6/ANCORA, DOMINGO 5
DE MARZO DE 2001
LA NACION
Arte
DIEGO JIMÉNEZ FONSECA diegosr_cr@hotmail.com 06:42
A.M. 05/03/2011
PASADO DIFUSO
Recuerdos aparentes
Pasado difuso Silvia Monge exhibe 19 obras que
revelan algunos Límites de nuestros sentidos
DIEGO JIMÉNEZ FONSECA diegosr_cr@hotmail.com 06:20
P.M. 05/03/2011
Usted viaja en autobús y escucha un agitado diálogo
entre dos pasajeros; baja del autobús y mira a los
desconocidos a través de la ventana mientras se
alejan en medio del tránsito ensordecedor. A los
días, usted quiere recordar ese episodio y lo que
visualiza es algo parecido a una obra de Silvia
Monge: manchas, números inconexos, rostros
difuminados y frases sueltas.
Obra de vidrio elaborada con las técnicas “pintando
con la luz” e inclusiones de metal.
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“Nunca aprehendemos el sujeto, lo absoluto; tan solo
sus matices”, dice la artista, quien exhibe 19 obras
bajo el título Naturaleza esencial, desde el pasado
jueves y hasta el martes 29 de marzo.
La muestra se expone en la Galería Nacional y aborda
la incapacidad de los sentidos para captar lo
absoluto. Mediante diversas técnicas, todas las
obras mantienen en común el uso de la transparencia.
“Para mí, esta exposición es como mi diario abierto
al público. En ella hay reunidas experiencias y
sentimientos personales”, dice Monge. La artista
confiesa que siempre carga consigo un cuaderno de
dibujos. Muchos de los trazos que en él ha elaborado
aparecen en las obras de esta exposición.
Naturaleza esencial se compone de doce pinturas en
acrílico y lápiz y de ocho piezas de vidrio, que
Monge elaboró durante el 2010 y el 2011.
En esta exposición, la artista plantea que el ser
humano solo capta matices de todo cuanto observa y
vive. “Mis obras presentan la limitación de nuestros
sentidos para absorber enteramente lo recorrido, y
la constante lucha interna por entender lo que falta
en lo que aprendemos e intuimos”, resume la
creadora.
Además, el nombre de la colección remite a la
constante necesidad del ser humano de buscar
situaciones mejores. Para la artista, esa es parte
de nuestra naturaleza.
Remembrar. Silvia Monge fue una de las tres artistas
costarricenses que asistieron el año pasado a la IV
Bienal Internacional de Arte de Pekín, China. Lo que
allí vivió fue un impulso para elaborar Sin
palabras, una de las obras de vidrio más destacadas
de la exposición.
A la Bienal asistieron 500 artistas de todo el
mundo; de ellos, 200 eran chinos. Días después de
que Monge regresara a Costa Rica, el disidente chino
Liu Xiaobo fue galardonado con el Premio Nobel de la
Paz. El gobierno de ese país oriental inició una
campaña para condenar el galardón y para que Xiaobo
no pudiera brindar declaraciones públicas. Silvia
recuerda: “A mí me impactó toda esa experiencia. En
la Bienal había 200 artistas expresándose, pero a
Liu Xiaobo no lo dejaban hablar”.
En Sin palabras, ese contraste se aprecia gracias a
la utilización de dos técnicas distintas: impresión
sobre vidrio y dibujos de esmalte sobre vidrio. La
censura sufrida por Xiapong se representa mediante
la inclusión de frases junto a rostros que tienen
aspas sobre los labios.
Silvia Monge trabaja el vidrio desde hace seis años.
Recibió su formación en Costa Rica con una artista
checa, y en el Museo de Vidrio de Corning, en Nueva
York, donde aprendió las técnicas del dibujo en
vidrio con Lucia Santani, e impresión en vidrio con
Jody Danner.
“Yo no estudié arte en una universidad, pero llevo
muchos años recibiendo cursos libres. He ido a
México, España, el Perú, la India y los Estados
Unidos”, recapitula Monge, quien también cursó
estudios en arquitectura.
Para trabajar el vidrio existen distintas técnicas.
En la obra Cambio, Monge emplea una de las que
exigen más tiempo de elaboración.
La pieza se compone de diez capas de vidrio
horneadas de dos en dos. Cada par de capas se
trabaja por separado, y, cuando todas están
acabadas, se unen y se hornean por tres días en un
horno especial para vidrio. Luego se pule el vidrio
en frío. Todo este proceso abarca alrededor de 15
días.
“Con Cambio planteo un mensaje en pro del ambiente.
Las diez siluetas de humanos, una al lado de otra,
representan la necesidad de unión para salvar la
naturaleza”, explica la artista.
Para Silvia Monge, trabajar con vidrio brinda
efectos estéticos como la transparencia y el brillo,
que otros materiales no ofrecen.
“El vidrio no es un material muy trabajado en el
país, pero poco a poco toma auge”, explica la
creadora.
De hecho, en la Galería Nacional también se exhiben
19 trabajos en vidrio de Maricel Alvarado. (Véase la
sección Visita guiada.)
Trazos transparentes. Silvia Monge no solo utilizó
el efecto de la transparencia en las obras de
vidrio; también lo empleó en las 12 pinturas de la
exhibición, elaboradas con acrílico y lápiz.
