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¿POR QUÉ SE SUICIDÓ
INOCENCIA? |
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Inocente, Inocencia, siempre creyó en los profetas, de cuya
existencia se enteró leyendo un libro de cuentos infantiles
con muchas ilustraciones muy coloridas que le regaló su
madre para su quinto aniversario. Por razones inexplicables
sintió que ese conocimiento era un pecado que la llevaría al
horror rojo de las llamas del infierno, (de la existencia
del infierno se enteró por otro libríto que le regaló una
viejita pandereta en la puerta de su casa), por lo que lo
mantuvo secreto a la luz del mundo, en el mayor de los
misterios, hasta su muerte.
Una noche. Inocencia despertó y encontró a Satanás en su
cama, que le recitaba poemas eróticos, (a él, lo conoció en
otro librito que le regaló sus papá una noche que le contaba
cuentos de sustos); acongojada y temerosa por semejante
personaje, cogió rápidamente una palangana de hierro y le
pegó, le pegó, le pegó, hasta que dejó de respirar. Entendió
ahora, que estaba en pecado mortal, (matar es pecado mortal
había dicho el sacerdote en una de las misas que escuchó
cuando tenía seis años), y le esperaban las llamas rojas del
fuego del infierno.
Cuando Inocencia llegó a las puertas de lo que pensó era el
infierno y comenzó a sentir el calor de las llamas rojas,
recibió un mensaje en su celular ultrainteligente que le
comunicó, que el Papa había decretado hace un par de días,
la inexistencia del infierno.
Entonces para no perder mas tiempo en equívocos, decidió
suicidarse y cometer el último pecado de su vida. |
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SUICIDIO |
A Ricardo
Piglia, gracias, por su cuento La pared |
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Días después aun persiste la emoción, la congoja que produjo
en mí, la lectura del cuento.
El personaje, un "viejo" acosado por sus recuerdos y el
malestar con su hijo y su nuera "harpía" (sic), mas deseoso
de continuar viviendo (en) el mundo exterior, decide
encarcelarse en un asilo de ancianos ya demasiado lelos para
él. La pared que se construye alrededor del predio, termina
por cerrar la última puerta de la cárcel que le permitía
vivir y sentir el mas allá, el afuera: la gente, tos buses,
el jockey con su extraño caballo, en fin, la vida. El
"viejo'1 al enclaustrarse comete suicidio, se suicida
metafóricamente.
Y aquí, la epifanía: el suicidio me llevó a recordar, (por
suerte, me dije, aun conservo la capacidad de recordar), dos
relatos breves que escribí hace varios años, en tos que los
personajes se suicidan. En uno de ellos el personaje se
mata: o sea, de acuerdo con el significado de la palabra en
el diccionario de la Real Academia, suicidio, acción y
efecto de suicidarse, ,
suicidarse, quitarse voluntariamente la vida. Esta es la
definición que usamos: la persona, en este caso el
personaje, así lo hace: se cuelga con una soga, mas podría
haber tomado veneno para ratas o barbitúricos, ahogarse en
un río como el personaje de Virginia Wolf, o pegarse un tiro
en la sien o en el corazón.
En el otro relato el suicidio es metafórico. El personaje se
suicida destruyendo su obra, en este caso sus obras de arte,
(las fotografías y sus negativos), en las que invirtió
cincuenta años de su vida, tirándolas en un río para que la
corriente las haga desaparecer, al Igual que Kafka, cuando,
sentado en un sillón frente a la chimenea encendida hace
quemar sus
manuscritos y hacer cenizas sus creaciones literarias.
< ,-
La pared, es el río, la chimenea, que culmina el suicidio
alegórico del "viejo" del cuento.
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AVANCES TECNOLÓGICOS I |
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Divina nos esperaba en la puerta de salida del aeropuerto de
Boston con una amplia sonrisa, un abrazo suculento, y, un
entusiasmo opíparo para llevarnos a conocer y disfrutar del
mayor avance tecnológico, (nos dijo con una nueva sonrisa),
de la última década en su ciudad.
¡Verán que maravilla!
Detuvo el vehículo frente a un banco, nos hizo descender y
cruzar la calle exclamando eufórica: ¡aquí estamos, ya
verán!
Nos colocamos frente a una pantalla y un teclado embutidos
en la pared del banco. Ella sacó de su porta documentos
usando el índice y el pulgar de su mano derecha una tarjeta
de plástico como haciendo un acto de prestigitación, la
introdujo en una ranura, dígito unos números, la pantalla
preguntó cuánto, dígito 100, y la máquina, haciendo un suave
ruido mágico, le espetó por otra ranura un billete de cien
dólares. Su cara adquirió un brillo como de amanecer
soleado, retiró el billete, lo hizo contonearse delante de
nuestra azorada incredulidad; ¿qué les parece?, ¿no es ésto
una gran maravilla tecnológica?, y agregó, acaban de
instalar las primeras cinco ATMs en la ciudad. Estamos
conmovidos.
i Maravilla i Dijimos pensando en el país de donde veníamos:
Haití, donde mas del noventa y nueve por ciento de la
población nunca ha entrado a un banco.
Estábamos, cuando llegamos a Boston, en los años finales de
la década de los setenta del siglo XX.
*****
A poco pasos de la maravilla, se encuentran dos de las mas
prestigiosas universidades del mundo: la universidad de
Harvard y el Instituto Tecnológico de Massachusetts, MIT.
En la primera, el Sr. Barak Obama y su esposa, eran o serían
poco después, brillantes alumnos y egresados de la misma, y
años mas tarde el Presidente y la Primera Dama de los EEUU.
En la segunda estaban desarrollando modelos de aviones no
tripulados y drones que el Sr. Presidente usaría para
espionaje, bombardeos y asesinatos de terroristas y civiles
en varias áreas geográficas del mundo. |
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ABEJA EQUIVOCADA (ADELANTOS
TECNOLÓGICOS II) |
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Golosa, la abeja hizo un vuelo caprichoso. Se acercó
hambrienta, eufórica a la suculenta flor que le ofrecía
abundante polen a libar. Tarde percibió que la flor era de
plástico. |
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DOMINGO CASERO (Avances
tecnológicos) |
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Hoy es domingo y decidí hacerlo casero.
Estoy verdaderamente cansado. La semana pasada ha sido muy
ajetreada: a mi auto se le ocurrió enfermarse, se le
recalentó el motor, me dejó varado en plena hora pico en
medio de una lluvia torrencial, me empapé hasta los tuétanos
y ahora estoy con una gripe que no claudica ni con
antigripales ni con tés con limón miel y jengibre que me
recomendaron como el mejor tratamiento. Cansado no es la
mejor palabra: estoy exhausto, abrumado, porque además, me
cayeron un montón de cuentas por pagar, no he recibido el
salario y no tengo quien me preste. O sea, cansado,
exhausto, abrumado y sin plata, ¿cómo cree que me siento?
Pasé los días y las noches engatusado por las porquerías de
la tele y haciendo amor virtual con mi novia que me prometió
venir hoy a hacer una
buena cena y hacer el amor piel con piel.
.
Hoy es domingo y decidí hacerlo casero para ver si se
termina la mala racha y mi gripe.
Me desperté como a las diez, en realidad a las diez y siete
minutos según el despertador. Me sentí mejor, ya sin fiebre
y sin esos dolores musculares que me tenían como si todos
los huesos y las articulaciones estuvieran herrumbrados. Una
buena desperezada, una buena orinada, un buen cigarrillo,
una buena lavada de cara, unos buenos huevos revueltos con
salsa mexicana, un buen café bien azucarado, la lectura del
periódico, la esperanza de una buena cena y una buena cogida
con mi chica. El sol brilla afuera y me da nuevos bríos para
disfrutar el día y enterrar el pasado inmediato.
Me irrita leer el periódico, es pura mierda lo que destila.
Crímenes, violaciones, asaltos, robos, fraudes, muertes en
accidentes, calumnias, y en lo político, pura verborrea. En
la parte deportiva, siempre los desboles malintencionados de
la FIFA, Messi, Ronaldo, y ahora ese tico del Real Madrid
que lo encumbran como si fuera un nuevo dios, eso sí,
millonario. Feliz que lo logró. Ojeé las tres primeras
páginas y lo tiré a la basura.
Hoy es domingo y decidí hacerlo casero
Son las once y treinta y cinco, puse mi ropa sucia acumulada
de la semana en la lavadora, plancho ahora algunas camisas
que habían quedado lavadas, mientras espero que ella me
llame, ella, mi novia, que, como ya dije, me prometió venir
esta noche a hacer una sabrosa cena y después hacer el amor
hasta la madrugada, que también me prometió.
Aproveché para limpiar un poco la cocina; a ella no le gusta
encontrarse con todos los platos sucios, ollas y sartenes,
que siempre dejo acumular para los domingos.
Hoy es domingo y decidí hacerlo casero.
En esos rumbos estaba cuando suena el celular; sonreí
alegría. Hola querido, ¿podrías darme ocho minutos de tu
vida, para solucionar el problema que tenemos?, Esa no es la
voz de ella, esa voz de mujer la desconozco; además,
¿solucionar problema que tenemos? Estás loca, dije, y
colgué. Cuatro veces sonó el teléfono ininterrumpidamente;
la quinta vez decidí dejarla hablar: usted me conoce pero se
hace el indiferente. Usted tuvo la suerte de ser elegido, ya
que yo soy quién puede planificar su vida que está muy
desorganizada; oiga bien, usted tuvo la gran suerte de haber
ganado la rifa, salir elegido en un concurso en el que
participaron millones de personas de todos Jos continentes;
no, no corte, escuche bien señor, no murmure palabras
soeces, escuche, yo soy la única que puedo hacerlo feliz, le
ofrezco una enorme variedad de opciones para que sea feliz,
le repito F E L I Z, sí, con mayúsculas, puedo diseñarle sus
comidas, informarle su glicemia a cualquier hora del día, si
le falta alguna vacuna, (sé que le falta la antirrábica), si
su novia que hoy vendrá a su casa está menstruando y no hará
el amor, porque no le gusta hacerlo cuando está así, (hoy
está menstruando), si su cepillo de dientes está gastado y
debe reemplazarlo, si la camisa que está usando tiene el
cuello luido y no la debe usar mas, si su nevera ya no
congela y debe cambiarla porque además le está gastando
mucha electricidad, si tiene riesgo de incendio ya que hay
varios cables pelados en su apartamento que debe reemplazar,
si su auto tiene gasolina, si su perro que tanto ama está
lleno de pulgas, (lo está, compre pulgol que lo va a curar),
que su dedo gordo del pie derecho piensa demasiado y por eso
le duele, (en realidad usted debería consultar a su médico
para que le hagan una uricemia, o si prefiere, me lo pide a
mí y su deseo será inmediatamente cumplido), si su
antisudoral está vencido y su sobaco
huele terrible, (me lo ha dicho ella, su novia), puedo
diseñar la mejor cirugía plástica para su sonrisa y sus
nalgas, también a su novia,...estás loca, colgué.
Otra vez el teléfono: no sea cabeza dura, no sea mas
obsoleto de lo que es, escúcheme bien, se da cuenta ahora
quien soy, soy la app reina, la APP de todas las app's, casi
un dios para su confort y felicidad...colgué.
Hoy es domingo y decidí hacerlo casero.
Cuando llegó mi novia, la abracé, le di varios besos y le
conté lo acontecido. Cuando nos acostamos para hacer el
amor, apagué el celular por si las moscas. Entonces me dijo
que estaba menstruando y que mis sobacos olían mal. |
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APAGÓN |
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La noche apagó el atardecer, apagó las sombras de los
árboles sobre la arena, apagó la sombra alargada de Hugo que
llegaba hasta las duras rocas donde se estrellaban las olas;
una ola inocente apagó su vida. |
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LA FOSA (Número de caso
X0811623) |
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El Azar, como tantas veces en la vida y en la historia, se
hizo présente aquella mañana soleada de un invierno gris.
El fuerte brazo de la gigante excavadora dio uno, dos, tres
manotazos, abriendo el subsuelo del nuevo edificio de
noventa pisos que engalanaría la ciudad.
El maquinista detuvo bruscamente el brazo demoledor al ver
restos humanos mezclados con rocas y arcilla.
Eran veinte, o treinta, o cincuenta, o cien, o, los
cadáveres encontrados. Asesinados a balazos. Asesinados por
la policía, asesinados por el ejército, asesinados por los
paramilitares, o los guerrilleros, o los narcotrafícantes,
o... Asesinados.
Nunca fueron identificados los muertos, nunca fueron
identificados quienes dispararon, nunca fueron identificados
los que dieron la orden. Nunca.
Solo el azar permitió saber que allí existía una fosa única
para los desaparecidos.
El azar. |
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AVISO AL LECTOR |
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Todo sucederá como previsto, el próximo 28 de diciembre día
de todos los santos inocentes.
Varios meses he dedicado a urdir las diferentes fases del
plan en todos sus detalles, analizando cuidadosamente los
pros y contras de cada acto.
Le cuento: el día veintiocho de diciembre próximo aparecerá
en varios periódicos de circulación nacional un anuncio
destacado con el siguiente texto:
YO, ROMEO DE LOS SANTOS INOCENTES COMUNICO A FAMILIARES,
AMIGOS, Y CONOCIDOS, MI FALLECIMIENTO EL DÍA DE AYER EN LOS
ÁNGELES, CALIFORNIA. MI CUERPO SERÁ CREMADO EL DÍA DE HOY Y
LAS CENIZAS SERÁN ENTERRADAS EN LAS ORILLAS DEL RÍO EL
OLVIDO Y SOBRE ELLAS SERÁ PLANTADO UN CEIBO URUGUAYO QUE
ELLAS ALIMENTARÁN.EN ESTE ACTO, SE OIRÁ LA MÚSICA DE LA
SINFONÍA DEL NUEVO MUNDO DE DVORAK.
CONDOLECÍAS, SI LO DESEAN, PUEDEN ENVIARSE A MI CORREO
ELECTRÓNICO, PARA QUE QUEDEN COMO TESTIMONIO VIRTUAL EN LA
NUBE CIBERNÉTICA, AD ETERNUM.
Yo estaré disfrutando plácidamente ese día y varios mas, el
sol, las aguas cristalinas y las palmeras del Caribe,
esperando los correos que quizá lleguen. Cada uno recibirá
una respuesta automática que dirá:
AL AMIGO/AMIGA/PARIENTE QUE QUIZÁ HAYA LAGRIMEADO POR LA
NOTICIA, GRACIAS POR RECORDARME, LES ESTOY ETERNAMENTE
AGRADECIDO DESDE YA. QUE LA INOCENCIA LES VALGA. ¡SALUD! |
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CAJA 4 |
Emilio se
obligó a seguir mirando esa figura consumida. Ricardo Piglia |
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Los reconocí al acercarse a la caja 4 y comenzar a descargar
las compras apiladas en el carrito metálico del
supermercado.
