No obstante, de 1987 a 1989, obtiene una beca Fulbright para estudiar pintura en Nueva York. Allí, estudia de manera paralela en el Pratt Institute, y en The Arts Student League of New York con el pintor Stephen Greene, quien lo orienta hacia la concepción de un dibujo mucho más espontáneo en sustitución de aquel dibujo rfgido producto de su formación académica, casi que, autodidacta. En definitiva, para Hernández, Nueva York, significa una nueva experiencia vital, la cual, sabría de manera inteligente y sensible asimilar. La obra vanguardista de italianos, alemanesy neoyorquinos, formarán parte de su vocabulario pictórico, que, aunado a su vida en Soho, dará como resultado una serie de neg ros dibujos, llenos de soledad de las calles. Ya sus dibujos han perdido esa timidez, ese dibujo pulcro, para transformarse en un dibujo de manchas con carboncillo y acrílico sobre extensas superficies de papel. En su temática posterior, empiezan a emerger una serle de torsos mutilados retomados de algunas esculturas griegas, como de los "esclavos" de Miguel Ángel junto a imágenes de frutas y animales, provocando una lectura de la obra como si se tratara de un juego erótico.