
guardaespaldas que un respeto y un cariño bien
ganados.
Pero un día las cosas cambiaron radicalmente. El
gallito madrugador se dejó madrugar y perdió el
patio, el cafetal, el agua, las montañas, las
playas, la soberanía y la democracia… Muchos ticos
perdieron hasta el modo de caminar, la voluntad, la
solidaridad, los principios y los
valores…Complementaron el pinto con el chorizo de la
corrupción… Se dejaron intimidar. Renunciaron a sus
derechos, olvidaron la honestidad y el trabajo. De
autosuficientes se convirtieron en “limosneros
pedigüeños” y al aceptar regalías vendieron su
libertad. Descuidaron la educación, los derechos y
la seguridad social. Dejaron la huerta llenarse de
droga y la cocina de prostitución… Dejaron de ser
libres y soberanos permitiendo que dos truhanes
burlaran la Constitución... Mismos que imponen una
“defensora” del pueblo y quieren perpetuarse en el
poder mediante una “títere” que denominan “firme y
honesta”, ignorando la semántica de tan nobles
vocablos…
Pero entonces, ¿por qué se vino al suelo un pueblo
honesto, sensato y trabajador, que valientemente
defendía sus derechos, la patria, el futuro y la
soberanía, si continua comiendo el mismo gallo pinto
que forjó los próceres y héroes del pasado? Bueno,
es posible que el arroz y los frijoles, ahora
importados, no tengan las mismas virtudes del
producto criollo, o que el ambivalente negro del
frijol, se manifieste como ausencia de luz… Es
probable que el tico de hoy haya perdido el espíritu
y la gallardía del “listo gallito” que fue otrora, y
que acabó sobre algún desayuno con gallo pinto… Para
las próximas elecciones, (las más caras e insulsas
de la historia), Dios tenga piedad de este pueblo,
con tanto lobo suelto y tanto conformista y sumiso …
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¿P’ónde le doy?
Domingo Ramos A.
13 de enero 2010
Para quienes creemos que la humanidad debe
evolucionar sanamente y que los hombres y mujeres de
hoy somos la punta diamantada de dicho proceso: los
portadores de la antorcha de la sabiduría que hemos
de entregar a las futuras generaciones, que triste
nos resulta saber que seguimos en la época del circo
romano y el canibalismo.
La presente campaña política (¿cuál?), las más cara
de nuestra historia, a menos de un mes para ir a las
urnas electorales, es una cosa tan triste y
deprimente, que dan ganas de llorar… Un vacilón de
mal gusto, a la altura de chabacanerías como el
chinamo, o tomaduras de pelo a los incautos, como
los “Latin American Idol”. Que pena siento como
costarricense y campesino que soy, ver como una
caterva de oportunistas, sin ninguna vergüenza, se
abalanzan sobre los puestos de elección popular,
gritando ¿p’ónde le doy?, como si se tratara de una
mejenga de barrio… ¿Y el pueblo? Comiendo basura
como las cabras; mientras haya fútbol no hay
miseria. Dejándose ‘despellejar por un sueño” y
gozando con las corridas de “tontos a la tica” donde
todo es “puta, perdón, pura vida”: adrenalina,
¡mentalizados!; no importa arriesgar la vida con tal
de divertir al público conformista… ¡Por Dios! ¡Por
Dios pueblo mío, despierte, lávese la cara, abra los
ojos, levante esa dignidad y no acepte más
humillaciones; somos pacifistas pero no idiotas!
¿Por qué, compatriotas, siempre estamos un paso
atrás y esperamos que nos metan un gol para tratar
de reaccionar, como le pasa a nuestra “cele”-digo-
Sele? ¿Por qué siempre lloramos sobre la leche
derramada? ¿Por qué dejamos que las bestias se nos
metan al solar, para luego reparar la cerca? Hace
cuatro años pedí, junto a muchos otros
costarricenses, amarrarnos los pantalones y enaguas
y no permitir la reelección…Y no sólo la permitimos
sino que fuimos cómplices del mayor atropello a
nuestra -dizque amada- Constitución, llevando al
poder a un prepotente con más cara de gárgola
medieval que águila imperial… ¿Por qué dejamos que
nos impusieran el nefasto TLC, para luego soltarnos
en llanto? ¿Por qué permitimos que la vaca se coma
el repollal, para luego intentar sacar a la
defensora, descaradamente impuesta?
Ciudadanos y amigos, algunos me aconsejan dedicarme
a la escultura- profesión que orgullosamente
profeso- y que no me meta en el fango de nuestros
politiqueros… ¡Gracias de todo corazón? Pero ¿para
qué esculpir obras de arte, si no tengo dignidad ni
valentía para defender los principios y valores que
aprendí de niño?… ¿De qué vale que me llamen
“artista”, si carezco de agallas para defender mi
patria y el futuro de mis hijos? ¡Gracias; no puedo!
¿Cómo voy a aceptar la imposición de una candidata
presidencial que ha declarado que seguirá la misma
línea torcida de sus patrones? ¿Cómo una persona que
se somete a la voluntad de otra, puede llamarse
firme y honesta? ¿Cómo dar crédito a una persona que
piensa en más cárceles y no en mejor educación?¿Cómo
voy a aceptar a otro bribón, que tampoco ha
presentado un programa de gobierno, e
irresponsablemente pide hacer un cambio ya? ¿Cómo
voy a dar crédito a su abogado promotor, si ese mimo
nos metió a un pésimo gobernante liberacionista, hoy
forajido? ¿Cómo apoyar a un grupo de personas que se
dicen patriotas, cuyo egoísmo y vanidad no les
permitió conformar una coalición sólida y unificada
para salvar al país?
Soy honesto, iré a votar con la frente en alto,
orgulloso de ser costarricense… Iré a votar por la
persona que considero más apta y con más
posibilidades, dada la coyuntura política actual, de
sacar a mi país de este atolladero, como se
desprende de su programa de gobierno: Don Ottón
Solís Fallas. |
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Tres hechos y una
realidad…
Domingo Ramos A.
