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5 Escultores

     ...un legado

Galería Nacional

10/31 de diciembre, 2010

 

                 
  Crisanto Badilla   Manuel Vargas   Aquiles Jiménez   Domingo Ramos
                 
La señora Dunia Molina Directora de la Galería daa por inaugurado el acto     Don Manuel Vargas explica la trascendencia del acto en cuanto a la constitución como grupo activo    
                 
  El pintor Gerardo Valerio su señora esposa y doña Dunia Molina   Una invitada muy especial y una gran alegría para todos; la señora Guisell de Vargas    
                 
           
                 
Parte del montaje                
                 
       
                 
           

Manuel Vargas

               
         

Crisanto Badilla

               
           

Esteban Coto

               
         

Aquiles Jiménez

               
         
                 
Domingo Ramos                
                 
         
                 
                 

TOMADO DE:

ANCORA, LA NACION. 16 DE ENERO, 2011

 

PERSEVERANCIA
La escultura con el tiempo
Perseverancia Cinco avezados escultores exponen sus obras más recientes en la Galería Nacional

DIEGO JIMÉNEZ FONSECA diegosr_cr@hotmail.com 06:11 P.M. 15/01/2011


En la Galería Nacional, el tiempo ha destapado una exquisita reserva. Durante los últimos treinta años, mientras todos hacíamos lo que hacíamos, cinco hombres hacían esculturas.


de Domingo Ramos. El artista emplea la espiral como símbolo del renacer.
+ MULTIMEDIA
Hoy, con el tiempo entre barba y cabellera, esos hombres se han reunido para mostrar cómo la pericia obtenida con los años se manifiesta en sus obras más recientes.

Crisanto Badilla, Esteban Coto, Aquiles Jiménez, Domingo Ramos y Manuel Vargas exponen Cinco escultores, un legado, muestra que reúne 22 obras de diversos materiales y formatos.

La iniciativa surgió de los artistas y del Consejo de Tutores de la Galería Nacional. Dunia Molina, directora de este centro de arte, indica que los creadores tienen en común un trabajo digno y una diversidad de lenguaje.

“Nos encontramos ante un despliegue impresionante de obras escultóricas de cinco maestros que están en la cúspide de su quehacer artístico”, dice Molina.

Los artistas recuerdan que la idea de la exposición fue espontánea. “Más que unificar nuestras obras en una temática, quisimos unir nuestras trayectorias para llegar a un público amplio”, explica Esteban Coto.

Epígonos. “Desde antes de la colonia, el arte de Costa Rica se ha destacado por su escultura. Creo que esto ocurrió gracias a que la escultura está más afianzada en el ser humano. La piedra y otros materiales nos hablan de los misterios telúricos, de la vida, de la formación de la tierra” resume Domingo Ramos (1949), cuyo verbo tiene la afabilidad de un día libre.

El artista expone cuatro obras elaboradas con mármol y madera, en las que figuran las tendencias que han imperado en su carrera: la figuración y lo abstracto. Ramos ha trabajado con representaciones figurativas en las que suele aparecer el tema de la pareja. Este concepto se percibe en las obras de madera Pareja y Encuentro.

En Armonía aparece su interés por lo abstracto. Esta escultura de mármol italiano presenta la espiral, elemento recurrente en la obra de Domingo. El escultor aclara: “La espiral es símbolo de la Luna. La Luna es aquello que nace, muere y renace. Yo creo que somos como la Luna: cada vez que nos acostamos morimos un poquito, y nos levantamos luego, como lázaros”.

Estos artistas se conocen desde hace muchos calendarios. “Desde hace siglos”, bromea Crisanto Badilla (1941). Hace cerca de 30 años, algunos eran estudiantes y otros eran profesores en la Universidad de Costa Rica.

“A nosotros nos gusta insistir en la técnica. Vea nuestras obras: son niveles técnicos controlados, hay dominio de todas las etapas y los resultados se llevan hasta lo último. Son esculturas elaboradas con métodos tradicionales, que se han debilitado en los nuevos escultores. Ahora son muy pocos los jóvenes comprometidos con el manejo de la técnica” afirma Crisanto Badilla.

Su esmerada obra La isla es ejemplo de su afán por la técnica. Es una escultura de mármol, en pequeño formato, que representa poéticamente una pequeña isla, de las que existen en el golfo de Nicoya. Según Crisanto, en esta pieza hay un trasfondo: “Para mí, todos somos islas; ni en la relación más estrecha, dos personas llegan a conocerse plenamente”, reflexiona.

