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Néstor Zeledón Guzmán |
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Reproducción del catálogo de
exposición. Nc |
Néstor
Zeledón Guzmán
Esculturas
Museo de rte
Costarricense, 1992 |
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Exposiciones:
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Colectivas
Biografía
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Dibujo
Escultura
Relieves
Comentario
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Néstor
Zeledón Guzmán
Esculturas
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Nestor
Zeledón Guzman
Introduccion por Gerardo Martí
I. Semblanza
Deseo comenzar esta semblanza, retomando lo
más fielmente posible las palabras que
considero reflejo del pensamiento central de
nuestro escultor:
"La inseguridad de si lo que estaba haciendo
tenía, o no, relación con las últimas
tendencias del arte (el artista tiene que
ser universal, pensaba yo) me tenía
angustiado. ¡Pecado de juventud! Hoy, con
criterio maduro, estoy absolutamente
convencido de que si la creación no surge de
la raíces mismas del pueblo, no será nunca
verdadero arte". |
|
Quien así
piensa, Néstor Zeledón Guzmán, nace en
Guadalupe de Goigoechea en enero de 1933
como tercer hijo de una familia numerosa; en
la época más importante para el desarrollo
del arte costarricense.
Los primeros
años de su vida, posiblemente inducido por
los estímulos que deltallerde su padre,
también escultor, emanan, marcan la vocación
creadora que, con los años casi siempre
luchando contra adversidades que se
interponen entre él y su arte— hade
consolidar para convertirse, hoy en día, en
uno de los más conspicuos representantes de
la plástica nacional.
De la pobreza al exilio, de la incapacidad
física a la emocional; la infelicidad, eí
desamor, la incompren- |
|
sión han sido
extraordinarias adversidades contra las que
ha tenido que luchary vencerpara ir forjando
un carácter inquebrantable, irreductible.
Si una guerra civil es cruel en todos los
aspectos, más lo es para un joven talentoso
que asoma a sus quince años.
Su bautismo de fuego, así al pie de la
letra, lo ha de vivir a esta temprana edad,
en la revolución de 1948.
Consecuenciade ello, exilio en Belén de
Guanacaste, donde hade desempeñar por varios
años los más vanados oficios, desde el de
sabanero al de marinero, de machetero a
carpintero: cualquier trabajo que se
presente para aportar algo de sustento a la
casa.
Guanacaste, al que ya conoce desde antes del
exilio, se convierte en un "leit motiv" de
su vida, que más tarde se traducirá en una
parte importante de su obra.
Néstor ama el campo y, como su Guadalupe
natal ha sido absorbido por la ciudad, huye
de ella y se refugia primero en San
Francisco de Dos Ríos y luego,
¿definitivamente? en Santo Tomás de Santo
Domingo de Heredia, donde aún respira aires
campesinos. No le huye a la ciudad, pero se
siente más a gusto entre la gente sencilla
porque también su alma es sencilla y llana. |
|
El es creador por excelencia y aún no ha perdido las
inquietudes veinteañeras, sólo que su búsqueda
ahora, como dice al principio, está dirigida a lo
suyo y a los suyos.
En las búsquedas —que nunca están de más, porque
nadie escarmienta en cabeza ajena—, se enriqueció
con frustraciones y desaciertos que, al final, se
convierten en grandes enseñanzas cuando se reconocen
como tales, por lo menos para saber qué es lo que no
hay que hacer. Pero también los logros y aciertos
formaron parte de su quehacer y de entre ellos cabe
destacar el de haberse embarcado como miembro
fundador y activo, hasta su lógica disolución, del
"Grupo Ocho"; grupo este, que tuvo la virtud de
sacudir del letargo en que había caído la plástica
costarricense, con un manifiesto que rompía moldes y
estructuras.
Si bien el pensamiento y acción del Grupo Ocho
fueron importantes para su momento histórico (1961)
y para él mismo —ya que su visión del mundo se
amplió, y un nuevo panorama se abrió ante él por
rico intercambio de ideas y conceptos con los
integrantes y simpatizantes del grupo—, más enri-quecedor
es que, hoy y aquí, varios de los integrantes del
grupo aún vivos, reconozcan, sin necesariamente
traicionar el fondo de su famoso "Manifiesto", que
lo universal en el arte parte, precisamente, del
conocimiento profundo y riguroso de su medio.