14 de octubre 2009
Sin caer en el panegírico, Costa Rica es un Edén,
fruto del ensueño de Dios, para que los
costarricenses conocieran el amor, la paz y la
abundancia… Pero los gobiernos lo han arrastrado a
la miseria económica y espiritual… Pudiendo ser un
terruño unido y soberano, progresista, libre y
solidario, hoy luce enfermo: desmoronándose cual
leproso y dividido: los politiqueros corruptos en
plena apoteosis y el pueblo sacrificado, bombardeado
de droga, prostitución, inseguridad, desempleo,
pésima educación y abandono… Este Paraíso fue
vendido por avaricia, entre la desidia y la
inconciencia, la irracionalidad y lo absurdo… Más
allá de los barnices, tres hechos desnudan parte de
la triste realidad de esta nación:
1- Nuestra Señora La platina del Virilla: No es una
nueva santa, pero tuvo más protagonismo que la
Virgen de los Ángeles; (la más perjudicada por la
“influencia” de los cerdos) interrumpió el tránsito
y causó más pérdidas económicas y descontento que
huelga de sindicato, (por cierto desaparecidos
misteriosamente) poniendo al país en ridículo…
Muchos ticos se desahogaron “asoleándosela” a doña
Karla y al gobierno por ineptos, negligencias que
acabaron la paciencia del mismo Hitler, pues con las
platinas sucede lo que con las cucarachas, por cada
una que se ve, hay diez ocultas, que tampoco
funcionan; por ejemplo: la platina de la honestidad
sepultada por la corrupción, la platina de la moral
bajo el doble discurso gubernamental, la platina de
una democracia vilipendiada, la platina de una
educación sin ejes ni norte, la platina de la
seguridad nacional, en manos inexpertas, la platina
de la “justicia”, que condona a los politiqueros
mafiosos, la platina de una lealtad y solidaridad ya
moribundas, la platina de la ideología humanista
venida a menos, la platina de una dignidad que a
nadie desvela, la platina de la humildad en aras de
un protagonismo morboso y satánico: el gavilancito
que anhela ser águila imperial y hace el ridículo
para los “vivillos” que lo utilizan…
2.- El descarrilado: No es ningún film taquillero y
arrollador, (aunque cuenta con grandes actores y ha
arrollado a más de un carro), sino el intento de
revivir un sistema de transporte público sin
estudiar, invertir ni modernizar nada, cuando podría
pensarse en trenes y metros modernos, de alta
velocidad y seguridad y no en uno que, como la
mayoría de proyectos gubernamentales, termina
descarrilándose a cada paso. ¡Otro espaldarazo a la
negligencia y la ceguera!
3.- Y la SELE: (¡Cada día más cele!) Otra platina
sin remedio ni ingeniero, otro trencito al borde de
otro descarrilamiento, sumido en el sueño (desde
Italia 90) de una falsa superioridad tica en el área
de CONCACAF... Una “Federación” que apuesta al
“chiripazo”, cuyo fin importante pareciera ser el de
cada mes… Grandes despilfarros económicos en “vacas
sagradas” y “elefantes blancos” a quienes nadie pide
cuentas… Unos clubes más interesados en el
“campeonatico” local que en la representación
patria… Una afición sin agallas para exigir
resultados, que excusa, olvida y perdona… Y el
cáncer mayor: algunas “rémoras funestas” de la
prensa deportiva, que inflan y desinflan, que hoy
enaltecen a los que llaman: “legionarios” y la “era”
del entrenador de turno y mañana los usan para
barrer el caño; paseándose en la olla de leche, pues
son, como en los carteles de la mafia, quienes
quitan y ponen, según sus intereses…
Costarricenses, ¿de verdad desean seguir con más de
lo mismo? ¿Les parece justo seguir por los mismos
rieles, en manos de los mismos irresponsables?
¡Piénsenlo!
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Sindicatos y ropa
sucia.
Domingo Ramos A.
Escultor
14/oct/2009
Como el mayor proyecto de este gobierno fue vender
las instituciones costarricenses, no desea irse con
la frustración de no cumplir el último de sus
caprichos: privatizar JAPDEVA y dejar –dicen- al
grupo SAMA bien afianzado con el negocio de grúas y
contenedores portuarios, o sabrá Dios… Existen
presiones y amenazas gubernamentales pero JAPDEVA no
ha cedido, pues ven que en Caldera, lejos del
bienestar anunciado, prometido y pactado, (al igual
que el TLC) el “negocio” trajo desempleo y miseria
al pueblo. Además, los limonenses saben que cuando
los políticos llegan a Limón, o van por votos, o por
ver qué echan al saco…
Graciosamente el gobierno pide a los sindicatos del
país, dejar que JAPDEVA lave “su ropa sucia” en
casa… Entonces señor presidente de dos caras: rey
del doble discurso, ¿por qué no deja que el pueblo
hondureño lave la suya y se dedica, el poco tiempo
que le queda a su triste gobierno, a tratar de hacer
algo positivo por el país, aunque sea con el
carácter politiquero de siempre? ¿Por qué no le
presta atención a la inseguridad ciudadana donde a
diario mueren inocentes a manos de los malhechores
que disparan sin ton ni son y, como cae muerto un
pobre trabajador, podría caer algún elefante
blanco?… ¿Cómo el gobierno pretende “prohibir” a los
sindicatos del país, inmiscuirse en los asuntos de
JAPDEVA, si es una institución costarricense como
eran las que ya regaló? Es la lucha de un pueblo por
los derechos y garantías de los costarricenses y hay
que estar unidos y solidarios.
Los gobiernos temen la unión sindical desde sus
orígenes (Inglaterra, 1829), pues han combatido la
corrupción y la injusticia. Desde La Revolución
Industrial, en Francia, los sindicatos lucharon por
mejorar la calidad de vida de la clase obrera,
logrando el derecho a un trabajo digno y remunerado,
poniendo fin a la esclavitud. Ya la Segunda
Internacional (1889) estableció la jornada laboral
de ocho horas y declaró el 1 de mayo como el Día
Internacional de los Trabajadores. (por cinco
jóvenes manifestantes asesinados en Chicago, USA.)
Los sindicatos han sido la voz de la justicia social
y la piedra en el zapato de los tiranos.
Los sindicatos tienen que volver a creer, pero en
ellos… Porque antes solían luchar al menos por los
aumentos salariales y el alto costo de la vida. Hoy,
han desaparecido… Ni la crisis ni los problemas
parecen importarles. Los gobiernos los han
desmirriado y desprestigiado,(llamándolos
comunistas) y el Nóbel de la Paz dice que
constituyen un “referéndum del pueblo”; por lo que
no merecen atención… Las huelgas costarricenses
siempre se declaran “ilegales”, (aunque sean un
derecho fundamental del individuo desde 1864) Los
gobiernos siempre han amenazado a los manifestantes
con meterlos a la cárcel, rebajarles el salario,
despedirlos del trabajo y acusarlos de obstruir el
orden… Es la misma fórmula que repitió el memorandum
del miedo y practicó el Nóbel durante el referéndum
del TLC; perversa, pero nada original: torcer
brazos, comprar conciencias con promesas y
regalías,(bonos, becas, Mercedes, motos, empleos)
Afirman que lo mismo hizo Monge (1982-86) para
bailarse las huelgas bananeras: ofreció televisores
y motocicletas a los trabajadores mediante la
Escuela Social Juan XXIII y el también
liberacionista Figueres Olsen no se quedó corto; les
quitó los ferrocarriles beneficiando a unos
parientes camioneros.
