Atardeceres        Flores        Arquitecturas       

Insectos

     

Varios

      

Arte

    
 
Tienda
 
 
 
 
 
Inicio
 Hernán González  

 

   

1918-1987

Exposiciones:
Individuales
Colectivas
Biografía
Premios
Obras
Comentario
 
1918 Nace el 31 de diciembre en San José.
1957-59  Inicia su aprendizaje como escultor bajo la guía de Harvey Fite en el Bard College de New York, E.E.U.U. Trabaja como asistente de este artista en su taller en Woodstock.
1959  Regresa a Costa Rica y establece su primer Taller en La Guácima.
 1960  Participa en la Primera Exposición al Aire Libre efectuada en el Parque Central.
  1961  Forma parte de la exposición del Grupo de Art Student League Woodstock, Nueva York.
Al fundarse el Grupo Ocho se convierte en uno de sus fundadores. Escribe el manifiesto de la agrupación. Participa en la Primera Exposición del Grupo Ocho en Las Arcadas
Participa en la Exposición de Artes Plásticas de los Primerosi Juegos Florales de la Asociación Nacional de Autores y la Ejai-torial Costa Rica. Obtiene el Premio en Escultura con su ( obra Retorno a la tierra, exhibida en La Prensa Libre. I
  1963 Participa en la Segunda Exposición anual del Grupo 8 en Las Arcadas.
  1964  Con un grupo de artistas costarricenses expone en la muestra Modern artists of Costa Rica, una exhibición de pintura y escultura organizada por el Grupo 8. La muestra se exhibió en Nueva Orleans, Miami (Rogues Gallery) y San José. UNESCO le otorga la beca Oriente-Occidente. En Japón conoce al escultor Nagare Takamatzu con quien establece buena amistad. Visita la Bienal de Tokio, Japón.
Expone sus esculturas en la Clínica Periférica "Dr. Ricardo Jiménez Núñez", de la Caja Costarricense de Seguro Social. Es nombrado Presidente de la Mesa Centroamérica para la Cuarta Conferencia Internacional de Escultura Fundida en Bronce, celebrada en la Universidad de Kansas en mayo. Por su exposición del año anterior obtiene el Premio Nacional de Escultura Aquileo J. Echeverría.
  1968  Expone sus esculturas en la Clínica Periférica "Dr. Ricardo Jiménez Núñez" de la Caja Costarricense de Seguro Social.
Es nombrado Presidente de la Asociación de Autores de Costa Rica.
  1969  Por su exposición del año anterior obtiene por segunda vez el Premio Nacional Aquileo J. Echeverría de Escultura. Representa a Centroamérica con la obra Unidad en la Exposición Hemis Fair efectuada en San Antonio Texas.
  1970  Con la obra Potencia Germinal representa a Costa Rica en la Muestra Selectiva de la Escultura Mundial en Osaka, Japón.
  1979  Esculpe su última obra importante titulada Apareamiento de las aves.
  1982-86  Funge como Ministro de Cultura, Juventud y Deportes
  1986  Muere el 14 de octubre.
     
     
     Luis Ferrero Dice:


"HERNÁN SE ENTREGÓ a la escultura cuando ya frisaba los cuarenta años de edad. Nació en San José el 31 de diciembre de 1918. Había estudiado Derecho en la Universidad de Costa Rica; estuvo metido en política y fue ministro de Cultura de 1982 a 1986, y fue dirigente bancario.
La vida de Hernán González es un reto y un ejemplo de honestidad consigo mismo. Abogado, economista, banquero, agricultor, lo deja todo buscándose a sí mismo. Encontró su modo creativo en la escultura. La fibra de creador que hay en Hernán no pudo ser ahogada por nuestro medio, pobre en estímulos, adoptando una posición superficial ante la vida —señala Norma Loaiza.
Cuando empezó a tallar pequeñas piedras se sintió refrenado. "Tenía todavía el complejo del abogado, temeroso de expresarme", observa. Se fue a Nueva York a estudiar en el Arts Student League y allá trabajó dirigido por Harvey Fite quien lo posesionó de la destreza indispensable para enfrentarse a la talla directa y tratar las superficies de diferentes modos.
Regresó a Costa Rica y montó su taller en La Guácima de Alajuela donde "repuse el tiempo perdido", según cuenta él.
Seis pintores y dos escultores fundaron el "Grupo Ocho" en 1960. Hernán fue uno de ellos. Expusieron en Las Arcadas y en el Parque Central de San José, Hernán se dio a conocer como animalista.