Ella, T.f en silla de ruedas, canosa, delgada, pálida,
consumida; él, R. empujaba con dificultad el carrito y la
silla, consumido.
Una sensación muy intensa me paralizó al verles, que me
impidió acercarme a saludarles...
Ellos, comprendí angustiado, me estaban mostrando sin
querer, un posible futuro para mí...
Esperé que salieran y, recién entonces empujé mi carrito a
la caja 2, .lenta, muy lentamente. |
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CÓMPLICES |
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Los trinos y el perfume de rosas rojas son acallados y se
funden con los sonidos turbulentos de picos y palas
empapadas por el sudor cómplice de los soldados cómplices.
Tirarán los cuerpos torturados de los indeseables y
revoltosos izquierdistas asesinados ayer por otros soldados
y generales cómplices de las dictaduras en el Río de la
Plata.
El silencio, cómplice también, los mantiene enterrados aun
hoy, cincuenta años después. |
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AZARES |
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Acabo de abrir un libro de hojas desmayadas, resecas,
toscas, amarillentadas. En su prólogo se discute la fecha de
nacimiento del autor del mismo: Roberto Arlt, importante
escritor argentino de inicios del siglo XX.
Lo que provocó mi interés, es que una de las fechas en
discusión se encuentra en la compilación "Cuentistas
argentinos de hoy", publicada en 1929 por la editorial
Claridad, en Buenos Aires.
Estas dos palabras. Editorial Claridad, provocaron la
epifanía que me conduce a escribir este breve relato.
Hace muchos años, en mi adolescencia, cuando recién
despertaba mi voracidad lectora, alguien me hizo llegar una
copia envejecida del libro Citroen 10HP, del escritor ruso
11 ya Ehrenburg. Su lectura, tanto el contenido como la
técnica literaria usada por el autor, quedaron grabadas en
mi memoria, pero la presencia física del libro quedó perdida
en alguna de la bibliotecas que dejé abandonadas en mi
exilio.
Tres o cuatro años atrás tuve el deseo de releerlo. Lo
busqué en las librerías de usados en San José, mas nadie
siquiera sabía de la existencia del autor. Estoy seguro, eso
sí, de que sí mi amigo y gran librero Dante Polimeni
estuviera vivo y su maravillosa librería Macondo estuviera
abierta, él si lo sabría y quizá lo tendría. Pero Dante ha
muerto y su librería también.
Por entonces viajé a Buenos Aires, Argentina; me dije: en
esta ciudad se encuentran los libros inencontrables. Así
fue.
Fue caminando por la abigarrada de turistas y nacionales
presurosos, la peatonal Florida, conocida por sus negocios
"chic", el centro comercial Pacífico, donde se encuentra el
Espacio Cultural Borges, y donde siempre hay alguna pareja
profesional bailando tango y ganándose la vida.
En una esquina próxima al Parque San Martín, hay un sótano
donde se encuentran tres o cuatro librerías de viejos y
usados, atendidas por verdaderos libreros, conocedores,
coleccionistas de raros, ávidos lectores.
Allí llegué con la esperanza de conseguir mi deseado libro;
allí huele a moho, a viejo, a historia. (Siempre imagino a
Borges, husmeando allí).
Primera librería; busco Citroen 10HP; lo conozco, pero no lo
tengo. Fue editado por la editorial Claridad, 1930,
traducción de M. Pumarega. Busque en las otras librerías, es
posible que lo tengan aunque es difícil.
Segunda librería; deja el mate que estaba tomando y me da la
misma respuesta.
Tercera librería; creo que lo tengo, déjeme buscar. El
hombre se internó en un laberinto oscuro, maloliente, lleno
de joyas literarias e históricas; salió indemne dos minutos
después: aquí lo tiene; el libro, amarillo, mas bien café
claro, comido en sus esquinas por cucarachas, o polillas, o
la humedad, o la historia de su vejez; es un libro histórico
agregó, cuídelo, ya no se consigue.
Mi alegría fue enorme, gracias, gracias, me entrega una
amada nostalgia.
Ahora, mientras escribo, tengo el libro delante de mis ojos;
mi biblioteca literaria es su nuevo hogar; seguramente, en
un futuro mas o menos próximo, mas o menos lejano, estará en
otro hogar, espero, para continuar viviendo, después de su
publicación hace ochenta y seis años. |
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BREVE HISTORIA DE UN
ENCUENTRO |
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Mis ojos circularon ávidos las tapas de los libros de la
biblioteca.
Una voz atrevida, corrosiva, y amenazante, cuyo origen no
pude ubicar, dijo: ¿por qué me haces esto?, me has herido,
me siento violentado por tus deseos, con tus delirios de
grandeza.
No entiendo qué me quieres decir, dije en respuesta a
alguien cuya voz desconozco.
Eres un atrevido, soberbio, y ególatra, me responde la voz,
y continúa: ¿por qué me has colocado entre el sabio Borges y
el magnífico Cortázar? No merezco estar en ese sitial de
honor, entiéndelo.
Pero, ¿quién eres?
Soy el libro que tú has escrito. |
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CONCURSO DE ORATORIA |
A Carlos
Casacuberta,
Amigo siempre
Aunque ya no estés presente |
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Esa mañana soleada sucedió, lo que hubiera sucedido sin
desearlo, sin premoniciones, sin esperanzas vanas de que no
sucediera; como que algo o alguien, el sino, el azar, un
dios maligno o benigno, lo hubiera planeado en el mas
estricto de los secretos.
El anuncio fue muy bien recibido; podría decirse que los
alumnos del colegio estaban esperando que sucediera. Para
promover la lectura, el director del instituto decidió
organizar junto a los docentes de literatura, un concurso de
oratoria entre los alumnos de los sextos grados.
Los alumnos que decidieran participar deberán preparar un
discurso de quince minutos para presentar al público
asistente: para ello tendrán dos meses y la temática del
mismo versará sobre los siguientes libros: Don Quijote de la
Mancha de Cervantes, Papá Goriot de Balzac, Fuenteovejuna de
Lope de Vega, Absalón Absalón de Faulkner, Ficciones de
Borges, La hora de la estrella de Lispector, La ruta de su
evasión de Oreamuno, El astillero de Onetti, La tregua de
Benedetti.
El día del concurso, dos horas antes del inicio, se
entregará a cada concursante en sobre cerrado, el tema sobre
el cual versarán las exposiciones de cada uno.
Ocho fueron los alumnos que decidieron participar, entre
ellos mi amigo Carlos.
Carlos era un extraordinario orador: verba fluida,
inteligente, fresca. Las palabras le surgían en una cadencia
melódica, formando frases floreadas, gozosas, que
sorprendían al salir de esa boca pequeña siempre sonriente
rodeada de un bozo incipiente, acompañada por una nariz
puntiaguda, ojos agudos, orejas grandes y saltonas, una cara
adolescente cubierta de espinillas y una melena rubia
siempre despeinada que caía sobre la cara.
Carlos, yo, y varios de los compañeros del 62.A, estábamos
convencidos de que él sería el premiado. No sucedió así.
..
Al comenzar la salida del público, Carlos se dirigió hacia
mí, necesitado de aprobación. Su cara había perdido su
jovialidad habitual; escupía indignación y orgullo
atropellado por la decisión del jurado.
Le di un abrazo; le dije: como amigo, como amigo te digo,
que tu exposición fue excelente, pero hoy, ésta vez no fue
la mejor.
Su cara fue de extrañeza, decepcionado por mi opinión;
¿esperabas que tu amigo te dijera, porque es tu amigo, que
fuiste el mejor? y continué: amigo, ser amigo, no significa
que uno debe aplaudir siempre, no significa perder
objetividad, ni rendir pleitesía acrítica.
Yo también deseé que tú fueras el ganador, y seremos siempre
amigos.
Nos dimos un fuerte abrazo, y caminamos juntos hacia el
patio del colegio. |
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EL HOMBRE DE LAS ORCADAS |
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Me dijo que su libro se llamaba
el Libro de Arma, porque ni el libro
ni la arena tienen ni principio ni fia
Jorge Luis Borges
Es importante que usted sepa quién soy yo. Quizá recuerde a
aquel hombre escocés, nacido en las Islas Oreadas, que un
atardecer, llegó a la casa de Jorge Luis Borges en la calle
Belgrano en Buenos Aires, y golpeó su puerta. Amablemente,
aunque no me conocía ni nunca llego a saber mi nombre, me
permitió entrar. Le dije que vendía biblias y otros libros.
Abrí mi valija y le mostré un ejemplar de un libro sagrado,
antiguo, que él, curioso, comenzó a hojear. Quien me lo
vendió hace ya muchos años, dijo que se llamaba el Libro de
Arena.
Tanto se sorprendió Borges de lo que sucedía con las hojas
del libro, que finalmente hicimos un trueque y ya anochecido
me fui.
Sé de todo lo que hasta aquí he relatado porque así fue,
palabras mas, palabras menos. Supe después, que Borges
escribió en un cuento que título El Libro de Arena, cuanto
lo perturbó las características del libro al tenerlo en su
casa.
Sinceramente le digo, que al enterarme de la decisión que él
tomó, de llevarlo al destierro, a la soledad y al olvido en
la Biblioteca Nacional, condenando a ese libro mágico al
triste destino de la inexistencia, a ser destruido por la
humedad, al enterarme de esa decisión, le reitero, me enojé.
Creo también que él, gran lector y coleccionista de libros
raros debe haberse arrepentido de haberlo hecho, aunque
nunca lo dijo, quizá por vergüenza.
Decidí entonces recuperarlo. El Libro de Arena no podía
morir.
Quizá Borges, al escribir el cuento, (no lo dice, pero yo
pienso que fue así), intuyó, que al yo saber lo que hizo,
(recuerde en este punto, solo él y yo sabíamos de la
particular característica de ser un libro infinito), yo
buscaría recuperarlo, él, fue suficientemente perspicaz de
relatar en el cuento, que fue a la Biblioteca Nacional, que
conocía muy bien por haber sido su director muchos años,
aprovechó un descuido de los empleados, bajó la escalera
curva que se hunde en el sótano, y lo dejó perdido entre
periódicos y mapas.
Aunque no lo dice, supuse al leerlo, que por la premura y el
miedo a ser descubierto, abandonó el libro muy cerca de la
puerta del sótano. Además, al ser un libro voluminoso, (¿qué
tan grande sería ahora?), colocado entre mapas y periódicos
seria fácilmente ubicable. Supuse también, que el Libro de
Arena continuaba allí, porque de haber sido descubierto por
un empleado o un visitante, hubiera sido noticia de primera
plana en los periódicos, ("libro infinito no catalogado
aparece misteriosamente en el sótano de la Biblioteca
Nacional, en muy mal estado de conservación", etc, etc.), y
también, se habría hecho viral en las redes sociales, hechos
que no sucedieron.
Sé que Borges fue a vivir sus últimos años a Suiza, ¿habrá
olvidado la patraña que hizo con el Libro de Arena? No
conozco la respuesta, pero supongo que no lo habrá olvidado.
Como le dije antes, decidí recuperarlo. Viajé a Buenos
Aires. Visité varias veces la Biblioteca Nacional, ubiqué la
escalera, vi que la puerta del sótano permanecía siempre
abierta y el sótano en la oscuridad. Con cautela, observé
cuidadosamente el movimiento de los empleados y al vigilante
nocturno que siempre dormía plácidamente en el segundo piso.
Usando artimañas logré que me permitieran descender al
sótano llevando una pequeña linterna, y logré ubicarlo
fácilmente. ¡No imagina la alegría que sentí al acariciar su
lomo!
Eso aconteció una tarde casi al cierre de la biblioteca,
hora en que los empleados están mas preocupados por la
salida que por cuidar; bajé al sótano con una mochila
escondida debajo del grueso saco de invierno que llevé
puesto a propósito y lo recuperé. Escuche bien lo que le
digo: lo recuperé, no lo robé.
Le agradezco me haya recibido. Aquí en la maleta, la misma
con la que fui aquella tarde a la casa de Borges está el
libro infinito; ¿quiere comprarlo?
A Borges no se lo puedo ofrecer porque ya murió. No se
preocupe, no hay ningún documento que certifique que Borges
me lo compró. ¡Ah! ¿lo que dejó escrito en el cuento? Él
solo escribió relatos fantásticos, aunque haya escrito que
ese cuento es verídico.
No lo crea, no lo es. |
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LA MANO |
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La mano. La mano que, sin remordimientos, asesinó una mujer,
acaricia ahora, frulciosa, lenta, el vientre anhelante y los
muslos deseosos de otra mujer. |
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¿INTELIGENTES? CELULARES |
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Se escuchó un disparo y un grito.
Los inteligentes celulares sedientos de noticias corrieron a
tomarse selfís con el muerto y el grito. Luego, dispararon
las noticias a sus feibuks, a sus tuiters, a los canales de
TV y radios, y los compartieron con pokemones y pokemonas.
Solo uno llamó al 911. |
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LAS PALABRAS |
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¿Dónde están? ¿En cuál nube arcoiris navegan?
i No huyan!, i no se escondan!, ¡no se diluyan en la nada!
Conmigo serán poema, cuento, novela.
Las palabras.
Aquí estoy, las deseo, las espero, las necesito.
Las palabras.
Prometo continuar buscándolas. |
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EL REGRESO |
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Caminarás. Lo harás lenta, desganadamente.
Ruibal y tu, Juan, se reencontrarán después de muchos años
en tu pueblo natal. Decidirán subir el cerro cercano desde
donde podrán ver aquella imagen que guardas en tu memoria
desde que partiste.
Volverás a recrearte con los techos rojos y los aljibes, con
el valle verde alegre cultivado de arroz, y el río que corta
el pueblo en el que te bañabas con tus amigos de la escuela.
Recordarás el día en que, con tu familia y otros vecinos,
tuvieron que correr cerro arriba cuando sus aguas
turbulentas se desbordaron y todo se inundó.
El camino es rispido y fangoso.
Ruibal, dirás, ¿por qué no han pavimentado esta calle? ¡Está
horrorosa!
La gente prefiere dejarla así, como testimonio de aquellos
tiempos cuando sus padres y sus abuelos la dibujaron en la
montaña y la recorrían con sus carretas en búsqueda de leña,
hongos y otros frutos silvestres, contestó su amigo, nos
hace sentir que caminamos sobre las huellas de nuestros
antepasados.
