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Exploré variadas
temáticas y diversos conceptos, pero el fuerte
arraigo telúrico y la fascinante ecología de este
país, incidieron en la temática de mi obra; el
entorno nos forma, nos moldea, apartarse de ese
axioma es nadar contra corriente. Cuando pienso que
personas de todo el mundo viajan grandes distancias
para ver por un corto periodo eso que siempre tengo
ante mi, me siento afortunado y agradezco a Dios por
ello.
Actualmente Costa Rica se avoca al conservacionismo,
la belleza de sus paisajes la convierten en un
verdadero paraíso para los amantes de la naturaleza,
tengo la fortuna de que la jungla, que visito con
cámara y libreta de apuntes, no con hacha y escopeta
como mis abuelos, se ubique a menos de una hora de
camino de mi casa. Hoy, árboles, bromelias, flores,
lianas, aves, cascadas, ranas, mariposas, en fin, un
mundo maravilloso y paradisíaco surge en mis
lienzos, en un acto mágico y poético, mediante el
cual trato de restaurar lo que mis abuelos
destruyeron, de alguna forma reinvento el paraíso
prometido.
Hernán Pérez
San José, agosto de 2002
Hernán Pérez, la preeminencia de la técnica.
Por esas cosas del destino he tenido el privilegio
de observar la producción pictórica de Hernán Pérez
de los últimos tiempos, y digo privilegio con toda
intención, porque con la obra de Hernán sucede lo
mismo que con la obra de muchos otros artistas
costarricenses,
que en su gran mayoría sale de nuestro país, o es
adquirida por coleccionistas privados, sin haber
sido expuesta al “gran público”, lo cual es una
pena, porque Hernán como pintor atraviesa un momento
de plenitud creativa y madurez técnica notable.
Quien se asome a su proceso creativo, percibirá un
discurrir sereno, una congruencia entre lo que se
propone y lo que consigue en su pintura. Algo que
caracteriza a Hernán como pintor es una cierta
sensualidad técnica, es decir un deleite por
profundizar en el oficio, como él mismo admite,
tiene un gusto particular por la narración, que se
traduce en una descripción pormenorizada de las
cosas que son objeto de su pintura; no es de
extrañar entonces que el estilo pictórico al que más
acuda Pérez sea el realismo, aunque no es al único,
su virtuosismo técnico lo induce a veces a ciertos
divertimentos, como unas obras muy interesantes que
pintó hace poco, casi en el estilo de Seurat.
Definir la pintura de Pérez formal o conceptualmente
no es un asunto fácil, en su ya larga carrera la
experimentación de medios y estilos ha sido una
constante, sus obras van desde lo casi “naïf”, en
sus primeras etapas, hasta el fotorrealismo, en
algunos de sus trabajos actuales, pasando por etapas
intermedias en las que hizo guiños a cosas tan
dispares como la escuela flamenca y el pop. Ese
eclecticismo estilístico y el continuo estudio
dotaron a Pérez de una refinada técnica, que le
permite alcanzar sus objetivos artísticoformales sin
mayor complicación.
Pérez maneja una visión global del arte; como dicen
algunos divisa el gran panorama, particularmente el
de la pintura, al hablar con él se tiene la
impresión de estar ante alguien que ya hizo la
tarea, su cultura visual y referencial son notables,
merced a una memoria privilegiada, esto ha hecho que
su obra se nutra de las corrientes más universales
del arte, apartándose de poses y dogmatismos.
Si definir la pintura de Pérez no es fácil, tampoco
lo es delimitar su temática, aún así ante su trabajo
se comprende fácilmente que procede de un pintor en
plena madurez, algunas de sus obras lo delatan como
costarricense, pero uno muy universal; su evidente
calidad técnica, y la apertura de sus concepciones
pictóricas, trascienden por mucho lo regional.
El virtuosismo técnico de Pérez lo lleva a veces
hacia la “representación fotográfica”, alguna vez se
ha utilizado el término hiperrealismo para aludir a
sus obras de este tipo, personalmente pienso que el
término que calza es el de fotorrealismo, dado que
el hiperrealismo norteamericano que toma cuerpo como
contrapeso al expresionismo abstracto y al
minimalismo, es en cierto modo un refinamiento
técnico extremo de algunas tendencias del pop art,
pero que no se desliga de lo que comúnmente se
asocia con este; la cultura de consumo, lo
artificial, lo industrial, cosas que evidentemente
no están en el ánimo de lo que pinta Pérez.
Sin entrar en clichés Hernán Pérez es un pintor
costarricense, por lo general sus obras referencian
su mundo y su espacio vital, que no es otro que
Costa Rica, incluso al contrastar su faceta
paisajística, con los grandes referentes de este
género en Costa Rica, Teodorico Quirós y Fausto
Pacheco, más allá de las obvias diferencias formales
y algunas ideológicas, fácilmente se descubre los
hilos que entroncan su trabajo con la tradición, la
más evidente es ese impulso de salir a los caminos a
cazar estampas de esa Costa Rica que se escapa, los
íconos que reflejen la sencillez del “alma nacional”
que se pierde… En fin
todas esas cosas implícitas en su obra por el simple
hecho de ser costarricense, aunque también sucede
que a veces sus temas son apenas un pretexto para
pintar, para él un acto existencial que vuelve
discurso.
Lejos de querer etiquetar la obra de Hernán, si
tuviese que destacar algún aspecto de esta, sería la
preeminencia de la técnica, de algún modo se siente
que ya encontró lo que andaba buscando, por eso no
sorprende que el destino de muchas de sus obras
apenas se bajan del caballete, sea alguna colección
extranjera.
Paul SJ |