Consecuencia directa de las actividades
desarrolladas por el grupo, además de las
artísticas, fue la creación de la Dirección General
de Artes y Letras, que más tarde se convertiría en
el Ministerio de Cultura.
Cuántas angustias pasaron los artistas que no tenían
ni a quién ni a dónde recurrir para mostrar su obra.
Así, pues, se unieron, habilitaron espacios
abiertos; el más famoso de los cuales fue el de las
"Arcadas", frente al Teatro Nacional. Se conjugaron
con crea-dores de otras disciplinas, el teatro, la
poesía, también la danza; y empezaron a trabajar
conjuntamente utilizando las mismas salas para
presentar sus pro-ducciones. Y ahí, en el Teatro
Arlequín, realiza Néstor Zeledón Guzmán su primera
exposición individual de escultura en 1956.
Hay que pensar que hacía un año había regresado de
vencer otra de las adversidades que periódicamente
le envuelven. En este caso un exilio forzado en
Nicaragua después de haber combatido en las montañas
guanacastecas, por los acontecimientos políticos de
1955.
Su obra empieza a ser reconocida, por lo que es
escogido para representar a Costa Rica en la IV
Bienal de Sao Paulo (Brasil), con una escultura
intitulada El abrazo, de la que no se sabe su
paradero.
La vida para los hacedores de arte era, en aquel
tiempo, dura; al no haber Instituciones u Organismos
estructurados para motivar e incentivar al artista.
Además con la existencia solamente de uno o ' dos
coleccionistas de arte, el creador no podía vivir de
su obra por lo que tenía que trabajar en cualquier
otro oficio para subsistir y crear, robándole tiempo
al tiempo.
Néstor se ganó el sustento como dibujante de
ingeniería; maestro de obras en el Ministerio de
Obras Públicas y, finalmente, como profesor
universitario.
Es muy difícil, en esas condiciones, poder persistir
en el mundo de la creación; pero nuestro escultor,
fogueado por la vida y convencido de que para él la
creación es una necesidad existencial, que si no
cultiva el arte se verá disminuido como ser humano,
crea y ejecuta sin cesar. De esos duros tiempos hay
obras de tal magnitud que a uno río le cabe más que
preguntarse con asombro: ¿De dónde sacó, el tiempo,
la voluntad, la energía y vitalidad para emprender y
ejecutar semejante obra? Piénsese en los quince
metros de altura de granito que significan varios
cientos de toneladas de piedra, y node cualquier
piedra sino de granito compacto y duro. Conociendo a
Zeledón Guzmán sabemos que no dejó en otras |
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manos ni la búsqueda, el corte y la colocación de la
mole que luego se habría de convertir en el
monumento a Cleto González Víquez situado en la
plaza del mismo nombre.
Estos trabajos, voluntariamente forzados, tienen sus
consecuencias lógicas, así que uno de los huesos
escafoides de la muñeca derecha es dañado con lo que
la ejecución de la escultura en piedra y madera se
convierte en un calvario cada vez más difícil de
soportar, hasta la erradicación total de la piedra
como materia prima de su escultura.
Esta nueva adversidad marca el hito más notable del
artistaque sin arredrarse ante el impedimento, busca
nuevas técnicas expresivas que le permitan seguir
viviendo en el mundo de la creación artística
tridimensional.
Néstor ZeledónGuzmán gusta de enfrentar materiales
nobles y domeñarlos. Para él, que ha aprendido su
oficio en talleres de los mejores artesanos del
país, ni lamaderani lapiedratienensecretos. Gusta de
la talla directa y rara vez recurre a la técnica de!
moldeado y vaciado para cemento o bronce, a no ser
que alguna idea sea formalmente tan compleja que
hayade ejecutar algún modelo aescalaque siempre es
superado, en mucho, por el original.
Aprende el oficio de la fragua, la soldadura y
repuja metales, hierro, bronce, cobre, acero
inoxidable o el metal que necesite para llevar a
buen término su idea.
Seinventaunaespeciedemitóndecuero.que le mantiene
rígida la muñeca de la mano derecha con la que
sostiene el soplete, y se lanza a la aventura de la
soldadura y el repujado, técnica que llega a dominar
con la misma maestría que la de la madera y la
piedra. Fruto de esta etapa son las notables
esculturas Los amantes del edificio NU-MAR*/_a
Juventud en la Humboid schule, Cristo en el Museo de
Arte Costarricense, La niña del papalote Colección
de Doña Teresa Zavaleía; El Profeta, propiedad del
autor; y Hombre, mundo, cdída, que se encuentra en
el Campus de nuestra Universidad
Nacional y a la cual el poeta Jorge Debravo le
escribió el más largo de sus poemas.