Sentirás que esa explicación es fruto de mentes que no
desean progresar, que han quedado demasiado apegadas a un
pasado a un pasado que fue útil pero ahora los atrasa.
En un descuido caerás en un pequeño pozo y el lodo pintará
tus zapatos y el bajo del pantalón; sentirás un fuerte dolor
en un tobillo y te molestará caminar.
Refunfuñando, le dirás a Ruibal, mira hermano, yo no sigo
mas, se ve que me vuelto hombre urbano, mejor regresemos.
Regresarán discutiendo, ahora acompañados de una suave
lluvia.
El cerro quedará esperándote y tu guardarás para siempre la
imagen que te Devaste al partir tantos años atrás. |
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ME DIJO... |
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Me dijo: aquí, viejo, solo, tullido, amarrado de por vida a
esta silla de ruedas, rodeado por estas cuatro paredes
cuarteadas y descascaradas por la insolente humedad de los
años, y la escasa vida exterior que logro otear por esa
pequeña ventana, acongojado por las montañas de papeles
viejos amarillentos y cartas, testimonios de mi proficua e
intensa vida como hacedor de hechos, victorias, fracasos,
odios, venganzas y amores, aquí vivo. No me mire con ojos
lastimeros. He vivido una vida apasionante. Mi foto y mis
discursos fueron pan cotidiano del pueblo, políticos e
intelectuales durante varias décadas. Ya sea en persona, en
la prensa, en la radio, en la televisión y ahora en las
redes sociales, me oían, leían, veían, casi a diario. Hoy,
no soy mas que un vago recuerdo para algunos que fueron
cercanos en la odisea de buscar cambios, de hacer mella en
las estructuras arcaicas de nuestra sociedad y de los
gobiernos. No se enternezca. No pido piedad, pido
reconocimiento público; no un monumento ecuestre como el de
tantos padres de la patria, ¡no!, solo deseo que se conozcan
y divulguen mis pensamientos y mis logros, no un entierro
solemne en un oscuro rincón de la historia tergiversada, mal
escrita, que nadie visita. Pero mis opositores han logrado,
hasta ahora, opacarme, encerrándome en una cárcel de odios,
diatribas y maledicencias. A pesar de lo mal que me hacen
sentir, tengo aun, vivos deseos y recuerdos que me mantienen
activo. ¿Le sirvo un café? En esto, estriban mis
preocupaciones actuales. ¿Será posible vencer el tiempo
vital, el que me queda, para cumplir mis deseos? Mi cerebro
conserva vitalidad y deseo que mis pensamientos, mis lúcidas
ideas sobre el presente y el futuro, queden para la
inmortalidad. Y mis recuerdos. Recordar mis recuerdos es mi
mas querido placer estos días. A veces dudo de mis
recuerdos. Mi recuerdo hoy, ¿es el testimonio real del hecho
o situación ocurrida, vivida?, o, ¿es el recuerdo del
recuerdo que recordé tantas veces antes? Entonces, cuando me
tortura la duda, me siento vivir en la ficción de la
realidad olvidad. Siento también, que tengo menos recuerdos
o que son diferentes. Cuando releo mis diarios, que comencé
a escribir en mi adolescencia, y que espero que alguien
publique, decía que cuando releo algunas páginas de mis
diarios, encuentro hechos y situaciones que no recuerdo
haber vivido y en cambio, tengo recuerdos de hechos que no
aparecen en mis notas. Esto me confunde. Temo que estoy
construyendo una nueva vida ficcional que no fue mi vida
real. Y me pregunto y me angustio pensando si llegará el día
en que no tenga mas recuerdos, que mis diarios sean la vida
de otro y que los nuevos, también vayan desapareciendo y yo
quede como una página en blanco o en negro sin contenido
alguno. ¿Entiende mis angustias?, ¿será entonces la noche
eterna en que me desparezca en mi mismo? No, no se vaya,
tengo muchas cosas mas para contarle. |
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QUE PENA! |
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Éramos unos quince estudiantes de posgrado, doce mujeres y
tres varones. Era la primera clase del curso de
adolescencia. Otros compañeros nos habían informado que el
profe era un señor muy serio y se apoya en la ironía al dar
sus clases.
El profe, una persona alta, de ojos vivaces y un dejo
misterioso; su frente aumentada por una ya extendida
calvicie y una cabellera ligeramente teñida de canas. Nos
pidió que nos presentáramos y comenzó la clase:
El inicio de la pubertad y por ende de la adolescencia, se
manifiesta como ustedes saben, en la mujer, con la primera
menstruación, y en el varón, con la primera expulsión de
semen, que, lo mas frecuentemente, como consecuencia de un
sueño erótico.
Sentimos correr en el grupo como una chispa eléctrica y nos
miramos inquietos. El profe, entendimos, esperaba de
nosotros algún comentario aseverativo, mientras recorre, una
por una, cara por cara, gesto por gesto, en silencio
inquisidor, a todos los estudiantes que allí estábamos.
¿Qué opinan?
Risitas, gesto de noes, rumor inquieto, caras de sorpresa,
noes.
¡Qué pena! Y mirando particularmente a las mujeres, poniendo
una expresión cínica en su cara, continuó: ¡qué pena!,
¿nadie ha tenido sueños eróticos?, entonces no saben lo rico
que son.
Y continuó sin esperar nuevos comentarios. |
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ME LO CONTARON |
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Uno no sabe, cuando nace, cómo, ni cuándo, ni dónde nació,
ni cómo fueron ésos nueve meses flotantes en un cuerpo que
mas tarde te enseñarán a llamar mamá. Alguien te contará su
versión algunos años mas tarde, pero pueden haber varias
dependiendo de quien venga, madre, padre, un hermano, el
médico, la enfermera..., tú elegirás la que te luzca mas
verosímil.
A mí, me lo contaron.
Me contaron que nací una noche brillante iluminada por la
luna llena y en el seno del signo de cáncer. Nací de una
mujer judía, lituana, que se exiló a Uruguay al igual que mi
padre huyendo de la guerra nazifascista de Hitler. Cuando
nací mi madre no hablaba español; me contaron que al nacer,
pegué fuertes berridos y que, cual voraz sanguijuela me puse
a chupar sus opulentos pechos rebosantes de leche cálida. Me
contaron.
Era julio de 1939, o sea nací unos días antes o unos días
después del inicio de la segunda guerra mundial, hecho que
marcó el resto de mi vida:
hijo de la guerra, superviviente del Holocausto.
"
Me contaron que nací en un hospital público de Montevideo
que se llama Pereira Rossell, en el que, años después estuve
hospitalizado por un problema renal y que el especialista
que me atendió fue el Dr. Salomón Fabius, el mismo que,
veinticinco años después fue mi profesor de nefrología
cuando realicé los cursos de pediatría en camino de
graduarme de médico y de especialista en pediatría. En el
mismo hospital ejercí como pediatra en el servicio de
emergencia. Fue en una de las paredes del mismo hospital que
encontré la información sobre una beca para cursar un
posgrado en Salud Pública en el Instituto de Nutrición de
Centro América y Panamá, beca que gané, curso del cual me
gradué y que me permitió acceder a trabajar durante
veinticuatro años en la Organización Panamericana de la
Salud en la mayoría de los países de América Latina y el
Caribe.
Me contaron que a la semana de nacido frente al rabino y al
mohel me circuncidaron. De esto no tengo recuerdos, pero si
tengo presente las consecuencias físicas del acto que me
introdujo al pueblo elegido.
Me contaron que crecí gordito, (niño Gerber decían, y hay
fotos que lo corroboran), que aprendí a decir mame, (mamá en
idisch), y me hicieron bilingüe, y que mamá y papá me
llevaban a pasear a la playa Ramírez, al Parque Rodó, por el
lago, que años después sería testigo silencioso de algunos
amoríos, de paseos con mis hijos y donde tomé la última foto
de mi padre antes de hospitalizarse y fallecer.
No tengo recuerdos de las casas en que viví y crecí hasta
los 5 años, cuando mi padre compró un almacén en la calle
Durazno casi esquina Río Negro en Barrio Sur en Montevideo,
a dos cuadras de la Rambla que bordea el Río de la Plata,
Rambla que fue años después centro de paseos y de vivir el
gran mar terroso, sus grandes olas empujadas por el viento
que salpicaban con estruendos y sal, la calle, los
transeúntes y los vehículos que por allí circulaban. La
puerta al lado del almacén era la entrada a nuestra pieza,
pieza que era nuestra casa, en la que vivíamos los tres, mis
padres y yo, hasta que en 1945, primeros días de agosto, el
5, cuando el ejército estadounidense lanzó la primera de las
bombas atómicas sobre Hiroshima y Nagasaki, nació en esa
pieza mi hermana Sara. Recuerdo el zaguán de entrada
enlozado con piezas cuadradas blancas y negras que llevaban
a un patio central con claraboya. A este patio se abría
nuestra pieza.
La callé Durazno tenía en aquellos tiempos la gran culebra
de hierro: los rieles del tranvía cuyo número no recuerdo,
que nos llevaba al Parque Rodó y que era un peligro
permanente para los traviesos niños que vivíamos u jugábamos
en esa calle.
Frente a la puerta de la casa, cruzando las vías, había un
gran muro gris, que se extendía toda la cuadra con algunas
pequeñas ventanas en la parte superior por las cuales salía
siempre un polvo blanco- gris y el ruido de máquinas. Era un
molino de trigo.
En la misma acera de casa había una tienda de ropa y una
panadería que nos mataba por los exquisitos olores; perfumes
de las tandas de panes y bizcochos recién horneados y nos
engulaba. En casas vecinas vivían muchas familias judías que
amistaban con mis padres; una de ellas tenía una hija que
años después se casaría con un estudiante de medicina quién
sería uno de mis grandes amigos, y ahora, una de mis grandes
nostalgias: Hugo. En otra de las casas vivía alguien que
tocaba violín, se le escuchaba todos los días.
En la cuadra siguiente sobre la misma acera estaba la
sinagoga donde me bautizaron judaicamente como Najman.
A pocas cuadras de casa estaba la escuela República de
Chile, donde cursé el preescolar, donde en los recreos
perseguía el pavo real que había en el jardín, sobre lo cual
escribí un cuento.
Pocos días después de mi sexto cumpleaños, mi padre compró
una propiedad con carnicería, en la esquina de Manuel
Herrera y Obes con Molina en el Barrio que algunos llaman
Belvedere y otros La Teja, a donde nos mudamos.
Era una casa modesta/ de madera y chapas de zinc, con un
pequeño jardín con un aljibe y flores. En un dormitorio
vivimos todos. Viviendo en esa casa que después fue
remodelada por una casa de cemento, viví mi etapa escolar,
liceal, y parte de la universitaria, de barrio obrero. En
esa casa comenzó también mi vida de lector que continúa
hasta hoy |
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SOBREVIVIENTE |
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Era noche cerrada y me disponía a cenar cuando alguien
golpeó la puerta de calle varias veces.
Extraño, -me dije-, golpearon en lugar de tocar el timbre.
Malhumorado y con cierta aprehensión bajé la escalera yf al
abrir la puerta me encontré con una niña de unos doce años;
disculpe ios golpes, pero no alcanzo el timbre; ¿Usted es el
doctor?, mi padre está en cama con mucha fiebre, tiembla y
suda mucho, ¿podría ir a verlo?, somos vecinos, vivimos a
media cuadra en el edificio de apartamentos, yo lo llevo.
No me llamó la atención el pedido, ya que no era infrecuente
que algún vecino enfermo me llamara a cualquier hora, lo
extraño es que fuera una niña.
Espera un momento, voy a buscar el maletín y vamos a ver tu
padre.
Rebeca, Solum. La niña, muy locuaz por cierto, me cuenta del
malestar de su padre, y agrega: vivimos solos, mi madre se
regresó a Israel, él me llama hija pero en realidad soy
adoptada, él no puede tener hijos, y pienso que la tristeza
le empeora la enfermedad.
David, Solum..., mucho gusto.
En cierto momento le pedí, para mejor examinarlo, se sacara
la camisa de manga larga que llevaba puesta, ¿es necesario?,
si, por favor. Cuando se la hubo quitado entendí la razón de
su pregunta, él no deseaba que yo supiera de una triste
realidad que le acompaña desde hace muchos años: los números
que tiene grabados en su antebrazo.
David, mi paciente, es judío, y tiene ese número grabado
desde los tiempos de la segunda guerra mundial, desde que
estuvo en un campo de concentración nazi, grabado en su
antebrazo, en su historia. Eso lo conozco bien: mis abuelos,
mis tíos y otros miembros de mi familia murieron asesinados
en las mismas circunstancias bajo el régimen nazi fascista.
Seguramente, ellos también tenían un número grabado al fuego
en el antebrazo antes de que los mataran.
Mis padres lograron exilarse a Uruguay poco antes del inicio
de la guerra, y la historia del nazismo hitleriano, junto a
los llantos de mi madre, volvían, una y otra vez a las
conversaciones en casa, al igual que la historia de los
números grabados a fuego en los antebrazos.
Mi paciente, David, era uno de los supervivientes de los
campos de concentración, del Holocausto; pero juzgué que no
era éste el momento adecuado para hacer mas preguntas solo
satisfacer mi curiosidad por su historia personal.
Se salvó de morir, de ser una víctima mortal mas, pero
antes, pienso yo, dada su infertilidad, lo habían
esterilizado. La esterilización de los testículos por medio
de rayos X fue otra de las técnicas usadas en los campos de
concentración para eliminar a los judíos: no podrían
procrear.
En el camino de regreso a mi casa, pensé en los familiares
que nunca llegué a conocer, en los tristes llantos de mi
madre, y en los miles de judíos que aun vivían con ese sello
perenne de sus inhumanas, indignas, humillantes experiencias
en sus antebrazos. Esa noche, no cené. |
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SILENCIO |
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Esa tarde, al llegar, un oscuro e insultante silencio me
dijo: no eres
bienvenido. Entré, tomé un vaso, lo llené de ron, lo fui
bebiendo a
sorbos lentos.
Miré la foto: ella y yo disfrutando aquellos años de
pasiones turbulentas en la nieve de los Alpes; y ahora,
ahora, este oscuro e insultante silencio. Silencio, infecto
silencio. |
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NO TE CREO |
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¡No te puedo creer! ¡Tanto tiempo que nos conocemos y
pretendes engañarme nuevamente! Otra vez haciendo
malabarísmos con tus deudas y tus acreedores, como aquella
vez que Orlando te persiguió y al fin te acorraló porque le
diste un cheque sin fondos. Lograste escapar; con la poca
plata que te quedaba fuiste al aeropuerto, y en el primer
avión que conseguiste, volaste hacia nuevos malabarísmos. Ni
me dijiste adiós ni adonde te ibas, ni me escribiste durante
tu larga ausencia.
