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 Néstor Zeledón Guzmán

 

 

   
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1993 APROXIMACIÓN A LA OBRA ESCULTÓRICA DE NÉSTOR ZELEDÓN
 


*------estoy absolutamente convencido de que
si la creación no surge de las raíces mismas del pueblo no será nunca verdadero arte"

Néstor Zeledón


Néstor Zeledón irrumpe en el ambiente artístico costarricense come integrante del Grupo 8 en la década de los sesenta. El grupo se proponía impactar al medio cultural con su apertura a lenguajes plásticos ligados a la abstracción: tendencia estética desconocida en la práctica artística del país hasta ese momento.
La escultura de Zeledón en esta época presenta una figuración sintética regida por la presencia de la figura femenina como motivo de las obras. La Nube (1960), es buen ejemplo de la escultura característica de ese período: formas esenciales, plenas, abundantes, curvilíneas, reposadas.
Durante la década de los setenta el trabajo de Néstor se inclina hacia una síntesis más rigurosa, con una abstracción más claramente definida y de un carácter orgánico.
Años después, tras una serie de experiencias vitales y reflexiones estéticas, Zeledón abandona la abstracción, convencido de que la legitima raíz de la creación artística debe surgir del pueblo: del conocimiento del mun de los hombres y mujeres sencillos que forjan un país con sustrabajo silencioso. A partir de este momento, la escultura de Zeledón experimenta un giro radical: el escultor deja atrás la abstracción y traduce su motivo principal del campesino y su vida en un les lenguaje figurativo con acentos expresionistas algunas veces y naturalistas en otras oportunidades.

El hombre de la tierra, su lucha por la vida, sus desencantos y sus alegrías, sus creencias, sus esperanzas y sus sinsabores, sus caídas y también su gloria, serán los motivos que la escultura de Néstor nos ofrece en este momento, protagonizada por el agricultor meseteño y el curtido habitante de las costas.
El Domingueño (1988), ejemplifica el respeto y la admiración que el escultor siente por el anciano del campo, pictórico de sabiduría de la que otorga el tiempo. Este hombre reposado nos cuenta sus historias, nos narra su experiencia del campo y su visión de mundo: inclinado hacia nosotros, inquisitivo y confiado, con el ceño marcado por los años y sus manos surcadas por la huella del trabajo duro.
El interés social de Zeledón encuentra cauce en trabajos como Precaristas (1984) y Talamanca (1986), obras que adquieren un tono emotivo intenso que refleja el pensamiento del autor frente a una problemática nacional.
Retablo de Navidad, cedro de 1984, nos muestra otra arista de la escultura de Zeledón: sencillo, dulce y tranquilo alude a la esperanza que unida al nacimiento de la promesa de una vida mejor alienta a todos los habitantes de la tierra. En este relieve, Zeledón adapta el tema religioso cristiano para darle una dimensión humana de mansedumbre y como una dádiva a estos hombres traer lo sagrado a la tierra, asentándolo en lo cotidiano.
El amor a la tierra y sus frutos, así como el milagro de los frutos del amor es el hilo conductor que une a obras como La Tierra, guanacaste de 1988 y Angelita Embarazada (1983), esculturas del silencio recogido de la espera que aguarda quieta la aparición del milagro de la vida.

El acento naturalista que distingue a las obras discutidas contrasta con la orientación expresionista que domina las esculturas de la serie denominada Sueños(1989-1992). En estas esculturas el artista desarrolla las formas, las alarga y retuerce, las altera y formula para expresar con este principio deformador los contenidos de sus ideas artísticas. A lo largo de los Sueños, encontramos la espera y la tensión la duda y la ansiedad la resignación y el dolor el sometimiento y la esperanza agazapadas en cuerpos que se crispan y se agitan, que se abren y se vuelcan sobre sí mismos en un devenir sin fin.
Esculturas como El Encuentro (1991) y Sueño VII (El Abrazo) del mismo año muestran una preferencia por el retorno a la síntesis, a la idea de lo esencial--- las formas se condensan y simplifican: buscan refugio en la geometría-•••• -finalmente esculturas como Eclipse plantean de nuevo la vota de la abstracción, filón que estuvo presente en la obra del artista años atrás.
La belleza del material, su tratamiento, la vehemencia de las convicciones, la intensidad de la emoción, la admiración por el pueblo, el diálogo entre el interés social y la dimensión individual, entre lo particular y lo universal, otorgan un sello peculiar a la escultura de Néstor Zeledón y le aseguran un puesto en la historia de la escultura costarricense.


Efraim Hernández V. San José Abril 1993.

Presentación al Catálogo de Exposición

Escultura, Museo Arte, Taiwán

ISBN 957-00-2713-4

2007 24 de setiembre. Nación. ,Néstor Zeledón resguarda una década de esculturas inéditas
   
   
     
   

 

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Revisado el: 12/04/12 11:39:59 PM.

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