Los sindicatos del país tienen todo el derecho y el
deber moral, de apoyarse mutuamente cuando los
intereses de los costarricenses estén en peligro. Si
hubiesen sido menos egoístas, más solidarios y
comprometidos con el país, no habrían permitido el
abuso perpetrado con las pensiones de los
educadores, la anticonstitucional reelección
presidencial, ni el TLC, ni concesiones descaradas
como la de los aeropuertos, Caldera, las autopistas,
la entrega de los recursos naturales, el desastre
homicida de Las Crucitas, las alzas en la gasolina y
la canasta básica… Si hubiesen actuado unidos como
un cardumen, otro gallo (no uno bicéfalo), le
cantaría a este país. No habría tanta corrupción ni
parcialidad de los altos poderes costarricenses.
Habría una mejor educación y no se permitiría que
ningún ministrete se robe el dinero destinado a la
vivienda de los pobres, ni que los inexpertos
atiendan la seguridad ciudadana…
Pero aún pueden rescatar la dignidad, sindicatos del
país, despierten, pellízquense y sean solidarios con
los intereses del pueblo. Apoyen a los compañeros de
Sintrajap que luchan solos contra esta hidra de mil
cabezas… No sean sumisos ni serviles, hagan valer
sus derechos y el de los ciudadanos. Vean lo que
hacen los indios en Perú o en Chiapas cuando
impugnan sus derechos…Y, si de verdad tienen interés
en defender al país, demuéstrenlo ahora o
desaparezcan para siempre, pero no le hagan el juego
a los gobiernos bajo la mesa.
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Niñez e
independencia
Domingo Ramos A.
Setiembre, 2009
Me tocó nacer en setiembre: el mes de la libertad y
de los niños. Nací en esas montañas donde las
soledades se derretían entre los chubascos, rotos a
veces por la mágica flauta de algún jilguero
enamorado... Crecí entre los potreros, donde corrían
los potrillos esquivando las piedras que parecían
rumiar pastos telúricos e inmemoriales. Me bañé en
las lagunas donde las ranas se apareaban dejando
aquel chan gelatinoso adherido a las escobillas.
Viví en los cafetales comiendo guabas, jocotes,
bananos, nísperos, caña y naranjas...Y me tocó ver
las cabezas de agua que se llevaban hacia el mar,
como los años, tantas cosas amadas... Me tocó mirar
el vuelo de los tucanes y el arco iris luminoso de
los quetzales que hoy cruzan por mis recuerdos como
las frases de esos amores que un día fueron.
Jugué a las escondidas en los charrales. Jugué al
buzo en las pozas de los ríos, donde nos
zambullíamos para tomar de su fondo, el premio de un
trozo de dulce de tapa...Jugué a los monos a ver
cual lograba llegar más lejos por los
árboles...Jugué a los trompos, a las bolinchas de
vidrio, al yoyo, a los carritos que hacíamos con
latas de sardina y halábamos con un hilo... Jugué
“chilate”: juego que se hacía con cinco granos de
maíz a los que se les pintaba el corazón con tizne y
se tiraba por turnos; si caían todos de color, eran
cinco y daba derecho a otro tiro, lo mismo que si
caían todos blancos, lo cual valía por diez... Cada
jugador empezaba con diez granos y el perdedor era
el que se quedaba con todo el maíz... (jugar naipe
era cosa de grandes porque, asociado al dinero,
solía traer desgracias) Jugué quedó, quemado y oba,
mirón mirón mirón, suiza, media luna y chilillo,
salve punto, o al palo untado, que consistía en
embarrar un palo de boñiga fresca y tratar de
“atollarle” las piernas al compañero que, para
librarse, lo tomaba de arriba y uno halaba dejándole
la mano llena de aquel pasto oloroso por haber
atravesado la vaca de hocico a rabo... Jugué al
indio lanzando flechas y lanzas, hachas y piedras...
Jugué al jinete en los briosos caballitos de güitite
con careta de hoja de piñuela y bozales de bejuco...
Jugué al picador de leña con una hacha, al chapeador
de potreros con un cuchillo, al palero, al
agricultor, al veterinario sacándole tórsalos a los
pichones de soterré en los paredones, camino de la
escuela, o extrayéndole espinas de puerco espín de
los hocicos a los perros que, de noche, rascaban la
puerta pidiendo auxilio... jugué a tantas
cosas:(menos de vivo) a rodar por las laderas del
potrero o resbalar en cartones por las pendientes.
Carreras de sacos y rayuela y gallina ciega... Al
tarzán que volaba colgado de un bejuco. Al botón
amarrado en el hilo que se tensaba y se hacía girar,
a la flecha de ligas o al don Juan Tenorio
enamorando chiquillas que jamás lo supieron...
Había nacido en el mes de la independencia...Y ya en
la escuela supe que alguna vez nuestro país estuvo
bajo el mando, (hará 188 años), de un país desalmado
que había osado turbar la paz del Nuevo Mundo,
truncando el más hermoso proceso evolutivo de las
culturas autóctonas más fascinantes, para arrasar
con los nativos a quienes robaron el oro, violaron y
enfermaron sus mujeres, exterminando sus raíces sin
misericordia... Impusieron un nuevo idioma y una
nueva religión basada en una paz que contrastaba con
la violencia con que implantaban el credo de aquel
hombre todo amor, que había dado la vida para
redimir al mundo...
Mis vivencias de niño se quedaron atrás, mordidas a
un tiempo sin regreso, en el baúl de los recuerdos,
como un tesoro irrecuperable de un mundo donde los
días tenían más horas que los de hoy y las noches
eran casi eternas... Desde aquellos setiembres se
celebraba el día del niño... ¡Y qué hermoso fue ser
niño! El 14 de setiembre se preparaban los faroles
alumbrados con una candela. Uno salía a los trillos,
(porque ni calles habían) y con aquellas luces
íbamos y veníamos por la noche, como almas en pena,
espantando los culleos que, según decían, perdían a
los niños...
Mis pies no vistieron zapatos hasta que fui al
colegio, se hundían en el barro como los del perro o
el ternero que, desde la troja, bramaba con tristeza
durante los fríos temporales... ¡Oh vida! Esos años
los llevo en el alma porque teniendo tan poco tuve
tanto y faltándome tantas cosas, me faltó poco...
Íbamos a la escuela con el cuadernito de vida
forrado con el papel del pan, por un rojizo camino
de tierra, atravesando potreros y quebradas, con una
chuspa de trapo y algún trozo de plástico para
repararse de las lluvias que azotaban las orejas
como si fueran frijoles...