Y ahora ¿qué? ¿Pretendes acaso envolverme en tu telaraña
mafiosa como lo hiciste en el pasado? No te puedo creer. Me
dices que has cambiado, que te dedicas a negocios honestos,
que no te mezclas con la caterva de malandras que siempre te
acompañaron, que ya no juegas como adicto a la ruleta ni a
los caballos, me pides nuevamente que te ayude, que te
preste dinero, que es una emergencia, pero no me puedes
decir qué es.
Lo lamento, aunque seas mi hijo, (o quizá porque lo eres),
no, no te creo.
pasó un brazo por la cintura
y con un ligero movimiento la apretó contra su pecho y le
estampó, un ósculo apasionado que ella correspondió,
dejándole los labios teñidos de rojo carmín. Eso lo vi yo y
Raymundo y todo el mundo. £1 Sapo Verde también. Éste,
tambaleándose, borrachera contra borrachera, se acercó al
Rojo y a Francina, los separó, le zampó un furibundo
trompazo al macho, que cayó al piso con la nariz quebrada
tíñendo de rojo caliente el piso y sin mediar palabra lo
quemó a patadas hasta que quedó casi inconsciente. Luego,
dio una media vuelta le lanzó un sonoro cachetazo a su
querida Francina, que según contaron algunos vecinos no
necesitó ponerse colorete en su mejilla izquierda por varios
días.
Como vos sabes en estas circunstancias la gente hace mutis
por el foro: nadie intervino en el pleito. Algunos
comensales ayudaron al Rojo a pararse y lo acompañaron hasta
la puerta, que fue cuando se dio media vuelta y gritó: me la
cogí a tu Francina, me la cogí, Sapo cagón.
Lo que pasó después no es misterio. La Marilyn se fue a
saber dónde a seguir ejerciendo; el Rojo, su cuerpo exento
de vida, apareció dos días después en un matorral, con sus
labios aún manchados con carmín rojo; y el Sapo Verde,
declarándose inocente, está esperando juicio encerrado en la
comisaría.
-Me explico amigo, el cuento que me contastes es pura
ficción literaria, puras palabras adjetivadas sin contenido.
Guárdate tus bufonadas grandilocuentes para cuando escribas
esa novela que aún piensas que vas a escribir. Puro cuento,
amigo mío.
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PURO CUENTO, AMIGO MIÓ |
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¡No, no, no! No te creo nada de lo que me cuentas, amigo
mío. Te crees un Borges, un García Márquez; lo que me
cuentas es pura ficción literaria, fruto de una mente
germinadora de acontecimientos fantaseados. ¡Cállate! No
continúes embarullándome con ese palabrerío vacuo: que celos
hambrientos de venganzas, robos inmaculados, abogados
venales y embusteros, crímenes misteriosos nunca resueltos,
brujas sanadoras, bastardos malcriados, castrad. Mira amigo
mío, ni en las óperas ni en los tangos se escucha tanta
tragedia junta. Tu cuento, amigo, es como una serpiente
venenosa de mil cabezas, que termina comiéndose a sí misma:
una bufonada frágil sin consistencia alguna.
-Te digo que lo que te he dicho es verdad, créeme.
-Ven amigo, sentémonos en la sala, tomemos unos tragos
mientras yo te cuento lo que yo sé sin agregar adjetivos
incongruentes e innecesarios:
Aquella noche, turbia, lluviosa, llena de presagios, sin
saber lo que me esperaba, sin intuir la desgracia, la
fatalidad del destino inesperado, llegué a eso de las nueve
o las diez al boliche; ¿te acordás de aquel boliche de mala
muerte sobre la calle empedrada cerca del puerto, que
frecuentábamos, donde nos reuníamos con la barra de amigos a
emborracharnos con vino de mala calidad que el cantinero
diluía con agua?
Apenas abrí la puerta, el boliche me vomitó en la cara, un
fuerte humo nicotínico y un terrible viento alcohólico. No
cabía ni una pulga mas. La sorpresa, fue encontrarme con el
Rojo, aquel estibador fornido que le pusieron ese
sobrenombre por el color del pelo, corpulento y agresivo, y
al Sapo Verde, nombrado así por el color de sus dientes, y
la mina de éste, ¿te acordás?, la Francina, la apetitosa,
vestida a lo Marilyn Monroe, los pechos y los muslos
suculentos al aire, desafiante, los labios con fuerte carmín
rojo, y la melena que le llega a la cintura recién teñida de
rubio artificiaL La Francina, esa noche, era pura pólvora.
Vos sabes que el Rojo siempre apeteció de ella y que la
Francina aunque andaba con el Sapo Verde, no era indiferente
a sus deseos, (a los de él y a los que ella sentía), y a los
atrevidos avances de él. Esa noche, poco después que yo
llegue al boliche, el Rojo, que a esa altura de la
borrachera, tenía vino en lugar de sangre, y el cerebro se
había cerrado a la cordura, se fue acercando, así como al
desgaire, sin disimulo, se acercó a la Francina y no pudo
contenerse; la Marilyn, la Marilyn de sus sueños y deseos,
lo estaba esperando, retadora, provocadora, recostada al
mostrador, esperándolo. Ya a su lado, le
Los golpes retumbaron en la casa como un reclamo del pasado.
Leonardo Padura
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RECUÉRDAME |
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Recuérdame, no soy una letra
de tango escrita en tu pasado. Recuérdame, no me pierdas, no
me escondas, no me ultrajes en el laberinto de tus recuerdos
no deseados. Soy y existo, aquí y ahora.
Recuérdame, no te permitiré matarme en ti. Golpearé tu
puerta una y mil veces, para que mi sombra y mi presencia te
acongojen, te atormenten, te muerdan, te carcoman.
No te permitiré suicidarte. ¿Eso quieres? ¿Piensas que así
podrás matarme, desaparecerme? No seas iluso, sabes muy bien
que estoy incrustada en tu alma.
Recuérdame, permíteme disfrutarte, y disfrutarnos en un
abrazo intemporal de alegría y placer, de dolor y
sufrimiento, de odio y aversión.
Recuérdame.
Releyó la carta manuscrita una y otra vez. No logró llorar,
no logró putear. El recuérdame, esa palabra ahora maldita en
su vida, se revolvía, se retorcía en su cerebro
como un gusano, como cientos de gusanos rabiosos, coléricos:
"te muerdan, te carcoman", recordó.
Paralizado, sus ojos apagados por el dolor. El sudor corría
copioso por las grietas que el pasado sufriente labró en su
cuerpo.
Cuando logró calmarse, recuperar un hálito de tranquilidad,
decidió que lo mejor era hablar con ella.
Cuando llegó al cementerio, fue recorriendo lentamente, los
pies pesados, pateando las piedras del sendero, las filas de
tumbas; sétima fila, tres a la derecha.
La miró a las ojos, la foto incrustada en el mármol blanco
brillante, le contestó con ojos fieros, puñales. El le
devolvió súplicas al inicio, luego siguieron rabias
contenidas, odio, despecho, odio, palabras soeces, hija de
puta le gritó.
Debajo de la foto, siguió leyendo el nombre, año de
nacimiento y muerte y finalmente el epitafio, el maldito
epitafio que había hecho tallar en el impoluto mármol blanco
de su tumba en mayúsculas doradas: RECUÉRDAME.
Hija de puta, volvió a gritar y lanzó un escupitajo de
sangre roja sobre la tumba.
. Quedaron varios minutos en silencio, hasta que T. se
levantó de su silla, lo miró con dureza y al mismo tiempo
con intensa resolución; dijo: mire caballero, los problemas
que tiene con su esposa los resuelve usted, son sus
problemas, no los míos. Los míos los resuelvo yo... y ahora,
márchese por el mismo camino por donde vino. Adiós |
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Al PAN, PAN Y AL VINO, VINO |
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Apenas traspuso la puerta se topó con la recepcionista.
-Buen día, ¿en qué puedo servirle?
-Quiero hablar con el Lie. T.
¿Tiene cita?
-No, pero es urgente.
-Su nombre.
-Ella no me conoce, además no es un asunto profesional sino
personal.
-Momentito, voy a consultarle.
-Me dice que espere unos minutos que le va a atender, tome
asiento si quiere, y puede servirse un café, ahí tiene todo.
Se sirvió un café con azúcar y se sentó en la silla más
alejada.
Total, esperé seis meses. Unos minutos más no van a hacer
gran diferencia, se dijo, como si hablara con la
recepcionista.
Aprovechó para acomodarse la corbata, secarse el sudor que
le corría por la frente y hacer un rápido repaso de sus
últimas semanas de desventuras y planes: mi sospecha de que
Rocío me estaba echando cuernos, lo confirmé la tarde que
fui a espiarla a su trabajo, y vi como subía a ese auto
verde claro matrícula ZA 13478, lo abrazó y besó a ese
maldito. Fue una suerte anotar la matrícula, así conseguí
saber quién era su dueño, y después de muchas averiguaciones
logré ubicar quién es su esposa, la Lie. T., y la dirección
de su oficina. Cuánta rabia, dolor, tristeza y desazón, viví
en esos tiempos sintiendo su indiferencia después de tantos
años de casados, y nuestra pequeña hija ignorante e todo lo
que estaba sucediendo jugando a nuestro alrededor. Ahora
estoy aquí para cumplir la última etapa de mi plan, y ver si
es posible salvar el matrimonio y perdonar. Perdonar,
repitió.
Estaba repasando lentamente las palabras que había planeado
decir a la Lie. T. en la entrevista, cuando suena el
teléfono y la recepcionista le indica que puede pasar.
-Oficina tres, cuarta puerta a la izquierda.
La Lie. T. se había acercado a la puerta de su oficina para
recibir al extraño visitante. Le vio venir caminando
lentamente, calculó que tendría unos treinta y cinco años,
sus facciones entristecidas, sus ojos entrecerrados.
-Pase adelante y le extendió la mano para saludar.
Escritorio de por medio, T. miraba interrogante al
desconocido quien permaneció en silencio, sin mirarla, por
un lapso que le pareció por demás extraño, y esto aumentó su
inquietud. ¿Quién será y que querrá? ¡Personal! -se dijo-
entrecruzando los dedos de sus manos, intranquila.
-Me va a disculpar que la moleste en su oficina en horas de
trabajo, comenzó a decir el visitante, y cambiando
bruscamente el tono de su voz agregó: vengo a decirle que su
mando y mi esposa están teniendo una relación amorosa. Yo
quiero a mi esposa, y quiero pedirle a Usted, que hable con
su mando para que deje tranquila a mi mujer, que rompan la
relación que tienen.
Solo entonces levantó sus ojos para mirar inquisitivamente
los de ella.
La Lie. T se sintió confundida. ¿Qué me vino a decir?, ¿qué
me está pidiendo? Este desesperado, ¿además, está loco? ¡Qué
yo le hable a mi esposo! ¡Está loco! |
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ME DICEN
(Cicatrices) |
Tengo
cicatrices de risas en mi espalda
Pedro Lemebel Poeta y activista homosexual chileno. |
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Me dicen, me joden, me diatriban, me maldicen, me dicen.
Todos, sin distinción de credo, raza, sexo, poder económico,
nivel intelectual, todos: mi padre, mi madre, mi familia,
los amantes, las amantes, los maridos, las esposas, los
maricas y las lesbias que me cojo una y muchas veces, juntos
y separados, me dicen. Me pudren, me enorgullecen.
Me dicen Anais, me dicen Frída. Yo, me les río en la cara.
Por lo putas que fueron me lo dicen. No soy escritor sagaz
ni soy pintor de renombre. Me dicen que soy joven y que
puedo lograrlo. Que grabe mi vida, mis actos, que lo ponga
en feisbuc, mejor en iutub, que te pagan y te haces
millonario de amigos que te siguen, y de dólares, y así
seguís en la gloría virtual para siempre.
Tengo la espalda llena de cicatrices, cicatrices hondas e
indelebles, provocadas por sus risas, sus maledicencias, sus
cobardías, sus hipocresías. No me inmuto, soy como soy. No
llegan a herirme en lo profundo de mi sentir, de mi ser.
Yo soy auténtico, yo dignifico mi dignidad porque vivo como
creo que debe vivirse la vida: auténtica y digna, aunque,
aunque ellos y ellas me sigan llamando loca: la loca, la
depravada.
No entienden que les estoy brindando mi autenticidad, mi ser
total.
No importa, para cicatrices, tengo mi espalda. |
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NEGRA BARCAZA |
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Es noche. En la noche fría y oscura, una barcaza zarpa. Una
barcaza. Una barcaza frágil pintada de negro hito. Negra
como la tez de sus pasajeros que dialogan un miedo negro.
Conocen los riesgos.
Son cientos.
Fiera, la barcaza se debate, lucha, lucha con en el inmenso
oleaje. Se debate como fiera. Los golpes contra las olas a
los pasajeros golpean. Golpean sus sueños, sus esperanzas,
sus sueños de llegar a un futuro que piensan promisorio. Un
futuro promisorio en Europa. La Europa que no los espera ni
les desea.
El Mediterráneo les ruge violencia, angustias. Sus diálogos
se tornan gritos. Gritos y miedos. Mas miedos.
La barcaza corcovea como un potro salvaje que se niega a ser
domado, esclavizado. Turbulentos, el viento y las olas la
hacen saltar; vuelca hacia un lado, hacia otro, hacia otro.
La barcaza lanza intensos craqueos, bramidos de dolor,
aullidos; finalmente, el voraz oleaje la penetra y comienza
a hundirse.
Lentamente, los gritos, los miedos y los sueños de los
migrantes se apagan en las aguas heladas.
Son cientos que no llegarán.
Unos pocos sobreviven y contarán la historia de la barcaza
negra que envió sus pasajeros al cementerio submarino del
Mediterráneo.
Una vez mas. |
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EN LA GALAXIA DE LOS AUN NO
NACIDOS |
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Les llegaron noticias que al inicio aran inquietantes.
Décadas mas tarde sintieron las noticias como aterradoras.
Provenían del planeta Tierra, situado a millones de siglos
luz de distancia.
Los humanos habían decidido reducir el número de hijos o no
tenerlos. Las magras tierras sometidas a una incontrolable e
ineficiente explotación, ya no producían los alimentos
necesarios para la adecuada nutrición de los trillones de
habitantes humanos, animales y vegetales. La producción
tecnológica, proteínas de laboratorio por ejemplo, no eran
suficientes para equilibrar las necesidades nutricionales.
