Todos vivimos entre imágenes y colores que nos regala el entorno natural y que han sido las musas para poetas, músicos, pintores ... Para mí, el volcán es un monumento imponente que simboliza fuerza y poder. A pesar de que puede ser iracundo o pacífico, noble o ingrato, adorna el panorama; embellece el paisaje que sin su existencia, sería plano y aburrido.

En la vida todo va cambiando. Los volcanes simbolizan esas transformaciones eternas en nuestro planeta, que se gestan con el tiempo.

Mi trabajo es una concepción artística que alude a los efectos que suceden en la naturaleza, al combinar su actividad con la litosfera y la atmósfera, subsistemas dinámicos del aspecto geográfico que forman parte del fascinante vulcanismo.