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Durante estos años de aprendizaje, dedica su atención al paisaje de las afueras de la ciudad, trabajándolo de manera realista y en diversas técnicas como el óleo, la acuarela y el dibujo, hasta el año 1982, en que ese paisaje pierde su cercanía con la realidad, para desembocar en la abstracción. Por ese tiempo, (1980) conoce a Fabio Herrera, a través del cual, entra en contacto con la obra de otros artistas contemporáneos y con cada uno de ellos. De paso, ese ambiente lo motiva a abandonar aquel ambiente académico, para dedicarse de lleno a la pintura. Ya en 1987, aplicando el color de acuerdo a su estado anímico, transformaría su pintura en algo, cada vez más subjetivo. Siente la necesidad de expresar sensaciones con el mínimo de elementos o, de la manera más sintética por medio de puntos y pequeñas manchas de color. AI año siguiente (1988), y como un paréntesis, retoma de nuevo el paisaje, esta vez, captando la exhuberancia de la vegetación, mientras viven Puerto Viejo de Limón. Posteriormente, su pintura deriva hacia un tipo de abstracción, donde priva el interés por la mancha, lo gestual, el interés de ir hacia algo cada vez más espontáneo. Con la idea luego, de desprenderse de este tipo de abstracción lírica, empieza un camino hacia el estudio de lo geométrico con la finalidad de alcanzar una mayor simplificación, siempre por medio del color, a lo sumo dos colores contrapuestos con la intención de crear un efecto psicológico en el espectador.

Costa Rica necesitaba con urgencia de la abstracción. Los intentos anteriores de Manuel de la Cm> González o Lola Fernández habían sido demasiado aislados o demasiado exóticos como para superar el distanciamiento y el consecuente desinterés del gran público.

Fn nuestro país, como en cualquier sociedad en que la percepción de la realidad es incipiente, pobre; privó siempre el gusto por un "arte" dulzón y complaciente, decorativo, en el que la razón no tenía que hacer un gran esfuerzo para afirmarse. Allí radica la necesidad de un arte conceptual y un arte abstracto, como formas de ampliar las fronteras de pensamiento, pero también como una manera de "sensibilizar para lo distinto".

Pero la abstracción -antes que un conceptualismo medianamente original- se presenta e invita a duelo al arte vemáculo. Con ese reto ataca directamente a lo narrativo, a la anécdota, y a todo aquello que limitaba al espectador a un rol pasivo, acrítico. La corriente informalista, en la que ubicamos a Mario Maffioli, iba aún mas allá que la abstracción geométrica /que fue la más publicitada dentro de la gran producción de Manuel de la Cruz!, entregando todas sus armas al instinto y la intuición.

Las dotes de colorista de Maflioli se suman a su búsqueda de nuevas composiciones, en un gran caos ordenado -valga la paradoja-. Recibe indirectamente la influencia Catalana y totalmente a quemarropa, la de la nueva abstracción norteamericana -durante su residencia en New York- y se familiariza con una concepción del espacio más evolucionada que la de Tapiés o Milláres. Se trata ahora no de pintura abstracta, sino de una nueva pintura en la que el medio es el mensaje.

El color por supuesto, pero especialmente la materialidad deben
transfonnarse en significantes autónomos, es el caso dejonathan Lasker o
David Reed parientes lejanos de otros de sus referentes: Broto y Darlo
Urzay

La batida abstracto-expresionista desplegada por el artista, junto a Fabio Herrera, Pedro Arrieta y otros, a finales de los ochenta, evolucionará en los noventa con una madurez que al fin consigne subyugar al medio. A partir de ese momento la discusión sobre la plástica no podrá ser la misma. Por virtud de esta nueva pintura se abrieron definitivamente los límites de la percepción y la aceptación general por la expresión divergente. De aquí en adelante el arte nacional explota en mil sentidos liberado de sus ataduras mentales.


Klaus Steinmetz