Los cambios climáticos han producido todo tipo de
calamidades, en particular la insuficiente cantidad de agua
necesaria para consumo de los seres vivos, industria y ía
agricultura, lo cual agravó la problemática nutricional y la
supervivencia de las especies del planeta
Por otro lado, la búsqueda, colonización y explotación de
otros planetas de la Vía Láctea, y mas allá, si bien había
comenzado con relativo éxito, no lograba equilibrar las
carencias. Mas aún, los precios elevados de los productos
importados hacían inaccesible su consumo por la mayoría de
los terrícolas.
La angustia y la desesperanza provocada por esta situación,
han tenido consecuencias graves: el incremento intolerable
de la violencia interpersonal, homicidios, asaltos, robos,
falta de diálogo, y grandes guerras usando armas letales
sofisticadas. La apropiación de recursos básicos como la
tierra, fuentes varias de energía y de agua, por los
imperios dominantes culminaron en un caos global, cuyo final
nadie lograba entrever salvo la aniquilación total de la
vida en el planeta. Incluso, los terrícolas han desechado la
existencia y creencia en los dioses que alguna vez en la
historia les habían servido como fuente de alivio, y
esperanza
Estas noticias y otras mas graves llegaban con insistencia a
la galaxia ANONA 1, cuya existencia habían concebido
filósofos y varios científicos gracias a su prolífica
imaginación, pero su existencia real y ubicación en el
Universo, no había sido posible comprobar ni siquiera por el
poderoso telescopio Hubble.
Lo cierto es que la galaxia ANONA1 existió siempre,
probablemente desde el Big Bang. Allí vivieron y viven los
humanos concebidos aún no nacidos, que si bien en los
inicios eran pocos, (recuerden que la población en la Tierra
era muy pequeña en aquellos tiempos), la vida era allí
sencilla y alegre. En la medida que fueron transcurriendo
millones de años, y a pesar de la gran cantidad de muertes
que se produjeron debido a sucesivas epidemias de gérmenes
que afectan a los no nacidos, los habitantes de la galaxia
fueron aumentando de tal forma que ninguna de las ecuaciones
matemáticas mas audaces lograron proyectar una cifra que
tuviese credibilidad.
Las noticias que les llegaban del planeta Tierra, que era su
destino preestablecido, fueron al principio inquietantes y
décadas y siglos después las sintieron aterradoras.
Los aún no nacidos no sabían cómo reaccionar ante esta
catastrófica situación del lugar donde les tocaría vivir.
Algunos pensadores mas creativos comenzaron a plantear
interrogantes que angustiaron a los habitantes de la
galaxia: en las circunstancias actuales, ¿vale la pena
nacer?, ¿para qué nacer?, ¿quién o quiénes nos piden o
quieren que nazcamos?, ¿para vivir?, ¿para vivir cómo?,
¿dónde?, ¿no somos nosotros los que tenemos el derecho de
decidir si deseamos, nacer y vivir?
Fue así que, progresivamente, el pánico, y la desesperanza y
el deseo de no nacer, cundieron en ANONA 1; esto trajo como
consecuencia masivos suicidios colectivos y guerras
fratricidas. Fueron unos pocos mas optimistas, los que
decidieron
continuar viviendo en la galaxia, no sólo como testigos
vivientes de las calamidades, sino también, como quedó
plasmado en un documento firmado por todos ellos: "decidimos
quedar a la espera de que en el curso de la Historia,
tuviéramos que nacer para recomenzar la vida humana en la
Tierra".
Ellos sabían por historias contadas por los mas viejos de la
galaxia, que en el transcurso de la Historia de los
Milenios, habían sucedido hechos similares.
Aún están esperando en la galaxia ANONA 1. ¿Llegarán a
nacer? |
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DONFRED |
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Todo comienza alguna vez y esto, comenzó una noche. Una
noche de viernes. Un viernes cualquiera como otros tantos
viernes.
Don Fred es un hombre culto de unos sesenta años, lector
empedernido de autores contemporáneos, conocedor erudito de
varias lenguas, ajedrecista de alto nivel y gran bromista,
que ha establecido que los viernes toda la familia se reúne
a cenar en su casa.
Lo que sucedió esa noche, si bien llamó la atención de
alguno de los presentes, no provocó alarma. Fue al pedir que
le sirvieran pan, dijo garún, señalando con su índice
derecho la panera y al pedir que le sirvieran agua dijo
acafo. También percibieron que después de decir esas
extrañas palabras, hizo un movimiento como de deglución,
como si se las tragara; pensaron que Fred les estaba
gastando una broma como hizo otras tantas veces.
En los viernes sucesivos la situación se repitió con mas
frecuencia; pidió vino y dijo arún, al cuchillo fajín, y
tragó después de decirlas. Lo que colmó la preocupación fue
cuando dijo toda una frase que nadie entendió y tragó.
Una de sus hijas decidió encararlo: padre, hace ya varias
semanas que Usted está cambiando palabras comunes por otras
que nadie entiende, incluso, acaba de decir una frase
ininteligible para nosotros; además, observamos que después
de decirlas parece que se las traga; sabemos que a Ud. le
gusta bromear, pero ya ha ido demasiado lejos y empezamos a
preocuparnos. ¿Quiere enseñarnos una nueva lengua que ha
aprendido?
La respuesta fue simple, les miró extrañado y dijo: Yo estoy
hablando como siempre, en españoL
¿Qué le está pasando a Don Fred? ¿Habrá comenzado un proceso
de demencia?
Esta preocupación se incrementó cuando un amigo ajedrecista
les vino al encuentro para comentarles su preocupación por
una situación semejante a la narrada: sucedió en una partida
de ajedrez, en la que en lugar de jaque, varías veces le
dijo palabras extrañas: ulán, nat, obá. Sin embargo, agregó,
Fred continúa jugando como el mejor, y bromeando como es su
costumbre.
Don Fred no opuso resistencia a la familia cuando le
propusieron consultar a un profesional médico, aunque volvió
a reafirmar que se sentía muy bien y que lo juzgaba
innecesario. Además, agregó, para que vean que bien estoy
mentalmente, acabo de concluir un artículo de crítica
literaria que voy a publicar en la prensa y al leerlo, los
familiares no encontraron ninguna de sus palabras raras.
£1 médico que le interrogó, escuchó algunas palabras raras
en la conversación y vio que se tragaba esas palabras. Lo
examinó, y solo encontró un ligero abultamiento en la zona
del estómago, epigastrio les dijo, y solicitó varios
exámenes, haciendo énfasis en un ultrasonido abdominal
Estaban esperando los resultados de las pruebas, cuando una
tarde Don Fred sintió un malestar en el vientre que no
comentó. Esa noche, se sintió peor y vomitó. Llamó a una de
sus hijas para que viera el contenido del vómito. Ambos se
abrazaron, sus ojos abiertos y sorprendidos, como los ojos
de una lechuza en noche de luna llena.
¡Mira, mira bien! ¿Ves lo mismo que yo?
El vómito era un conjunto de burbujas de aire que contenían
palabras extrañas, monosílabos, diptongos, puntos, comas,
acentos, letras sueltas, todas en grafía castellana, tanto
mayúsculas como minúsculas que bailoteaban en un líquido
acuoso claro.
¿Qué mierda es ésto?, dijeron al unísono.
Vieron también, que al disolverse las burbujas, palabras y
signos se reunían formando frases, y, al final, todo se
organizó en un texto totalmente incomprensible, que
rápidamente lograron transcribir en un papel antes de que
todo se esfumara en el agua del inodoro.
Fred, bromista como siempre, comentó que debía ser una
lengua antigua desaparecida o un texto pagano apócrifo o una
lengua extraterrestre. Ambos rieron ante la ocurrencia.
Esa misma noche hubo reunión urgente de familiares. Fred no
logró convencerles que hospitalizarlo era un total disparate
ya que, -bromeó-, todo eso era ñuto maravilloso de su
capacidad creadora.
Durante una semana, Fred sufrió el martirio de someterse a
cuanto especialista y exámenes se les ocurrieran, sin que
apareciera nada "detectable" que explicara esa patología
inexistente en los tratados médicos occidentales ni
orientales. También vomitó en presencia de un psiquiatra y
un sacerdote espiritista, quienes lograron copiar el texto,
aunque no se les permitió que lo llevaran, como deseaban.
En contra de la opinión de profesionales y familia, a
solicitud vehemente del paciente, se le dio de alta con el
diagnóstico de "enfermedad desconocida de causa
desconocida".
La "enfermedad" y la vida y las fotos de Fred, pronto se
hicieron virales en la prensa, redes sociales, cadenas de
televisión y causaron sensación en el público mundial.
Propuestas y conjeturas, explicaciones múltiples no se
hicieron esperar, y produjeron colapsos en tuiter, feisbuc y
en las líneas telefónicas de la familia, mientras Fred
continuó su vida normal salvo, salvo que paparazzis,
camarógrafos y periodistas de las grandes cadenas de TV, lo
asediaron pidiendo entrevistas y
copias de los textos de sus vómitos, que les fueron negados
a pesar de las grandes cifras de dólares que le ofrecieron
por la primicia.
Representantes de varias editoriales, vieron la oportunidad
de un "best seller" y ofrecieron cuantiosos montos por
publicar la historia de Fred. Fueron rechazados.
También llegaron brujos y chamanes de varias etnias a verlo
y aportaron opiniones.
Innúmeras hipótesis se tejieron y divulgaron buscando
resolver lo que se llamó EL ENIGMA FRED.
Entre ellas, cabe destacar las siguientes:
- Don Fred es un experimento secreto de alguna de las
grandes agencias de espionaje mundial, la CÍA, la KGB, el
MOSAD, el MÍ5 y el VISE chino.
- Es un médium de una cultura extraterrestre que busca
comunicarse con los terrícolas.
- Que se le desarrolló un siamés en el cerebro que habla
otro idioma.
- Que Don Fred se hizo implantar un chip invisible que se
malogró y le hace fabricar esas palabras.
- Que está poseído por Satanás y debe ser exorcizado.
La OMS, Organización Mundial Sanitaria, lo declaró fuente
posible de una nueva enfermedad "grave" que denominó:
demencia lingüística de causa desconocida, que podría
expandirse como una pandemia y llegar a ser una única lengua
mundial, que sustituiría la riqueza lingüística actual, y
con ello, la riqueza de la cultura de la sociedad humana. La
UNESCO, aplaudió esta opinión que tuvo el apoyo inmediato de
la Real Academia Española y la de otras lenguas.
Entre otras cosas, solicitó que se mantuviera a Don Fred en
cuarentena severa, en aislamiento total, con observación
permanente durante seis meses.
La ONU, lo declaró peligro mundial y pidió la pena capital,
con incineración y esterilización total de sus restos.
El asedio no dio tregua al incumbente y su familia, y
decidieron con pesar, mudarse sin dar noticias de su
paradero.
Hoy, Don Fred, cumple ciento treinta años, lúcido, continúa
leyendo autores contemporáneos y juega al ajedrez con un
grupo de criptógrafos y estudiosos de jeroglíficos, que ha
reunido para lograr descifrar sus frases vomitadas que ha
continuado recopilando. Espera publicar su obra magna: los
textos vomitados en original, y traducidos a varias lenguas
modernas, (si es que existen para ese entonces).
Lo que no sabe, es qué va a hacer con el dinero que va a
ganar con la publicación. Lo mas probable, piensa, es dar
una vuelta lenta al mundo propagando su nuevo lenguaje, y el
resto ab sub lab lab asún.
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¿SUEÑO? ¿Soñó que soñaba? |
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La distancia de su casa a la oficina es breve, y aprovecha
los días soleados para ir caminando. Disfruta el espectáculo
matinal de calles, gentes, perfumes, esquinas, brisas. Hace
el camino usando diversas vías para evitar la monotonía. Una
de ellas, le hace pasar frente al portón del Cementerio
Obrero, donde descansan su madre y su hermano mayor.
Hoy amaneció contento y soleado. Al pasar frente al
Cementerio, se detiene a pensar en sus familiares y arrulla
un pensamiento nostálgico. Hace tiempo que no les visito ni
les llevo flores. Compra un ramo y entra.
Es temprano y como es de esperar encuentra el cementerio
vacío; mientras adelanta sus pasos por el pasillo central
con una congoja poco frecuente en él, se sorprende al
escuchar las Danzas Germanas de Mozart. ¡Qué extraño! Esa
música es la misma que elegí para que sea ejecutada en
mi funeral.
Al llegar a la tumba de su madre se siente cansado, mas
reconfortado de pagar con su visita, una vieja deuda con su
progenitora y escuchar una de sus músicas preferidas.
Deposita el ramo de flores sobre la lápida, y pide a uno de
los guardias que las ponga en un florero con agua. Mientras,
él se sienta a esperar en la tumba de al lado.
Cuando lee en la lápida, a quién pertenece la tumba en que
se había sentado, encuentra su propio nombre y su foto,
junto al gato negro que él había amado.
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SUICIDIO |
A Ricardo
Piglia, gracias, por su cuento La pared |
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Días después aun persiste la emoción, la congoja que produjo
en mí, la lectura del cuento.
El personaje, un "viejo" acosado por sus recuerdos y el
malestar con su hijo y su nuera "harpía" (sic), mas deseoso
de continuar viviendo (en) el mundo exterior, decide
encarcelarse en un asilo de ancianos ya demasiado lelos para
él. La pared que se construye alrededor del predio, termina
por cerrar la última puerta de la cárcel que le permitía
vivir y sentir el mas allá, el afuera: la gente, los buses,
el jockey con su extraño caballo, en fin, la vida. El
"viejo" al enclaustrarse comete suicidio, se suicida
metafóricamente.
Y aquí, la epifanía: el suicidio me llevó a recordar, (por
suerte, me dije, aun conservo la capacidad de recordar), dos
relatos breves que escribí hace varios años, en los que los
personajes se suicidan. En uno de ellos el personaje se
mata: ó sea, de acuerdo con el significado dé la palabra en
el diccionario de la Real Academia, suicidio, acción y
efecto de suicidarse, suicidarse, quitarse voluntariamente
la vida. Esta es la definición que usamos: la persona, en
este caso el personaje, así lo hace: se cuelga con una soga,
mas podría haber tomado veneno para ratas o barbitúricos,
ahogarse en un río como Virginia Woolf, o pegarse un tiro en
la sien o en el corazón.
En el otro relato el suicidio es metafórico. El personaje se
suicida destruyendo su obra, en este caso sus obras de arte,
(las fotografías y sus negativos), en las que invirtió
cincuenta años de su vida, tirándolas en un río para que la
corriente las haga desaparecer, al igual que Kafka, cuando,
sentado en un sillón frente a la chimenea encendida hace
quemar sus manuscritos y hacer cenizas sus creaciones
literarias.