Habían tantas enfermedades: dolores de muelas y de
oídos, lombrices, tos, yuyos, piojos, niguas y
totolates. Pegaba la viruela y el sarampión y
algunas veces las paperas y el molesto picotear de
las pulgas... Se hablaba de la lepra y la
tuberculosis y a los sesenta se era anciano. Se
dormía en un camón con estera de vena de plátano,
metidos en un “gangoche” y escuchando los zancudos
estremecer las sombras como cuadrillas de
bombarderos. Bajo la cama, piso de tierra, se metían
los sapos y tras ellos las culebras raneras... La
vida se vivía a como venía; no cabía preguntarse si
se era feliz o desdichado, después de todo, ¿qué
eran esas cosas? Atravesar aquellas noches azules
era gran cosa; el viento gemía y algún congo gritaba
en la espesura... Los tiempos han cambiado y ¡qué
bueno! Los niños modernos de hoy, en su mayoría,
porque en esta tierra, muchos aún viven en la
prehistoria, parecieran tenerlo todo y ser tan
ricos... Pero
paradójicamente, a estos niños los arruina la
abundancia... Nacen de pie y con los ojos abiertos.
Van al kinder en carro o microbús, bien vestidos,
llevan cuadernos con la mujer maravilla, el hombre
araña o Harry Potter... Llevan zapatos de marca,
mochilas de bellos colores, impermeables y con
ruedas... Poco saben de caballos, de lagunas o
trompos... Van del apartamento a la escuela,
embebecidos con costosos celulares de tecnología de
punta, con mil juegos rudos, memorias insospechadas
y cámaras fotográficas para captar algún desliz...
Nunca han trabajado. Nacieron en cuatro por cuatro;
el orgullo de papá... Tienen juguetes caros,
computadoras y pantallas de plasma... No conocen los
“gangoches” y han visto el mundo desde alguna
ventana... Pero desde niños sus padres castran su
libertad vistiéndolos con las camisetas de los
equipos de fútbol, o del partido político del que
chupan, sometiéndolos a las modas globalizantes que
anulan toda identidad e independencia... A las niñas
recién nacidas se les perforan las orejitas para
ponerle aretes, se las confunde con ser “misses” y
se las induce a explotar sus encantos todavía
celes... Ya no juegan a los “Jackses” ni a las
muñecas, sino a las señoritas que descubren (y se
descubren) rápidamente el sexo y, a los quince años,
piden como regalo dos siliconas, pues sin ellas no
hay paraíso...
Bueno, ¿y la independencia? ¡Ah, sí!; cada setiembre
se escuchan los tambores en las escuelas anunciando
el día de la independencia... Y yo me digo, ¿cuándo
vendrá? Los catorces se sacan mil faroles a las
calles y un grupo de selectos estudiantes, tienen el
honor de ir y recibir la antorcha de la libertad...
Los politiqueros se jactan de la democracia del
pueblo, ante el aplauso de los incautos y
serviles... ¿Independencia, día del niño y
libertad?... ¡Qué grandes y hermosas palabras! Pero
¿por qué carecen de sustancia y parecen tan frías y
huecas?
Sin duda tuve la suerte de nacer cuando todavía la
libertad y la independencia eran valoradas y
defendidas con la misma vida. Cuando abuelos y
padres enseñaban la honradez con el ejemplo. Cuando
uno caminaba por los trillos y nada le pasaba.
Cuando a los niños se les inculcaban principios y
valores. Cuando uno se moqueteaba a la salida de la
escuela, para defenderse de algún “mamulón” que nos
quería agarrar de “cajeta” y no pasaba a más, porque
nunca se portaron armas a clases, sino instrumentos
para el saber... Cuando los niños desconocían las
drogas y la pornografía que hoy les llueve por
doquier y de un modo tan normal como la
corrupción...
Me tocó cabalgar de un siglo a otro y apreciar
muchas cosas que hoy carecen de vigencia. Me tocó
llevar un farolito de periódico, pero de aquellos
periódicos que formaban y merecían respeto... Me
tocó estudiar con canfinera y encender una vela de
cebo para el farol, pero guardé la flama del
patriotismo en el corazón... ¿De qué vale hoy
desfilar con tambores y provocativas bastoneras, si
ya no hay verdadero patriotismo? Si llevamos lujosos
faroles en los desfiles, pero tenemos apagado el del
alma... Si hemos dejado apagarse la antorcha de la
verdadera libertad, y permitimos que, nuestros
propios gobiernos, nos mancillen y nos vendan la
Patria a las transnacionales que saquean nuestras
riquezas, como aquella España lo hizo con nuestros
pueblos indígenas. ¿Para qué gritar que somos
libres, si dejamos que nos roben la soberanía? ¿Para
qué tanto billete y tanto lujo para el hijo, si
castramos su libertad queriendo hacer de ellos, lo
que nunca pudimos ser? ¿Para qué tanto aparato
tecnológico si cada día nos aislamos y somos menos
solidarios, si el dolor ajeno ya no conmueve a
nadie, ni la honestidad y la dignidad se sabe con
qué se comen...
¡Qué dicha que nací libre y nací niño y viví una
niñez gloriosa, porque para quien nace con poco,
hasta lo poco le parece mucho. ¡Y Dios me ha dado
tanto! No tuve tanta tecnología ni plata, pero tuve
espacio para que galopara mi potrillo interior y un
cielo abierto para las alas de la imaginación y los
sueños... Pero sobre todo, que lindo conservar ese
niño que aún se asombra, ríe y llora, que valora la
amistad, la paz, los padres, la Patria y esa hermosa
palabra que, no sólo en setiembre, se llama
LIBERTAD! ¡Muchas gracias! |
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Noviazgo
presidencial
Domingo Ramos A.
May 2009
Ya iniciaron los gorjeos del nuevo celo presidencial
y los violines de los zancudos sangrones coquetean
con los tímpanos del pueblo. Los enamorados esgrimen
sus armas: la espada de la palabra y la miel de las
promesas. Pero terminado el noviazgo presidencial el
olvido acaba la magia, pues como dice Kristeva- nada
anula tanto el amor como el matrimonio. Quienes de
novios presidenciales prometen ser la salvación del
pueblo, de casados se conforman con ser solamente la
“sal”... Y es que- según la sabiduría popular- una
vez comida la torta se acaba el hambre y, después de
las nupcias vienen las náuseas...