Badilla también expone tres esculturas de bronce. Para elaborar Observador, tomó una obra previa (Mujer del tercer milenio) y le anexó la figura de un adolescente. Así, Crisanto modificó la forma y la intención.

“La obra representa la juventud recogida en un estado de aislamiento. La parte interna del rostro grande crea un mundo sugerente y la idea de una pesadilla”, agrega.

Los mensajes de crítica e incertidumbre también aparecen en la obra de Aquiles Jiménez (1954), escultor galardonado con cinco premios en Italia y otros en el Perú, la Argentina y Costa Rica. En los trabajos de esta exposición, Aquiles empleó el motivo de la montaña.

En la grandiosidad de Montaña de la tristeza profunda, el creador ha querido representar el telurismo y la fuerza que tienen los montes. La obra representa una montaña en llanto, y es una metáfora del dolor que puede sentir la naturaleza debido al daño al que la somete el ser humano.

La verticalidad de la pieza sugiere la idea de que la montaña es un guardián, aunque impotente. La obra se hizo con andesita y basalto nacionales.

En Canto de la luz montaña adentro, el escultor aprovechó los efectos de la iluminación. “La luz penetra en la forma, en el material, y, al iluminarlos, se convierte en la forma misma. Lo que hago es poetizar nuestro paisaje”, detalla Aquiles Jiménez.

Al artista ejecutó esa obra con mármol de Guatemala porque sus características le brindaban la posibilidad de la transparencia.

Señora y mar. Es muy clara la concepción que Manuel Vargas (1952) tiene del arte: “El arte aglutina toda la experiencia que conforma la cultura de un pueblo”. Manuel lo dice, pero es casi innecesario; ahí están sus obras, que, facundas, lo susurran.

Quien antes haya visto esculturas de Vargas sabrá, al entrar en esta galería, que aquí hay presencia de Vargas. Son señoras robustas que posan como lo harían en situaciones cotidianas. Por ejemplo, De compras muestra a una de esas mujeres cargando un bolso mientras regresa –quizás– del mercado.

Partiendo de ese tema sencillo, el artista desea que la obra establezca un diálogo con el espectador. “Durante estos 30 años, la mujer gorda ha sido para mí una metáfora de la mujer que ha dado su vida entera por su familia, por sus hijos. Yo quiero que el espectador perciba ese trasfondo y descubra lo que yo veo: Costa Rica es un matriarcado porque, aquí, la mujer es la que nos impulsa”, agrega Vargas.

Los cinco creadores coinciden en que el trabajo del escultor requiere una tarea de planeación más compleja que la de otras expresiones artísticas.

Sobre ello, dice Esteban Coto (1949): “El proceso de la escultura es muy extenso y complejo; por esto, el escultor no puede arriesgarse a crear cosas muy livianas: debe planear muy bien su proyecto”.

Dentro de las cinco obras que expone Coto está Puente, parte de la serie Signos del dolor. La obra se hizo con metal y mármol nicoyano y representa una prótesis dental.

El escultor también presenta Esencias caribeñas, tres cajas de madera llenas con cocos muy pulidos. “Con esta obra quería traerme un pedazo del Caribe costarricense. Incluso, traje los cocos de Cahuita”, explica Coto, quien obtuvo el Premio Nacional Aquileo J. Echeverría de Escultura en 1992.

Treinta años de carrera artística se mantienen en la retina de estos hombres. “¿Nuestro legado?”, se pregunta Badilla. “La perseverancia. Han pasado los años, y nuestra producción no se ha cortado”, responde.

A su vez, Domingo Ramos sentencia: “Nosotros hemos trabajado sin mayor apoyo, y eso nos ha limitado, pero nos ha dado a la vez una cosa muy hermosa: la libertad de hacer lo que queremos y de demostrar que podemos surgir sin ninguna ayuda”.

El mejor acompañante del virtuoso es el tiempo pues con él se afina y en él perdura. Para muestra, están estos cinco, que por treinta años han esculpido con el cincel de la perseverancia.

De relojes, el tiempo hace almanaques. De piedra, madera, mármol y metales, estos cinco artistas han esculpido un notable legado.

                 
     

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Revisado el: 07/26/24 09:35:50 p.m..

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