La pared es el río, la chimenea, que culmina el suicidio
alegórico del "viejo" del cuento. |
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¡TENDRÁS QUE HACERLO! |
Infeliz la
tierra que necesita héroes Bertold Brecht |
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No lograrás dormir esta noche a pesar de la botella de
uisqui que ahora yace vacía al lado de tu cama. Turbio, tu
pensamiento vagará en las tinieblas del laberinto que te
llevó a cometer el crimen que, cuando salgas a deambular por
las calles adormiladas, leerás en las primeras planas de los
periódicos.
No verás tu foto en las páginas policiales; aun no, dirás
casi sin pensarlo, no quiero ser un héroe intrascendente de
esos que nacen y se desvanecen en el día a día de la
historia cotidiana.
No, no te preocupes; nadie sabe que tú has sido el autor de
ese macabro episodio. Sabes que es injusto que uno se adueñe
de la vida de otra persona, pero sabes que lo merecía.
Yo sé que lo hiciste porque hirió profundamente tu dignidad;
la de los humanos, pensarás. Revivirás entonces aquella
frase que leíste hace tanto tiempo y que recuerdas
vivamente: si cae la dignidad de un Hombre, cae la de todos.
Caminarás lento, pasos seguros.
Al llegar, preguntarás: ¿puedo hablar con el comisario? |
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TRAGEDIA EN EL MERCADO |
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-Joset
-Louis
Así se presentaron las dos humildes campesinas, vecinas, en
las montañas de La Boule, hace varios meses» para pedirme
que las llevara a las cercanías del mercado de Puerto
Príncipe cuando yo bajara en mi carro, al trabajo, en la
ciudad.
No se si escribí correctamente sus nombres, y supongo que
ellas tampoco, ya que me dijeron, que nunca los habían visto
escrito en algún papel, (en un grafití tampoco) y, si lo
vieran, no sabrían leerlo.
Hoy, las Uevé conmigo nuevamente. Cargaban sendas canastas
que contenían algunos frutos para vender, probablemente
algunas mazorcas de maíz, frijoles, unas naranjas y dos o
tres bananos. El viaje les ahorraba caminar unos diez
kilómetros, pies descalzos desde La Boule al mercado central
en los bajos de Puerto Príncipe.
Difícil imaginar la tragedia que sufrirían estas personas.
Quizá ellas, saben de ese riesgo que corren al recibir
billetes de los compradores, mas, para una mente occidental,
lo que sucedería, está fuera del rango de una imaginación
exuberante y feraz.
¿Recuerda las dos señoras que Usted bajó con sus canastas
llenas de productos esta mañana? me interpeló Luciénne, mi
ama de llaves al regresar del trabajo.
Las señoras vendieron todos sus productos y colocaron los
billetes que recibieron todos juntos en uno de sus
bolsillos. Al llegar a sus casas y sacar el dinero,
encontraron que solo tenían trozos de hojas de banano.
¡Sorpresa! Los billetes se habían esfumado.
¿Puede Usted creer esto?
Lo que sucedió,-continuó Luciénne-» es que alguien
necesitado de dinero fue a vender su alma al diablo, y llevó
hojas de banano para que el oungan, (sacerdote voudou), las
transformara en billetes, en general de valor alto. La
persona va al mercado a comprar algo y entrega ese billete
al vendedor, en este caso a las señoras que fueron con
Usted. Ellas le regresan el vuelto en billetes reales, que
la persona usará en otras compras.
La vendedora recibe el billete sin percatarse que no es
genuino, y lo mezcla con los otros que tiene, y éstos se
transforman en hojas, en este caso trozos de hojas de
banano.
Ahora, las señoras están Dorando su tragedia. |
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VIOLETTE |
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Eran las tres de la mañana cuando sonó su celular. Una voz
melosa, con fuerte acento francés le preguntó si era Rosa
Buenaventura, si, contestó, asumiendo que era una llamada
internacional. Disculpe la hora; me llamo Rosemary y soy
asistente social del Hospital Le Bon Samarttain de Ginebra;
la llamo para informarle que acaba de ingresar una joven de
25 años en estado de coma por intoxicación con drogas, cuyo
nombre, de acuerdo con los documentos que traía, es Violette
Buenaventura. Encontramos su número en el celular, bajo
hermana, y por tal razón le llamamos.
Rosa no lograba hablar, en su congoja logró articular
solamente dos preguntas: ¿está grave?, si, muy grave, ¿puede
morir?, si. Antes de colgar pidió el número de teléfono del
hospital y que le repitiera su nombre. Muchas gracias, le
agradezco me mantenga informada.
Violette, mi hermana menor, otro intento de suicidio, el
tercero de este año. Parece que esta vez es serio, en coma
dijo. Es tan frágil mi hermana, estoy convencida que otro de
sus amantes la abandonó, como sucedió las veces anteriores;
aunque nunca llegó a la gravedad que parece ser esta vez.
Hacía semanas que no recibía noticias de ella.
Viajaré a Suiza. Le diré a mi madre que surgió un imprevisto
laboral, una o dos semanas nada mas, y aprovecharé el viaje
para ver a Violette. Llamaré mas tarde al hospital para
saber su evolución, mientras, hablaré con mi jefe, pediré
vacaciones por cualquier razón y un adelanto de salario,
luego compraré el pasaje; afortunadamente mi pasaporte está
en regla.
Violette es 10 años menor que yo; nació dos años antes del
fallecimiento de papá fruto de una gestación inesperada y
desafortunada. Mamá me contó que dudó mucho si continuar con
el embarazo o abortar. Mi padre que ya estaba gravemente
enfermo optó por lo último pero mi madre fiel católica
decidió continuar la gestación; ¡otra mujer! Fue una
mezcla confusa de amor, odio, angustia, obligación, y, creo,
(¿no dicen que los bebés absorben y asimilan los
sentimientos y frustraciones maternas a través de la leche
materna?), creo, que a Violette mi madre le transfundió con
la leche, eso y mucho mas.
Fue por entonces que mi madre, decidió que ella tenía
suficiente carga con mi hermana y mi padre, y me mandó a
vivir con una de sus hermanas. Ella luchó con Violette, digo
bien, luchó con Violette. Llorona como pocas, rápidamente
rechazó el pecho materno, enfermó varías veces y obligó a
mamá a ser un poco dura con ella, cosa que mi padre le
reprochaba. Creo que le pegaba, aunque nunca la vi hacerlo
en mi presencia; lo que si se, porque lo presencié, es que
la maldecía y la nombraba con palabras soeces, lastimantes.
Todo esto, Violette lo sufrió y absorbió desde su mas tierna
infancia.
Nos veíamos con Violette quizá cada dos semanas, esto, mas
la diferencia de edades hizo que nuestro vínculo sea débil,
siento que afecto de hermanas suena como una palabra vacua,
retórica, una ausencia que lamento.
La escuela, para mi hermana fue un período de muy bajo
rendimiento, y de muy mala conducta. Todo empeoró en la
adolescencia, la rebeldía se agravó, tuvo ausencias
frecuentes de clase, comenzó a robarle dinero a mi madre
para comprar drogas, o llegar borracha a la casa en compañía
de otros jóvenes en el mismo estado. Las peleas, los gritos
y las infamias, eran el pan de cada día y cada noche. A los
15 años mi madre la envió a vivir con otra tía en Ginebra
quien la acogió afectuosamente; allí culminó la secundaria,
logró trabajar como vendedora en una tienda, mas no abandonó
las drogas y su "amor" por lo hombres como ella lo llamaba.
Esta lejanía espacial, incrementó nuestra ya profunda
lejanía afectiva. Mi única hermana. Mi hermana que tiene hoy
apenas 25 años y está al borde de la muerte.
Me llamaron nuevamente del hospital, ha tenido varios paros
respiratorios.
Mi madre me acompañó al aeropuerto y decidí decirle lo que
ocurría; se lo merece, dijo. Solo pidió, para mi sorpresa,
que si moría, trajera el cuerpo de regreso.
Acabo de regresar con el ataúd. Solo mi tía y yo acompañamos
el entierro. Mamá dijo sentirse enferma. |
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THE RUNA WAYS |
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Quizá me recuerde, pero lo dudo. Mi verdadero nombre es Tim
Bunts; como celebridad me llamé Toe Bricks.
Sí, fui una gran celebridad allá por los 60's del siglo
pasado. Sí, en la época de los Beatles y del movimiento
Hippie.
Soy australiano. Fui el creador del famoso grupo The
Runaways. Sí, fui además compositor, letrísta y el
guitarrista del grupo. Fuimos top ten con varias canciones
del grupo en nuestra tierra natal, en Inglaterra, Europa y
EEUU.
Fuimos rebeldes famosos, cantamos en Woodstock 69, grabamos
diez discos de vinilo con los que conseguimos el disco de
oro.
Ahora tengo setenta y dos años, vivo de mis ahorros y con mi
soledad. Lloré la muerte de mis compañeros, los mató uno a
uno, la sobredosis de drogas. Yo también fui y soy adicto,
unos puchos de marihuana y, de vez en cuando una línea de
coca.
Mis guitarras, que algún día enviaré a subastar, están
guardadas desde hace mas de veinte años y no compongo mas.
No, no tengo ni mujer ni hijos.
Hoy estoy triste. Anoche lloré y me drogué. Le cuento: Ya
próximo a la puesta de sol, salí a caminar por el centro de
Sidney, donde vivo. Golpeado por gente que camina
apresurada, que no me reconoce ni me pide autógrafos, y
algún turista con gorro canguro, miraba vidrieras sin
prestar mucha atención a lo que ofrecían, cuando mi vista y
yo, nos detuvimos frente a una vidriera que anunciaba discos
nuevos y usados. Decidí entrar y me dirigí a las cajas de
usados, los de vinilo que hoy están de moda para
coleccionistas de antigüedades.
Las cajas estaban ordenadas por precios: un disco por cinco
dólares, por tres, por dos, por un dólar, y la última caja
tres discos por un dólar. Empecé por hurgar en esta última
caja. Lo primero que encontré fue un disco de Melanie, una
de las cantantes del grupo, que luego se independizó. Fuimos
amantes. Luego encontré dos de The Runnaways, en uno de
ellos, bello como fui en aquella época, estaba yo con mi
guitarra en la tapa.
¿Se puede imaginar cómo me sentí? ¡Los discos mas famosos de
nuestro grupo en la caja de tres por un dólar! ¡No podía
dejarlos allí, en la oscuridad del olvido!
Tomé los tres, me dirigí a la caja. Puse el disco con mi
foto encuna de todos. El joven que me atendió tendría unos
veinticinco años, ¿me reconocería? Tomó los discos con
indiferencia y los colocó en una bolsa plástica gris. ¿Está
haciendo colección?, preguntó. ¿Usted
oyó hablar alguna vez ese grupo The Runaways?, respondí.
Movió la cabeza negativamente.
Pagué dólar, tomé la bolsa y salí llorando rumbo a mi casa* |
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ELEGIDA |
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Margarita no sabe que se llamará así, porque aun no ha
nacido. Tres serán las hermanas y ella, la primogénita, será
la elegida. Elegida para el sacrificio.
Las tres hermanas vivirán bajo el mismo techo hasta que las
florezca la adolescencia. Disfrutarán amistades y
pretendientes.
Será la noche en que Margarita cumpla veinte años y estando
pronta a casarse, el padre las reunirá, y en presencia de su
esposa dirá: en caso de yo fallecer antes que vuestra madre,
tú, que eres la primogénita, serás la responsable de cuidar
a tus hermanas hasta que se casen, y a tu madre, hasta su
muerte.
Esa noche, esa misma noche la angustia y el luto se
incrustarán en el alma y la vida de Margarita. Sabe que no
podrá casarse y tener hijos como deseaba.
Su alegría juvenil se irá apagando, como se apaga la alegría
del vivir cuando se pierden las esperanzas. Su ropa
brillante y colorida se irá coloreando de ceniza, y su
cabello, por mimetismo, tomará el mismo color. Su sonrisa se
irá apagando y su vida se convertirá en un encierro
monástico.
Sus hermanas se casarán y dejarán la casa. Sus visitas al
padre y hermana se harán cada vez mas espaciadas hasta
desaparecer.
Años mas tarde, acompañará al padre a su tumba; Margarita se
entregará devotamente a su madre hasta su fallecimiento.
Sus refugios serán entonces, el llanto, la tristeza, la
soledad. Se encerrará en su habitación. Cubrirá la única
ventana con paños oscuros para no permitir la entrada de la
luz, y su gran espejo lo girará hacia la pared para no verse
mas.
Cumplida su misión, Margarita, la elegida para el sacrificio
cuando aun no había nacido, se echará en su cama, y esperará
la muerte en la mas intensa oscuridad. |
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Hamburguesas y vino tinto
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Amaneció con spl frío y
niebla somnolienta.
Al Sr. Presidente lo despertaron a las 3 de la mañana.
Refunfuñó: ¡quéjoda!
Al Sr. Presidente lo despertó su Ministro de Seguridad
Nacional a las 3 de la mañana con la noticia de un violento
terremoto en las zonas montañosas del norte lejano: gran
desastre: muchos muertos, casas, puentes, carreteras,
animales.
Refunfuñó: ¡qué joda! Justo ahora que estamos vacíos de
dinero y llenos de desprestigio. Disparó, entre bostezos,
varias órdenes: movilicen las tropas, la Cruz Roja,
bomberos, consigan agua, alimentos, carpas. Llamen a las
embajadas amigas para que nos ayuden. Reunión de ministros a
las 9 a.m. A las 10 a.m. saldremos en helicóptero; necesito
hacerme ver.
10 a.m. Llegan noticias de incendios y la destrucción de la
represa hidroeléctrica de Río Manso, que provocó graves
inundaciones.
10 y 15 a.m. El Presidente y sus secuaces vuelan en
helicóptero a la zona del desastre. Llevan potentes
largavistas y megáfonos. (No es cuestión de acercarse
demasiado a la gente, nos pueden atacar). Los sobrevivientes
están en pánico, coléricos.
11 a.m. Desde el helicóptero saludan a varios grupos
aislados en las montañas: queden tranquilos, la ayuda está
en camino.
Los campesinos agitan manos coléricas y gritos hambrientos.
llylS. El presidente regresa feliz: el prestigio del
gobierno está a salvo.
11 y 30. Al llegar a Palacio, el Presidente ordena comprar
veinte hamburguesas dobles y cinco botellas de vino francés;
no es cuestión de despilfarrar dinero en estas
circunstancias, dijo, y bostezó.