Néstor, que a lo largo de su obra ha mostrado una
predilección, una tendencia natural hacía el
expresionismo —más intuitiva, más sentida que
buscada o razonada—, conoce por referencias
bibliográficas algo de la obra del escultor y
grabador alemán Ernst Barlach (1870-1938), y queda
subyugado por ella. En 1971, por primera vez en su
vida, con treinta y ocho años de edad, se le
presenta la ocasión de viajar a Europa y visita
Hungría y Alemania.
Busca la obra de su admirado maestro por lo que
viaja a Berlín, a Rostock, a Mecklenburg, a Güstrov
hasta dar con su taller...
Me cuenta, muy emocionado, que cuando entró
en la casa-taller del maestro se sintió impactado, no daba
crédito a sus ojos. Transcribo al pie de la letra
sus palabras:
|
"Daba la sensación de que la presencia física de
Barlach aún se sentía, que quizá había salido a
hacer alguna diligencia y pronto regresaría.
El encargado del mantenimiento y cuido de la
casa-museo era el propio ayudante del escultor que
por una empatia inexplicable conectó conmigo y me
permitió sentarme en la poltrona de cuero del
maestro y tener en mis manos algunos de los modelos
que me transmitieron, a través de las yemas de los
dedos, esas vibraciones tan especiales que conmueven
el alma.
Vi y estudié el sistema de cuadrícula utilizado por
Barlach para trasladar el modelo al original y cuál
no sería mi conmoción al constatar que la técnica
del maestro era idéntica a la mía". |
|
Todo esto cuenta Néstor y se le ilumina el rostro,
porque su alma ríe. Busca en Europa remedio a la tara
de su mano pero no se le ofrece mucho más de lo que
ya se le había planteado aquí: para paliar el dolor
hay que inmovilizar la muñeca y dejarle la mano y
los dedos adaptados al perímetro del mango del mazo
con que trabaja la piedra.
Regresa con el espíritu pletórico de vivencias pero
sin solución para su mano. No se amedrenta ante ello
y, como no puede esculpir más que unas horas
diarias, dibuja, y el dibujo lo atrapa.
Recuerdo, primero en la Universidad de Costa Rica y
luego en la Nacional, las largas y aburridas
sesiones de profesores, en las que Néstor, frente a
su montón de hojas de papel, dibujaba sin parar;
pero también sin perder un ápice del tema en debate.
Tanto es así que sus dibujos estaban transidos del |
ambiente de la discusión. Al salir me mostraba el
producto de la reunión, los sapos y culebras que
habían reinado en el éter o las bellas armonías de
líneas, parejas a las de la discusión. Naturalmente
su actividad dibujística no le impedía intervenir,
cuando hubiera de hacerlo, sin fiorituras, directo,
conciso y llano.
De entre aquellos muchos oficios que Néstor ha
tenido que ejercer, como hablábamos al principio de
esta semblanza, se queda con el marinero. Compra un
casco de bote vaciado de un solo tronco y lo
condiciona como velerito con el que cruza, cuando su
tiempo se lo permite, el Golfo de Nicoya a lo ancho
y largo y conoce nuevos parajes a los que no tiene
acceso portierra; y conoce, sobre todo, seres
humanos. Como también yo soy fanático del mar,
algunas veces nos hemos cruzado y otras emprendido
viajes juntos, así que me consta y, además, comparto
esas amistades y conocimientos.
Tornando al hilo del discurso, decíamos que el
escultor está impedido de su mano para acometer
cualquier proyecto tridimensional por lo que se
encierra durante más de un año, carboncillo y lápiz
en ristre, a enfrentarse a papeles de todo tamaño y
variedad con el fin de verter sobre ellos, las
síntesis de todas aquellas vivencias que a lo largo
de su vida ha tenido en Guanacaste.
Fruto o consecuencia, una exposición en 1976 que
intitula El Golfo de Nicoya: La Tierra, el hombre y
el mar y suma otro premio nacional "Aquileo J.
Echeverría" de dibujo a los dos anteriores en
escultura.
