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DIBUJO
La intimidad es lo que me cautiva en el dibujo.
A una elaborada pintura prefiero un dibujo por el
hecho de que este tiene alma propia y es muy posible
que sea esencial, verdadero y que realmente actúe
como detector de estados anímicos o sentimientos
humanos. Muchas veces la línea es nerviosa, frágil o
agresiva.
A través del dibujo he aprendido mucho de la vida, e
intentando dibujar me acerqué a lo atractivo y a lo
repugnante.
Siempre he pensado que el dibujo está más cerca de
lo espiritual, o que es el alma de la pintura puesto
que es etéreo, fuerte, invisible algunas veces y
evidente otras. El dibujo es todo en las artes
plásticas. Existe sin ser tangible, está en la
mente, es un impulso, es mágico, tiene energía
propia, es una necesidad vital, es la fuerza
creadora. Un dibujo es un dibujo, está exento de la
idea de belleza o calidad, es parte fundamental del
artista, es inherente a sí mismo, tiene su propia
vida.
Es un punto, es una línea, es un plano.
Amo el dibujo porque, como la llave que abre puertas
de mundos maravillosos, ayuda a conocerse a uno
mismo.
El dibujo es pequeño, es amplio, es simple,
complicado, claro, confuso.
Un dibujo es el estado del alma, es la inocencia, es
la conciencia. Por el dibujo se sufre, se goza, se
odia, se ama. Por el dibujo se existe.
Fabio Herrera Junio de 1998 |