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INMERSIÓN ESPACIAL
¡¡¡URGENTE!!!
NECESITAMOS VOLUNTARIOS
PARA UNA INCURSIÓN ESPACIAL
ESCRIBIR A: voluntariosgesDadolibre.com |
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Aquel 18 de marzo del 2017, éste anuncio, a página entera,
apareció publicado en los diarios mas importantes del mundo
y se divulgó en forma viral en todas las redes sociales.
La noticia me llegó como anillo al dedo, para uno de mis mas
caros deseos: navegar en eso que llamamos "espacio", poder
sentir la inmensidad de la inmensidad, de esa inmensidad sin
límites conocidos, llena de tantas preguntas e hipótesis
sobre su creación y su bulliciosa, reverberante y agitada
vida.
***
Dos días después recibí respuesta: Buenos días, le
agradecemos su interés en participar en nuestro proyecto de
inmersión espacial: Espaciolibre. Agradecemos nos envíe su
hoja de vida, (no mas de diez líneas), y una fotografía
reciente. Si es elegido, nos veremos personalmente en
videoconferencia.
***
Mientras transcurrían los días en espera de la, -para mí-
segura llamada, la imaginación se transformó en un volcán:
me invadieron múltiples preguntas que recibían múltiples
respuestas, imágenes que creaban múltiples imágenes,
emociones que generaban nuevas emociones. Mi pensamiento, mi
vida toda, se transformó en una vorágine de expectativas, de
excitación incontenible.
***
La joven de unos treinta años, vestida de astronauta, me lo
dijo: le felicito en nombre de Espaciolibre, usted ha sido
seleccionado para formar parte del grupo privilegiado que
viajará al espacio. Nos interesó particularmente su juventud
y que sea médico. Usted recibirá en unos días un correo con
las instrucciones de viaje para su
entrenamiento. Sobre los objetivos de la incursión espacial,
éstos le serán informados mas adelante; estamos seguros que
no le defraudarán.
He recibido un pasaje a Hong Kong y una remesa de mil euros
para gastos. Mañana inicio el periplo. Sé que en el destino,
me estará esperando una persona del equipo que me dará
nuevas instrucciones. Me han dado también un número
telefónico para comunicarme si surgiera algún inconveniente.
Sé, que de allí me trasladaré con un pequeño grupo, a una
isla de un archipiélago en el Océano índico donde se
encuentra la base de entrenamiento del proyecto. Estoy
inquieto y emocionado.
***
Seis viajamos de Hong Kong a la isla en una pequeña
avioneta, (nueva experiencia para mí). Hombres y mujeres de
varías edades, aunque la mayoría jóvenes, de todas las
razas. Logramos entablar vínculos gracias a que todos
hablamos inglés, (era un requisito). Todos, vírgenes
espaciales, entusiasmados por la aventura que emprendimos.
***
La recepción en la isla fue amable, diría calurosa. En la
breve bienvenida nos entregaron las reglas a cumplir en
nuestra estadía, luego nos brindaron un excelente almuerzo y
nos acompañaron a nuestras cómodas habitaciones con
televisión, aire acondicionado, una pequeña refrigeradora y
una computadora conectada a internet.
Mañana será día de exámenes médicos, y tendremos una semana
de espera a que se complete el grupo, (unos cien, dijeron);
entonces comenzará el entrenamiento para el viaje al
espacio, (dos meses dijeron). De los objetivos de la misión,
pronto lo sabrán, dijeron.
***
La isla es realmente agradable, a pesar del intenso calor.
Los compañeros, también. En pequeños grupos fuimos
amistando, recorriendo y disfrutando de las playas, de las
áreas boscosas, del centro de ejercicios y de la excelente
comida. Todo es acogedor y vale la pena repetir: los
seleccionados éramos un grupo multinacional, multicultural,
multíétnico. La convivencia era ideal.
Imaginé, entre tantas cosas que imaginé durante esos días de
convivencia, que la idea de Espadolibre, podía ser, crear
una ciudad en algún planeta, un experimento social sobre
nuevas normas éticas creadas por nosotros mismos;
desarrollar nuevos medios de producción con principios
claves de autogestión, un experimento en que, ciencia, ética
y cultura, serían los pilares del desarrollo y la
convivencia. ¡Excitante!
También surgió en aquellos días de espera, una nube de
nuevas inquietudes, que, pienso, todos teníamos pero no nos
atrevimos a exponer: ¿cuál el objetivo?, ¿cuánto tiempo
estaremos en el espacio?, ¿tenemos seguro el regreso?, y mi
pregunta personal mas íntima: ¿quería regresar?, ¿querría
regresar?
***
Fue una intensa reunión de dos días en un anfiteatro
climatizado; todos los redutados y cinco representantes de
Espaciolibre. Las paredes* eran espejos, lo cual produjo la
sensación de que éramos miles; la tensión y la emoción eran
enormes.
Ellos, se presentaron, todos eran funcionarios de diferentes
agencias espaciales: China, Rusia, EEUU, Francia, Brasil. A
continuación nos presentamos nosotros, compartiendo deseos,
sentimientos, emociones, experiencias y algunos temores. De
los objetivos de la que llamaron "la misión", solo nos
dijeron que somos parte de una obra fundamental para la
humanidad, que, a su tiempo, sabremos. De la duración y el
regreso nadie se atrevió a preguntar.
***
Ya comenzamos el entrenamiento. Yo había imaginado muchas
cosas, en particular como es la ingravidez, pero la
experiencia sobrepasó lo imaginable.
Dos meses: la experiencia fue dura, diría extenuante, mas
plena de emoción. Intensos ejercicios físicos, aprendizaje
virtual en simuladores del manejo de las naves, de la
comunicación, vínculos y normas de higiene y convivencia de
los reclutas, (seis por nave, tres mujeres, tres hombres),
los paseos espaciales, los riesgos, (hicieron particular
énfasis en el riesgo que para nosotros y nuestras naves, es
la "basura espacial" que se incrementa día a día; hay de
todo, dijeron), los procedimientos para situaciones de
emergencia, la alimentación, el control de las
investigaciones que vamos a realizar. Dos meses: doce horas
diarias, que me dejaban exhausto.
***
El 4 de julio del 2017, coincidiendo con mi cumpleaños,
(vale la pena mencionar que todos los cumpleaños se
festejaron a lo grande), se efectuó la última reunión previa
a la partida al espacio. Nos distribuyeron al azar en grupo
de seis como nos habían dicho, nos dieron las coordenadas a
seguir en nuestros vuelos de tiempo "indeterminado",
(hicieron énfasis en "indeterminado"). El Objetivo, ("la
Misión", recalcaron), nos será revelado durante el segundo
día de vuelo.
***
Emoción, zarpamos. Dos día mas tarde, los reclutas recibimos
el objetivo, en realidad una orden: la gran misión de
Ustedes, representantes de Espaciolibre, es contribuir con
la Humanidad, (recalcaron), en el presente y futuro de la
aventura espacial humana: deberán recoger la basura que
circula en el espacio y depositarla en la cara oculta de la
luna. Del tiempo en el espacio y del regreso, hablaremos mas
adelante, recalcaron. Nos mantendremos en contacto. Feliz
viaje.
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LA FOSA (Número de caso
X0811623) |
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El Azar, como tantas veces en la vida y en la historia, se
hizo presente aquella mañana soleada de un invierno gris.
El fuerte brazo de la gigante excavadora dio uno, dos, tres
manotazos, abriendo el subsuelo del nuevo edificio de
noventa pisos que engalanaría la ciudad.
El maquinista detuvo bruscamente el brazo demoledor al ver
restos
»
humanos mezclados con rocas y arcilla.
Eran veinte, o treinta, o cincuenta, o cien, o, los
cadáveres encontrados. Asesinados a balazos. Asesinados por
la policía, asesinados por el ejército, asesinados por los
paramilitares, o los guerrilleros, o los narcotraficantes,
o... Asesinados.
Nunca fueron identificados los muertos, nunca fueron
identificados quienes dispararon, nunca fueron identificados
los que dieron la orden. Nunca.
Solo el azar permitió saber que allí existía una fosa única
para los desaparecidos.
El azar. |
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UN DÍA DE SOL RADIANTE |
Me ha dado
la risa y me ha dado el canto De Gracias a la vida de
Violeta Parra |
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Será un día de sol radiante. Te sientes de buen ánimo y
saldrás a caminar, como te gusta, por la rambla. Como
siempre, te sentarás en uno de los bancos de piedra.
Mirarás, el estallido de las olas en las rocas de la costa y
aspirarás, como siempre la niebla salina que te salpica.
Soñarás viajar a deseados destinos, como siempre, al ver
pasar las siluetas de los barcos en el lejano horizonte. Las
seguirás, como siempre, y las verás fundirse en la nada de
tus nostalgias. La gente pasará a tu lado, como siempre,
lanzando miradas furtivas que evitas responder. Gozarás,
como siempre, con fruición inusitada, las largas piernas,
los muslos suculentos, las nalgas y los senos caprichosos,
bamboleantes, de las jóvenes y no tan jóvenes que pasan.
Como siempre, desearás acariciarlas y al no lograrlo te
amargarás como siempre.
La llamarás a Ella que responderá, sí, en la confitería Del
Parque, como siempre, en una hora. Como siempre, la
esperarás en tu deseo. Después de tu cuarto uisqui,
solitario uisqui, leerás el recuerdo de aquella voz:
Oye, deja de estar fruncido, cara de limón ácido. Mañana, ya
verás, amanecerá un sol radiante, tu ánimo será mejor, ya
verás, te vendré a buscar bien temprano, ¡remos a pasear al
río donde íbamos cuando niños, ya verás, correremos entre
los añosos árboles hasta que los corazones latan
desaforados, ya verás, cantaremos acompañando a los pájaros,
nos daremos un abrazo fuerte, fuerte, fuerte, besos, besos,
besos, y nos haremos el amor, el amor, el amor, ya verás.
Sentirás entonces, la deseada erección, como siempre,
pedirás el quinto uisqui, y te irás, alunado, como siempre,
a tu oscuro y solitario apartamento, en un día de sol
radiante. Ya verás. |
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PICASSO |
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Envolvió el cuadro con mucho cuidado y dirigió sus pasos a-
la galería Stuck and Company en la Avenida Matisse en París.
Tocó el timbre y esperó el clic de la puerta para entrar.
-Buenas tardes, ¿en qué puedo servirle?, le dijo el Sr.
Stuck extendiendo su mano derecha para saludarle.
-Gracias por recibirme, vengo a verle porque me he informado
que usted es uno de los grandes conocedores de las obras de
Picasso, y, el cuadro que traigo para su apreciación, es una
de sus obras desconocidas hasta ahora.
-¿Desconocida? Sonrió con un dejo irónico que no pasó
desapercibido por el joven. Por favor, tome asiento,
¿gustaría un café o un te?, y agregó: ¿cómo sabe usted que
es desconocida?
-No gracias dijo el joven mientras se sentaba y esbozaba una
sonrisa con tinte malicioso. Prefiero un vaso de agua sin
hielo, si no le es molestia.
-¿Podría mostrármelo?
El joven desnudó lentamente el cuadro, lo colocó frente al
Sr. Stuck, mirando atentamente la cara del galerista,
esperando sorpresa y estupor en su mirada.
-Pues parece un Picasso de su época azul. ¿Dónde lo
consiguió o encontró? Silencio.
-Debo verlo con mas cuidado y hacerle varios estudios
especializados para saber si es un original como usted dice.
Incluso, para alguno de esos estudios deberé enviarlo a
Alemania.
-Justamente, para eso lo traje, para que lo haga ver por
otros expertos y determine si es un Pablo realmente, aunque
yo no tengo dudas. Si es verdadero debe valer varios
millones de euros, así que no me molesta pagar las consultas
y estudios que sean necesarios realizar.
-¿Entonces usted está dispuesto a dejarlo bajo mi total
responsabilidad?
-Por supuesto; basta que usted me entregué un documento con
su firma, en que acusa la recepción del cuadro, y adjuntamos
una foto del mismo que podemos sacar con el celular e
imprimirlo.
-¿A quién le dirijo el documento?
El joven, que en ningún momento se presentó, cogió el vaso
de agua, tomó un sorbo y dijo: no se preocupe por poner un
nombre, yo confío en usted.
-¿Cómo me comunico con usted?
-No se preocupe Sr. Stuck, le llamaré en quince días. En su
tarjeta y en el documento que me entrega, están sus números
telefónicos.
Recibido el documento con la foto, el joven se despide
sintiendo que deja a Stuck totalmente confuso e intrigado,
sospechando que el cuadro no es mas que una excelente copia
falsificada tan frecuente en el mercado de arte europeo.
Mas Stuck, tenía otra pregunta quizá mas importante; ¿quién
es ese joven?, ¿dónde encontró el cuadro, aunque sea una
falsificación?
Preparando una respuesta a esas interrogantes Mr. Stuck
sabía que tenía grabada la conversación en su sistema de
vigilancia interno y el vaso del cual el joven tomó agua:
allí tenía seguramente la impresión digital y la saliva para
conocer su ADN.
***
Ya solo en su galería, Stuck se dedicó al estudio mas
pormenorizado del cuadro: los colores, los trazos, la firma,
la fecha. Esto no es mas que una muy buena falsificación, se
dijo, pero de cualquier manera lo haré ver por otros
expertos, y lo enviaré al laboratorio químico en Alemania
para el estudio de las pinturas usadas y lo haré ver por
grafólogos especializados en arte. Él me dijo que pagará
todos los gastos.
***
Mientras se realizaban los estudios de la pintura, Stuck
puso en marcha la investigación sobre el joven. Entregó al
Departamento Policial de Investigación de delitos de arte,
el video de la reunión y el vaso. ¡Es que un cuadro
desconocido de Picasso, no aparece así como así!, y en
cambio, las falsificaciones son pan cotidiano y delito a
castigar.
El joven fue identificado, no tenía antecedentes policiales.
Su casa fue registrada estando él ausente; se encontraron
tubos de óleo, lienzos, algunos de ellos con pinturas
comenzadas, pinceles, etc.
Sin embargo, la pregunta quedó sin respuesta: un joven
pintor desconocido, que utiliza seudónimos, francés, sin
padres conocidos, nacido y abandonado en un Hospital
periférico de París hace veintiséis años.
***
Dos acontecimientos se dieron casi simultáneamente: el señor
Stuck recibe la llamada del joven y se ve obligado a
decirle, pese a su estupefacción: el cuadro es un Picasso
verdadero y agregó: ¿lo vende?, fue valorado en 20 millones
de euros. El joven contestó afirmativamente y agregó: en
unos quince días le llevo otro.
