Sus pinturas y sus
monotipias nos acercan a una obra que es símbolo de
la vida por sus colores e imágenes: montañas,
amaneceres, instrumentos musicales, frutas y en
especial “la sandía” que partida en diferentes
formas irradia fuerza, dinamismo, superación,
únicamente interrumpida por las pequeñas semillas
negras, que son pequeños escollos superables en
cuanto a símbolos, pero que enriquecen plásticamente
su obra. El color que predomina es el rojo,
interrumpido únicamente por el blanco y el verde,
que conforman la cápsula natural que contiene el
mundo y a sus habitantes; cápsula que muralla
espontánea nos llama a la reflexión de lo real, y de
lo ficticio o de lo desconocido.
Otras de sus series llamadas “puertas” no es otra
cosa que símbolos de estas armazones que detienen el
“tiempo”; tiempo-puerta que no nos permite ver a
través de ellas ni las fortalezas, ni las
debilidades, ni los sueños que provocan en cada
espectador, como tampoco los secretos que el artista
Matamoros quiere guardarse para sí y que solo cada
espectador y sus experiencias pueden recrear en
otras
imágenes o utilizar como espejo de su propia
realidad.
Sus monotipias son amaneceres o atardeceres
contrapuestos a las montañas como símbolos de días
que empiezan u otros que han pasado a ser historia.
La expresión gráfica la inicia en los talleres de la
Escuela de Artes Plásticas de la Universidad de
Costa Rica y en los cursos que ofrecieron los
maestros Hodaka Yoshida-japonés- y Claude Huart-
Francés, en la misma Institución. Fortaleció su
experiencia en el Taller de Gráfica “El Bastidor
Solitario”, bajo la guía del joven grabador Jorge
Crespo, donde se inició en el maravilloso mundo de
la monotipia.
En la acuarela, otro de sus medios de expresión, su
obra “Amanecer” aparece en el catálogo de la
exposición “Agua”, que patrocina la Asociación
Nacional de Acuarelistas recién formada en febrero
del 2002 y que ofrece actualmente la Galería Enrique
Echandi del Teatro Nacional. Ella ha profundizado en
esta técnica con el apoyo de las maestras de la
acuarela nacional Ana Griselda Hine y Gisela
Stradtmann. |
En sus acrílicos se
consolida como pintora y ha trabajado bajo la guía
del artista Guillermo Porras On. Sus obras están
realizadas en soporte de una pieza, en dípticos o
trípticos, que según su interés fortalece el diseño
estructural de sus bodegones que destacan al símbolo
“sandía” en sus diferentes cortes y composiciones
contrastes con otros elementos. En sus obras que
muestran puertas, instrumentos musicales y paisajes,
por su colorido y diseño, se percibe el estilo
inconfundible de Xinia Matamoros: colores fuertes
con predominio del rojo, contrapuesto con finas
texturas, brillos y los otros elementos que son
parte de su obra.
Es una artista activa y no deja pasar oportunidad
para demostrarlo, como en el caso de su
participación en el proyecto que RAE Ingenieros
patrocinó recientemente en Multiplaza Escazú- Por el
arte – construyendo una identidad- en el cual, junto
con veinticuatro artistas, pinta una de las
pantallas mural con el tema “paisaje”,
característico de su estilo. Otro ejemplo de su
actividad lo brinda su presencia en los
Festivales de Arte que el galerista Ulises Castillo
ha organizado tanto en San Pedro como en Escazú.
Además, ha realizado una decena de exposiciones
individuales y ha participado en numerosas
exposiciones colectivas en los últimos cinco años.
Como maestra ha guiado en muchas oportunidades a
grupos de niños en talleres patrocinados por el
Ministerio de Cultura o constituidos por iniciativa
propia. Recientemente ha fundado su propio taller en
La Colina de Curridabat, donde numerosas personas
amantes del arte experimentan en acuarela, en
acrílico, en óleo o en técnicas gráficas.
Como lo expresa Pablo Picasso, para que la obra de
un artista sea reconocida, este debe amar lo que
hace. Xinia Matamoros nos ha demostrado cuánto ama
lo que hace. Por ello es que ya forma parte de los
artistas jóvenes de la plástica contemporánea.
Luís Paulino Delgado Jiménez
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