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"Naturalezas Incorpóreas"

 Sophia Wanamaker Galerías

18 de marzo al 27 de abril. 2015

Barrio Dent, San José, C. R.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

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Mundo Invisible

Escultura en técnica mixta

94 x 18 x 15 cm

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Dulce Compañía

Acrílico

125 x 125 cm

 

Serenidad

Acrílico

100 x 100 cm

 

Intensidad

Acrílico

125 x 125 cm

 

Fantasía Visual

Acrílico

100 x 100 cm

 

Manifestación Inmaterial

Acrílico

100 x 100 cm

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Conexión

Acrílico

200 x 170 cm

 

 

 

Transformación

Acrílico

200 x 50 cm

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Presencia Percibida

Acrílico

100 x 120 cm

 

Respuesta Emocional

Acrílico

80 x 120 cm

 

Frecuencia Angélica

Acrílico

80 x 120 cm

 

Abriendo Alas

Acrílico

120 x 80 cm

 

Memoria Colectiva

Acrílico

50 x 200 cm

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Luz Pura

Acrílico

125x125

 

Representación

Acrílico

125 x 125 cm

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Vista general

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Silvia Monge

Naturalezas Incorpóreas

Registros pictóricos de los seres bienhechores

Del 18 de marzo al 27 de abril

Silvia Monge, artista costarricense, reconocida por una polifacética trayectoria en sus prácticas estéticas, asoma al espectador a la experiencia de lo trascedente a través de “Naturalezas Incorpóreas”, un registro pictórico de la energía de lo no visible, que reescribe iconos específicos en nuestras culturas y que de alguna forma conjeturamos a través del concepto del “ser bienhechor”.

 

 

Vestigios

Escultura en vidrio fundido y madera

90 x 53 cm

 

Desde una visión intercultural, la comunidad humana a lo largo de su historia ha construidos ideas de una fuerza universal superior que la auxilia, y a su vez las ha estetizado a través de símbolos concretos que la identifican de forma tal, que queda en la memoria tanto del inconsciente colectivo como del privado. Esto ha permitido crear lenguajes visuales y ritos en torno a estas manifestaciones de lo intangible, modelos de representación que han circunscrito sus distintos modos de ser percibidas.


Es así, como el “ser bienhechor”, no visible, se hace tangible a través del registro pictórico de la artista, a modo de un rito de actualización. Más que una interpretación es una invocación, y más que un estudio de detalles exotistas es el rastro o vestigio de una presencia incontenible por medios regulares. Monge recupera esos modos de percepción de lo imperceptible y los integra en sus composiciones; lo cual hace que la naturaleza incorpórea encuentre en la expresión pictórica un recurso epifánico, es decir, se revela a nosotros espectadores, desde un lenguaje estético intenso y propio de la paleta de la artista.

Dice Tomás de Aquino en el Siglo XII: “ ...para que el universo sea perfecto, es necesario que exista alguna criatura incorpórea (Suma Teológica, Parte I a, Cuestión 50, sobre la sustancia de los ángeles).”

Esta preocupación del filósofo esclarece que el bienhechor viene de una causa buena con un efecto bueno: la naturaleza incorpórea es una realidad creada, que vibra de acuerdo a la sintonía de su creador. Podríamos pensar entonces que esa naturaleza incorpórea es retenida por la estética de Monge, como una revelación privada profunda que intenta redefinir y hacer presente su providencia, desde el trazo fuerte, las texturas y los intrincados espacios cromáticos de la artista.

Así, esta artista materializa una idea común arraigada en los ritos de tantas prácticas culturales, como lo es el auxilio desde otra realidad alterna a este plano existencial, que nos hermana durante el trayecto de la vida.

“Naturalezas incorpóreas” es una pregunta abierta sobre la existencia, sobre nosotros mismos, sobre esa realidad impalpable que se intuye o simplemente se niega por nuestra propia percepción y es así como en cada lienzo podemos identificar una particular forma de invisibilidad. Una invisibilidad que no significa “la nada” sino “el efecto” desde una causa profunda y misteriosa.

Esta muestra no es un ejercicio sobre la creencia, es una propuesta visual que nos conecta con la urgente necesidad de ser también seres bienhechores en lo silencioso, en el espacio y tiempo que nos tocó existir, para recibir, aceptar y trasmitir con gentileza, lo bueno, cuando es que acontece o que nos sorprende.

Juan Diego Roldán

Coordinador de Artes Visuales

Galería Sophia Wanamaker

Centro Cultural Costarricense - Norteamericano

 
 

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Revisado el: 14 de abril de 2015 11:29:26 -0600.

 
 

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