***
A mi también me llamó la atención que un cuadro de Picasso,
desconocido, apareciera como por arte de magia. ¡Eso es
imposible! Decidí entonces realizar mi propia investigación
del joven, impulsado por esa expresión extraña de "padres
desconocidos" que leí en el informe policial. . .
Enrumbé mi investigación hacia el campo de la genética y de
los laboratorios, muchos se ellos clandestinos, en los que
estaban haciendo pruebas de clonación de humanos; llegué a
descubrir que en uno de ellos guardaban células madre de
varios genios del siglo XX, entre ellos de.Picasso. Gracias
a informantes secretos supe que habían logrado clonar a
Picasso, lo implantaron en un útero prestado e
inmediatamente después del nacimiento, secuestraron y
desaparecieron a la madre hace exactamente veintiséis años.
***
Varios meses después de estos acontecimientos relatados, se
presentó un joven en el Departamento de música mozartiana de
la Universidad Louis XV en París, presentando la partitura
de una sinfonía desconocida de Mozart. |
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QUÉ SOLOS NOS DEJAN LOS
MUERTOS! |
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¡Viste que te estás
quedando solo!
Tus padres ya murieron, algún hermano o un hijo también. Tus
maestros ya murieron, y muchos de tus profesores también. Y
Machiko Kyo, la actriz japonesa de la que te enamorastes de
adolescente y Marilin la gran diva, y Mercedes Sosa y Ella
Fttgerald y Piazzolla y Yupanqui y Marcel Marceau y
Benedetti y Borges y Cortázar y el Che y Fidel y tu mejor
amigo de la escuela y tu primera noviecita y cuántos
compañeros de trabajo y tu vecino ...y la alegría... y la
esperanza...
Viste, te estás quedando solo. |
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REFLEJO EN EL VASO DE UISQUI
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Yo siempre quise ser feliz.
Sus recuerdos. Se le entreveraron sus recuerdos. Los
recuerdos de los recuerdos. Los recuerdos de sus pasiones,
de sus sórdidos deseos.
Un débil rayo de luz penetra por una hendija del cortinado,
bailotea en la tiniebla que la embarga, y golpea un reflejo
en el vaso de uisqui vacío que ha quedado sobre la mesita
que alguien, ¿su primer marido, alguno de sus amantes? le
regaló para su cumpleaños treinta y tres.
Se siente como esos malabaristas, esos toreros, que, para
ganarse la vida y un recuerdo en sus espectadores, juegan
todos los días con la muerte.
Yo siempre quise ser feliz.
{La muerte! Ella nunca pensó en la muerte. Nunca. Como en la
ruleta, en su vida, siempre apostó a ganar. Siempre a ganar.
Y, ¿ganó?
¿Habré ganado? Yo siempre quise ser feliz. ¿Esto que he
vivido, sentido, gozado, es lo que la gente, mis amigos, las
telenovelas, dicen, que es la felicidad?
¿Dónde estoy? ¿Por qué estoy amarrada a esta máquina que
gira y gira? ¿Quién me grita, quédese quieta, no se mueva?
Fue con Jesús María, mi primera pasión, ¿fue?, o con Carlos,
aquella tarde que nos escapamos del colegio, y, en las
sombras de los eucaliptos que nos miraban/con estupor
primero y sonriéndonos después, ¿fue?, que perdí, gané. El
disfrute de la alegría y el placer del sexo. Bien dije:
alegría y placer. No, no. Fue con Ángel, o con María. Sí,
sí. Con Ángel y María y mis primeros uisquis. Mis primeros
uisquís con María y Juan Carlos. Los besos, las caricias, el
sexo, el disfrute.
¡Quédese quieta, no se mueva!
No, no. Fue en la clase de
literatura en la universidad, antes de casarme con Luis
Alberto, o con Ángel, con el profesor de literatura, cuando
le llevé mi primer cuento: Las pasiones de mi cárcel. ¡Cómo
disfruté escribirlo y leerlo en clase! Me felicitaron, me
aplaudieron. Luego, el profesor me invitó a su casa, que
dolor siento, tengo sed, y le leí el otro cuento mas íntimo,
el de mi intenso amor con Angélica, y nos amamos escuchando
los bellos divertimentos de Mozart.
Cuando presenté mi primer libro, esa novela en que una mujer
casada y alcohólica, golpea e insulta a su marido, que le
trae sus amigos para que tengan sexo con ella, delante de
él, me abuchearon, pero yo estaba feliz, me duele, me duele,
dijeron, que aunque es verdad que sucede, no es tema para
una novela.
¡Quédese quieta, no se mueva!
Mi primer matrimonio, qué emoción. Entré feliz al mundo de
las casadas, para divorciarme y casarme de nuevo. Qué te
pasas la vida escribiendo y—yo, ¿no existo? Divorciarme y
casarme de nuevo; ¿por qué esa insistencia en casarme?
Después no; ya no mas casamientos. Bebí y tuve sexo con
quien quise, con ellos, con ellas, con ellos y ellas, con
ellas y ellos, y bebí y bebí, y gocé, y me divertí.
¿Dónde estoy?, ¿de quién es ésta casa? Todo se mueve, en
círculos, círculos, cada vez mas círculos, mas pequeños,
cada vez mas pequeños, con Carlos, con María, con Angélica,
mis libros, mi novela, uisqui, mas pequeños, pequeños...
¡Respire señora, respire! ¡Por favor, respire!
El reflejo, en el vaso vacío de uisqui, se apaga, se apaga. |
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REGALO |
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¿A Guatemala? ¿Me haría usted un gran favor? Tengo un hijo
que vive allá y cumple años en estos días. Me gustaría
enviarle un regalo. ¿Tendría lugar en su maleta para un par
de zapatos Gallarate?
Mi hijo salió hace ya varios años como jugador de fútbol,
para jugar en un equipo en San Salvador. Le fue bien y logró
ahorrar algún dinero. Allí conoció a una chica "chapina"
(así me lo dijo él), se casaron y se fueron a vivir a la
ciudad de Guatemala; con un socio y unos parrilleros
uruguayos abrieron un restaurante parrillada. Me cuenta que
es el mas grande de la ciudad, y tiene una excelente
clientela. ¿Sabe por qué Gallarate? Son los únicos que usó
mientras vivió aquí; se va a sentir feliz al recibirlos.
Mañana le traigo los zapatos y le doy le número telefónico
para que le llame. ¡No sabe cuánto le agradezco!
Dos o tres días después de mi arribo a Guatemala llamé.
¡Qué bueno que llamaste hoy! La vieja me dijo que llamaría
un uruguayo que viene a estudiar acá; venite esta tardé que
estamos festejando mi cumpleaños con un grupo de argentinos
y uruguayos. Nada de traje ni corbata. Te espero, va a ser
un gusto conocerte personalmente y compartir.
¡Qué vieja la mía! ¡Qué bárbaro! ¡Un par de Gallarate! Y,
¿cómo está ella?, hace años que no nos vemos.
¡Muchachos! , les presento a un uruguayo que conoce a mi
vieja, además, me trajo un regalazo que ella mandó.
¡Sírvanle vino!
Esa tarde hubo buena carne asada, hubo vino, hubo chistes y
carcajadas, hubo jolgorio... hasta que prendieron la
victrola. Nos sentamos rodeando el aparato, alguien puso un
disco de Gardel, cantamos con él, Jloramos la nostalgia y
compartimos la borrachera...mi Buenos Aires querido, cuando
yo te vuelva a ver.
Un brillante par de Gallarate, lucían en los pies del dueño
de casa. |
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RUBÉN |
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Rubén, un joven atlético de unos veintiséis años, entró al
consultorio con un fardo de médicos, pastillas y
radiografías. Entró con una historia de angustias y
decepciones. Entró con una mirada de esperanzas
desesperanzadas y el deseo de cura y casamiento.
Relató sus dolores y vicisitudes, me miró con sus ojos
brillo intenso juvenil, como implorando una solución mágica
a sus males, y, Doctor, finalizó, si no me curo, no me voy a
casar, no quiero ser un fardo de angustias y dolor para mi
esposa.
Lo examiné y revisé sus radiografías. No había ninguna
lesión orgánica detectable que justificara sus dolores.
Decidí tratarlo con placebo y vigilar la evolución. Le
indico, tres infiltraciones en la zona de mayor percepción
del dolor, una cada quince días.
Pero, me dijo casi ordenando, me tiene que inyectar Usted,
sino no me voy a curar.
Tres meses después, Rubén entró con su novia; me entregó una
tarjeta de invitación para su boda; esperamos pueda
acompañarnos.
Nos despedimos con un abrazo y mucha alegría. |
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UNA, NOCHE, FRÍA |
Después de
un silencio que parecía necesario Diamela F/íií |
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A las 7y30; en la parada del 169 rojo frente a Kribis; no me falles, me
dijo.
Allí estaba; suéter negro, pantalón negro, botas negras
hasta las rodillas, abrigo gris, bufanda gris; simulaba
fumar impaciente esperando el 169 rojo frente a Kribis. Al
acercarme, la luz de la caseta de espera, me permitió ver su
expresión facial: esa expresión conocida que suma ojos
grandes brillantes, pestañas postizas, un lunar debajo del
párpado inferior izquierdo, y esa sonrisa que siempre baila
en sus labios; esa sonrisa que nos hace dudar si es irónica,
soez, erótica, o puramente virginal.
Detuve el carro. Tiró el cigarrillo apagado, se acercó,
abrió suavemente la puerta del acompañante, entró, me dio un
beso en la mejilla, cerró la puerta. Gracias por ser
puntual, hace mucho frío afuera, ¿tenes prendida la
calefacción?, y luego: vamos a la rambla, pero antes, dale
una vuelta al estadio, lentamente.
Cada tanto, me hacía detener o reducir la velocidad y
quedaba observando. Yo cumplía con sus pedidos.
En una de esas paradas, ya cerca de la medianoche, después
de un silencio que parecía necesario, mirándome fijamente,
dijo: para tu seguridad, tengo que decirte que no estoy en
la lista de los "tupas" buscados por la policía o el
ejército, ésto, para que entiendas por qué estamos paseando
juntos esta noche, para buscar información de inteligencia
que nos es necesaria, y agregó: yo sé que a vos, tampoco te
están buscando. Ahora, si querés, paramos a tomar un café, y
después me llevas a casa.
Afuera, continuaba viva, intensa, ocultando secretos, una,
noche, fría.
Y...
Ahora lo recuerdo. Fue aquel
personaje que le pedí prestado a Sandor Marai. Quizás lo
recuerden: aquel intelectual que corrió a su apartamento
recién bombardeado y, en la maraña de libros caídos, muchos
destrozados o quemados, encontró el que le produjo la
epifanía; lo abrazó y bajó corriendo las derrotadas
escaleras, eufórico, gritando; aferrado con sus manos y su
pecho, arropado en la tibieza de su emoción, llevaba el
diccionario, todas las palabras del mundo.
La euforia de su emoción me llevó a recordar el gran
acontecimiento del final del libro de Ray Bradbury,
Farenheit 451. En el, un grupo de personas logra escapar de
las fauces del imperio gobernante, que, en grandes hogueras,
quemaba libros. Como han hecho otras dictaduras en la
historia, como ejemplo próximo el nazi. Aquel grupo de
personas decide que la única manera de salvaguardar su
cultura es aprender de memoria, cada uno, un libro
importante a preservar.
La visión de las hogueras me llevó a la casa de un compañero
de estudios, a quien encontré quemando en su parrilla,
libros y discos que denunciaban su pensamiento ideológico.
Asado de miedo, miedo asado.
Por ese mismo miedo, una familia uruguaya, antes de salir al
exilio durante la dictadura militar, construyó en su casa
una pared falsa, tras la cual cobijó los libros y discos que
juzgaron peligrosos para sus vidas. Veinte años después, los
descendientes regresaron y lograron que el nuevo dueño de la
casa les permitiera romper la pared secreta y recuperar así
sus miedos escondidos.
Y, entre restos de otras paredes, lejos, muy lejos de la
pared uruguaya, entre los humeantes restos de los bombardeos
de los agresores en Irak, en un acto de defensa cultural, un
grupo de jóvenes recogen los libros sobrevivientes en casas
privadas abandonadas, en librerías y museos calcinados, y
generan con ellos una biblioteca abierta al público.
Y... |
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YA TE CONTARÉ |
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Cuando morí la primera
vez era primavera.
A mí me hubiera gustado morir en otoño. Morir disfrutando
los miles rojos, amarillos, naranjas; llevarme el recuerdo
multicolor para continuar disfrutándolo siempre.
Mi muerte fue inesperada: un absurdo accidente de tránsito
en un amanecer florido de colores...de primavera.
Confieso: morí sin darme cuenta que moría. No guardo
recuerdo de ese momento; ni placer ni sufrimiento: vacío.
Vivo ahora una vida extraña. Se agolpan en mi mente
personas, hechos, circunstancias, que desconozco como mías,
que desconozco haberlas vivido. Me siento ajeno. ¿Serán
recuerdos míos o de otra persona?
¿Serán recuerdos?
Muchas de esas imágenes me producen placer y alegría, otras
me perturban, me entristecen, me hacen sufrir; no me gusta
revivirlas.
¿Revivirlas? -
¿Debo aceptarlas como mías? Es que ahora he construido mis
propios recuerdos y se mezclan, se confunden, me confunden.
***
La próxima vez moriré en otoño. Guardaré por siempre sus
colores y mis propios recuerdos. <
Ya te contaré. |
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¿TRAICIÓN? |
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Sus palabras me provocaron un dolor y una rabia infinita;
era una traición a la amistad que nos une desde que entramos
a la secundaría.
¡Yo soy el mejor! Mi oratoria lúcida, cargada de brío y
giros floreados es imbatible. Así fue en el concurso de
oratoria de hoy. Yo, el ganador, el número uno.
¡Jurado maldito! Decidió darle el premio a otro y, encima de
la catástrofe, mi amigo de tantos años se me acerca, y, en
lugar de felicitarme, me dice: hoy no fuiste el mejor, te lo
digo como amigo.
¿Cómo?, ¿qué dices?, ¿no me apoyas? Entonces, ¿para qué son
los amigos, sino para apoyarse uno al otro, en cualquier
circunstancia?
Pues, me contestó, yo creo que la verdad está por encima de
la amistad.
Yo, no escuché mas. |
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Copyright © 2008 RCB. Reservados
todos los derechos.
Revisado el:
10 de agosto de 2017 17:43:27 -0600.
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