En 1963 ganó el primer premio de escultura en los Juego Florales que organizaron la Editorial Costa Rica y la Asociación de Autores. Sus obras premiadas "Hombre solo" y "Compañero del suelo" surgen de la roca viva, son la "petricidad" que hablaba Henry Moore. Precisamente fueron los Juegos Flores de 1963 los que nos unieron más. Hernán, ganador en escultura; mi libro La clara voz de García Monge, resultó honrado con la Medalla de Oro. Luego, algunas veces nos reuníamos en su casa en La Guácima de Alajuela para compartir algún vinillo y deliciosas viandas. Y, algunas veces, allá en su casa en Playa del Coco... Y en nuestras conversaciones lógicamente hablábamos de nuestra lámpara de la verdad: la escultura. ¡Qué difícil era mantener la ecuanimidad porque a veces coincidíamos, pero... también discrepábamos! A cada nada, la mente asaltada por nuevas preguntas y traicionada porque no nos poníamos de acuerdo. Pero predominaban los ojos del amor al arte escultórico, cercanos a la estimación de la sabiduría y la verdad que no acepta ningún insulto ni soporta ninguna mácula. Y la verdad predominó y nos unió pese a la mentira patriótica de un historiador, a la falacia amable, a la mentira próvida de un político. ¡Cómo sentí con él la muerte de su hijo! El dolor nos hermanó. Y cuando él fue ministro de Cultura nos distanciamos porque mi carácter me lleva a no frecuentar a mis amigos que ocupan el poder político. Hernán comprendió mi alejamiento. A veces, en alguna exposición, solía demostrarme el cariño que él sentía por mí junto con su esposa Evangelina.

Sus primeras obras tuvieron un notable realismo: terneros, lagartijas, sapos, gallinas, peces. Prontamente penetró la "escultura esencial", simple pero significativa.
Al año siguiente expuso en Washington D.C., Nueva 0rleans, Miami y San José.

En 1966, exhibió parte de su obra en la Clínica del Seguro Social Dr. Ricardo Jiménez Nuñez.
Luego viajó por Japón y la India en disfrute de una honrosa beca "Oriente-Occidente" que le otorgó la UNESCO, la cual le permitió visitar grandes centros de escultura en Nepal, Cámbodia, Egipto, Grecia y el resto de Europa. También ha viajado a México y Centroamérica, fascinado por el arte precolombino, tan rico en estética, tan amplio en sus concepciones.
En la empresa artística de Hernán es fácil seguir el hilo conductor: parte del realismo y arriba a una concepción biomórfica esférica.
A Hernán le seduce el material. Las figuras se hallan totalmente integradas en unidad. Es el acoso de esencias características. Paradójicamente concreciona lo humano con lo cósmico.
Nuestro escultor prueba formas esenciales que expresa en términos filosóficos, eternos. En su "Agonía" se entretiene varios años. Esta escultura es hito en su producción. Parte del estudio anatómico del torso masculino. Distorsiona éste. Esculpe un cuerpo descabezado en tensión agónica en desafío a la ley de la gravedad.
Se contrapunta esta pieza, en suavidad, con la "Mujer canoa".
Reitera su empeño y sintetiza las formas: toca apenas el material. Extrae de él efigies inconfundibles. Es decir, su escultura rebasa toda definición. Puede comprobarse en algunas de sus obras típicas: "Atlas del pensamiento" y "La protesta". La primera: un homoide compenetrado en la mole. Un ser que sostiene en su macizo espaldar un universo. La segunda, un bloque monolítico, apenas figurado, una cabeza angustiada de mujer y un brazo tensísimo. Con obras como estas, Hernán —sin duda— descalibra con la "generación asimilativa" de los cincuentas y se distancia de la escultura anecdótica. Así, hermana con los escultores esencialistas.
En tal acoso, vio coronados sus afanes al presentar, en 1968, su celebrada "Unidad". Con ella representó a Centroamérica en la HemisFair (San Antonio, Texas). Su "Unidad" reúne características esferoides.
La forma esférica es, desde tiempos antiguos, un símbolo del mundo y de Dios. Hay en ella un sentido trágico de tristeza de los movimientos internos, pero, hay también, un balance optimista en
el desarrollo hacia afuera. Como un gigante de piedra rotando lentamente en su pedestal, las convulsiones de sus contornos revelan la necesidad: describen formas de un danzante capturadas en un ritual antiguo. Hernán es aquí, en su pureza primitiva, y en su simplicidad, un escultor sofisticado que pertenece verdaderamente al siglo veinte— tal expresa Bil Bristow.
"Unidad" es el puente de unión de su producción anterior con la que plasmará inmediatamente después, de pureza primitiva, precolombina. Preguntado al respecto, Hernán expresó:
Unidad es una forma esferoide. Parte de la esfera como un todo o como un cero: es nada o es todo. Una bola es otra bola, es otra bola. Uno puede repetir las esferas bruncas hasta el infinito. Es cuestión de técnica. En tiempos precolombinos, las esferas bruncas probablemente tuvieron algún significado religioso que han perdido. La esfera es la abstracción cero. De ahí me vinculé con el pasado brunca, pero sin copiarlo. ¿Cómo?, buscando la perfección dentro de lo esferoide. La vida es esferoide, ovoide. La "Unidad" es el ser humano comprimido en la esfera, es la totalización simbólica de la humanidad.