En el bando verde y blanco de los “ex”, hay tres
contendores: La ex-Vicepresidenta Laura Chinchilla;
cifra esperanzas en sus dos muletas: la de ser mujer
y el espaldarazo recibido de su bicéfalo gobierno,
al que critica después de haber lucrado en él,
aduciendo que existen injusticias sociales y brechas
que “hay que saltar”. (como si la brecha social,
cada día más ancha y profunda, no se hubiera saltado
siempre). Le sale al paso en el escenario Fernando
Berrocal, ex-Ministro de Seguridad, derrocado por su
propio partido, por amenazar con la bomba de los
vínculos entre las FARC y los políticos
costarricenses, que resultó sin mecha ni municiones
ni fundamento, cosa que dejó al pobre “angelote” mal
parado... Mejor acorazado aparece el “vaquero”
Johnny Araya, ex- Alcalde josefino y capataz de
ordeño en la hacienda estatal por varios períodos,
cuya leche agudizó su ingenio para aportar la
“brillante idea” de sobornar a los alcaldes si no
votaban sí en el referendo que entregó la patria a
las transnacionales.
Y aullando cual lobo estepario mientras es juzgado-
como para darse ánimos o influir sobre un posible
fallo judicial- Calderón: ángel caído de la Unidad
Social Cristiana (q.d.D.g.) pretende volver a la
presidencia para recuperar sus alas rotas...
Mientras, los escuálidos Libertarios: serviles
rémoras del escualo gobernante, reaparecen en el
fango de sus propias negligencias, con el mismo
fantoche hedonista de siempre... Y en la tienda
rojiamarilla hay cuatro sacrificados más: Epsy
Campbell, quien mordió el anzuelo de la codicia
asesorando al desgobierno de los Arias y espera que
el Color de Obama sea su as vencedor... El artista
Manuel Sánchez desenfunda sus pinceles y promete un
gobierno multicolor... Macaya propone enderezar la
nave patria que la ola neoliberal del TLC, casi
sumerge como al Titanic... Y nuevamente el enamorado
presidencial Ottón Solís: capitán del regimiento
PAC, quien inexplicable y misteriosamente, se limitó
a mirar, desde la colina de las águilas, la cruenta
batalla que los caracolitos libraban contra la
agenda complementaria del funesto TLC.
La señora Presidencia está a punto de concluir uno
de sus partos más dolorosos y tristes. La barca de
la Patria, o lo que queda de ella, después de cuatro
años a la deriva en la incertidumbre, a merced de
los piratas y filibusteros, que la han saqueado sin
misericordia, necesita el capitán que no tuvo...
Pero ¿ cómo dar con la oveja entre tanto lobo
disfrazado?... Costarricenses, hoy más que nunca, la
Patria demanda solidaridad y sabiduría; sólo unidos
vencerán a la hidra funesta que les ahoga, la cual,
de volver al poder, acabaría toda esperanza... Más
que en un partido, piensen en la Patria... |
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A Golpe de Cincel
Reflexión Semana Santa
Domingo Ramos A.
Abr. 2009
En la vida hay dos puntas ineludibles: el nacer y el
morir. Ambas producen emociones encontradas; nacer
es vida, euforia y alegría; morir es tristeza e
impotencia... Nadie puede evadir esos extremos y,
según el Mito Judeo Cristiano, de andar ese camino
no se salvó ni el mismo hijo de Dios: Jesucristo. Su
nacimiento es celebrado en Navidad, su muerte,
recordada en tiempos de Pascua… Cristo, vino al
mundo para liberar al ser humano del pecado y
devolverle la gracia perdida con sus actos amorales.
Pero el ser humano lo crucificó un viernes, pocos
días después de haberlo recibido con palmas, cantos
y flores.
Con la venida de Cristo se cumplió la profecía del
redentor. Con su muerte se materializó la promesa
salvadora de la humanidad. Por ello, el mundo
cristiano creyente, siempre celebró esas fechas con
amor, devoción y profundo respeto. Y así lo vivimos
las generaciones pasadas, para quienes la Pascua era
un tiempo de reflexión donde los adultos, mujeres,
jóvenes y niños, observaban una conducta correcta,
de recato, respeto y hasta temor hacia Dios. Esa
semana rompía la cotidianidad, para ofrendarla al
Salvador.
Era una festividad esperada, los días precedentes
los campesinos picaban leña y la entrojaban, porque
era irreverente hacerlo en esos días. Los
carpinteros se abstenían de pegar un clavo porque
era como clavárselo al Señor. Mucho menos se
accionaba una arma de fuego, porque matar era
pecado, incluso a una pulga. No se podía cortar nada
con cuchillos; pues cada cuchillada se daba al mismo
Cristo crucificado por nosotros. No se hacían
negocios; vender y recibir dineros acarreaban más
desventura que bienestar, como a Judas. Las mujeres
preparaban las viandas para toda la semana; tamal
“mudo”, para no tener que moler tortillas pues
triturar el maíz con las máquinas, era recordar los
tormentos a que fue sometido el Redentor. Preparaban
guisos, quesos, tamalitos de frijol, natilla,
sardinas, bacalao, bizcocho, tamal asado, súrtubas,
palmitos, pacayas, arroz con leche, miel de chiverre
y de ayote, cajetas, tortas de arroz... ¡Mmm,
después de todo, era un banquete!
No se podía lavar ropa, encender el fuego, ordeñar
vacas o enyugar bueyes. Nadie debía bañarse en los
ríos o el mar pues dicha osadía podría pagarse
convirtiéndose en sirena o pez. La gente estaba en
su casa, rezaba rosarios y leía buenos libros.
Escuchaba la Pasión de Cristo si tenía radios de
transistores; no había televisión. No comía carne
para esos días y el Jueves y Viernes Santos, se
ayunaba: se tomaba un desayuno frugal a las siete de
la mañana y no se probaba bocado hasta las cinco de
la tarde. Era mal visto montar a caballo y mucho
menos manejar algún automotor. Atreverse a viajar un
Viernes Santo en avión era como volar al mismo
infierno. La gente caminaba a pie e iba a las
procesiones con verdadero respeto y fe. Muchos
enemigos deponían sus odios y olvidaban sus
rencillas con un perdón y un apretón de manos. Era
prohibido tomar licor y ni qué hablar de sexo; los
mismos esposos se abstenían de tener relaciones...
¡Ah, pero desdichado quien dejaba pasar la Pascua
sin vaciar el saco de pecados y comulgar!...
Pero poco a poco las cosas cambiaron... Se fueron
perdiendo la fe y el respeto. Se olvidó la
espiritualidad y esa importante fecha se trocó, como
la navidad y el día de la madre, en oportunismo
comercial y vacilón. Los mismos Padres de la Patria,
(que siempre han sido la pura madre) preocupados,
“como siempre”, por el bienestar del pueblo,
decidieron que trabajar media semana era una
injusticia y, acto seguido, aprobaron asueto durante
toda la semana, para que el sufrido pueblo se fuera,
detrás de ellos, a vacacionar... Desde entonces, la
Semana Santa se convirtió en diversión y bacanal.