Esta experiencia de tomar el dibujo, no como un paso
previo hacia la pintura o la escultura, sino válido
en sí mismo y capaz de expresar con la misma
propiedad que las otras técnicas plásticas, el saber
y el sentir del artista, marcan en Néstor un nuevo
rumbo. Se da cuenta cabal y consciente de algo que
viene madurando desde hace tiempo y así lo expresa:
|
"Si la creación no
surge de las raíces mismas del
pueblo no será nunca verdadero
arte". "Quiero convertir al pueblo
en sujeto de su propia historia"
[...].
|
Así que empieza a
verter en la madera, con los
conceptos adquiridos y aclarados a
través del dibujo, todo ese mundo
interior enriquecido por las
vivencias y experiencias que ha
tenido con su pueblo.
Permíteme, atento lector, aclarar
que mientras tanto Néstor ha
continuado buscando el remedio a su
minusvalía y ha encontrado en Costa
Rica un cirujano (en Europa no lo
había hallado) que le ofrece
cambiarle el escafoide muerto por un
injerto vivo de su propio codo. No
lo duda. Se somete a la operación
que resulta un éxito total.
Después de casi un año de yeso y
rehabilitación, con esa tenacidad
que lo caracteriza, reinicia su
escultura en la madera.
El dibujo le ha marcado el camino
dorado por donde ha transitado los
últimos dieciséis años de labor
callada y constante haciendo
escultura, a pesar de las fuerzas
adversas que se empeñaban en dejar
ocultas las más de cien obras que en
ese lapso de tiempo ha creado en el
Taller de Santo Tomás o en su
íinquita de Loma Bonita a la vera
del Tempisque. De cien obras
inéditas,de las cuales tienes,
lector, una muestra en este libro,
que te |
|
dará una idea de la capacidad
creadora de este artista rayano en
los sesenta años, sano y fuerte como
un roble; que está convencido —y yo
le creo— de que le quedan
muchos años aún de producir, pero
que los quiere aprovechar al máximo
para dejar un aporte invaluable a la
cultura nacional, esculpiendo,
dibujando y escribiendo. También en
las lides de la escritura se ha
iniciado con un hermoso libro de
cuentos ilustrado por el mismo—¿cómo
podría serd e otro modo?— que pronto
verá ia luz.
La obra de Néstor sintetiza con
nitidez el "ser y estar
aquí" del pueblo costarricense en sus quehaceres, en
sus costumbres, en sus afanes, en sus anhelos, en su
alegría de vivir, en su angustia existencia!, en su
tristeza y su esperanza, en su amor y en su soledad.
La tipología de sus personajes ha sido captada con
tanta precisión, que todos ellos nos resultan
familiares. En fin, la visión del mundo tan especial
del costarricense que lo caracteriza como pueblo, ha
sido vividamente retratada porque ha puesto en
práctica aquella máxima de la que habla al principio
de esta semblanza: "SÍ la creación no surge de las
raíces mismas del pueblo"...
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II Reflexiones estéticas sobre la obra |
Nos parece justo resaltar aquí y ahora, en este
escrito, motivado por la exposición de esculturas de
Néstor Zeledón Guzmán, el arduo trabajo de casi dos
años que ha representado para la Universidad
Nacional a través de la Comisión de Carrera
Académica con el coauspicio del Museo de Arte
Costarricense el montaje de esta excepcional muestra
de obras. No en balde este evento cultural se hacía
necesario, más bien urgente, máxime cuando nuestro
artista lleva más de dieciséis años dedicado a una
práctica artística que figurará, a no dudarlo, con
todo merecimiento en los anales de la historia de la
escultura en Costa Rica.
Así pues el ofrecimiento de esta singular exposición
al público costarricense contribuirá a la imperiosa |
|
obligación de dar a conocer, a la comunidad
nacional, la obra de uno de los más conspicuos
artistas contemporáneos del país.
La obra en las variadas técnicas y enfoques de
Néstor Zeledón Gúzman presenta matices muy diversos.
No sólo es fuente y objeto de placer estético, antes
bien, es otra forma de accederá! conocimiento
profundo de nuestra realidad, es práctica abierta a
la participación y custodia de la memoria histórica.
Su arte es compromiso irreductible con su pueblo que
surge de la búsqueda de lo sintético, primordial, de
la esencia misma de la realidad.