¿Cómo evolucionó la escultura de Hernán a las formas esféricas? Hay una amplia perspectiva. Las esferas bruncas fundamentalmente y, sin duda, sus encuentros con Brancusi y Flannagan.
De "Ternerito echado", o de su "Lagartija" —obras primigenias, arranca su liberación de lo convencional. Con ello, logra ponerse en la corriente que lo acerca a la escultura moderna. La simplificación y estilización se aprecian en su tercer ternerito "Aun húmedo", y en su "Pelea de gallos", en que ya las formas dejan de ser anecdóticas y se universalizan y eliminados los detalles, se da cabida a un regodeo a las formas puras, que pule cuasi con sensualidad.
Un viaje de estudios a Japón y a otros centros mundiales de creación escultórica, y el ser honrado dos veces con el Premio Nacional Aquileo J. Echeverría en Escultura, lo han abierto a la universalidad. Fruto de lo anterior es su "Unidad". También su "Potencia germinal" fuera expuesta en la Exposición Mundial de Arte (Osaka, Japón, 1970). La citada obra fue colocada junto con "The New Born", de Brancusi, obra fría por cerrada y pulimentada: un sólido ovoide puro el cual recuerda que la vida interior es incomparablemente más inefable que la expresión formal. Galardonada había sido también "El triunfo del huevo U", de Flannagan, otro ovoide, más rasgado: la cabeza de un polluelo en el momento de nacer. Flannagan harto evidencia su simbolismo anecdótico.
Continuando con esta línea cósmica, "realista fundamental", darwinista, Hernán esculpió "El hombre caracol" en la cual la tensión rítmica acentúa el valor simbólico de la pieza, una forma dinámica embrionaria, la relación hombre-natura, una nueva concepción del brotar del ser. La evolución significa continuidad y perennidad.
Hernán se ha liberado de esta manera de los consabidos convencionalismos de la escultura costarricense. Habiomorfizado, en ámbito universal, su escultura. Ello le ha valido ser la personalidad más definida de la escultura costarricense de los años cincuentas y sesentas.
Evolucionó notablemente su obra, gracias a su poder creador innato, a su vasta cultura, y a su sólida formación artística. Además, a su inconformismo. En una de las tantísimas conversaciones que tuvimos me dijo:
Yo he tratado de añadir una nueva dimensión a mis figuras: el movimiento hacia fuera, deviniendo del material que las contiene con lo que he logrado una comunicación intensa, algunas veces con quien las observa.
Ese fue Hernán González, quien fue al encuentro de su destino en 1987"


Revisado el: 14 de Septiembre de 2014 22:36:36 -0600.

Nos gustaría saber sus comentarios
Libro de visita, autor, enlaces
e-mail