Adiós respeto, devoción y mesura. El miedo al
infierno no importó más y el diablo perdió vigencia
pues, para maldades, con los políticos basta.
Nada es lo mismo. Las procesiones son frías y
reiterativas obras de mal teatro. El Domingo de
Ramos que es el preludio de la pasión del Redentor,
se convirtió en estampida hacia las playas: motos,
buses llenos de gente y todo un ejército de carros
último modelo, forman largas caravanas, repletos de
maletas, hieleras hasta el copete de cervezas,
licores, atunes, sardinas, radios, hilos dentales,
bronceadores, parrillas, tiendas de campaña,
condones de todo sabor y color, anteojos para sol,
botes y televisores, tiendas de campaña y cuanto uno
pueda imaginarse...
Como siempre, el comercio hace su agosto; los
negocios ofrecen combos y promociones, las agencias
turísticas llevan y traen, pero sobre todo “se las
traen” con tal de pescar clientes; duplican sus
transportes, ofrecen hoteles con descuento hoy y
pague después... Los supermercados realizan
maratónicas de precios bajos y “paquetes” que a más
de uno “paquetean”... Los bancos ofrecen préstamos
para compra de carro nuevo de modo que celebre la
Semana Santa sobre ruedas y su camino no sea un
calvario como el de Cristo. Las tiendas promueven
los últimos hilos dentales para que no les cubran ni
el tatuaje. Las ópticas anuncian los anteojos
ideales para ver mejor la pasión. Los moteles
anuncian que estarán abiertos como siempre y
recuerdan no olvidar ni su viagra ni sus “hot toys”...
Las armerías ofrecen todo tipo de armas para
amedrentar al mismo judas... Seguridad sacrifica a
varios miles de policías para que pongan orden en
las carreteras cuidándose de chorizos y mordeduras.
Los licores se ponen a tres por dos. Se juegan
partidos de fútbol para homenajear al “Dios Balón”
donde abundan las patadas y llueven los madrazos.
Algunos altos funcionarios públicos anuncian que
pasarán los días “Santos” con sus más recientes
concubinas… ¡ Cosas veredes Sancho- diría el
Quijote.
¡Eso es vida! – piensa hoy mucha gente- Al diablo
con los ayunos, los principios y las reflexiones en
familia. ¿Cuál familia, si cada quien va por su
lado? ¿Caridad? ¿Con qué se come eso, si se brincan
los indigentes en las aceras y se les cierra el
vidrio a los pedigüeños? ¿Honestidad? ¿Para qué?.
Construyamos el agregado sin permiso ni impuestos
municipales. Cortemos la madera sin permiso,
vendamos droga y fomentemos la prostitución y
robémosle al vecino que dejó la casa sola..… En fin,
el muerto al hoyo y el vivo al vacilón… ¡Vaya
tiempos y en lo que ha parado la Semana Santa con
tanta deshumanización! ... Pero bueno, ¿y la
iglesia? Sí, claro, a Dios rogando y para el saco
echando... Pero sea cual sea nuestro credo, tratemos
de vivir siempre en paz y armonía, no sigamos
crucificando a Dios todos los días, por el desapego
a los valores, la solidaridad y la vida ¡Muchas
gracias!. |
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Historias del mundo (I parte)
Domingo Ramos A.
Ha pasado mucho tiempo desde que nuestros primeros
padres Adán y Eva (nada y ave) comieron el fruto
prohibido que los sacó de la burbuja de una
eternidad sin esperanza, donde estaban condenados a
la perfección artificiosa de un mundo celestial,
pero inhumano. Arrojados desnudos del Paraíso (como
se viene al mundo) y custodiados por un ángel de
llameante espada, aquellos seres sin ombligo, pues
fueron “modelados” por las manos de Dios, se
encontraron con sus pies descalzos sobre el fango de
un mundo desolado, adormecido y humeante como un pan
recién salido del horno, sobre cuya superficie
deberían aliñar la nueva existencia.
Igual que en Macondo, en aquel mundo las cosas eran
tan recientes y nuevas que carecían de nombre y
había que señalarlas con el dedo -como dice García
Márquez. No existían los puntos cardinales como el
Norte ni el Sur, ni el Este ni el Oeste. No habían
senderos, porque ningún animal había pisado antes
aquel mundo recién abierto (no se sabe si como
destierro) para Adán y Eva, cuyo primeros pasos
marcaban un nueva Era en el tiempo. “Caminante no
hay camino, se hace el camino al andar”- diría más
tarde Machado. Descendieron de la luz a la sombra,
tropezando unas veces, resbalando otras y sus
suspiros y lamentos empezaron a llenar el vacío. Su
agitada respiración creaba corrientes de aire y de
las lagrimas de Eva y el sudor de ambos, se fueron
creando los arroyos que a largo andar, formarían los
mares. Atrás, sobre lo alto de un luminoso monte,
como la antorcha siempre encendida por los caídos,
centelleaba la espada del ángel guardián,
despidiendo rayos que perforaban las tinieblas y
alumbraban los senderos aún no transitados.
Allá se había quedado, sin saber qué era, ese
paraíso perdido que el ser humano busca y añora
instintivamente como la entraña materna. La soledad
les murmuraba a sus oídos, el cansancio les rendía,
el hambre les devoraba las entrañas, el dolor les
gruñía de cerca, pero no daban marcha atrás… ¡Para
qué llorar sobre la leche derramada!- pensaba Adán,
mientras el vientre de Eva se estremecía y llenaba
de burbujas jamás experimentadas… Y florecieron los
opuestos: con el cansancio llegó el reposo, con el
dolor la alegría, con la sombra la luz, con la
soledad el amor, con el hambre la esperanza, con el
rayo el trueno que engendra la paz.
Pero a través de aquella herida recién abierta en la
Eternidad, ahora custodiada por el ángel de fuego,
como todo buen padre, el Padre Eterno miraba
descender sus máximas creaciones, que no nacieron de
la palabra, ni de mujer alguna. Eran frágiles
figuras de barro crudo en un mundo árido y frío y
ante cada caída, los ojos de Dios se llenaban de ese
brillito nostálgico que precede al llanto. Poco
tiempo había pasado desde que, muy a su pesar,
habítalos expulsado de su casa y en su corazón
empezaba a experimentar el síndrome del “nido
vacío”… A fin de cuentas, ¿cuál padre por más divino
que sea, no tiene algo de humano? ¿Cuál padre no se
come las uñas y, tras reflexionar, no acaba
perdonando a sus hijos pródigos?
