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Jesús-hombre
liberado de la cruz
El cuerpo masculino se libera de la cruz de
la ignorancia, la cual ha sido apoyada desde
muchas perspectivas religiosas, pero
especialmente por la católica, en cuanto al
conocimiento y al respeto del mismo cuerpo
se refiere. En un orgasmo cósmico,
propiciado por el autoreconocimiento de su
masculinidad, se integra a la profunda
dinámica de la vida, pleno de libertad y de
regocijo.
El Jesús-hombre al fin se libera de esas
estructuras de poder que lo han mantenido
crucificado durante tantos siglos,
impidiéndole conocer y respetar, de una
manera orgánica y armónica, consigo mismo y
con la energía vital, su corporalidad y su
erotismo. |