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DEL ODIO Y EL
AMOR |
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21 de
noviembre del 2005, fecha de hoy. Hace 15
días, hace 6 meses, hace 5 años o 2 décadas
que…
Muchas cosas han pasado en nuestras vidas y
a 40 días de que termine un año más queda
recordarlas e irnos preparando para crear
nuevas memorias. |
Entre los
años que han pasado algunos buenos, otros
mejores y uno que otro por ahí que no
quisiera repetir pero que jamás podré
olvidar, he aprendido muchas cosas… Pero hoy
quisiera referirme a aquello que hace de
esta vida única, aquello que nos diferencia
los unos de los otros, aquello que nos hace
darnos cuenta cada día que estamos vivos. |
Sentir es
vivir. Sentimos odio, felicidad, tristeza,
regocijo, melancolía, cariño, dolor,
ternura, amargura y amor. Los sentimientos
son tantos como colores hay y nos es
imposible librarnos de ellos siquiera por un
instante. Pero ¿cómo los expresamos? ¿Por
qué hay unos que podemos compartir
fácilmente y otros que nos cuesta tanto? |
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Pero ¿qué pasa cuando
alguien nos cede el paso? Si lo notamos diríamos
gracias por educación, y si hemos tenido un buen día
puede que hasta lleguemos a sonreír. Y ¿si alguien
nos cae bien? ¿Seremos capaces de ser abiertos y
decírselo, de comunicarlo a nuestros amigos y de
aceptarla inmediatamente en nuestra vida? Que tal
¿cuando alguien en vez de hacernos daño, nos hace
sonreír? O ¿en vez de provocarnos odio nos hace
sentir amor? ¿Somos capaces de cantarlo al mundo, de
correr a expresar lo que sentimos y de pagarle con
esa misma moneda? ¡Qué tan fácil nos es odiar, y qué
tan difícil nos resulta decir te amo!
Cuando expresamos nuestros sentimientos “negativos”
lo hacemos sin pensarlo mucho, sin remordimientos ni
limitaciones. No vemos a quien nos dirigimos pues
todos somos iguales cuando se trata de “merecer”
nuestro odio o rencor. Gritamos groserías en la
calle, rechazamos a aquellos que nos molestan,
odiamos abiertamente y no dudamos en darle la
espalda a quien “se lo ha ganado”.
Pero ¿podremos ser igual de expresivos con los
sentimientos “positivos”? ¡Claro! Así como gritamos
improperios a un árbitro de fútbol, decimos buenos
días al que hace fila en el banco o el supermercado
junto a nosotros. También ayudamos a aquellos que lo
necesitan, pero no hablo de una limosna sino de
aquel abuelo que está atrasando la cola del banco
por que no encuentra sus lentes o de aquella señora
que camina bajo la lluvia con las bolsas del
supermercado y sostiene la sombrilla entre su hombro
y cabeza. O la facilidad con que podemos decirle a
alguien: me gustas o Te Quiero por que se ha ganado
nuestro corazón.
No sé ustedes, pero para mí no es tan fácil
expresarme positivamente como lo opuesto. Se nos
enseña a no aguantarle nada a nadie, a defendernos,
a mantener la frente en alto y luchar por nuestros
derechos, pero nadie nos enseña a amar. Se nos
enseñan todas las malas palabras y hasta podemos
desarrollar conversaciones de horas alrededor de
todos los insultos que podemos pronunciar en
diferentes idiomas, pero quién nos enseña un piropo
y que mal nos ven cuando encontramos el valor de
decirlo. Se nos enseña a odiar: a los blancos o a
los negros, a los gringos, a los nicas o a los
ticos, a los judíos, los musulmanes o los
palestinos, a los ricos o a los pobres, a los
hombres o a las mujeres, a tu madre o a la mía, a ti
y a mí. Pero ¿quién nos enseña a amar y expresar el
amor?
A mi nadie me enseño a decirle a una mujer “te
quiero”, mucho menos a un amigo. Tampoco nadie me
indicó como se debe amar, mucho menos sanar un
corazón herido. Nunca me enseñaron a enamorarme,
mucho menos a cuidar del amor.
Todas estas son cosas que hemos ido aprendiendo a
base de golpes, a prueba y error. Hemos ido
enseñando a nuestros corazones a lidiar con estas
situaciones pero los mantenemos encerrados en un
cuarto oscuro por que lo que sí nos han enseñado muy
bien es a ocultar todos nuestros buenos sentimientos
como el cariño y el amor.
No sé el por qué preferimos expresar abiertamente lo
negativo más que lo positivo. No entiendo por qué a
veces encontramos más fácil odiar que amar. No sé
por qué nos cuesta tanto acercarnos ha alguien que
nos gusta, pero nos es tan sencillo alejarnos de
aquel que nos disgusta. Pero hoy quiero cambiar, en
este día quiero dejar de ser lo que soy para poder
ser algo mejor. Hoy empiezo por un nuevo camino y
aprovecho para decirles a todos que los quiero
mucho, que las puertas de mi corazón están abiertas
de par en par para cada uno de ustedes, que pueden
contar conmigo y espero que lo hagan, pero sobre
todo quiero invitarlos a que abran sus corazones a
aquellas personas que tienen a su alrededor y les
digan que las quieren, que las aprecian y lo mucho
que valen para ustedes.
Llenemos
nuestras vidas de pensamientos positivos,
pero más de acciones y expresiones de amor.
Enseñémosle a nuestros hermanos y a nuestros
hijos sobre los buenos sentimientos, a decir
buenos días y hasta luego, no por educación
sino como jardineros del positivismo,
digamos piropos y aprendamos a recibirlos,
recordémosle a las personas que las
queremos, hablemos más sobre lo bello que es
enamorarse, y entreguémonos al amor. Por que
estos pequeños cambios de actitud, este
ajuste en la manera que vemos la vida,
contribuirá a construir un mundo más
sincero, positivo y lleno de Amor. Desde el
fondo de mi corazón, R. |
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