Después de todo- reflexionaba Dios con su ceño
surcado de senderos nuevos- ¿qué tan malos habían
sido realmente? ¿No era hermoso que sus hijos
pensaran por si solos, caminaran y se arriesgaran a
crear un nuevo mundo, de igual forma que Él había
tenido su fantasía paradisíaca?
El Ángel del Fuego miraba a los humanos y reprimía
el deseo de acompañarlos para protegerlos de los
nuevos peligros que se cernían sobre ellos, como la
avaricia sobre los nuevos pueblos… Y sin saber por
qué, sacudía su espada para que su fuego iluminara
los nuevos senderos de aquellos seres mutantes, que,
con sólo treinta cromosomas más que una lombriz
intestinal y poquísimos más que un chimpancé, ahora
caminaban hacia su propio destierro, pero libres al
fin…
Caía otra noche en aquellos abismos cósmicos y, por
el reflejo de su armadura, el ángel del fuego miraba
al Padre Eterno reclinado en su trono. Sus pupilas
se anclaban en los insondables recovecos del mundo
recién abierto y tenían un velo acuoso parecido al
llanto… El ángel habría querido interceder por
aquellos seres humanos sin madre, pero los nuevos
destinos eran cosas de Dios y decisión de los que se
atreven a decir NO.
Nueve meses pasaron desde entonces y el vientre de
Eva había madurado con un fruto nuevo, que no
existía en el paraíso… Dios lo miraba todo con
aparente serenidad hasta que un día sin fecha
precisa, se asomó decidido por la abertura del manto
celeste y le sonrió al nuevo mundo por vez primera.
Ordenó al Ángel del Fuego Eterno seguir y custodiar
al hombre y a la mujer. El ángel, que no soñaba otra
cosa, emprendió su vuelo tras aquellos mortales…
Sonrió Dios de nuevo y con su mano derecha recogió
el sudor que perlaba su frente y lo lanzó al
infinito como efluvio de nueva vida. Muchas gotas se
hicieron lluvia y maná; muchas otras se
pulverizaron, creando esos astros que - como apuntó
Neruda- tiritan azules a lo lejos… Muchas semillas
del paraíso fueron arrastradas al nuevo mundo por el
vuelo frenético del ángel… Todo parecía perfecto
porque -como dice don Quijote en su discurso de la
Edad del Oro – no existían esas dos palabras de
“tuyo y mío”. El ser humano había logrado la
“otredad” – a la que se refiere en su obra, Octavio
Paz.
Dios se sentía tan dichoso y liberado por su perdón
de rey, que agitaba sus brazos para despedir a los
que partían… Pero la turba de animales que estaban
detrás de Él, mirando con curiosidad, interpretaron
sus gestos como una señal para abandonar el paraíso
y salieron en estampida… Dios sonrió; que se fueran,
de todos modos tenían derecho a su propia evolución…
Pero de pronto, como si recordara algo, volvió la
mirada hacia el árbol del Bien y del Mal, esperando
ver, arrollado en su tallo, al reptil infame que con
mentiras y engaños, había causado todo aquel
descalabro… Pero no estaba, había escapado dejando
su piel recién mudada… Preocupado miró la estampida
y entre las muchas bestias, divisó al nuevo
espécimen-... ¡Ah!- murmuró - si el Paraíso tenía su
serpiente, porque el mundo no puede tener sus
políticos? |
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LIMOSNEROS
Domingo Ramos A.
Hacer del pueblo a un limosnero y tenerlo como
esclavo- pareciera ser la consigna de los últimos
gobiernos. Quieren convertir al costarricense en un
minusválido, para doblegarlo por necesidad o
avaricia. Por ello la corrupción política y los
“limosneros” han proliferado paralelamente, siendo
los “pobres adinerados” (el otro extremo) los más
nocivos, pues por ambición o vanidad, venden sus
mezquinas conciencias ( elecciones 2006, referéndum
2007).
Sí, los zánganos sociales son creaciones de los
sistemas políticos. Al campesino costarricense se le
indujo a dejar la “tosca herramienta” y tender la
mano para vivir de a regalado y sin dignidad, como
los gobiernos que juegan a los pordioseros, pidiendo
“regalías” extranjeras, que salen caras para la
soberanía… Al campesino se le obligó a dejar la
agricultura que producía bienestar y sustento a sus
familias, para sembrar flores y piñas… Así, la
miopía gubernamental bipartidista y neoliberal,
transformó una sociedad “autosuficiente”, en una
“dependiente”, indefensa ante situaciones como la
que amenaza con la hambruna y la pérdida de la paz
social… Muchos ticos, (adinerados y pobres) fueron
“drogados” con las mieles de un status superior que
no siempre pueden mantener honestamente. Se les hizo
creer que son una raza superior, destinada a las
oficinas y la vida onerosa, llena de lujos, dedicada
al derroche y el consumismo. Por ello hay que
importar mano de obra para la construcción, la
colecta del café, la zafra, conductores de autobuses
públicos… Paradójicamente, al niño se le prohíbe
aprender oficios y trabajar, pero se le permite
mendigar en las calles hasta altas horas de la
noche…
El político convirtió a mucho costarricense, adrede,
en limosnero, vago, despreocupado y sinvergüenza: un
ser fácil de comprar con un bono o un puesto
político, un tonto útil en los procesos electorales.
A mucho rico se le domesticó con puestos políticos,
o “asesorías” multimillonarias, mientras el
campesino fue constreñido a vender sus tierras al
filibustero que trae dólares y, lo mismo compra
trozos de patria que favores sexuales. Todos los
“des-gobiernos”, alternativamente, han saqueado al
país, afanándose por vender Tiquicia: máximo sueño
del actual gobierno, legitimado con un referéndum
fraudulento.
Para mayores tristezas, lo mismo están haciendo con
las comunidades indígenas del país, a quienes se les
ofrece el pescado en vez de darles oportunidad de
pescar. Se les construyen casas y llevan “diarios”,
lo cual es un crimen, pues hacerles perder su
identidad es anularlos, condenarlos a la esclavitud
que produce el hambre, cuando lo que necesitan son
tierras, herramientas, atención médica, granos para
cultivar y respeto para que libremente puedan seguir
manteniendo vivo el espíritu de sus nobles y
valientes culturas… Pero ya se están cedulando, sus
votos cuentan…
Sobre la ignorancia de los pueblos van al trono los
tiranos; un pueblo que recoge migajas garantiza
postrados… ¿Para qué mejorar la educación, si el
hambre (física y de poder) y la miseria (física y
mental) son sus aliados? La mentira, el terror, la
represión y el engaño, son armas que el pueblo sufre
a diario… En Costa Rica, dichosamente, quedan seres
honrados y solidarios que pueden revertir la
historia… ¡Pero debe ser hoy; mañana es tarde! |
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Prisioneros
Domingo Ramos A.