Ese compromiso con su pueblo, que al final de cuenta
nace de su comprensión, aprehensión, amor en última
instancia, hace que su obra sintética en la madera,
la piedra, el hierro, bronce o cobre, las esencias
mismas de sus anhelos, afanes, frustraciones... esta
síntesis requiere de un conocimiento profundo y
riguroso de su entorno. El es un convencido que el
pueblo debe ser sujeto de su propia historia y por
ello lo coloca en el lugar que le corresponde al
convertirlo en protagonista principalísimo de su
expresión artística, al hacer correr por su obra el
tuétano mismo del pueblo, ahí está su razón de ser y
existir como creador.
Néstor capta y expresa los elementos fundamentales
de la vida interior y lo relaciona en una
extraordinaria armonía equilibrada entre el universo
visible y el alma secreta del ser humano; sin caer
en la copia de la naturaleza sin sabiduría de donde
la vida se escapa quedando unos planos relacionados
¡nsustan-cialmente, sin significado y sin emoción.
La obra de Néstor surge de las fuentes naturales del |
|
arte de la experiencia, del amor humano y del
absoluto sentido de la responsabilidad en el
trabajo.
Quizá haya quien diga que su escultura no pertenece
ni al tiempo, la moda o la época; pero su escultura
es tan original como la de los etruscos y tan
moderna como la de Hans Arp.
Su grado de significación llega a extremos de
abstracción sobre todo en la serie de Los sueños. La
fuerza interior, la dinámica contenida de
sus esculturas, conmueven las fibras del
alma. |
El no
esculpe un modelo, si no que adapta la anécdota
externa del personaje a un arquetipo que permanece
en lo más hondo de su espíritu; no es un espejo que
nos tiene delante, que nos refleja pero ignora
quiénes somos.
Los ricos logros, el poder de proyección y
plasma-ción de su obra, no son sino el fruto de
muchos años de amorosa observación de su pueblo.
Decíamos al principio que Néstor Zeledón Guzmán |
presenta en esta exposición una muestra del trabajo
que durante dieciséis años, con una dedicación total
ha creado. Una muestra, porque el espacio disponible
en las salas del Museo de Arte Costarricense no es
suficiente para albergar las casi cien obras que en
este lapso de tiempo han ido naciendo de este
prolí-fico artista. Prolífico, porque a la par ha
ido creando un sinnúmero de dibujos y un libro de
cuentos y relatos que pronto verá la luz y que son
complementos de todo esto que hemos venido diciendo.
Todo su quehacerartístico reviste el mismo
propósito: rescatar aquellos valores del ser
costarricense que nos identifica como pueblo. |
|
La Comisión de Carrera Académica de la Universidad
Nacional, en coauspicio con el Museo de Arte
Costarricense, en su afán de "crear, difundir y
conservar las ciencias, las artes y las letras" tal
como lo establece nuestro Estatuto Orgánico, se
siente grandemente complacida por el logro del
montaje de este evento cultural que sin duda alguna
será de enorme trascendencia y enriquecerá la visión
del mundo de los que se enfrentan a la obra de tan
extraordinario creador.
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El
encuentro
Guanacaste
175x59x53. cm |
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La
aguadora
Guanacaste
20x33x35 cm. 1991 |
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VIII Sueño
(Abrazo)
Cedro
72x60x60 cm,
1991 |
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VII Sueño
Cedro
84x80x80,
1991 |
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Angelita embarazada
Cedro
145x57x53 cm. 1983 |
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El
Cristo
Hierro forjado
188x338 cm, 1980 |
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El
mártir.