“A lo largo de mi carrera como pintora, he trabajado
mucho la acuarela. En esta técnica es muy común la
transparencia, y, por eso, este efecto también
aparece en los cuadros que elaboro con acrílico”,
detalla Monge, quien es miembro de la Asociación de
Acuarelistas de Costa Rica.
La obra Geometría íntima permite apreciar el efecto
de la transparencia del que habla Monge. En el
cuadro se observan siluetas y rostros humanos que
traspasan las paredes estampadas en la obra.
También sobresale la pintura Cargas expresivas, con
mayor cromatismo que el resto de los cuadros. En
ella, la artista representa “las cargas expresivas”
que el ser humano recibe a lo largo de su vida:
“gestos de felicidad o tristeza, que le dan a uno un
shock emocional”, explica. Además, en Cargas
expresivas aparecen letras borrosas porque, según la
artista, “hay cosas en la vida que no se presentan
muy claras”.
El elemento de las letras es recurrente en el arte
de Monge. Incluso, ellas aparecen en la obra Madre
Tierra (no incluida en esta exposición) que presentó
en la Bienal de Pekín en el año pasado. Para la
artista, las letras representan la historia que el
ser humano va escribiendo a lo largo de su
existencia.
Su esposo, Carlos Rodó, recuerda un episodio
sucedido durante la elaboración de Madre Tierra. Una
noche, Rodó se asomó en el estudio de la artista y
observó una pintura que le agradó mucho.
Al día siguiente, quiso verla de nuevo y encontró el
lienzo pintado de blanco. “A Silvia no le había
gustado lo que dibujó, así que lo hizo de nuevo.
Curiosamente, ese nuevo cuadro fue el que eligieron
para ir a la Bienal”, recuerda Rodó.
En la obra Búsqueda, la artista le suma a las letras
algunos números dispersos. “Pienso que en la vida de
uno siempre hay números: ‘A qué hora debo llegar,
cuántos años tengo, cuánto debo pagar...’”,
manifiesta. En esta obra también se aprecia un
tablero de ajedrez –“el azar de la vida”– y
numerosas caras, como es común en sus obras.
Silvia Monge es artista infatigable. Cada día lo
dedica al arte, desde las cuatro de la madrugada. En
su casa pinta lienzos; en su estudio trabaja el
vidrio; y, cuando no está ni en la una ni en el
otro, dibuja en su libreta.
“Casi siempre pinto de lo que vivo, de lo que he
hecho, de lo que soy. En esta exposición presento
los caminos de los que salgo y hacia los que iré,
como todo ser humano”, concluye. El de Monge es el
camino del arte: de él se aleja al anochecer, mas
regresa a diario en cada madrugada.
NACION
23/06/2010
CERTAMEN ORGANIZADO POR EL BID
Pintura de artista tica gana concurso en Washington
Pieza transmite mensaje sobre la educación en
Latinoamérica
Obra fue seleccionada entre 250 propuestas de 19
países de la región
ANDREA SOLANO B. ansolano@nacion.com 09:16 P.M.
23/06/2010
Una pintura que llama la atención sobre la enseñanza
de las matemáticas y las ciencias naturales a los
niños de Latinoamérica, le valió a la artista
costarricense Silvia Monge un premio internacional.
La pintura Volando alto, de la costarricense Silvia
Monge, rescata la urgencia de reducir la brecha
educativa en Latinoamérica.Silvia Monge para LN
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Con la obra Volando alto, la pintura obtuvo el
primer lugar en el concurso regional de arte “Un
comienzo igual: la enseñanza de las matemáticas y
las ciencias naturales en América Latina”,
organizado por el Banco Interamericano de Desarrollo
(BID), con sede en Washington, Estados Unidos.
La pintura de Monge fue seleccionada como la
ganadora entre más de 250 obras presentadas por
artistas de 19 países de América Latina y el Caribe.
Según el criterio del jurado, la pintura de la
costarricense muestra gran coherencia con el tema
central de la convocatoria.
“La obra transmite su preocupación por la falta de
recursos –materiales académicos y tecnológicos–
necesarios para alcanzar el alto nivel de educación
que exigen los tiempos en los que vivimos”, señaló
Félix Ángel, director del Centro Cultural del BID.
La artista declaró que su creación plasma las
grandes carencias de recursos que tienen muchos de
los centros educativos de la región y que inciden
negativamente en el proceso de enseñanza.
“Creo que los países latinoamericanos deben
comprometerse para mejorar las condiciones de la
enseñanza y garantizar a los niños latinoamericanos
una educación que les permita volar alto en su
futuro”, opinó Monge.
Para la pintora, las limitaciones van más allá del
aspecto tecnológico: “La calidad de la educación
depende en gran parte de los docentes. Ellos deben
saber cómo motivar a sus estudiantes en la enseñanza
de materias como las matemáticas, que suelen
considerarse aburridas y difíciles”.
El jurado también destacó el nivel plástico de la
obra de Monge, realizada con la técnica de acrílico
sobre tela. “Su expresión es sumamente pictórica y
visualmente seductora”, señaló Ángel.
Antes de declarar ganadora la obra de Monge, el
jurado escogió a cinco artistas finalistas, entre
los que figura otro costarricense: el pintor Alonso
Durán.
También fueron finalistas la argentina Susana Sulic
y los colombianos Alejandro Valencia y José Alonso
Zapata.
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