Durante mis peregrinajes por Europa como estudiante
mochilero, yo pensaba que iba por mirar los museos y
conocer otras culturas…Llevaba en mi corazón
resabios de dolores existenciales y perdones no
perdonados. Llevaba en el alma un cargamento de
basura ingrata: resentimientos, amarguras, ataduras
profundas que, como una telaraña mortal, me iban
inmovilizando y privando de ese don divino de la
libertad… Miedos, muchos miedos me invadían antes de
irme con aquella beca, que me ofreció el Ministerio
de Relaciones Exteriores de Italia, donde aprendí a
mirar la vida con nuevos ojos.
En Europa encontré gentes que jamás había visto y
que no volví a mirar, porque los ángeles se
presentan de mil maneras y como las estrellas
fugaces, del mismo modo que aparecen suelen irse. Lo
importante es siempre ese destello que por unos
instantes nos ilumina el corazón y el alma y nos
motiva hacia un cambio espiritual regido por la
esperanza y la fe. Fe en nosotros mismos. Fe en
Dios. Esos desconocidos me abrieron puertas, me
acogieron sin pedirme nada a cambio, sin exigirme un
documento para ver quien era. Y mi visión fue
cambiando; no todos los hombres eran traidores ni
todas las mujeres falsas. Aprendí a creer en los
seres humanos, valoré el perdón y vacié lentamente
aquel saco hiriente que me iba lacerando por dentro.
No fue fácil perdonar ni erradicar los odios, pero
limpié el terreno para que los sentimientos nobles
empezaran a ver el sol. Y a florecer.
Lo más hermoso de esos viajes fue encontrarme a mi
mismo, aprender a creer en mí, pero sobre todo, a
perdonarme. Esa beca a Italia me abrió una puerta
hacia la vida, en momentos en los que merodeaba por
mi mente, la loca idea de cerrar la pulpería, de
marcharme sin decir adiós ni hasta luego… Supe
entonces que aquellos viajes de estudiante pobre,
buscaban algo: a Dios. Y lo fui encontrando en las
piedras que fui esculpiendo. Lo hallé en las gentes
que me daban las llaves de su casa para irse al
trabajo. Lo fui descubriendo en la luz serena de las
pupilas de aquellas gentes que me tendían la mano.
Aprendí a mirarlo en mi, mientras dormía en alguna
estación de trenes o bajo un puente, en el alero de
alguna catedral o en la banca de piedra de algún
parque donde dormí como si estuviera en el mejor
hotel.
Allá por el 78 llegué a Checoeslovaquia, la
República Checa. Y en contraste con otros países, me
entristeció mirar aquellos alambres electrificados
en los puestos de control policial. Hasta entonces
cruzar una frontera había sido cosa de mostrar un
pasaporte y rogar, a veces, que pusieran un sello de
recuerdo. Pero estaba entrando en la cortina de los
países comunistas… Allí los militares entraban al
tren, metralla en mano y par de perros, y lo sacaban
a uno al pasillo mientras revisaban sus
pertenencias… Dentro ya, la ciudad era maravillosa.
Entre mis apuntes diarios, escribía aquel dolor de
esas alambradas que no había visto en otros países,
mientras recordaba mi pequeña patria y devoraba
alguna zanahoria cruda. Aquella patria donde las
casas campesinas dormían con las puertas entornadas
y las ventanas de madera atrancadas con un palo…
Afuera un jardín, una mata de chayote o tacaco, unas
matas de guineo negro, algún cafetal y, bajo la
banca del corredor, una pareja de perros flacos
resguardando el sueño de los moradores de aquella
humilde vivienda, donde faltando tanto, no faltaba
nada; tenían amor…
Pensaba entonces que entre los muchos regalos-
porque Dios no sabe cobrar- está la libertad. Ese
poder de discernir entre el bien y el mal, más allá
de los dogmas religiosos, más allá de las
conveniencias personales o partidarias. Libertad
para decidir el sendero que deseamos, de volar
libres por el mundo como las estrellas en el
firmamento. Y mientras esperaba un “aventón” en las
calles, recordaba Costa Rica y abría aquel cofrecito
de la infancia. La milpa, el frijolar que
sembrábamos, los ríos, las pozas, los potreros donde
resbalábamos en un cartón o rodábamos metidos en un
saco de gangoche: el mismo que usábamos para dormir.
El viento silbaba entre las rendijas de la casa y
las luciérnagas, como almas en pena, entraban en
busca de algún cuerpo sin vida… Hasta que los
pajarillos cantaban, los terneros berreaban, el
gallo daba sus do de pecho en el travesaño de la
tranquera, antes de caer sobre alguna gallina como
el sol sobre los montes.
Lejos, muy lejos, estaba entonces de pensar que
aquella patria de ensueño, iba a tomar el rumbo que
está tomando. Lejos estaba de imaginar las casas
llenas de barrotes de acero y alambre navaja, de
candados y cerrojos que, lejos de vedar el paso al
ladrón, suelen impedir que se pueda escapar de un
incendio o de un temblor…Hemos perdido la libertad,
como los pajarillos, pobres agüíos, que de niño robé
de sus nidos para venderlos en el mercado y comprar
pan o cambiarlos por una camisita a cuadros para la
misa del domingo… Hemos perdido aquella patria
edénica que hoy está tan convulsa y amargada como
tuve un día mi alma… Muchos pillos de cuello blanco
le saquean sus entrañas como ratas hambrientas.
Muchas ambiciones desatadas son cánceres que están
devorando la fe del pueblo, su paz, sus esperanzas.
Reina la prostitución y la corrupción en todos los
estratos sociales y la miseria jinetea a los
encargados de guiar los destinos de nuestra nación.
Estamos prisioneros de nuestros propios gobiernos
que hoy nos saquean, mañana nos dejan sin pan y a
diario nos venden al mejor postor… Debemos retomar
la fe en nosotros y en Dios y sacudirnos esa basura
ingrata que, como telaraña, nos impide crecer libres
y nos roba la esperanza. Hay que enfrentar los
miedos y luchar, quebrar este yugo lacerante; el
desánimo y la resignación sólo llevan a la
esclavitud. Demasiadas luciérnagas vuelan sobre el
futuro de la patria, no permitamos que nuestros
hijos sean siempre prisioneros. Si amamos la
libertad, ¡luchemos por ella! Muchas gracias!
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Copyright © 2003 RCB. Reservados
todos los derechos.
Revisado el:
09 de June de 2013 02:04:01 -0600. |
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