Madera: guanacaste
295 X
13458 cm, 1974 |
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La
vergüenza
Pochote
175x61x66 |
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Retrato, Rabindranath Tagore
Madera ciprés
270
7364 cm, 1976 |
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La
familia
Cedro
300x83x15 cm. 1979 |
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Exodo
Pochote
77x51x18 cm. 1983 |
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El
profeta
Hierro forjado y soldado
89x47x28 cm. 1979 |
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Imagen del tugurio
Cedro
120x50x41 cm.1972 |
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Bolero
Cedro
170x64x56 cm. 1986 |
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La
arreada
Relieve en cedro
259x83x7 cm, 1978 |
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I
Sueño
Cenízaro
90x76x74 cm. 1985 |
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Palero
Cedro
140x90x60 cm. 1987 |
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Canción de la tarde
Cedro
125x95x7 cm. 1983 |
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El
baile
Espabel
327x145x12.5 cm. 1978 |
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El
domingeño
Cedro
160x64x60c.1988 |
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Pulpería
Cedro
223x138x7 cm.1988 |
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El
pargo
Cedro
83x74x70 cm. 1987 |
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Talamanca
Cenízaro
127x73x51cm,1986 |
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Cumbia
Pochote
176x56x48 cm. 1986 |
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II
sueño
Cenízaro
100x82x86 cm.1989 |
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IV
sueño
Guanacaste
100/55x54 cm. 1989 |
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El Águila
Cedro
121x67x48
,1983 |
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La
tierra
Guanacaste
210x63x58 cm. 1985 |
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Cogedora de café
Cedro
221x68x61 cm, 1985 |
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El
grito
Pochote
140x34x38 cm. 1988 |
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V
sueño "La espera"
Cedro
159x90x73 cm. 1990 |
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VI
sueño "La amiga"
Madero Cedro
100x70x74 cm, 1990 |
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VII
sueño "El hombre"
Cedro
84x80x80 cm., 1991 |
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Eclipse
Guanacaste
94x133x50,
1991 |
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NÉSTOR ZELEDON GUZMAN / ESCULTURAS
Consejo Editorial de la UNA
Faustino Chamorro González,
presidente
Elio Burgos Gómez
Claudia Charpentier Esquivel
Luis Ovares Rodríguez
Federico Güendel Umaña
Jaime Gamboa Goldemberg
Suplentes
Eladio Chaves Salas Femando Trejos
Castro Tobías Villalobos Romero
Primera edición, febrero de 1992
Tirada de 2.000 ejemplares
Papel couché y cartulina barnizable
Tratamiento del texto y portada
Faustino Chamorro Víctor Hugo
Navarro
© Editorial de la Universidad
Nacional (EUNA) Universidad Nacional
(UNA) Apartado 86-3000, Heredia,
Costa Rica Hecho el depósito de ley
Derechos reservados
730.924
N468n Néstor Zeledón Guzmán :
esculturas / Introd.
Gerardo Martí. — 1. ed. — Heredia,
C. R.:
EUNA, 1992.
48 p.: ¡I.; 25 cm.
Exposición del escultor en el Museo
de Arte Costarricense
ISBN: 9977-65-047-0
1. Escultura costarricense. I.
Martí, Gerardo. II. Titulo.
Impreso en el Departamento de
Publicaciones de la Universidad
Nacional
|
|
UNIVERSIDAD NACIONAL
Rectora
Rose Marie Ruiz Bravo
Secretario General Jorge Mora Alfaro
Comisión de Carrera Académica
Guillermo Miranda Camacho,
presidente Gerardo Martí Roch Adolfo
Ruiz Contreras Carlos Brenes
Rodríguez
Ex miembros participantes Alban
Bonilla Sandí Jorge Jiménez Ramón
Leonardo Escalante Alvarado Jorge
Camacho Sandoval
|
|
MUSEO
DE ARTE COSTARRICENSE
MINISTtlflO D€ CULTURA. JUVENTUD V
DCPORTE
MUSEO DE ARTE COSTARRICENSE
Fundado por la Ley N. 6091 de
octubre de 1977 Dispone de la
Galería Nacional de Arte
Contemporáneo.
Dirección
C. Guillermo Montero P., director
María Soledad Zúñiga P.,
subdirectora Yamileth Mesón B.,
administradora
Junta Administrativa Liliana
Barrantes Rocío Fernández Vilma
Icowickz Fernán Vargas José Luis
López Juan José Sobrado Luis Gabriel
Castro
Personal Técnico
Raquel Cambronero, diseño gráfico
Olman Carvajal, técnico en montaje
Gerardo Hidalgo, conservación
María Elena Masís, registro y
catalogaciór
Emilio Ramos, museografía
José Miguel Rojas, curaduría
Fotografías Judy Blanship Javier
Guerrero
MCJD
|
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|
Este libro se
imprimió en el mes de febrero de
1992, en el Departamento de
Publicacio¬nes de la Universidad
Nacional, Heredia Costa Rica.
920021—P.UNA
|
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|
NOTA
DEL COMPILADOR: Este es un Catálogo
de Obra, y todas sus fotografías
están en blanco y negro fueron
tomadas por Judy Blanship
Javier Guerrero MCJD según indica el
catálogo Las fotografías en color
son de mi propiedad. El mismo me fue
obsequiado por don Nestor para
completar el trabajo sobre su obra. |
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Copyright © 2003 RCB. Reservados
todos los derechos.
Revisado el:
01/03/20 10:39:42 a.m.. |
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