ESCULTORES COSTARRICENSES ESCULPIERON EN ALEMANIA

Entre el 22 de junio y el 17 de julio, del presente año, los escultores costarricenses Ángel Lara Vargas, Leda Astorga, Herbert Zamora ,Aquiles Jiménez y Domingo Ramos, fueron invitados a exponer y realizar obra por la Asociación PURA VIDA, suscrita hace diez años entre las ciudades de Alajuela en Costa Rica y la ciudad de Lahr, en Alemania.

El evento se realizó al aire libre, en el verano alemán de la ciudad del suroeste de Alemania: Lahr, donde además se expuso obra escultórica de José Sancho, Esteban Coto, Crisanto Badilla, Ángel Lara, Manuel Vargas y Edgar Zúñiga. Simultáneamente realizaron exposiciones de pintura los artistas Eugenio Murillo y Rodolfo Rocha. Ángel Lara realizó un espectacular árbol mediante varillas de acero inoxidable soldadas: Crear, creer y crecer, en cuyas ramas aparecen flores de cobre, a cual lucirá todo su esplendor al centro de un lago de la localidad.

Leda Astorga por su parte trabajó una de sus mujeres reclinadas sobre una banca, de gran formato, en ferrocemento policromado que, por sugerencia del público intituló: Ven siéntate conmigo, que ocupará un sitio especial en el teatro de la ciudad.El escultor herediano Herbert Zamora aprovechó una gran cantidad de hormas de zapato de diferente tamaño, para crear un ensamble vertical, dedicado a la inmigración, la cual fue colocada en el ayuntamiento, donde a diario tanto inmigrante se acerca y donde tantas parejas dan el difícil paso de casarse.

Aquiles Jiménez y Domingo Ramos se enfrentaron a sendos bloques monumentales de mármol blanco Macael, proveniente de la región de Almería en España. Aquiles Jiménez puso su talento y su magia en una pieza monolítica llamada Encantamiento de montaña, desde donde un rostro enigmático vigila el devenir de los tiempos y la vida del planeta. Dicha obra ocupará un sitio preferencial en una rotonda de la ciudad.

El ramonense Domingo Ramos enfrentó un bloque de 185x84x65 cms, donde esculpió su obra Hermandad, dedicada a la unión solidaria entre el pueblo costarricense y el teutón. Se trata de una composición sencilla y un mensaje preciso.

La obra es ligeramente piramidal y plantea dos elementos: uno de formas geométricas, planos precisos y líneas definidas que representa al pueblo alemán. El otro más orgánico y sinuoso que representa al pueblo costarricense, que presenta en uno de sus lados, una serie de cortes horizontales: los sueños y proyectos a realizar por un pueblo joven, que debe madurar y definir su destino.

Ambos elementos tienen la misma altura y por el frente, aparece entre ellos una estilizada vegetación tropical y unos cortes que simbolizan al gran océano Atlántico que los separa y los une al mismo tiempo. En la parte baja del elemento alemán aparece el vacío de un cuarto de esfera, que visto desde arriba forma un corazón: algo que no puede faltarle al mundo. En lo alto, un sol muy tenue mira hacia el futuro. Por la parte de atrás la parte alemana esta dominada por una gran espiral, elemento recurrente en la obra de Ramos, símbolo mitológico de la luna, que se renueva perennemente mediante el proceso infinito de morir y renacer.

Esta obra será colocada en un importante parque de la ciudad, en un prado verde y una arboleda que, a modo de hornacina natural, abraza y protege la obra que conmemora la solidaridad pactada entre estos pueblos mediante el arte: lenguaje de paz y libertad.

Texto: Domingo Ramos